RESUMEN
Este artículo da cuenta de una pequeña parte de la realidad política local entre 1970 y 1990, cuando el régimen político abre las puertas de la participación electoral a fuerzas diferentes al bipartidismo liberal y conservador. Esto permitió que organizaciones como el Partido Comunista Colombiano (PCC), el Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR) y la Unión Patriótica (UP) se lanzaran a la escena electoral ante la expectativa que el sistema aprobaba. Así mismo, estas líneas ofrecen un vistazo de las alianzas que la izquierda democrática hizo durante veinte años en Medellín con otros partidos y diferentes sectores de la oposición, creando algunas organizaciones antes de las elecciones para obtener más poder y conseguir algunos lugares en la administración local luego de la victoria.
Palabras clave: Izquierda democrática, elecciones, alianzas, partidos políticos, régimen político, sistema electoral.
ELECTIONS AND ALLIANCES IN THE DEMOCRATIC LEFT IN MEDELLIN, 1970-1990
ABSTRACT
This article shows a short part of the reality local politic between 1970 and 1990, when the politic regime open the doors of the electoral participation to several politic movements. This permits that organizations how the Communist Colombian Party, the Workers Independent Revolutionary Movement and the Patriotic Union were part of electoral scene. So, this lines offers a view of the alliances that the democratic leftmade during 20 years in Medellin with others parties y different sectors of the oppositions, and how that constructed some organizations before the elections with the objective of obtain more power.
Keywords: Democratic left, elections, alliances, politics parties, politic regime, electoral system.
En este artículo están contenidos los esfuerzos por comprender una parte de la realidad política local surgida a partir del año 1970 hasta 1990, cuando el régimen político abrió las puertas para la participación electoral a fuerzas distintas al bipartidismo liberal-conservador y se percibió en el país una cierta apertura democrática que incluyó dentro del marco de la legalidad a grupos que años antes habían estado excluidos del sistema electoral colombiano o que, por el contrario, habían asumido como propias las etiquetas partidistas tradicionales.
Es innegable que la izquierda democrática en Colombia, tuvo que adecuarse a los canales creados por el bipartidismo en las contiendas electorales. Parte de sus acciones se orientaron hacia el establecimiento de alianzas con los partidos tradicionales para la conformación de listas para el Concejo de la ciudad y la Asamblea Departamental, lo que dio lugar a la coexistencia conjunta, y no pocas veces conflictiva entre gobierno (liberales-conservadores) y esta clase de oposición.
Algunas aclaraciones pertinentes
La historia de la oposición política, y más aún, de la izquierda democrática, como tema de investigación, ha interesado a un escaso número de historiadores, sociólogos, antropólogos y politólogos en Colombia. En un balance sobre estos estudios se observa que estos se han centrado, mayoritariamente, en la perspectiva de la izquierda armada. Y los pocos que se han preguntado por la izquierda democrática lo han hecho desde lo que se ha denominado las terceras fuerzas, es decir, las divisiones o escisiones derivadas de los partidos tradicionales. Adicionalmente, algunos investigadores han concebido la oposición como todo movimiento alternativo al bipartidismo colombiano, a los que se ha denominado como terceras fuerzas. De alguna manera, la historia política colombiana ha privilegiado el análisis de las acciones de quienes detentan el poder, llevando a un segundo plano a quienes lo buscan o aspiran a controlarlo. El hecho de que la izquierda democrática haya accedido en bajas proporciones a las instancias de poder y que, adicionalmente, se creara un señalamiento negativo sobre el tema hace no sólo comprensible, sino justificable que tanto historiadores, sociólogos y politólogos hayan cifrado en ella una atención escasa que ha desalentado la realización de nuevas investigaciones, pero que pese a ello sirve de punto de partida para este trabajo.
Las diversas interpretaciones conceptuales en lo relativo al manejo del término izquierda democrática, hacen necesario que se reconozca su incidencia en la historia política colombiana. En ese sentido, no todo lo que se opone al bipartidismo es de izquierda, de hecho, en el devenir político colombiano, los partidos tradicionales se han hecho oposición entre sí. Otro tipo de izquierda es la de la vía armada que ha planteado un cambio de las estructuras de poder de manera radical. Una tercera perspectiva de la izquierda es la opción tomada en este artículo, y que se separa de las anteriores, la cual se plantea como una alternativa que tiene viabilidad dentro del sistema político por la vía democrática, de ahí que el referente temporal sea el período posterior al Frente Nacional, cuando el régimen político abre sus puertas a la participación de otras fuerzas distintas al bipartidismo. Lo anterior adquiere una validez cada vez más notoria si se tiene en cuenta que el funcionamiento de todo sistema democrático se explica, en buena medida, confrontando la oposición y el gobierno, o si se quiere la izquierda y la derecha.
Un poco de historia para entrar en materia
En el caso particular de la izquierda que nos interesa, las organizaciones de orientación comunista, desde sus comienzos a finales de la década de 1920, se movieron a lo largo de una delgada y cambiante franja de tolerancia política que fácilmente podía adoptar visos de legalidad o ilegalidad, según las disposiciones del gobierno de turno y las consiguientes respuestas de los militantes comunistas. Así transcurrió buena parte de la primera mitad del siglo XX, en un constante vaivén de inclusiones y persecuciones, de prebendas y reprimendas estatales, que llevaron a que organizaciones de izquierda apoyaran las disidencias de los partidos tradicionales o se constituyeran en radicales contendores en ámbitos como el del sindicalismo. Tal como sucedió con el PCC durante el Frente Nacional (1958-1970) que apoyó los sectores de izquierda de grupos como la Alianza Nacional Popular (ANAPO) y el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL), ante la posibilidad de participar directamente en las corporaciones públicas del país.
Con el establecimiento del Frente Nacional en 1958, producto del pacto de liberales y conservadores, que buscó desplegar una solución a los problemas de violencia que presentaba el país, se establecieron dos opciones institucionales: la primera de ellas determinó la alternancia presidencial de los dos partidos tradicionales; y la segunda el reparto burocrático entre ellos de los cargos en las instancias de decisión del Estado: Senado, Cámara, Asambleas departamentales y Concejos municipales, e igualmente la paridad institucional entre ambos partidos. El Frente Nacional negó toda posibilidad legal de participación política a organizaciones distintas a las etiquetas liberal-conservadora. La oposición para ese momento, representada en el MRL, ANAPO y el PCC, debió adecuarse a los preceptos de los viejos partidos para participar del sistema político y electoral, de manera que se conocieron tendencias tanto emerrelistas (MRL) y anapistas (ANAPO) de corte liberal y conservador como parte de las condiciones necesarias a cumplir en el juego hegemónico bipartidista. En ese ambiente de exclusión a los comunistas no les quedó opción diferente que acogerse a la vía armada, los más radicales, o gravitar en torno a las ideas de las opciones disidentes que más se inclinaran a la izquierda.
Las elecciones y el preludio de la unidad
Por lo tanto, analizar el factor de la unidad en la izquierda democrática no significa otra cosa que hablar del sistema de alianzas que estas organizaciones establecieron con otros sectores políticos. Ya fueran estos de su misma línea política, es decir, cercanos a las tendencias de la izquierda democrática defensores de la ideología comunista, o con sectores de la política tradicional que más proximidad tuvieran con las ideas de libertad e igualdad promulgadas.
De las alianzas se dice que: "tienen formas y grados muy variables. Algunas son efímeras y desorganizadas: simples coaliciones provisionales, para beneficiarse de ventajas electorales, para echar abajo a un gobierno o para sostenerlo ocasionalmente. Otras son durables y están provistas de una sólida armazón, que las hace parecerse a veces a un superpartido"1. Para nuestro caso, los intentos de alianzas se gestaron en los periodos preelectorales quizá con el fin de presentarse con mayor vigor a los comicios, sin embargo, algunas de esas iniciativas terminaron diluyéndose rápidamente o pasaron a formar parte de organizaciones de unidad un tanto más sólidas que aglutinaron a muchos más sectores de la oposición.
Si bien la izquierda democrática colombiana pactó las alianzas y la acción unitaria sobre todo en los preludios electorales, es válido señalar que el lector no encontrará aquí alusiones al desempeño electoral de tales organizaciones. Lo que se analiza, por lo tanto, obedece al tratamiento de los asuntos referentes a los debates y polémicas que las coyunturas de unidad suscitaron al interior de estas organizaciones. Un análisis que se pregunta por la envergadura de tales decisiones, que da cuenta de los obstáculos planteados para el logro de la unidad y repasa las expectativas cifradas en ella.
La alianza como estrategia
Pese a su condición de partidos orientados a las masas, estas organizaciones no han contado con el apoyo de las mayorías a lo largo de la historia política del país. Sin embargo, han establecido la vía política legal de las minorías y de los sectores inconformes. Esto ha llevado a que en aras de un mejor desempeño electoral y partidista estos grupos de oposición acudieran a la estrategia de las alianzas con diversos sectores para otorgarle vigencia y solidez a su participación en el sistema político.
Las alianzas se dieron en tres vías: con sectores del bipartidismo, con sectores disidentes del bipartidismo (ANAPO) y con otros sectores de oposición. La primera de ellas tiene lugar luego que las desavenencias entre la misma izquierda no hallaban calma y que las organizaciones de unidad existentes no representaron plenamente los intereses de clase. La segunda, con los acercamientos alcanzados con sectores disidentes del bipartidismo colombiano, caso de la ANAPO. Y una ultima, caracterizada por la unión con facciones de la misma oposición alternativa inclinados hacia la conformación de frentes amplios y que intentaron aglutinar en su seno las diversas tendencias ideológicas y programáticas con el objetivo de formular un accionar unitario propio de la oposición.
Las estrategias de alianzas previas a la contienda electoral buscaron hacer contrapeso a las masivas votaciones reportadas por el Partido Liberal y el Conservador. Además, sus fines estaban orientados a consolidar unos frentes de acción electoral y parlamentaria que les permitieran actuar con un mayor número de representantes en las instancias administrativas, mediante la unión de postulados y acciones de presión en contra del gobierno de turno.
Mirando el factor del peso electoral como uno de los elementos determinantes al momento de establecer una alianza, se comprende la iniciativa que tomaron algunas de estas organizaciones de oposición de acercarse a sectores que reportaron ascensos en los votos y que se perfilaron hacia el logro de considerables cifras de votantes. Tal fue el caso de la ANAPO que precisamente para los momentos de la apertura democrática de comienzos de los 70 repuntó en los listados de votación del país y, por ende, de la ciudad.
Fue así como a partir de las elecciones de 1970 el Partido Comunista Colombiano estableció con la ANAPO algunos acercamientos, haciendo a un lado las constantes críticas a las que le había sometido debido a sus orientaciones contrarrevolucionarias y proimperialistas. El PCC en su intento de acercamiento manifestó por la ANAPO un profundo sentido de admiración por haber conseguido el voto de amplios sectores, destacando el sentimiento de clase que ello develaba "una lucha de los de abajo contra los de arriba." Parece ser que este coqueteo se debió a que la ANAPO había ganado las elecciones de ese año, manifestando con ello un importante crecimiento de sus bases. Además, la posibilidad de una alianza le representó al PCC la oportunidad de alcanzar mejores posiciones en los comicios de 1972.
Aunque las alianzas fueron más comunes con las organizaciones disidentes del bipartidismo, no significó una renuncia definitiva hacia la posibilidad de entablar acercamientos con los sectores tradicionales. La idea de unidad promovida por el PCC propugnó por una alianza con fuerzas de carácter popular, político y no político. El PCC no descartó desde sus primeras participaciones en la apertura democrática del 70 la oportunidad de entablar alianzas con sectores del bipartidismo debido a las vinculaciones profundas de los colombianos con los partidos tradicionales. Ya que una campaña de agresivo antibipartidismo le restaría posibilidades de cooptar bases electorales liberales o conservadoras que ellos sabían muy bien que necesitaban2.
Pese a la existencia de esos acercamientos entre el PCC y ANAPO, existentes aún desde el Frente Nacional (1958), cuando el PCC apoyó a este sector como disidencia, los impulsos no alcanzaron a configurar una organización de unidad plenamente identificada que fuera más allá de una identificación solidaria y un complemento de reivindicaciones.
Quien sí lo logró fue el Movimiento Obrero Independiente Revolucionario (MOIR) que pactó la unidad en vista de su primera participación electoral en los comicios para corporaciones públicas de 1972. Este movimiento político se alió en esa ocasión con el Frente Popular Colombiano (FPC), la Juventud Patriótica (JUPA) y el Frente de Intelectuales Revolucionarios (FIR) con el fin de coordinar y unificar fuerzas. Luego de muchas deliberaciones los respectivos movimientos decidieron actuar de común acuerdo y presentarse conjuntamente al debate electoral lanzando listas conjuntas para asamblea y concejo con el nombre Frente Popular-MOIR.
A diferencia del PCC, el MOIR fue radical en su resistencia de aliarse con la ANAPO y sectores tradicionales de la política. En 1972 Gonzalo España, Jefe de Debate del Frente Popular-MOIR, comentó de los dirigentes anapistas que: "no los anima ningún deseo revolucionario y están listos a regresar a las toldas de los partidos tradicionales"3. Lo cual devela la recia actitud moirista ante la posibilidad de acercamientos con los sectores a los que se enfrentaron. Aunque, esta unidad no reportó ningún rédito en lo relativo a la elección de algún candidato, es importante analizarla desde un punto de vista que examine las expectativas sobre las que se fundaron las determinadas alianzas; sin importar la fugacidad de la misma o el destino final que halaría.
Intentos como el anterior que unieron a sectores de la oposición alternativa fueron constantes en la realidad política de la izquierda, otro caso que evidencia esa tendencia se vislumbra en la conformación del Movimiento Amplio Colombiano (MAC) en septiembre de 1972. Este movimiento surgió de la iniciativa de parlamentarios y dirigentes provenientes de diversos grupos de oposición, aunque finalmente terminó adhiriendo a la Unión Nacional de Oposición (UNO) que se configuró como un ente unitario con más solidez, envergadura y permanencia en el tiempo4.
Tanto el MOIR como el MAC y por supuesto el PCC confluyeron en el proyecto de política unitaria propuesto por la UNO que se cristalizó en marzo de 1973.5 Sin embargo, el proceso de conciliación de las líneas programáticas diferentes promulgadas por las diversas instancias fue una labor ardua. Pero antes de entrar a detallar esos obstáculos en el camino a la unidad, resulta conveniente traer a colación las opiniones que el tema suscitó en estas organizaciones. Al respecto el MOIR destaca como elemento indispensable de su quehacer partidista la "política de unidad y combate" como el medio para ampliar el círculo de su accionar "...pactaremos la paz con quienes en la actualidad puedan en una u otra forma contribuir a la lucha contra la reacción imperialista y oligárquica y no saboteen las tareas de la Central Obrera Independiente y del Frente Electoral de Izquierda. Neutralizaremos adversarios y ganaremos aliados y amigos..."6.
El PCC, por su parte, estuvo dispuesto a acercarse a distintos sectores en búsqueda de afinar sus bases electorales y obtener una aceptación que le garantizara su vigencia como organización y, por lo tanto, la pervivencia de sus programas y postulados. Como aquel que aspira a consolidar un movimiento revolucionario amplio. Sin embargo, el panorama no fue tan fácil como lo expresan los deseos y aún más cuando lo que supuso la política de unidad de la UNO pasó por el hecho de hacer concesiones de parte y parte, que llevaron en muchos casos al abandono de viejas rencillas y a la aceptación de condiciones programáticas no compartidas entre los mismos sectores de la oposición. La unidad llevó, por tanto, a dejar de lado los intereses propios de las organizaciones firmantes del pacto unitario en pro de la consecución de fines conjuntos.
La Unión Nacional de Oposición (UNO)
El proceso de conformación de la UNO atravesó por varios momentos. Esta organización se inició con la idea expuesta por el MAC de unir las expresiones políticas de izquierda. Fue en ese sentido que el MAC entró en contacto con el PCC y la Democracia Cristiana (DC), llegando a acuerdos concretos en torno al tema de la unidad, por lo que en el mes de septiembre de 1972 se realizó el primer encuentro de estos grupos, sin contar con la presencia del MOIR debido a incompatibilidades ideológicas7.
Este último aspecto estuvo presente en los diversos acercamientos que estas dos organizaciones realizaron durante la década del 70. Aunque tanto el PCC como el MOIR defendieron como uno de sus planteamientos importantes el pensamiento revolucionario del proletariado, se distanciaron en las tácticas y estrategias de aplicación. "El MOIR se oponía a la política de alianzas proclamada por el PCC. Este último buscaba integrar a la ANAPO dentro de la UNO e incluso proponía la congelación de la UNO para obligar a los anapistas a plegarse a la política de unidad. Al contrario, el MOIR sostenía su oposición a la alianza con la Anapo, argumentando la claudicación del partido anapista frente a la burguesía en las elecciones del 70"8.
Pese a lo anterior la unión se pactó y el MOIR hizo parte de ella, no sin antes imponer una terna de condiciones, a saber: Primero, la "Elaboración de un programa auténticamente revolucionario, antiimperialista y democrático". Segundo "que se dijera claramente a las masas que el MOIR no creía en la toma del poder por la vía parlamentaria" y tercero que "no se admitía la alianza con la Anapo"9. Pero las diferencias eran mucho más profundas:
Las discrepancias ideológicas de comunistas y moiristas, sus diferencias teóricas y políticas, han sido y son muy amplias y profundas. Algunas de ellas tienen que ver con los principios generales del marxismo-leninismo, con la política y la unidad del movimiento obrero y comunista internacional. Otras se relacionan con el enfoque de la realidad política colombiana, con los métodos y la táctica de la lucha de clases, con los objetivos estratégicos de la revolución colombiana10.
Finalmente, en marzo de 1973 la convergencia de estos sectores quedó plenamente formalizada mediante una reunión que se llevó a cabo en la ciudad de Medellín. De la plataforma mínima ideológica se destacan los siguientes puntos:
1. Luchar por obtener la plena vigencia de las libertades democráticas y las garantías ciudadanas; 2. Solicitar el respeto al derecho de organización popular, de reunión, de manifestación y libre expresión de todos los colombianos; 3. Pedir, para el logro de tales fines, el levantamiento del estado de sitio y la supresión de medidas represivas; 4. Combatir el neocolonialismo y la dependencia exterior de tipo económico, cultural y político; 5.Realizar una reforma agraria democrática y profunda que entregue la tierra a los campesinos trabajadores; 6. Gestionar el aumento de sueldos y salarios que compense el costo creciente de la vida...11.
La UNO surgió como un experimento que intentó darle vigencia a la participación de la izquierda democrática en la vida política del país. En ella confluyeron dirigentes del MAC en representación de la ANAPO, el PCC, la Democracia Cristiana en los primeros momentos ya que se retiró en la etapa inicial, y finalmente el MOIR. La UNO fue la confluencia de muy variados sectores de la izquierda, puesto que desembocaron en su seno organizaciones de tendencias prosoviéticas (PCC) y maoístas (MOIR), además de sectores que, de algún modo, habían heredado algo de la política tradicional: caso concreto de los anapistas.
Los comandos de la izquierda democrática
La creación de comandos también tuvo en las coyunturas de unidad una importancia vital. Los esfuerzos de cada una de las organizaciones concentradas en la UNO se enfocaron en la labor proselitista de difusión de los programas mediante la realización de mítines o la fundación de comandos barriales. Un ejemplo de esto lo demuestran las primeras noticias de creación de comandos en Medellín en febrero de 1974, en los barrios Alejandro Echevarria, Las Violetas, La Francia, La Loma, Florencia y un mes más tarde en sitios como Manrique Oriental, Campo Valdés, Barrio Chocó, Nacional, La Pradera y Castilla12. Lo anterior demuestra los constantes movimientos de la UNO con miras a consolidar unas bases electorales y proselitistas activas que, sin duda, demuestran un claro acercamiento a los sectores populares de la ciudad. Situación que debió tornarse más intensa si se tiene en cuenta la sumatoria de comandos ya existentes del PCC, del MOIR y del MAC que se sumaron a la campaña de la UNO13.
A pesar de la proximidad de los objetivos buscados por la izquierda democrática como la defensa del proletariado, la confluencia de tan diversos sectores en un frente electoral no debió ser una tarea fácil. Significó la conciliación de los métodos revolucionarios en pro del bienestar unitario; así la unidad hubiese sido pactada bajo los criterios de mutua aceptación y renuncia a los intereses individuales, esta no funcionó de acuerdo a los fines iniciales o, al menos, no con los fines buscados.
Las directrices de acción de la unidad se pensaron en dos niveles con la pretensión de brindar un recto funcionamiento a la organización. Un primer nivel relacionado con el sostenimiento económico de la unidad nacional; y un segundo concerniente al plan de acción parlamentario que se definía según las necesidades determinadas por cada comando departamental.
El primer nivel, el de las "directrices económicas", por llamarlo así, resultó siendo un "Estatuto parlamentario que señaló normas por las cuales se rigieron los militantes que fueron elegidos a las corporaciones públicas. En el mismo se consagró que los suplentes deberían ejercer medio período y que los parlamentarios cotizarían un 15% de sus ingresos con destino al Comando Nacional"14. El segundo nivel, el de la acción parlamentaria, fue asumido por un Comando Nacional asesorado por un Comité de Trabajo Parlamentario15, encargado de encaminar la labor de los comandos departamentales. A partir de las directrices emanadas de este órgano se definieron los planes de acción a desarrollar en cada una de sus instancias. Un ejemplo de ello lo constituye el caso de Antioquia:
El Comando Departamental de la Unión Nacional de Oposición, UNO, convocó a sus concejales, diputados, representantes y senadores elegidos por la circunscripción de Antioquia a una asamblea que habrá de celebrarse en los salones del Concejo de Medellín. Tiene por objeto unificar el criterio de actuación de los voceros de la UNO en los cuerpos colegiados y estudiar iniciativas a presentar, para evitar contradicciones en la lucha"16.
Para 1975 fue evidente el fraccionamiento que más tarde dio fin al proyecto unitario de la UNO. Uno de esos primeros cismas de división lo reflejaron las fuertes críticas del MOIR hacia la UNO, en las que se señaló la ausencia de funciones de coordinación y cohesión, lo que condujo a que cada partido decidiera por su cuenta y riesgo asuntos que por su carácter competían a la UNO como tal. Señalan además el desgaste de sus organizaciones en tácticas dispersas y en la mayoría de los casos contrapuestas17.
La UNO atravesó en 1975 por una etapa de crisis en su actividad y en sus dinámicas organizativas que la llevó a estar casi al margen del juego político, a causa de las muchas disensiones internas y las discusiones insalvables. El MOIR y el MAC coincidieron siempre en señalar la importancia de que la UNO no fuera de dominio exclusivo de un partido o de una persona. Y el PCC rompiendo con la unidad pactada se alejó de ambas organizaciones y formó una nueva UNO con sus bases, produciendo la renuncia del MOIR y el MAC ante la posibilidad de seguir atados a una etiqueta sin contenido político unitario18.
Pese a ello su existencia se extendió aproximadamente hasta mediados del mes de noviembre de 1979. Posteriormente pasó a ser parte del Frente Democrático (FD) creado a finales de noviembre del mismo año. Aunque para ese momento ya no gozaba de la solidez que la caracterizó en sus inicios. Aún días antes de pactar la unidad en el FD, es posible captar a la UNO en los preparativos de sus convenciones, desarrollando proselitismo barrial y activando su militancia de cara a las elecciones de 198019.
Ese cúmulo de tensiones entre las organizaciones de la oposición alternativa causó un repliegue de los distintos movimientos y partidos en nuevos proyectos de unidad. Lo que significó la existencia paralela de iniciativas unitarias de la izquierda democrática tanto en el país como en el caso concreto de Medellín. Fue posible rastrear, entre 1973 y 1988, en la escena política medellinense alianzas de la oposición representadas en organizaciones como la UNO (del PCC); el Frente por la Unidad del Pueblo (FUP) surgido de la alianza MOIR-Anapo; UNO-Anapo-Movimiento Independiente Liberal (MIL); Firmes, el Frente Democrático (FD) y la UP.
Frente por la Unidad del Pueblo (FUP)
Si algo puede afirmarse acerca de este experimento de unidad entre el MOIR y la ANAPO, es que los obstáculos en la política siempre pueden ser vencidos. Más aún cuando los objetivos programáticos e ideológicos se acercan para asumir defensas similares y asimismo lo requiere la coyuntura electoral. Este capítulo de unidad, sin duda, fue años atrás una de las posibilidades más rebatidas en la política de alianzas profesada por el MOIR, debido a las constantes críticas a las que fue sometida la Anapo: tachándola de "contrarrevolucionaria y proimperialista." Sin embargo, las circunstancias particulares de la izquierda para la segunda mitad de la década de los 70 en lo relativo a la unidad no fueron nada prometedoras, lo cual obligó a estas organizaciones a pactar acuerdos de unión que les permitieran participar con iguales o mayores posibilidades frente a la misma izquierda y aún hasta con el bipartidismo.
Si bien con anterioridad ya el MOIR y la ANAPO habían protagonizado capítulos de unidad el acercamiento no había sido espontáneo. En algunos casos medió la proximidad de una lucha reivindicativa y en otros la conciliación del PCC, tal como sucedió en la coyuntura de la UNO. Los acercamientos con los anapistas se presentaron incluso desde antes de 1970 cuando los moiristas propusieron a los anapistas organizar una jornada de paro por dos razones: las injusticias del gobierno de Lleras Camargo y por el fraude del que iba a ser víctima Rojas Pinilla. Como se puede captar en esas proximidades primó lo circunstancial y mediático antes que lo programático.
Para 1976 los ánimos y las circunstancias cambiaron entre ambas organizaciones, y lo que antes era un cúmulo de rencillas y apatías se transformó en una actitud de acercamiento. Los contactos comenzaron con la invitación hecha al MOIR para participar en el Foro Nacional de la Oposición Popular y Revolucionaria con el que la ANAPO dio el primer paso para la conformación de un frente de oposición en Colombia20. A partir de ese momento es posible ver actuar en una alianza a estas dos organizaciones bajo la etiqueta del FUP en las elecciones de mitaca de ese año
Una de las razones que más influyó en la decisión de concretar dicha alianza, según palabras de la dirigencia moirista, nació del cambio de actitud por parte de la dirigencia anapista en lo concerniente al rechazo de las políticas imperialistas. Ya que en años anteriores la ANAPO se había mantenido en una posición neutral y en algunos casos hasta favorable con respecto al imperialismo21. El caso concreto de la alianza MOIR-ANAPO en Medellín, obedeció a una concordancia en puntos y defensas sociales como el obrerismo, la posición antiimperialista y antioligárquica, entre otros. Sin embargo, debemos tener en cuanta que no fue la Anapo en su conjunto la que se alió con el MOIR en el FUP, fue un sector de una línea más socialista que representaba una fracción minoritaria dentro de la organización, cuya figura más visible fue Jaime Piedrahita Cardona22.
Lo que devela la emergencia del FUP frente a la existencia diezmada de la UNO es el indicio de un profundo quiebre en el accionar de la izquierda democrática, que las llevó a actuar por diferentes caminos. Sobre todo si se tiene en cuenta el tipo de alianzas que establecieron con la ANAPO, ya que ambas organizaciones (MOIR y PCC) se aliaron con una organización igualmente dividida (ANAPO). Esto da cuenta de una competencia al interior de la izquierda por cooptar las bases electorales anapistas, lo que sin duda fue una carrera en la que poco importó el peso de los argumentos y la integridad del contendor23.
De manera que, las críticas con respecto a la alianza moirista con los anapistas no se hicieron esperar debido a la ya conocida tensión entre comunistas y maoístas. Para 1978 el PCC lanzó una agudísima crítica:
Lo que ligó a los socios del FUP fueron consideraciones eminentemente electoreras y anticomunistas. El MOIR levantó la bandera de una supuesta "no alineación" en el plano internacional para atraer a sectores indefinidos. Pero en el fondo semejante treta le servía precisamente para difundir los argumentos antisoviéticos de más grueso calibre. La carencia de objetivos programáticos verdaderamente revolucionarios, le dio a esta coalición una inestabilidad y un carácter precario que ya son evidentes. De estos comicios el MOIR, principal grupo maoísta, ha salido desprestigiado. En el afán de oponerse al PC con una alianza mayoritaria, debió renunciar a posiciones que antes había conquistado, ligándose públicamente con grupos de provocadores anticomunistas y de sectores abiertamente repudiados por la izquierda...24
En el mismo sentido, una infinidad de críticas moiristas calaron en los oídos de las gentes acerca de los coqueteos del PCC con la ANAPO, en las que se les amonestó por aliarse con sectores tradicionales de la política que poco defendían los ideales proletarios.
Este proyecto de unión adquirió un objetivo muy coyuntural, profundamente ligado a fines electorales. Es posible que esta circunstancia haya conducido a que no se conformaran comandos unificados del FUP, tal y como sucedió con la UNO. Pero, sin lugar a dudas, lo que operó fue la acción independiente de los comandos del MOIR y la ANAPO en beneficio de la campaña unitaria de 1976.
Sobre lo que sí es posible señalar algo más, es en lo pertinente a la autonomía partidista que estuvo presente en el FUP. A decir verdad, ese no fue un tema problemático para las expectativas unitarias, es decir, no encarnó ningún obstáculo. La posibilidad anapista de cooptar la militancia moirista fue nula, lo cual se explica por su calidad de fracción minoritaria. La tensión se centró, por tanto, en la actitud del MOIR, como mayoría, para que no produjera escisiones en el sector anapista minoritario. Sin embargo, ello nunca ocurrió y la unidad se planteó desde la complementariedad programática25.
Uno-ANAPO-mil y firmes
Bien podría obviarse la alusión a este tipo de intentos de unidad, para visualizarlos más adelante en la forma de experimentos unitarios más sólidos. Es válido hablar de estas alianzas transitorias para conocer los pasos que antecedieron al proyecto de unidad conocido como el FD, con el que la oposición alternativa y otros sectores de tendencias izquierdistas culminaron su acción unitaria en la década del 70 y dieron apertura al decenio del 80, antes de confluir en la UP.
La decisión de agrupar estas dos organizaciones se hizo con el fin de no dejar por fuera del análisis aquellas iniciativas de unidad que pervivieron a finales de los 70 y que se configuraron a partir de la acción electoral o con la finalidad de convertirse en movimientos que aglutinaran a la izquierda. Además, es necesario considerarlas porque, de algún modo, iniciaron un camino hacia proyectos de unidad que tomaron fuerza meses más tarde y porque, igualmente, las unen rasgos comunes como el hecho de que fueron sectores políticos que en su intento de unidad no lograron constituir unidades sólidas y, por tanto, terminaron coincidiendo en posteriores proyectos con mayor peso programático.
Desde 1977 se perfiló la unión entre la UNO de dirigencia comunista, que ya identificamos, con sectores de la ANAPO, armonizando en aspectos básicos de sus líneas programáticas26. El ingrediente adicional lo constituyó la confluencia en este experimento de alianza de un sector del liberalismo denominado Movimiento de Izquierda Liberal (MIL) que operó a nivel nacional. En 1978 estas organizaciones participaron unidas en las elecciones parlamentarias y posteriormente defendieron las banderas de la candidatura presidencial de Julio Cesar Pernía27.
Unos meses más adelante, para ser más precisos en septiembre de 1978, luego de las elecciones presidenciales, tuvo lugar el hecho político que dio paso a la conformación de Firmes. Esta iniciativa surgió en Bogotá donde un grupo de intelectuales, políticos y trabajadores que tuvieron como soporte la revista Alternativa, decidieron adoptar una estructura política. Para lograrlo convocaron a un encuentro en el que el fin último fue la elaboración de los postulados básicos de la organización28.
Tal encuentro tuvo lugar en Bogotá los días nueve, diez y once de noviembre de 1979. A esta cita asistieron los delegados por Antioquia del Comité Regional del Movimiento Firmes, adicionalmente se plegaron a la invitación el PCC, el MOIR, ANAPO-FUP, ANAPO-UNO y el Movimiento de Izquierda Liberal (MIL), lo que devela la convergencia de UNO-ANAPO-MIL en Firmes. La delegación de Antioquia estuvo compuesta por 35 personas "...entre profesionales de distintas especialidades, educadores, estudiantes y dirigentes obreros y populares"29.
A partir de ese momento Firmes decidió no ser ni un partido, ni un frente, ni una federación de grupos políticos que aglutinara bajo una etiqueta las acciones independientes de cada una de sus entidades. Sino un movimiento coordinador de la oposición alternativa y de fracciones de otros movimientos de oposición. La única condición impuesta por las organizaciones firmantes del pacto fue la de "fundirse" en Firmes, dejando de lado las fracciones autónomas que pudieran socavar la unidad del movimiento30.
El Frente Democrático (FD)
Semanas más tarde la unión que antes había dado lugar al Movimiento Firmes desembocó en la creación de lo que se conoció como el Frente Democrático (FD). Fue así como para el dos de diciembre de 1979 el FD de Antioquia convocó a un acto en el Coliseo Menor para proclamar oficialmente la organización. De esta hicieron parte el Movimiento Firmes, la Anapo y la UNO del PCC31.
Uno de los grupos que no hizo parte de la unidad fue el MOIR, a causa de las diversas discrepancias entre éste, el PCC y Firmes. La mirada a esas desavenencias nos develará el conjunto de condiciones y obstáculos que mediaron y se presentaron en las coyunturas de unidad de la oposición alternativa. Coyunturas en las que se pusieron en juego no sólo la autonomía partidista sino la suma de concepciones acerca de la democracia, de la igualdad y de la libertad.
La propuesta programática con la que el MOIR pretendió establecer un acuerdo de unidad con el PCC y Firmes en el FD se basó, fundamentalmente, en un conjunto de puntos que encerraron las concepciones democráticas de esta organización, la idea de igualdad y la libertad por las que este movimiento había luchado desde sus primeros años. Para analizarla, es necesario agrupar el conjunto de expectativas y postulados con base en los tres ítems anteriores (igualdad, libertad y democracia).
En primer lugar están las ideas, siempre presentes, referentes a la lucha antiimperialista y antioligárquica. Una propuesta de franca lucha contra la desigualdad que supone la minoría poseedora frente a la mayoría desposeída. Una igualdad que "no contempla la abolición de la propiedad privada, sólo anula sus formas monopolísticas." Esto, según el planteamiento moirista, conduciría a la idea de libertad presente en esta propuesta programática que se hace visible en las mejores condiciones del proletariado mediante el "salto hacia la emancipación" del tutelaje monopolista. La idea de democracia se relaciona directamente con el peso decisional y propósito del MOIR al interior de la unidad, señalando al respecto "la ausencia de unas claras normas democráticas de funcionamiento" que pusieron en ventaja al PCC y a Firmes en lo relativo a la toma de las decisiones32.
Sin embargo, la concepción acerca de la democracia en ese intento de unidad jugó un papel esencial. Ese fue un aspecto insalvable que generó enormes distanciamientos entre el PCC- Firmes y el MOIR. Excepto el MOIR, las organizaciones ligadas a la unidad optaron porque el frente elaborara una "plataforma de acción inmediata" consistente en plantear algunos cambios al régimen y solicitar "peticiones de libertad formal". La idea de los moiristas, en cambio, se inclinó hacia la propuesta de adelantar un programa "democrático-revolucionario de liberación nacional" en el que las reivindicaciones democráticas fueran el medio para alcanzar los objetivos revolucionarios33.
De modo que, la diferencia principal radicó en la puesta en práctica de los mecanismos de acción surgidos de las discusiones programáticas. La piedra de toque que obstaculizó la final alianza entre los dos sectores antes mencionados con el MOIR la constituyó la disposición a emprender acciones con objetivos revolucionarios, tal como lo propuso este último movimiento. Finalmente, ninguno de los postulados programáticos propuestos por el MOIR fue aceptado en las jornadas de acercamiento que se dieron entre ambos polos políticos (PCC-Firmes y MOIR). Conduciendo este suceso, de nuevo, a la bifurcación de la oposición alternativa, que llevó al MOIR a actuar de manera independiente y en unos casos a aliarse con liberales; y al FD a realizar su labor aparte hasta la fundación de la UP. Hay que señalar aquí, que esa lejanía de moiristas y comunistas perduró hasta el final del periodo investigado, ya que el MOIR tampoco formó parte de la UP.
El FD se lanzó al debate electoral en los comicios de 1980 y avanzó en su labor proselitista hasta las elecciones de 1984. Desde las primeras elecciones en las que participó el Frente se definió la línea de acción que posteriormente desarrolló la organización. Esas acciones partidistas consistieron en una estrategia electoral en la que el FD estableció listas con un carácter regional, el FD en Antioquia llevó a cabo una regionalización de sus listas. Lo anterior significó la elaboración de dos planchas de candidatos: una para el Valle de Aburrá y otra para el resto del Departamento. Al parecer esta táctica electoral buscó concentrar los votos en las figuras más representativas del frente en la ciudad y en conseguir con ello alcanzar mejores niveles de votación34.
Esa regionalización de listas, permite sospechar acerca de la importancia y alto valor electoral que simbolizó el Valle de Aburrá en los porcentajes de votación del Frente Democrático en el Departamento y, por ende, de la izquierda democrática. Y devela, igualmente, el interés de la oposición por ganar, cada vez más, posiciones en los contornos urbanos y no limitar su accionar a ámbitos rurales, donde mal o bien ya se habían ganado espacios con respecto a las demás organizaciones partidistas tradicionales. Lo que permitió el acceso a un par de curules como más adelante se detallará.
El caso de la Unión Patriótica (UP)
Resultaría una labor incompleta si al hablar acerca de la unidad de la izquierda no se mencionara el paradigma de unidad que simbolizó la Unión Patriótica. Una unidad en la que confluyeron muy diversos proyectos políticos bajo un criterio de acción mucho más pluralista y mucho menos ortodoxo si se le compara con el desarrollado por la izquierda marxista en el país.
Desde un principio la UP asumió rasgos partidistas muy característicos definidos por dos puntos esenciales que se reflejaron a lo largo de su trayectoria. El primero de ellos se refiere al interés por consolidarse como un nuevo estilo de unidad mucho más amplia que sobrepasara los anteriores proyectos unitarios. El segundo punto alude a la independencia partidista proclamada por la UP, a su negativa a ser un apéndice de algún partido político. Con esto último la organización buscó atraer a muchos más sectores de la política sin caer en el sectarismo35.
En sus esfuerzos por lograr la unidad, la organización manifestó la disposición de encabezar "en unión con otros partidos y movimientos democráticos y de la izquierda, la lucha de las masas populares por el retorno a la normalidad, a la controversia civilizada, por una apertura democrática que garantice el libre ejercicio de la oposición." El interés por congregar un mayor número de partidarios fue esencial en sus planteamientos y es por ello que a la UP acudieron hombres de adscripción liberal, conservadora, socialista y gentes sin partido, obreros, campesinos, intelectuales, artistas, estudiantes que abogaron por cambios en el país36.
La Unión Patriótica fue el desenlace de un proceso que comenzó con la Unión Nacional de Oposición (UNO), que más tarde prosiguió con el Frente Democrático (FD) y que finalmente desembocó en la UP. La idea central que alentó todo ese proceso estuvo guiada por el deseo de alcanzar una plena unidad popular que garantizara la plena convivencia democrática de muchos sectores políticos.
Fue justamente luego del surgimiento de la UP como movimiento político, cuando la política de unidad y de alianzas con otros sectores se flexibilizó y se concretó. La unidad ya no se pactó únicamente entre sectores de la oposición alternativa o con sectores disidentes del bipartidismo, la UP posibilitó la ampliación de la disposición a la unidad hasta los umbrales de los partidos tradicionales, tan criticados años atrás. De modo que, la UP fue uno de los más claros testimonios de la unidad establecida entre la oposición alternativa con sectores del liberalismo y el conservatismo en la ciudad, ya que el ejemplo fue seguido también por el MOIR37.
Fue así como la UP dio comienzo a su tarea unitaria, acercándose a sectores independientes de la oposición y del bipartidismo en Medellín. Aproximadamente desde mayo de 1985 en adelante los acercamientos comenzaron a ser más frecuentes. Los motivos de los encuentros variaban e iban desde el análisis de los temas de actualidad para la ciudad, hasta la posibilidad de poner sobre la mesa los planteamientos y mirar las coincidencias de los programas38.
En relación con las alianzas que se dieron entre la UP y otras fracciones políticas cabe mencionarse los nombres de Álvaro Uribe Vélez y Álvaro Uribe Rueda por el liberalismo; Fabio Valencia Cossio y Jota Emilio Valderrama, por el conservatismo de vertiente progresista y Gabriel Jaime Santamaría, del Frente Democrático; representantes del M-19, del Ejército Popular de Liberación Nacional y un miembro del estado mayor de las FARC. Los cuales se reunieron con representantes upecistas con el propósito de entablar un diálogo amplio sobre diversas problemáticas de la ciudad39.
Los diálogos entre la UP y sectores liberales de la ciudad fueron tan cercanos que existió para 1986 la posibilidad de una participación conjunta en las elecciones a corporaciones públicas. En una reunión a la que asistieron, entre otros, Álvaro Uribe Vélez, Mario de J. Valderrama e Ignacio Guzmán del liberalismo y Jaime Santamaría, Ovidio Marulanda, Álvaro Vásquez y Gonzalo Álvarez Henao por la UP, se negoció la posibilidad de inclusión de dirigentes de diversos sectores en listas únicas. Sin embargo, para ese momento las conversaciones fracasaron, postergando la alianza electoral dos años más40.
La alianza con los liberales logró cristalizarse, definitivamente, en 1988 con miras a la primera elección popular de alcaldes a realizarse en el país. La baraja de candidatos en Medellín estuvo compuesta por Juan Gómez Martínez del Partido Conservador, por Juan Guillermo Jaramillo Correa del Liberal e inicialmente por Gonzalo Álvarez Henao de la UP quien "optó por adherir al candidato liberal que de una mejor manera representaba los intereses de la comunidad"41.
Alianzas con partidos tradicionales
Para la izquierda democrática, luego de la UP, el factor de la unidad representó la alternativa para establecer alianzas con sectores antes inimaginados. De algún modo, se llegó a una coyuntura política en la que la misma izquierda se dio cuenta que el discurso antibipartidista antes que granjearle beneficios lo que le había generado era desconfianzas y apatías de diversos sectores.
Durante todo el proceso de la izquierda en el sistema democrático de elecciones, la lucha siempre había estado dirigida hacia la política tradicional, es decir, hacia los partidos Liberal y Conservador. Estos partidos, según la izquierda, eran los detentadores del poder y los tentáculos de los dos fenómenos más odiados por estas fuerzas de izquierda: el imperialismo y la oligarquía. Por lo tanto, siendo esto así lo más obvio era que el dominio de muchos de los aspectos de interés nacional pasaran por las manos y decisiones de ambas partes.
De acuerdo con lo anterior, la izquierda no podía ser más obstinada en su intento, no podía llegar al colmo de la ortodoxia al querer distanciarse de tal realidad. Una cosa significaba tener unos ideales y unas defensas tal y como rezaba en sus programas y postulados, pero otra muy distinta era negarse a aceptar la relación de fuerzas políticas del país: claramente favorables a los sectores tradicionales de la política. El cálculo de probabilidades electorales hacía urgente un cambio de estrategia para la obtención del voto de diversos sectores. La UP optó por esta iniciativa. Si se mira con detenimiento y se comparan las dinámicas electorales de la izquierda con la unidad que simbolizó la UP podemos observar cómo todas las participaciones electorales de la oposición en capítulos de unidad estuvieron mediadas por una iniciativa única: la de contraponerse a los partidos tradicionales, esto sin tener en cuenta la desigual relación de fuerzas electorales que comportaron esas disputas comiciales. Por su parte, la UP acudió a una cierta previsión del entorno político, es decir, supo interpretar las simpatías y apatías electorales con el objetivo de encaminar sus esfuerzos y campañas.
Tal como ocurrió con el caso de la elección popular de alcalde en Medellín del año 1988, ocasión en la que la UP adhirió a la candidatura liberal de Juan Guillermo Jaramillo Correa debido a su favoritismo en gran parte de la base electoral de la ciudad. Esta organización supo en qué lugares establecer alianzas para no dispersar sus esfuerzos y lograr, en comunión con otras fuerzas, alcanzar las instancias de decisión en las que la UP pudiera tener capacidad de veto o aprobación en su calidad de aliada. Así mismo, también se lanzó al juego de modo solitario en los lugares donde consideró tenía el suficiente peso electoral para superar a sus contendientes.
Las alianzas de la UP y del MOIR con sectores tradicionales de la política en Medellín hicieron parte de una táctica pensada para lograr obtener, paulatinamente, el voto de liberales y conservadores al decidir actuar en conjunto y buscar acercamientos programáticos. Igualmente, le sirvió para librarse, un poco, del recio dogmatismo que le produjo el discurso antibipartidista que la llevó al sectarismo. E igualmente, representó esta actitud un claro rechazo a las persecuciones de las que fue víctima la izquierda, buscando nuevos espacios de participación y un grado de tolerancia que les permitiera actuar sin tantos obstáculos.
¿Y cómo se unen ante la violencia política? no se sabe...
Sin embargo, éste último aspecto no cambió en mucho ya que, de modo paradójico, las persecuciones no cesaron tal y como se pensaba ocurriría. Aunque los acercamientos con los sectores de la política tradicional se gestaron, lo que se eternizó en el futuro inmediato fue la más recia persecución a los movimientos políticos de izquierda. Lo cual condujo a la casi extinción de la UP y fundó un ambiente de zozobra en la esfera política nacional y local.
El significativo número de asesinatos de líderes de la oposición fue noticia cotidiana42, la persecución, el veto de opinión y las pocas garantías gubernamentales merodearon en el ambiente represivo disfrazado de democracia. Develando esto lo particular de las condiciones en las que sobrevivió la oposición política en Colombia durante esas décadas.
La persecución de la UP corrió por cuenta de organismos oficiales que se encargaron de adelantar labores de "contrainteligencia o propaganda negra" contra los activistas de la UP, sobre todo en zonas como el Bajo Cauca, Urabá y el Magdalena Medio. Las acciones también se desarrollaron con las detenciones de los dirigentes de este grupo político y en muchos de los casos con asesinatos de los hombres claves del partido en las distintas localidades antioqueñas.43 La UP protestó enérgicamente ante la persecución oficial y las pocas garantías electorales ofrecidas a sus dirigentes y simpatizantes a lo largo y ancho del territorio antioqueño. Sin embargo, sus voces fueron ignoradas a tal punto que una de las alternativas por las que optó la organización fue retirarse del Comité de Garantías Electorales creado desde 1986 y así protestar de algún modo ante el mutismo del Estado colombiano44.
Fecha de recepción: febrero 20 de 2011
Fecha de aprobación: noviembre 2 de 2011
* Moreno Montoya, Óscar Andrés. La oposición alternativa en Medellín, 1970-1990 (PCC, MOIR Y UP), Trabajo intelectual del autor
1 DUVERGER, Maurice. Los partidos políticos, México, Fondo de Cultura Económica, 2001, p. 349.
2 MEDINA, Medófilo. "La protesta urbana en Colombia en el siglo veinte", Bogotá, Ediciones Aurora, 1984, p. 157.
3 AHM, Radioperiódico Clarín, "Ningún deseo revolucionario tiene la Anapo, dice Frente Popular MOIR", 8 de marzo de 1972, Emisión meridiana.
4 AHM, Radioperiódico Clarín, "Oficialmente constituyen hoy el Movimiento Amplio Colombiano", 22 de septiembre de 1972, Emisión matinal.
5 AHM, Radioperiódico Clarín, "Dada a conocer plataforma mínima ideológica de la Unión Nacional de Oposición-UNO-", 1 de marzo de 1973, Emisión matinal.
6 Tribuna Roja, Bogotá, septiembre de 1973, "Algo más sobre la política de unidad y combate", p. 2.
7 "La formación y futuro de la UNO" En: Alternativa del pueblo, No 26, Bogotá, febrero 17 a marzo 2 de 1975, pp. 6-7.
8 Ibíd. p. 7.
9 Ibíd.
10 Voz proletaria (Suplemento), "Nuestras relaciones con el MOIR", Bogotá, 5 de julio de 1970, p. 5.
11 AHM, Radioperiódico Clarín, "Dada a conocer plataforma mínima ideológica de la Unión Nacional de Oposición-UNO-", 1 de marzo de 1973, Emisión matinal.
12 AHM, Radioperiódico Clarín, "13 nuevos comandos inauguró la UNO este fin de semana" 25 de marzo de 1974, Emisión matutina.
13 Tribuna Roja, Bogotá, 11 de abril de 1974, "La UNO ha cumplido y seguirá cumpliendo", p. 2.
14 AHM, Radioperiódico Clarín, "La UNO da a conocer estatuto parlamentario" 18 de abril de 1974, Emisión meridiana.
15 Tribuna Roja, Bogotá, septiembre de 1975, "¿"Política suelta o dirección compartida"?", p. 11.
16 AHM, Radioperiódico Clarín, "Mañana habrá reunión de senadores, representantes, diputados y concejales de la UNO" 21 de septiembre de 1974, Emisión meridiana.
17 Tribuna Roja, Bogotá, septiembre de 1975, "El proletariado dirige a través del frente único", p. 15.
18 Tribuna Roja, Bogotá, marzo de 1976, "Aclaración política. Comunicado conjunto del MAC y del MOIR", p. 2.
19 Estas citas demuestran esa intensa labor desarrollada:
"El Comando Departamental de la UNO, Unión Nacional de Oposición, informó que el equipo coordinador de la campaña electoral, adelanta actualmente la estructuración de un plan para ejecución de la militancia en los barrios de Medellín y en los distintos municipios del Departamento. De otro lado, el Comando dispuso convocar a foro sobre los principales problemas de la ciudad, cuya organización fue encomendada a los concejales Ovidio Marulanda y Hernando Gutiérrez y a los diputados Horacio Saldarriaga y Jaime Sepúlveda. Además, se ha invitado a las acciones comunales para que participen, a las cooperativas, sindicatos y líderes de barrios." (AHM, Radioperiódico Clarín, 6 de septiembre de 1979, Emisión meridiana.)
"La Unión Nacional de Oposición, UNO, tiene programadas reuniones amplias de varios comandos municipales, con el fin de preparar la participación en la próxima convención departamental, se realizarán reuniones en los barrios Santander, La América, Tricentenario, Las Violetas y Doce de Octubre de Medellín..." (AHM, Radioperiódico Clarín, 15 de noviembre de 1979, Emisión meridiana.)
20 Tribuna Roja, Bogotá, diciembre de 1976, "Carta de invitación al MOIR", p. 4.
21 Ibíd.
22 Entrevista a Jorge Gómez, Secretario Departamental del MOIR, 26 de junio de 2006.
23 Al igual que el MOIR el PCC estableció en 1977 alianza con la Anapo, constituyendo ésta una nueva etapa de acciones conjuntas, en la que comunistas y anapistas se lanzaron al juego de las luchas unitarias en pro de la alianza política. (Voz proletaria, "Desarrollar la unidad popular con el P. C.", Bogotá, 3 de febrero de 1.976, p. 5).
24 Voz proletaria, "El control de los votos el día 26", Bogotá, 6 de abril de 1.978, p. 10.
25 Entrevista a Jorge Gómez, Secretario Departamental del MOIR, 26 de junio de 2006.
26 Voz proletaria, "Desarrollar la unidad popular con el P. C.", Bogotá, 3 de febrero de 1976, p. 5. Aspectos como la lucha proletaria, la posición antioligarquica, antiimperialista y demás.
27 AHM, Radioperiódico Clarín, "La UNO-Anapo, entregará credenciales a sus elegidos el 26 de febrero, el próximo domingo" 21de abril de 1978, Emisión matinal.
28 Voz proletaria, "Sobre FIRMES", Bogotá, 21 de septiembre de 1.978, p. 3.
29 AHM, Radioperiódico Clarín 9 de noviembre de 1979, Emisión matinal.
30 Voz proletaria, "Sobre FIRMES", Bogotá, 21 de septiembre de 1.978, p. 3.
31 AHM, Radioperiódico Clarín, 24 de noviembre de 1979, Emisión vespertina.
32 Tribuna Roja No 35, "Frente revolucionario o componenda reformista" Bogotá, enero de 1980, p. 2.
33 Ibíd.
34 AHM, Radioperiódico Clarín, 29 de enero de 1980, Emisión meridiana.
35 HARNECKER, Marta. Entrevista con la nueva izquierda, México, Centro de Documentación y Ediciones Latinoamericanas, 1989, pp. 24-25.
36 AHM, Radioperiódico Clarín, 13 de mayo de 1985, Emisión vespertina.
37 Tal como se evidencia en este texto del Movimiento: "El MOIR con Juan Guillermo Jaramillo Correa. El pasado 1 de febrero se llevó a cabo una fructífera reunión entre el doctor Juan Guillermo Jaramillo Correa y las directivas regionales del MOIR, en la cual se llegó a un entendimiento sobre lo siguiente:/El MOIR se identifica con los programas de beneficio comunitario expuestos por el doctor Juan Guillermo Jaramillo Correa en su campaña para la Alcaldía de Medellín, por cuanto se dirigen claramente al progreso de la ciudad, al bienestar de sus mayorías y a la salvaguardia de los intereses de los trabajadores. Estas iniciativas entrañan la continuación de la valiosa gestión del doctor William Jaramillo Gómez en bien de Medellín./El MOIR y el doctor Juan Guillermo Jaramillo Correa coinciden en la necesidad de unificar las mayorías civilizadas y progresistas para rescatar sin vacilaciones ni ambigüedades los métodos democráticos para dirimir las controversias políticas y sindicales, base y comienzo para resolver la creciente atmósfera de barbarie que sacude al país y particularmente a la ciudad de Medellín./El MOIR une desde ya todos sus esfuerzos a la campaña del importante sector de fuerzas democráticas liberales que respaldan la candidatura de Juan Guillermo Jaramillo Correa. Juan Guillermo Jaramillo Correa. Candidato Alcaldía de Medellín. Mario Hernández Miranda. Secretario Regional MOIR. Gerardo Gutiérrez Peña. Jefe de Debate Departamental MOIR." (AHM, Radioperiódico Clarín, 16 de febrero de 1988, Emisión meridiana.)
38 AHM, Radioperiódico Clarín, 25 de mayo de 1985, Emisión meridiana.
39 AHM, Radioperiódico Clarín, 2 de julio de 1985, Emisión meridiana.
40 AHM, Radioperiódico Clarín, 21 de enero de 1986, Emisión meridiana.
41 AHM, Radioperiódico Clarín, 26 de febrero de 1986, Emisión vespertina.
42 A finales de los años 80 el promedio de las víctimas en Antioquia sobrepasa las 500, siendo más cruenta esta violencia partidista en la zona del Magdalena Medio y el Urabá.
Clara Inés García. Urabá, región, actores y conflicto 1960-1990, Medellín, Gente Nueva, 1996, pp. 139-163.
43 AHM, Radioperiódico Clarín, 31 de julio de 1986, Emisión meridiana.
AHM, Radioperiódico Clarín, 5 de febrero de 1986, Emisión vespertina.
AHM, Radioperiódico Clarín, 29 de enero de 1986, Emisión meridiana.
44 AHM, Radioperiódico Clarín, 26 de febrero de 1988, Emisión meridiana.
Bibliografía
Fuentes primarias
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Óscar Andrés Moreno Montoya**
** Historiador-Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia, 2007. Docente de cátedra Universidad de Antioquia-Pregrados de Ciencia Política, Periodismo y Antropología. Grupo Historia Contemporánea.
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Copyright Universidad de Antioquia Dec 2011
Abstract
This article shows a short part of the reality local politic between 1970 and 1990, when the politic regime open the doors of the electoral participation to several politic movements. This permits that organizations how the Communist Colombian Party, the Workers Independent Revolutionary Movement and the Patriotic Union were part of electoral scene. So, this lines offers a view of the alliances that the democratic leftmade during 20 years in Medellin with others parties y different sectors of the oppositions, and how that constructed some organizations before the elections with the objective of obtain more power. [PUBLICATION ABSTRACT]
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