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I. Introducción
Hoy en día, es pacífica, la opinión entre la doctrina sobre la plena imputabilidad del delincuente que sufre o padece una psicopatía o es diagnosticado, siguiendo las modernas clasificaciones internacionales de enfermedades DSM de la Asociación Americana de Psiquiatría o CIE de la Organización Mundial de la Salud, de un Trastorno Antisocial de la Personalidad (TAP) o Trastorno Disocial de la Personalidad (TDP) respectivamente, a no ser que, junto a este déficit de la personalidad, se presenten otros factores tanto endógenos de tipo morboso, como puede ser cualquier otra alteración mental (tanto física como psíquica), como factores de carácter exógeno, como el consumo de alcohol, drogas u otras sustancias estupefacientes, que afecten a la capacidad de entender y querer del individuo, siquiera de un modo parcial. En estos casos, lo habitual será aminorar la responsabilidad penal del individuo mediante la aplicación de una eximente incompleta o de una atenuante por analogía.
Sin embargo, y pese a la unanimidad existente en cuanto a la plena responsabilidad por los hechos cometidos por aquellos sujetos que presentan rasgos psicopáticos o cumplen con gran parte de los criterios definitorios del Trastorno Antisocial o Disocial de la Perso- nalidad1, donde ya no existe tanto consenso, y es motivo de constante debate científico2, es en la definición de un trastorno de la personalidad que implica una conducta que está en incesante conflicto con todo tipo de normas, ya sean legales, sociales o morales, llegando, incluso, a considerar el profesor GARCIA ANDRADE la psicopatía como una especie de «cajón de sastre»3.
Las consecuencias de este debate han dado como resultado en nuestro país lo que, en principio, pudiera parecer una discordante, e incluso en algunos casos, confusa, jurisprudencia al resolver sobre la responsabilidad penal de estos peligrosos delincuentes, pero que, pese a ello, trataré de clarificar en la presente exposición.
Hay que decir que, ya el propio Tribunal Supremo, se hace eco de esta cuestión conceptual al considerar que «pocos conceptos abarcan una pluralidad tan extensa de situaciones referidas a personalidades anormales (psicopatías, se entiende) que tienen afectadas las funciones profundas y que mantiene, en líneas generales, la inteligencia a pesar de la permanencia del trastorno»4 o que «la psicopatía es un trastorno de la personalidad que ha sido...