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KATHLEEN WALKER MEIKLE, MEDIEVAL PETS. THE BOYDELL PRESS, WOODBRIDGE, 2012, 179 PÁGINAS. ISBN: 9781843837589.
Los estudios sobre Zoohistoria medieval han proliferado de manera importante en los últimos años, particularmente fuera de nuestras fronteras, lo que permite disponer actualmente una importante bibliografía sobre el tema. Sin embargo, dentro de la amplitud que supone el estudio hombre-animal, uno de los aspectos más deficiente o prácticamente nada tratado es el de los animales de compañía.
El libro objeto de esta recensión acaba por cubrir esa carencia. Carencia que, para el caso de la España medieval, he procurado paliar con un pequeño trabajo divulgativo aun en prensa1.
Medieval Pets, sin embargo, no es un trabajo precisamente pequeño y tampoco divulgativo. Es un espléndido estudio académico escrito por una investigadora especialista en animales y medicina medieval que muy recientemente ha publicado dos pequeñas monografías sobre perros y gatos2.
Etimológicamente el término inglés pet remite al verbo mimar, o acariciar así como a un adjetivo: mimado, favorito, y también, domesticado. El Diccionario de Oxford en 1539 definía el término pettis, como un animal domesticado o domado, conservado por placer o compañía, es decir que no se comía y se le daba un nombre.
El libro, como explica su contraportada, refleja la relación hombre animal desde el ángulo menos convencional. Y es que los animales de compañía, lo que hoy denominamos mascotas, ocupaban el nivel de relación más estrecho con el hombre por el mero hecho del placer que producía su compañía. Y esto no deja de ser una excepción en el trato recibido por la mayoría de los animales cuya presencia se explica en la vida del hombre en su calidad de propiedad de aquel, es decir, por motivos de explotación económica (dieta, ganadería, caza, pesca, carga y transporte, comercio, industrias...).
Las especies animales que tendrían la consideración de mascotas serían, básicamente, las domésticas siendo la más habitual el perro seguido del gato pero también fueron apreciados como animales de compañía, los conejos, las ardillas, y los monos. De entre las aves destacaban las cantoras pero también las exóticas caso de loros, cotorras o papagayos. Pero las diversas fuentes medievales también reflejan el interés por la compañía de especies tan curiosas como los tejones acollarados, de donde se deduce su...