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El bache por el que atraviesa el cantante es atribuído a su aislamiento personal y malas decisiones artísticas
En el último año, a Luis Miguel le ha llovido sobre mojado.
La oficina del cantante de 45 años dio a conocer que una rinofaringitis aguda lo obligó a dejar colgados a sus fans las noches del 18 y 19 de noviembre en el Auditorio Nacional, en ambos casos cuando los shows llevaban apenas unos minutos de iniciados, y postergar los shows que daría las noches del 20 y 21 del mismo mes.
El intérprete, quien ha vendido más de 100 millones de discos a lo largo de su carrera, no ha estrenado un álbum en cinco años y el sencillo "Deja Vu", que da nombre a su actual gira internacional, no tuvo el recibimiento esperado.
Sus últimos tres discos han arrojado cifras de ventas paupérrimas: Cómplices (2008) vendió 1.2 millones de copias en el mundo; No Culpes a la Noche (2009), sólo 500 mil copias; y Luis Miguel (2010), un millón.
En marzo pasado, tras una presentación en el Auditorio Nacional, el cantante reventó el internet, pero por las burlas que hicieron los usuarios de redes sociales a causa de su sobrepeso.
En esa misma temporada en el Auditorio, el cantante fue criticado por arrancar 45 minutos tarde uno de los shows y concluir después de sólo 50 minutos. Luego, en febrero pasado, causó polémica al no llegar a una presentación en Mérida por, presuntamente, estar emborrachándose en su hotel.
Reacio a dar entrevistas con los medios, esta semana el diario argentino El Clarín publicó una nota en la que la periodista Agustina Binotti describe su encuentro con el cantante como resultado de una serie de filtros de seguridad, en un resort de Punta Mita, para conversar con el ¡en penumbras!
La evidente crisis que vive quien es considerado -todavía-...