RESUMEN
El presente artículo es un revisión bibliográfica que pretende introducir al lector en una secuencia de tipo histórica y contextual que facilite la comprensión de como las diferentes asociaciones de hombres de habla hispana, se han ido adscribiendo a los movimientos impulsados inicialmente por los grupos feministas en la lucha contra la violencia de género, la igualdad y la resignificación del concepto de masculinidad. Se entregarán nombres de asociaciones vigentes en España y América Latina, para que quien lo desee, pueda consultar los fundamentos de estos grupos.
Palabras clave
Igualdad; masculinidades; violencia de género; Patriarcado; Heteronormatividad.
ABSTRACT
This article is a literature review that aims to introduce the reader to a sequence of historical and contextual to facilitate understanding of how the various associations of Hispanic men, have been seconding motions initially driven by feminist groups in the combating gender violence, equality and the redefinition of the concept of masculinity. Names of existing associations in Spain and Latin America will be delivered, so whoever wants to can see the foundations of these groups.
Key words
Equality; masculinities; gender violence; patriarchy; Heteronormativity.
1. Introducción
La palabra género puede entenderse de forma general como la construcción simbólica de lo masculino o lo femenino, esto es, un desarrollo y significación de tipo personal que hombres y mujeres van construyendo a medida que van avanzando en sus procesos de desarrollo biológico, psicológico, social, sexual y cultural. Desde esta primera mirada, es posible entender que será de acuerdo a la cultura en la que se nazca y crezca que se aprenderán una serie de mandatos asociados a lo masculino y lo femenino.
En este proceso, durante años, lo masculino ha aparecido favorecido por los lineamientos sociales, en este aspecto, se ha promovido en los hombres el poder realizar o ejecutar acciones y conductas que si son emitidas por una mujer suelen ser censuradas o castigadas, estableciendo un proceso de desigualdad personal, social y cultural entre lo que puede hacer un hombre o una mujer. En esta censura conductual, también pueden ser incluidas aquellas personas que pertenecen a minorías sexuales, en particular a hombres con orientación sexual homosexual ya que quienes escapan del comportamiento esperado para un hombre, caerían en la categoría de reproche, pues su actuar se asociaría al comportamiento de lo femenino obteniendo en algunos casos doble restricción.1
La observación, vivencia y análisis de estas diferencias culturales por parte de un grupo de mujeres hace un par de siglos, fue dando espacio a la necesidad de visibilizar un fenómeno que hasta el siglo XVIII no se evidenciaba y que daba cuenta de la falta de oportunidades hacia las mujeres en relación a los hombres. Si bien los avances en términos de acceso y posibilidades que tienen las mujeres hoy en día son el resultado de una lucha de años, es imposible no reconocer que aún en la actualidad, los hombres siguen recibiendo mayor remuneración por el mismo trabajo que ellas, que las mujeres dedicarían más horas de trabajo si se cuentan las labores del hogar y del trabajo fuera de casa, que son ellas las que deben dejar de lado sus actividades si algún hijo (a) se enferma o que "debiesen" seguir a su pareja (hombre) si a él se le asigna algún traslado en otra ciudad.
El análisis realizado antaño por las mujeres respecto de esta desigualdad es un fenómeno que muchos hombres también pudieron haber observado y constatado, pero, sin embargo, por las razones que hayan sido, no se verbalizaron; siendo recién hasta hace un par de décadas, que los hombres comienzan a visibilizar las inequidades e injusticias emergidas a partir del género, sus atributos y restricciones.
Es entonces, desde este proceso de evidentes e innegables diferencias e inequidades, que los hombres han comenzado a deconstruir la palabra masculinidad hegemónica, a dejar de concebir lo masculino como algo totalmente opuesto a lo femenino y han comenzado a pensar en una nueva forma de entender las masculinidades y la concepción de hombre en una sociedad en donde se hace necesario comprender que la evolución social, requiere al parecer, de actos de igualdad.
Lo antes descrito ha tomado años y si bien para los hombres esta aventura recién comienza, para las mujeres este camino recorrido ha sido amplio y tortuoso, sin embargo, es innegable el hecho de que sin ellas, muchos de los hombres que piensan hoy en día en relaciones igualitarias, este anhelo de cambio de paradigma no sería posible. Es por lo antes señalado, que en este artículo, se darán referencias históricas que permitirán comprender como los hombres han ido aportando en la construcción de una sociedad más equitativa y con nuevas definiciones en lo relativo al género.
2. Contenido
Si bien los aportes realizados por los hombres en la lucha por la igualdad de derechos de las mujeres es algo que se ha dado desde hace siglos, los hombres han estado ligados a esta reivindicación de una forma más alejada y no exenta de polémica. Desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI son muchos los hombres que de manera colectiva o individual abogan por los derechos igualitarios, una lucha que en el caso de los varones está recién comenzando como compañeros de lucha en lo que a igualdad se refiere.
En este aspecto, es importante señalar que la teoría del género no se refiere sólo a las mujeres. De la misma forma en la que el género femenino está construido socialmente y es una obligación para todo el sexo femenino, el género masculino también está edificado sobre los mandatos exigidos por todos los varones, es decir, todos los hombres deben comportarse según esté definida la masculinidad en su cultura. Estas características no son innatas ni naturales; como señala Elizabeth Badinter a propósito de la identidad masculina, "no hay una masculinidad única, lo que implica que no existe un modelo masculino universal y válido para cualquier lugar, época, clase social, edad, raza, orientación sexual...sino una gran diversidad de maneras de ser hombre en nuestras sociedades" 2
Como en el mundo en el que vivimos impera un sistema patriarcal, discriminatorio y opresor para las mujeres, el proceso de socialización también lo es, pero además es castrante para los hombres. Los estereotipos de género tienen como consecuencia la desigualdad entre los sexos y se convierten en agentes de discriminación, impidiendo el pleno desarrollo de las potencialidades y las oportunidades de ser de cada persona.
La masculinidad tradicional está compuesta por una constelación de valores, creencias, actitudes y conductas que persiguen el poder y la autoridad sobre las personas que consideran débiles. Para conseguir esta dominación, las principales herramientas son la opresión, la coacción y la violencia.
Las principales víctimas de esta construcción masculina del mundo son las mujeres; sin embargo, los hombres además de verdugos también son víctimas de sí mismos. En palabras de Pierre Bourdieu "los hombres también están prisioneros y son víctimas de las representaciones dominantes. Al igual que las tendencias de sumisión que esta sociedad androcéntrica transmite a las mujeres, aquellas encaminadas a ejercer y mantener la dominación por parte de los hombres no están inscritas en la naturaleza y tienen que ser construidas por este proceso de socialización denominado masculinidad hegemónica".3
Esta socialización supone un "deber ser", es decir, demostrar constantemente que se es el más viril, aparentar que no se es débil, no fallar "en las cosas importantes de la vida", exhibir indiferencia ante el dolor y el riesgo, actuar bajo la meta de la competencia, todas estas acciones suponen costos elevados, por ejemplo, la dificultad para expresar sentimientos, sufrir depresión o sentir rabia cuando no se consigue esa imagen idealizada de uno mismo, alcoholismo, drogodependencias o suicidios. También tienen como consecuencia una serie de problemas derivados del estilo de vida que hay que llevar para ser "cómo debe ser un hombre": enfermedades oncológicas y de transmisión sexual, infartos, accidentes de tráfico y muertes por violencia.
Entonces, si las mujeres llevan décadas comprometidas en deconstruir la feminidad surgen preguntas inevitables ¿Por qué tantos varones permanecen en una posición inmovilista? ¿Por qué la mayoría son tan poco receptivos a los argumentos igualitarios? ¿Por qué finalmente, en los temas de igualdad con las mujeres, los varones se caracterizan por una mayoría silenciosa?
2.1. Primeros intentos de organización de los hombres contra la desigualdad
A modo de línea cronológica, el contexto de la guerra fría (1947-1989) marca un escenario importante desde el cual se pueden comprender los primeros atisbos de organización de los hombres contra las desigualdades.
Las revueltas juveniles que se gestan a fines de los sesenta y que se consolidan en los setenta tuvieron como base una crítica general de la sociedad que suponía aspectos sociales, políticos, económicos, de salud e ideológicos.
En los años 50 y la década de los 60s, el movimiento hippie, las revoluciones de minorías étnicas y sexuales van abriendo paso a que se piense, discuta y por sobre todo se evidencien las desigualdades.
En esos mismos años, se consolida la crítica feminista al patriarcado y se comienza a gestar y organizar el proceso de crítica de los movimientos lésbicos, gay, transexuales y bisexuales (LGTB) a la heterosexualidad como régimen normativo de la sexualidad y la identidad. Estas y otras denuncias sociales implicaron ciertos movimientos organizativos que comienzan a dar forma a las primeras agrupaciones de hombres como colectivos, es decir, hombres que se agrupan y que se posicionan políticamente como crítica a lo social.
A partir de los 70 el heteropatriarcado moderno entró en un proceso de deslegitimización en el que los modelos de vida, el autoritarismo y las relaciones de impersonalización burocrática que lo habían caracterizado eran objeto de rechazo abriéndose así nuevos espacios para la conformación histórica de nuevas subjetividades.
2.2. Organizaciones sociales de hombres profeministas, anitisexistas o igualitarios
Desde que el movimiento feminista comenzó su lucha por la igualdad de género, los hombres en el transcurso de esta reivindicación y oposición contra la masculinidad hegemónica han ido paulatinamente estableciendo organizaciones, asociaciones y movimientos que den cuenta del apoyo y del trabajo que como hombres consientes de la necesidad de cambio se está desarrollando en gran parte de la cultura occidental.
Los movimientos sociales de hombres profeministas corresponden a varios estamentos surgidos en los últimos 30 años (1984 aproximadamente) en el mundo occidental y que como ya se mencionó tienen sus orígenes en parte desde la comprensión de lo planteado por el movimiento feminista lo que ha llevado a responder preguntas que interpelan al hombre de hoy en cuanto a ¿Qué es ser hombre hoy en día? ¿Qué dirección deben tomar los hombres desde que se sabe de la inequidad de género y las consecuencias de esta situación para mujeres y hombres?4
Estas y otras preguntas ha generado que los hombres se organicen en esta lucha coordinando diversas actividades que en la actualidad se han transformado en movimientos, asociaciones, corporaciones, fundaciones, asignaturas en diferentes universidades, publicación de artículos en congresos, seminarios y páginas Web etc., es decir, aquellos hombres que saben y comprenden que el cambio en esta materia es necesario han comenzado a articular su lucha contra la masculinidad hegemónica.
Con un formato heterogéneo, estos movimientos surgen inicialmente en los países anglosajones y escandinavos llamándose antisexistas a principios de los años setenta y asociado a los movimientos por los derechos civiles en Estados Unidos, donde se desarrolló con más fuerza a partir de un debate centrado en si el lugar que correspondía a los hombres que estaban en esta corriente era estar dentro del movimiento feminista, liderado por mujeres o apoyarlo desde fuera. Con el paso del tiempo y desde mediados de los noventa, los integrantes de este tipo de organizaciones suelen denominarse "profeministas", designación que ha promovido debate pero que con el tiempo se ha impuesto en el discurso social del fin de siglo para nombrar a quienes lo integran.
Desde hace aproximadamente 9 años, en los países latinos se comienza a nombrar a esta corriente como la de "hombres por la igualdad".
2.3. Hitos socio-históricos en la organización de los "hombres por la igualdad" en América Latina y
España Estos movimientos hispanos, están constituidos en su mayoría por hombres de sectores medios, afines a las ciencias sociales y educativas o redes asociativas que se han acercado a esta corriente a través de la comprensión de la injusticia sobre las mujeres, por sus reflexiones a partir del conocimiento del feminismo o por haber tomado distancia o por haber sido víctimas de la masculinidad hegemónica. A pesar de las diferencias existentes entre los grupos conformados hasta la fecha, lo que les unifica es el cuestionamiento de la injusticia de género, así como el percatarse de la alineación mutiladora y deshumanizante de la socialización de los hombres y se nutren, en su mayoría, de las ideas del feminismo de la igualdad y de la perspectiva de género. Del mismo modo, estos grupos reconocen la responsabilidad masculina en el mantenimiento de esta desigualdad con las mujeres y ejercen una autocrítica sobre el propio ejercicio del poder.
A aquellos hombres que se han organizado por unirse a la lucha de las mujeres en la igualdad se les ha llamado anti-hombres o resentidos con la masculinidad, apodos son una forma de crítica frente a lo que estos promulgan, el rechazo a la masculinidad hegemónica, el sometimiento acrítico al corporativismo viril, la complicidad masculina antisexista y la homofobia, no teniendo vergüenza de la existencia de las mujeres en sus vidas.
En la década de los 60, la "crítica homosexual" que surge en Estados Unidos ante la necesidad de inclusión y de despatologización de personas con esta condición se expande hacia América Latina y España generando la primera instancia de organización de defensa contra la inequidad entre hombres que no "eran parte" del modelo hegemónico.
ν' En 1979 se despenaliza la homosexualidad en España.
ν' Hasta 1990 la OMS elimina la homosexualidad de la lista internacional de enfermedades oficiales.
ν' En los años 90 deja de asociarse al VIH/SIDA solamente con hombres de orientación sexual homosexual.
En la década de los 70, los movimientos ecológicos van generando en hombres y mujeres una forma de concebir las relaciones desde una forma simétrica. Los movimientos sociales del periodo anterior van gestando lentamente una necesidad de buscar equilibrio y verdad en "las personas".
En los 80, se comienzan a gestar las primeras asociaciones de hombres por la igualdad, las que se comienzan a consolidar mayormente en los años 90 e inicios del 2000.
Dentro de estas organizaciones y corrientes, se encuentran en España (NOMAS, IASOM, CANTERA, PAPAI, AHIGE) y en Europa la "Red Europea de hombres profeministas". Siguiendo en España, algunas campañas pioneras en este ámbito, se destacan el Centro de Estudios de la Condición Masculina de Madrid, el programa de Educación sentimental de Tenerife, las Web de heterodoxia del programa de Jerez y de AHIGE en Málaga, así como las campañas de sensibilización contra la violencia y la del Lazo Blanco que se ha desarrollado en Gijón, Vila nova i la Geltrù, Jeréz, Jaén y Almería
En América Latina, las agrupaciones contra la violencia de género nacen desde las organizaciones feministas o de mujeres que sin pertenecer a algún movimiento estaban en contra de la violencia y la discriminación; es por esta necesidad de denuncia que con el paso de los años y con mayor fuerza en los años 90, destacan en este continente las siguientes organizaciones de hombres por la lucha contra la violencia de género:
s CORIAC (México) Movimiento de hombres por relaciones equitativas y sin Violencia MHORESVI es uno de los primeros movimientos en el continente contra la violencia de género.
s Nicaragua, desde 1985 las campañas de Violencia contra la mujer han sido en ese país una fuente inagotable de creación de conciencia contra la violencia machista, eventos que se han reproducido y visibilizado en los demás países de América del Sur (Honduras, Guatemala, México, El Salvador y Brasil entre otros)
s La configuración de agrupaciones de hombres incluyen también dentro del mismo periodo de 1990 a 2010 los siguientes espacios de encuentro, reflexión y lucha: EME (Chile) Red Chilena de masculinidad, Red Iberoamericana de Masculinidades (El Salvador), Gendes (México), Colectiva MAGENTA (Perú), Hombres por la Equidad (México), Instituto WEN (Costa Rica), Masculinidades y Género (Uruguay), Varones Argentina, OMLEM también en Argentina entre otras.
En Latinoamérica, las agrupaciones existentes actualmente han centrado su lucha sobre todo en ir contra la violencia machista y los problemas de la sexualidad y la salud reproductiva, desarrollando importantes campañas tales como la ya citada campaña contra la violencia en Nicaragua.
En lo relativo al campo educativo, en occidente, quienes participan en estas corrientes se han dedicado sobre todo al desarrollo de programas de educación para "explorar las masculinidades" y transformar los estereotipos masculinos.
En al ámbito académico, también en Occidente, esta línea de trabajo tiene una destacada inserción en las Universidades Anglosajonas y algunas Francófonas, haciendo este trabajo a través de los llamados estudios críticos sobre los varones y las masculinidades. Nutren sobre este tema muchos estudios realizados y publicados sobre la historia de diferentes culturas y los cambios sociales de las masculinidades así como sobre las temáticas de poder, la sexualidad, las nuevas paternidades, la construcción de la subjetividad, la violencia, la pornografía, la salud y las políticas de cambio para los varones.
3. Conclusiones
Las primeras agrupaciones de hombres por la igualdad surgen en países como Canadá, Australia, Francia, España y Estados Unidos. En América Latina estos movimientos suelen denominarse "hombres por la igualdad" o "nuevos hombres" lo que da cuenta de una mirada crítica y de rechazo ante los estereotipos de género impuestos por la hegemonía heteronormativa.
Las primeras agrupaciones de hombres surgen posteriores al camino de denuncia realizado por los movimientos feministas, generando una adhesión paulatina y no exenta de dificultades por parte de aquellos hombres que están en contra de la violencia machista y el abuso de la masculinidad hegemónica.
Las agrupaciones de hombres en América del Sur pueden ser definidas como un "colectivo de hombres que abogan por la igualdad, que critican el uso del poder hacia las mujeres y hacia los hombres que la cultura heteronormativa define como débiles y promueven una forma de equidad en donde hombres y mujeres son pares que construyen una mejor sociedad".
Si bien los primeros grupos de hombres nacen bajo la necesidad de repudiar el rechazo hacia ellos mismos, el ejemplo de los movimientos feministas fue un campo fecundo al cual adscribirse como forma de protesta ante las desigualdades.
Entre los desafíos actuales, estos grupos enfrentan la necesidad de seguir conformándose como referentes sociales en contra de la violencia, insertarse en programas de políticas públicas, establecer acciones que tiendan a crear conciencia sobre la discriminación en la población y a no quedar instalados solamente en el mundo académico y crear conciencia de que la lucha contra la violencia en todas sus formas es una necesidad global que se hace fundamental para comprender el sentido de la igualdad, respeto y convivencia.
1 Connel, R (2003): Masculinidades: UNAM
2 Citado en: Varela, N (2008): Feminismo para principiantes, pp458. Barcelona: Ediciones B
3 Bourdie, Pierre (2004): La dominación Masculina, Anagrama. Barcelona
4 Fuller, N (2001): Masculinidades: Cambios y Permanencias. Lima: Pontificia Universidad Católica de Perú. Fondo Nacional
4. Bibliografía
Bourdieu, Pierre (2004): La dominación masculina. Barcelona: Anagrama
Bonino, Luis (2008): Hombres y Violencia de Género. Madrid: Ministerio de Igualdad.
Connel, R (2003): Masculinidades. México: UNAM
Fuller, N. (2001). Masculinidades cambios y permanencias. Lima: Pontificia Universidad Católica de Perú Fondo Editorial
Valdés, T. (2007). Igualdad de oportunidades y equidad de género. Aportes y desafíos para las políticas públicas. Santiago de Chile: Fundación Chile, 21 de mayo.
Valcárcel, A (1994): Sexo y filosofía. Sobre mujer y poder. Barcelona: Anthropos
Varela, Nuria (2008): Feminismo Para principiantes. Barcelona. Ediciones B
Gonzalo Soto Guzmán
Universidad Pontificia de Salamanca, España
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Abstract
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