RESUMEN: En Paraguay, país oficialmente bilingüe, la población nacional posee en acervo dos principales idiomas bien distintos entre sí, tanto en su dimensión léxica, morfológica como sintáctica. Pero, sobre todo, la distinción entre ambos es de carácter sociolingüístico y se expresa en una complejidad de situaciones de uso e interacción. Existen grupos sociales que tienen como lengua única el español; otros tienen como lengua principal el español, pero también hablan el guaraní; otros, por su parte, tienen como lengua principal el guaraní, pero también hablan el español, y, finalmente, un grupo importante de la sociedad tiene como lengua única el guaraní. Tal y como está diseñado el sistema educativo paraguayo, los grupos sociales con mejor desempeño escolar son aquellos cuyo dominio del español, valorado y preferido por la economía y la política, es el más eficiente. Ahora bien, dado que el sistema educativo instauró y oficializó un programa de educación bilingüe, las desigualdades educativas deben ser explicadas según una perspectiva que toma en cuenta las variedades sociolingüísticas, de modo a mostrar qué factores explican esas desigualdades y qué respuesta dan las clases populares a su condición desfavorecida en la estructura social.
Palabras clave: bilingüismo, desigualdad social, clases sociales, códigos sociolingüísticos, desempeño educativo, matriz diglósica dual.
ABSTRACT: In Paraguay, an officially bilingual country, the national population has two main languages, which are very different from each other, both in its lexical, morphological and syntactic dimensions. But above all, the distinction between them is their sociolinguistic nature and it is expressed in a complexity of use and interaction cases. There are social groups whose sole language is the Spanish, others have the Spanish language as their main language but they also speak Guarani, and others, meanwhile, have as their main language Guarani but also speak Spanish and, finally, an important group of society has the Guarani as their single language. This range of situations has an elective affinity with social differentiation, qualifying modes of knowledge construction for Groups speakers of different varieties as pedagogical schemes existing in society. Just how the Paraguayan educational system is designed, social groups with better school performance are those whose command of Spanish, esteemed and preferred by the economy and politics, is the most efficient. However, given that the educational system established and legitimated a bilingual education program, educational inequalities must be explained by a perspective that takes into account the sociolinguistic varieties, in order to show what factors explain these disparities and what the working class response is regarding their disadvantaged status in the social structure.
Key words: bilingualism, social inequity, social classes, sociolinguistics codes, educational performance.
I. INTRODUCCIÓN1
Paraguay es un país bilingüe, donde las dos lenguas habladas por la mayoría de la población son el guaraní y el español. El guaraní, lengua heredada de los pueblos que habitaron el territorio paraguayo antes de la llegada de los españoles en el siglo XVI, fue adoptado como idioma oficial del Estado paraguayo en el año 19922.
De acuerdo con algunos estudios hechos sobre el bilingüismo en el Paraguay, la relación entre las dos lenguas se ha desarrollado de una forma «diglósica», es decir, como la dominación de la población que habla predominantemente el español sobre la población que habla la mayor parte del tiempo el guaraní (Meliá 1973: 133-140; Rubin 1974). Desde los albores de la colonia, el español ha sido el idioma oficial del poder público y de la educación, por lo tanto los grupos que lo hablan con solvencia se hallan en condiciones favorables en la estructura social. Respecto del guaraní, el sistema educativo lo adoptó desde la Constitución Nacional de 1992 como lengua de enseñanza además de lengua enseñada.
El uso de la lengua en el contexto bilingüe paraguayo es un proceso complejo. Entre las dos lenguas del país, una de ellas, el español, es considerada como la lengua de preferencia del sector formal del mercado de trabajo así como de la interacción con el Estado y el poder público. En el campo educativo, a pesar de los esfuerzos de valorizar el guaraní, el español continúa siendo la «lengua escolar legítima», ya que el aprendizaje de la lectura y de la escritura del guaraní presenta enormes dificultades, tanto para la población monolingüe guaraní cuanto para la población hispanohablante. Pero en el caso de la primera, ello constituye un verdadero problema ya que la imposibilita a usar su lengua más allá de los contextos de habla donde se requieren interacciones verbales. Además, las falencias del proceso educativo respecto del aprendizaje de la segunda lengua llevan a las familias monolingües guaraní -quienes tienen que aprender el español- a quedar en desventaja por no poder adquirir suficientes competencias lectoescritoras en ninguna de las dos lenguas. Muchas familias guaraní-hablantes implementan entonces estrategias para que sus hijos se familiaricen con la lengua más valorizada en la sociedad y en la escuela.
II. LAS BASES DE UNA DIFERENCIACIÓN SOCIAL DE CÓDIGOS
Según datos revelados por los censos nacionales (Tabla I), del año 1950 al 2002, la proporción de la población paraguaya que era monolingüe guaraní disminuyó del 37,3% al 28,8%, reduciendo también la población que «conocía» ambas lenguas (no pudiendo precisarse adecuadamente el bilingüismo) del 57% en 1950 al 52,6% en 2002, mientras que la población monolingüe en español aumentó del 4,4% en 1950 al 10% en 2002. Una parte de la población, 1,4%, que en el año 1950 hablaba otras lenguas, aumentó al 8,6% en el año 2002. El guaraní y el español se distinguen en diversos aspectos, siendo el más elemental la distribución geográfica de su uso, correspondiendo a las zonas rurales el uso predominante del guaraní, mientras que a las zonas urbanas el español respectivamente. La disminución demográfica del uso del guaraní se debe fundamentalmente al proceso de urbanización, aunque el proceso educativo también influyó en dicha variación dado que las familias guaraní-hablantes, de sectores desfavorecidos principalmente, asocian el aprendizaje del español con la probabilidad de acceder a puestos de trabajo y a mejores condiciones de vida, razón por la que algunas incitan a sus hijos a convertirse en hispano-monolingües.
De hecho, la predominancia de una u otra lengua en la población no es aleatoria. Ésta se distribuye siguiendo un patrón sociolinguistico marcado por la diferenciación social cuyo origen se remonta a la colonización en el siglo XVI. En este marco, las clases sociales favorecidas usan predominantemente el español, mientras que las clases sociales desfavorecidas el guaraní. El análisis del bilingüismo según la clase social es por lo tanto importante, y lo es tanto más cuando el mantenimiento de las diferencias escolares en el sistema educativo se debe al hecho de que la lengua guaraní no se ha convertido en el idioma corriente de las clases privilegiadas paraguayas, nivelando su estatus al del español en la economía y en la sociedad.
Al contrario, el uso «exclusivo» del español se convierte para las clases dominantes en la fuente de su legitimidad cultural, cuando saben por la experiencia que la lengua no solamente «distingue», sino también «distancia» a unos de otros (Bourdieu y Boltanski 1975). Hasta finales del siglo XX, el uso del guaraní en la esfera pública era desalentado y, si bien hoy se auspicia su oficialización efectiva, su uso sigue relegado a través de sutiles mecanismos. En la medida en que se emplea, por ejemplo, el español en los discursos académicos o en los discursos políticos, es decir, en los «discursos de autoridad», se asume que es la única lengua capaz de emitir «discursos autorizados». Discursos que a su vez confirman la existencia de relaciones de poder entre los grupos sociales en Paraguay. Como lo dice Bernstein (2001: 139), «el control simbólico refleja las relaciones de poder entre los grupos en discursos y el discurso en relaciones de poder».
Para Rubin (1974) la disparidad entre las dos lenguas se halla en la diferenciación histórica de las áreas de uso, el español siendo el idioma de la esfera oficial y el guaraní el idioma de la esfera doméstica. Para Meliá (1973), que toma de Ferguson el concepto de «diglosia», la desigualdad no implica solamente la distinción entre los campos semánticos a lo largo del tiempo, sino también una relación de dominación entre las esferas3. El enfoque de Meliá comparte la opinión de Rubin en lo que respecta a la división de las «esferas de uso», pero propone la idea de que hay que ver también en estas esferas una relación de dominación. Sin embargo, para este autor la dominación solo concierne el espacio lingüístico, descuidando una teoría de la estructura social4.
La hipótesis que aquí se plantea es que la relación entre las dos lenguas es una tensión entre dos formas de habla, de pensamiento y de interacción entre grupos sociales, por lo tanto no solamente implica una distinción de esferas de uso lingüístico sino una desigualdad de contextos de clase, destacando que los mismos «no deberían definirse -solamente- en términos de estructuras sociales "objetivas", sino del modo en que los participantes entienden y construyen los episodios sociales en los que se están comunicando»5.
Se puede ver, como lo muestra la Tabla II, que las clases altas paraguayas, e incluso una fracción de la clase media («Empleados administrativos»), utilizan en su vida diaria más el español que el guaraní, mientras que las clases populares, incluyendo la fracción baja de la clase media («Trabajadores de servicios y Comerciantes»), tienden a utilizar más el guaraní. Además, la categoría más desfavorecida de la estructura social («Campesinos, Trabajadores agrícolas y Pescadores») es, en su generalidad, monolingüe. Ésta habla español en raras ocasiones a diferencia de las clases favorecidas que, mientras hablan sobre todo el español, también hablan guaraní, es decir, que cuentan con mayor proporción de población bilingüe. De hecho, la proporción de la categoria desfavorecida mencionada que habla exclusivamente el guaraní es considerablemente mayor que cualquier otra clase que usa esta lengua como medio cotidiano de comunicación. En resumen, los grupos sociales que sólo hablan guaraní son, en su mayoría, trabajadores no calificados y agricultores, socialmente relegados.
Dada esta distribución social de uso e interacción con las lenguas, se colige, siguiendo a Bernstein, la coexistencia de dos códigos sociolingüísticos, suponiendo cada uno competencias distintas en la relación con la lengua: los alumnos de clases populares usan la lengua estrechamente ligada al contexto de la experiencia cotidiana, en referencia a lo concreto y a la situación inmediata, en contraste con el uso de los alumnos de clases privilegiadas, desligado de la experiencia inmediata, orientado a la abstracción, con suficiente flexibilidad para adaptar el discurso a diferentes situaciones e interpretaciones (Bernstein 1975: 126-142).
III. BILINGÜISMO, DESIGUALDAD Y DESEMPEÑO EDUCATIVO
Las diferencias de desempeño educativo tienen sus condicionantes en la estructura social, donde las desigualdades socioeconómicas entre las clases sociales en términos de acceso a recursos y oportunidades inciden en el modo en el que se apropian de los contenidos y en que desarrollan capacidades cognitivas y técnicas. Uno de los factores que inciden en la diferenciación del rendimiento educativo es el lenguaje, que constituye la vía privilegiada de transmisión de los saberes.
Respecto de su pertenencia a una clase o sector social y la educación recibida, observamos que, en general, un sujeto que ocupa una posición socioeconómica favorecida y ha transitado por la educación formal tiende a ser más competente, en virtud de que sus conocimientos y habilidades lingüísticas parecerían estar más desarrollados y estimulados (Cucatto 2010: 202).
La incidencia de la dimensión sociolingüística en las diferencias de desempeño educativo se da en el nivel de la relación entre lenguaje cotidiano y lenguaje escolar. En términos de la distinción entre uno y otro adquiere un peso central la formalización, la complejidad léxica y morfológica así como la capacidad de adecuación cognitiva (Bernstein 2001). Respecto de las lenguas paraguayas, el guaraní se inserta desventajosamente en el sistema educativo al constituir un «código restringido», es decir, su estructura léxica y semántica posee un incipiente desarrollo en términos de formalización académica. Esto obedece al hecho de que sus hablantes provienen, en general, de las clases campesinas y de los sectores urbanos subalternos, que vinculan el lenguaje a la experiencia concreta y que hasta un periodo reciente presentaban bajas tasas de escolarización.
No obstante, una variedad del español, hablada por sectores sociales desfavorecidos, conforma también un código restringido, condicionando desfavorablemente el rendimiento escolar de sus hablantes. Al contrario, el uso monolingüe del español constituye un «código elaborado» cuando las competencias lingüísticas se relacionan con la formalidad académica y con actividades socioprofesionales propias de grupos sociales acomodados.
A diferencia del monolingüe guaraní hablante, que casi siempre será analfabeto, el monolingüe castellano casi siempre será letrado [...] se ve que sólo el 6,4% de los que trabajan en finanzas es monolingue en guaraní, lo cual hace un contraste notable con el 27,2% de la población paraguaya que habla sólo guaraní. De manera conversa, a pesar de ser sólo el 9,2% de la población los castellano-hablantes monolingües, el 23,1% de los que trabajan en finanzas es monolingüe en castellano6.
Estas variedades expresan relaciones sociolingüísticas de clase cuando las competencias a las que uno y otro están orientadas ensanchan las distancias económicas que se forjan paulatinamente en la escuela. En el sistema educativo, la legitimidad cultural de una minoría de habla hispana se impone a causa de una reforma de la educación que, al tratar de desarrollar la igualdad formal de las dos lenguas, ha desfavorecido especialmente la población de habla guaraní. La «oficialización» del guaraní, con la Constitución Nacional de 1992, supuso una decisión política cuyo objetivo fue la legitimación del sistema político a través de la inclusión formal de las clases sociales otrora excluidas con sus respectivos códigos culturales (Boidin 1999: 147-158)7. Pero el nudo gordiano de su enseñanza en la escuela es la contradicción entre lengua hablada y lengua enseñada: el guaraní, siendo una lengua desvalorizada en la sociedad, no es considerada digna de ser una lengua «bien enseñada» (De Guarania 2007: 140).
Para apreciar este fenómeno, se puede observar el desempeño educativo de la población de 15 años y más de edad según su lengua hablada. La población monolingüe guaraní titular de bachillerato aumentó de sólo el 7,5% en 1997 al 13,7% en 2007, mientras que la población de habla hispana con bachillerato aumentó del 56% al 68,3% en el mismo periodo. Los hispanohablantes en Paraguay están, sin ninguna duda, mejor aventajados con respecto a las exigencias del sistema educativo.
Se podría explicar el rezago escolar de los alumnos monolingües guaraní, si el sistema educativo paraguayo estuviera constituido únicamente sobre la base de la enseñanza en español. Pero éste no es el caso. El guaraní se ha oficializado como lengua de enseñanza desde 1993 abriéndose las posibilidades teóricas de escolarización a los grupos sociales otrora excluidos.
Sin embargo, es necesario comprender que, previo al año en cuestión, el acceso a la escuela en Paraguay implicaba un monopolio reservado casi exclusivamente a los hijos de clases acomodadas hispanohablantes, quedando excluidas las clases desfavorecidas guaraní- hablantes. Como refiere Ginan:
Ya que generalmente se llegó a percibir que el castellano señalaba el camino al éxito y, no olvidando que durante la mayor parte de la historia del Paraguay ha sido sólo el castellano mediante el cual se ha enseñado la lectoescritura, se tiene hoy a toda una generación de padres de familia quienes crecieron en casas donde se les prohibía expresarse en guaraní8.
Esta prohibición constituye uno de los hechos que marcaron fuertemente las mentalidades, más aún cuando el monolingüismo guaraní era experimentado como una restricción (Corvalán, Krivoshein de Canese et al. 1993: 371). De este modo, las dificultades de desempeño educativo de las clases desfavorecidas responde, en términos sociolingüísticos, a una «matriz diglósica dual del sistema educativo». Una variedad de combinaciones entre una y otra lengua estructura el código escolar a modo de una «diferenciación bilingüe» de los códigos sociolingüísticos (ver Tabla IV). El código elaborado, escolarmente legítimo, se concentra exclusivamente en el español monolingüe de las clases mejor posicionadas en la estructura social. El código restringido incluye una amplia gama que va del bilingüismo hispanoguaraní hasta el guaraní monolingüe de las clases desfavorecidas9. La diferenciación social de la lengua no sólo concierne a la disyuntiva español o guaraní, sino involucra también la lengua española, debido a «las diferencias de oportunidades económicas y culturales entre los distintos tipos de hablantes, monolingües y bilingües».
Como resultado de esta matriz, los agentes que dominan el código elaborado poseen «de hecho» los mejores resultados en el sistema educativo. Las clases dominantes de la sociedad paraguaya en su mayoría hablan español y lo utilizan tanto más favorablemente para fortalecer su legitimidad cultural cuando sus hijos se escolarizan en circuitos escolares alejados de las clases populares (colegios privados)10. Las distancias educativas que resultan de ese «clivaje» refuerzan la relegación simbólica de los alumnos de familias desfavorecidas, que hablando el guaraní cuentan con pocas posibilidades de interacción lingüística para la apropiación del código dominante. La condición «relegada» tiende, a su vez, a ser asumida como efecto del «fracaso» en la escuela. Esto refleja la diferenciación social de la lengua escolar por medio de los códigos sociolingüísticos, construidos sobre la predominancia de dos lenguas principales que coexisten en una estructura social de desigualdades.
IV. BILINGÜISMO CITADINO Y RURAL: RELACIÓN CON LAS LENGUAS Y LOGRO ESCOLAR
La relación con la lengua constituye uno de los principales condicionantes al logro educativo de los alumnos de clases populares (Bourdieu y Passeron 1964). El rezago lingüístico en el sistema educativo paraguayo concierne no solamente a la población guaraní-hablante, sino también a una parte de la población que habla la «lengua noble», a saber, el español. Al igual que los niños de las minorías en los Estados Unidos, que tienen un uso del inglés «no estándar» competente, pero insuficiente para tener éxito en la escuela (Labov 1974: 79-106), el conocimiento del español en los jóvenes de clases desfavorecidas paraguayas no es un factor suficiente para el buen desenvolvimiento de los estudios. Más allá del conocimiento del español, es el dominio del «código elaborado» el que es necesario. Del mismo modo, si bien el conocimiento del guaraní es importante, el monolingüismo en esta lengua constituye un obstáculo para el éxito académico.
Aunque el guaraní esté incluido en el currículum como lengua de enseñanza, permanece circunscripto en la práctica a «lengua enseñada». Este hecho es tanto más paradójico que el guaraní es hablado corrientemente por una gran proporción de niños incluso antes de ingresar al sistema educativo. El guaraní, siendo más hablado que escrito, opone marcadas resistencias en el aprendizaje de su escritura (Meliá 1997). Todas las dificultades que hallan las personas que hablan esa lengua, pero no dominan las reglas de su escritura, alimentan la percepción de que no está adaptada a la enseñanza. Esto es aún más cierto para los niños hispanohablantes monolingües quienes terminan rehuyendo de la lengua guaraní, que es enseñada obligatoriamente como parte del programa de educación bilingüe. Esta dificultad se basa en que el guaraní no es históricamente la «lengua de la cultura escolar», es decir, no se configuró como «lengua escolar legítima».
Dado que para muchas familias guaraní-hablantes de la ciudad el logro escolar es una condición necesaria para el éxito social, la estrategia para promover el desempeño eficiente de sus hijos en la escuela consiste en rechazar el uso del guaraní en la vida cotidiana, sobre todo para aquellas que son víctimas de la relegación social por causa de su lengua. Esta estrategia, que se denomina de «rechazo lingüístico», apunta a evitar el guaraní para favorecer el aprendizaje del español11. Esta búsqueda de éxito social que implica la negación de una lengua se comprende en los contextos urbanos donde dicha lengua refiere a una «identidad social subalterna» y, por tanto, a cierta «indignidad social».
Con dicha estrategia, los padres de jóvenes estudiantes de la ciudad instauran una paradoja según la cual, los jóvenes hablan el guaraní dentro del grupo de pares -dado que los vínculos sociales pasan a través de la comunicación en guaraní-, pero la evaden en sus hogares. Es muy corriente en las clases medias y populares en las ciudades paraguayas que los adultos se comuniquen entre sí en guaraní del mismo modo que los jóvenes con sus pares, evitando sin embargo la interacción entre estas dos generaciones en dicha lengua. Si el uso adecuado del español es fundamental en la búsqueda del logro educativo o, por lo menos, para familiarizarse con la cultura escolar, el uso del guaraní contribuye a lo que Krivoshein (1993) denomina la «unidad cultural». En este sentido, dado que los lazos sociales juegan un papel central en las familias pobres de las ciudades, el mantenimiento de la cohesión pasa por «el reconocimiento mutuo». El guaraní cumple esa función. Si esta lengua no es imprescindible para la enseñanza escolar, sí lo es para mantener vínculos y ganarse la aceptación social.
Este problema se plantea en términos diferentes para las familias del campo, para las que el guaraní es el «único» idioma de comunicación y los contactos con el español son muy raros en la vida cotidiana. Pero en la escuela, todas las materias se imparten, en especial en la secundaria, en español. El dominio de esta lengua es, al igual que en la ciudad, un requisito para el logro educativo. Para las familias campesinas que dan una gran importancia a la escuela, el aprendizaje del español y su uso exigen una gran confianza en el trabajo pedagógico de los docentes. Por ello, la «docilidad» de los niños es una virtud anhelada por los padres para el logro educativo de aquellos.
Los jóvenes del campo paraguayo que han sido escolarizados por mucho tiempo y han tenido éxito en la educación secundaria y en la universidad se convierten en «bilingües coordinados» (Rubin 1974), es decir, desarrollan competencias lingüísticas tanto en español como en guaraní y otorgan al bilingüismo cierto estatus sociolingüístico «igualitario ». A diferencia de los habitantes de la ciudad, para quienes la estrategia de éxito escolar implica el rechazo del guaraní en correspondencia con el rechazo de una identificación «rural», para la mayor parte de los habitantes de espacios rurales, que no pueden rehuir del guaraní, la búsqueda de un uso coordinado con el español puede valerles mayores competencias lingüísticas.
En efecto, los grupos guaraní-hablantes monolingües que se esfuerzan por aprender el español obtienen mejores resultados en la estructuración de un bilingüismo competente a diferencia de los grupos sociales hispanohablantes quienes no se ven obligados, por disponer del código dominante de la escuela, a «convertirse» en bilingües.
V. CONCLUSIÓN
Diversos factores explican las desigualdades en el sistema educativo paraguayo. Sin duda que las causas de orden socioeconómico tienen un peso fundamental cuando el desempeño económico entre las clases sociales está fuertemente condicionado por el acceso a recursos y oportunidades, generando problemas de permanencia, rendimiento y promoción en los grupos sociales desfavorecidos. Pero los factores culturales también inciden en la manera en que se configura el campo educativo, en especial en un país como Paraguay en el que la población se distribuye en diferentes experiencias sociolingüísticas sobre la base de la coexistencia de dos lenguas mayoritarias: una lengua, el español, heredada de la colonización, y el guaraní, herededada de los pueblos originarios asentados en la región que la República ocupa actualmente.
La distribución de dichas lenguas, empero, no es simétrica socialmente. Los sectores sociales acomodados y privilegiados hablan predominantemente el español mientras que los sectores sociales desfavorecidos hablan predominantemente el guaraní. Entre unos y otros sectores se interponen diferentes factores que los mantienen suficientemente distanciados para constatar que la estructura social paraguaya se caracteriza por desigualdades extremas. Estos factores son la exclusión de la mayoría de la población del modelo agroexportador, el contraste entre el área urbana y rural, la precarización de la población trabajadora rural y la segregación social en las ciudades, entre otros.
En este marco, el sistema educativo selecciona una proporción minoritaria de alumnos cuyas características sociales resultan favorecidas en la diferenciación arriba mencionada y por medio de la dimensión lingüística, la clasifica como «dispuesta» para el logro escolar, relegando al resto a diferentes situaciones del proceso educativo: el rezago, el fracaso o el abandono. Así, lo que la estructura social paraguaya define como «lengua escolar», sobre la que se instituye la escolarización legítima, mantendrá su alta codificación mientras las desigualdades pronunciadas se mantengan incólumes.
1. El autor agradece las observaciones y comentarios de los evaluadores anónimos de América Latina Hoy, Revista de Ciencias Sociales.
2. El guaraní hablado en la actualidad es el resultado de la domesticación de la lengua guaraní de los indígenas de la época de la colonización española en los siglos XVI y XVII. Ahora la población paraguaya que la habla ya no se identifica como «indígena», debido al largo proceso de «mestizaje». Además de estos dos idiomas, el español y «guaraní paraguayo», hay veinte idiomas autóctonos de los pueblos indigenas actuales y otros idiomas hablados por poblaciones dentro del país, concebidas como particularidades étnicas, tales como los menonitas, por ejemplo.
3. Según C. FERGUSON (1959: 325-340), una situación de diferenciación entre dos variedades lingüísticas estrechamente relacionadas conduce a lo que él llama «diglosia». La «variedad baja» se adquiere como lengua materna para toda la población, mientras que la «variedad alta» se aprende sólo en la escuela. Ferguson apunta así a situaciones sincrónicas que se caracterizan por una distribución funcional complementaria entre dos variedades de un mismo idioma. Para B. MELIÁ (1973: 134), la «facilidad lingüística», en el marco del bilingüismo paraguayo, es un «concepto cultural» puesto que el guaraní es un idioma tradicional del campo cuyo vocabulario refleja una realidad que no coincide con la vida técnica e intelectual (de las ciudades), cuyo vocabulario es más bien en español.
4. Para resumir los principales aspectos de este debate se pueden citar tres puntos: 1) El guaraní mantiene con el español una relación desigual desde la época de la colonización española, relación que hace del español la lengua hablada en las esferas oficiales y cuyo uso constituye la base del poder político y económico, mientras que el guaraní sería la lengua de la «sociabilidad» y de la vida privada; 2) Esta relación se traduce en una situación sociolingüística de «bilingüismo» ya que hay una parte importante de la población que habla las dos lenguas, alternando el uso de cada una gracias a la separación de las «esferas de uso»; 3) Esta desigualdad es una relación de dominación del español sobre el guaraní puesto que los hispanohablantes se distribuyen estadísticamente en las posiciones más importantes del poder político y económico.
5. La perspectiva de la «diglosia» presenta la dominación social entre los grupos sociales como dominacion lingüística indiferenciada. Por el contrario, las desigualdades en el desempeño educativo muestran que primero se da una dominación social entre las clases sociales, es decir, entre los grupos sociales con sus códigos lingüísticos, sirviendose de manera desigual del sistema de educación. Es la razón por la que la reforma educativa paraguaya ha tenido en su dimensión bilingüe magros resultados y, al mismo tiempo, ha producido como efecto no esperado una cierta salvaguarda del idioma guaraní, ya que desde la experiencia de la enseñanza de los idiomas oficiales en todo el mundo, las buenas implementaciones de este tipo de reformas han conducido a un proceso de debilitación lingüística de los grupos analfabetos. El fracaso de la reforma educativa respecto del bilingüismo es, sin embargo, un drama para la pequeña parte de la población hispanohablante que, deseando aprender el guaraní, no lo logra por su mala enseñanza.
6. M. E. MANSFELD, C. LUGO, K. AGÜERO y S. GINAN (2011).
7. C. Boidin sostiene que el discurso de un cierto vivalism cultural, dominante y políticamente correcto al momento de la reforma educativa paraguaya, situó tanto al español como al guaraní en pie de igualdad, como dos caras de una «identidad nacional» y que exaltando la «dualidad cultural» paraguaya la convierte en un mecanismo de legitimación de la dominación en la estructura social.
8. S. GINAN (1997).
9. Debido a que el aprendizaje y el dominio del español por parte de los grupos guaraní-hablantes monolingües es penoso y no siempre posible, esta lengua se vuelve el «código dominante», como resultado de estrategias hegemónicas de los grupos dominantes hispanohablantes para que la legitimidad cultural del código sea de carácter «monolingüe».
10. Las tasas de entrada en las facultades más reconocidas de la Universidad Nacional de Asunción, tales como Medicina e Ingeniería, son uno de los indicadores del «clivaje» de clases en el uso del idioma escolar. Los estudiantes provenientes de los mejores establecimientos, casi en su totalidad privados, provienen de clases altas paraguayas y tienen los más altos índices de admisión en las pruebas de español, así como en otras pruebas para las cuales el manejo del idioma es fundamental.
11. Las clases dominantes paraguayas fomentan la representación de que la «mezcla» del guaraní con el español entorpecería el empleo de esta última lengua, por las interferencias léxicográficas y sintácticas que el primero acarrearía a la buena competencia de la segunda.
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Luis ORTIZ SANDOVAL
Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción, Paraguay
FLACSO Paraguay
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Fecha de recepción: 8 de diciembre del 2011
Fecha de aceptación y versión final: 1 de marzo del 2012
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