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La intención de rescatar a su hija de 15 años llevó a Clara Gómez hasta una bodega en Tlatlaya donde el 30 de junio militares descubrieron a una banda de criminales con un desenlace fatal
La señora Clara Gómez González, originaria de Arcelia, Guerrero, desde hacía tiempo estaba a disgusto con la conducta de su hija Érika Gómez González, de 15 años de edad, y el 29 de junio lo estaba aún más, porque no tenía la menor idea de dónde andaba.
Alrededor de las 15:00 horas, la adolescente le llamó por teléfono a su madre, quien le preguntó dónde estaba, con quién. Le respondió: "Vengo de Palmar hacia San Pedro".
La joven estaba en el municipio mexiquense de Tlatlaya, a una hora de distancia de su hogar, con un grupo de jóvenes en una camioneta, todos ellos armados con rifles y fusiles de asalto. La madre supuestamente no lo sabía.
¿Qué estás haciendo allí?, cuestionó. "Nada", le respondió su hija.
"Entonces le dije que quería hablar con ella, incluso yo iba a ir por ella, que me dijera dónde estaba y sólo me dijo eso, después me colgó", recuerda la señora Clara, en la declaración que rindió el 7 de octubre ante la PGR.
"Por la tarde yo tenía un mal presentimiento, se me alteraron los nervios por preocupación de mi hija, por lo que decidí tomar una camioneta ruletera para dirigirme a San Pedro Limón, llegué como a las 8:30 de la noche".
La señora declaró a la autoridad que primero llegó a San Pedro Limón y esperó afuera de un hospital durante una hora, hasta que vio pasar una camioneta Ford Ranger en dirección a Arcelia. Adentro iba su hija.
"Se detuvo la camioneta, bajándose mi hija y le dije que nos fuéramos a la...