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brizuela, natalia. Fotografia e Império: paisagens para um Brasil moderno. Trad. Marcos Bagno. São Paulo: Companhia das Letras; Instituto Moreira Salles, 2012. 211 pp.
Parece que existe una relación muy particular entre el Brasil y la fotografía. ¿Quéotro páis podría haberse adjudicado dos mitos fundacionales para el mismo prestigioso invento decimonónico, dos historias que corren paralelas, casi simultáneamente y, de cierto modo, opuestas entre sí? En una de ellas, un joven príncipe brasileño de catorce años, en vísperas de la mayoría de edad que lo llevóal trono del Imperio del Brasil, conoce el daguerrotipo, cuya invención había sido anunciada pocos meses antes en París. Fascinado, manda traer de Francia un mecanismo idéntico: el niño prodigio sería no solo el primer brasileño en sacar una fotografía sino, como suele decirse, el primer monarca del mundo en hacerlo.
La fascinación del joven Pedro II tiene como contrapartida la indignación del artista y naturalista francés Hercules Florence. Dos semanas antes de la demostraciónenRío de Janeiro, el sabio había publicado en un diario brasileño la reivindicación de su precedencia en el descubrimiento, en el interior de San Pablo y en 1833, seis años antes del anuncio de Louis Daguerre. Pero a comienzos de la década de 1840 Florence era apenas uno más entre muchos quejosos, y el emperador no le prestóatención ni reivindicóprivilegios nacionales para la fotografía. En cambio, aprendióa fotografiar, protegióy patrocinóa fotógrafos y formóuna de las más grandes e importantes colecciones fotográficas del siglo XIX, que hoy pertenece a la Biblioteca Nacional.
El Emperador y el Inventor funcionan como polos arquetípicos de las actitudes culturales brasileñas en el rayar de la modernidad. El francés se lamenta en uno de sus manuscritos, ''El inventor en el exilio'', por estar demasiado lejos de Europa: ''El bello descubrimiento de Daguerre . . . no me sorprendió: yo ya lo había previsto aquí, en este desierto, ocho años antes'' (9).1 Y el joven príncipe, llevado precozmente al trono para salvar su imperio de la desmembración política y de la república, ve en las conquistas de la técnica y la civilización la mejor oportunidad para volverse señor del vastísimo dominio que le correspondía, esa terra incognita ingobernable: dos Brasiles, y por lo tanto,...