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Estamos en pleno mar... Audaz, en el espacio
surge un rayo de luna -áurea mariposa-;
Y tras él las olas corren, se fatigan,
como niños, como una turba gozosa.
Estamos en pleno mar... Del firmamento
saltan los astros, tal como espumas de oro,
y el mar enciende brillos ígneos.
-Constelaciones de líquido tesoro...
Estamos en pleno mar... Dos infinitos
se estrechan en abrazo insano.
Azules, dorados... plácidos, sublimes,
¿Cuál de los dos es cielo? ¿Cuál es el mar?
Estamos en pleno mar... velas desplegadas
al fuerte albur de la racha marina.
El bergantín se desliza sobre el agua
como fueran en la vela, roces de golondrina...
¿Dónde va? ¿Quién sabe el rumbo
de las naves errantes en tamaño espacio?
Los caballos del Sahara alzan el polvo,
galopan, vuelan, pero no hay rastros.
Feliz el que pueda, en esta hora,
de estos trazos sentir la majestad:
Abajo, el mar... encima el firmamento,
y en uno y otro, la inmensidad.
Oh! que doce harmonía traz-me a brisa!
Que música suave ao longe soa!
Meu Deus! como é sublime um canto ardente
Pelas vagas sem firn botando à toa!
Homens do mar! ó rudes marinheiros,
Tostados pelo sol dos quatro mundos!
Crianças que a procela acalentara
No berço destes pélagos profundos!
Esperai! esperai! deixai que eu beba
Esta selvagem, livre poesia,
Orquestra - é o mar, que ruge pela proa,
E o vento, que nas cordas assobia...
Por que foges assim, barco ligeiro?
Por que foges do pàvido poeta?
Oh! quem me dera acompanhar-te a esteira
Que semelha no mar - doudo cometa!
Albatroz! Albatroz! águia do oceano,
Tu que dormes das nuvens entre as gazas,
Sacode as penas, Leviathan do espaço,
Albatroz! Albatroz! dá-me estas asas.
II
Que importa do nauta o berço,
Donde é filho, qual seu lar?
Ama a cadencia do verso
Que lhe ensina o velho mar!
Cantai! que a morte é divina!
Resvala o brigue à bolina
Como golfinho veloz.
Presa ao mastro da mezena
¡Oh! iQué dulce armonía me trae la brisa,
qué música tenue el lejano cantar!
¡Mi Dios, qué sublime canto arthente,
flotando sobre el agua, en infinito azar!
¡Hombres de mar! ¡Oh, rudos marineros,
quemados por el sol de cuatro mundos!
Niños que la tempestad arrulla,
en la...