RESUMEN: El objetivo de este trabajo es llevar adelante un análisis inicial sobre los bucellarii (un tipo de guerreros mercenarios) en la Antigüedad tardía. El artículo se enmarca en el contexto del incremento de efectivos extranjeros en el ejército romano desde fines del siglo iv, suceso conocido como la barbarización del imperio, en el marco de la transformación del mundo romano (siglos IV-VI d. C.). A partir de estas directrices, indagaremos sobre los posibles orígenes de esta institución, como así también sus características. Finalmente, abordaremos la cuestión de la cohesión social en estos grupos.
Palabras clave: Bárbaros; ejército romano; bucellarii; Antigüedad tardía; identidad.
ABSTRACT: The aim of this article is to introduce a preliminary analysis about the bucellarii (a type of mercenary soldiers) during 4th and 5th centuries A.D. Such analysis is presented in the context of the increase of foreign soldiers in the Roman army since the end of the fourth century, an event known as the barbarization of the empire, within the broad framework of the transformation of the Roman world (4th to 6th centuries A.D.). I will enquire about the possible origins of this institution as well as its characteristics. Finally, I will also address the topic of the social cohesion of these groups.
Keywords: Barbarians; Roman army; bucellarii; Late Antiquity; Identity.
(ProQuest: ... denotes non-US-ASCII text omitted.)
1. INTRODUCCIÓN
Lo que hemos de llamar «largo siglo v», esto es 378-507, fue un período caracterizado por la inestabilidad de las estructuras político-administrativas del Imperio romano. Dicha inestabilidad estuvo representada por varios factores, tanto externos como internos. Entre los primeros se destacaron los movimientos de pueblos bárbaros alrededor de las fronteras. Estos grupos fueron conocidos por provocar escaramuzas y también debido a que muchos de ellos fueron integrados en la estructura militar romana1. Los factores internos, por su parte, estuvieron representados por el desarrollo de numerosas usurpaciones institucionales, hasta aproximadamente los años 423-4252 y, con posterioridad a 455, con la designación y deposición de muchos emperadores efímeros3 (debido a que el poder efectivo lo ejercían los generales, a menudo, de origen bárbaro)4.
En este contexto, las autoridades romanas se esmeraron por mantener alianzas con los citados pueblos bárbaros. Muchos de estos acuerdos tenían como objeto incorporar a estos guerreros a las filas del ejército para enfrentarlos, en la mayoría de los casos, a otros grupos no romanos o utilizarlos para sofocar desórdenes internos (como rebeliones o bagaudae). En este sentido, los bucellarii5 -un tipo de guerreros contratados por aristócratas o militares-, participaron en el desarrollo de algunos de estos eventos del siglo V, generalmente en relación a la seguridad de personalidades importantes. El objetivo de este trabajo es llevar adelante un análisis inicial sobre las características de estos bucellarii y su empleo, en particular, durante el siglo V. Por otra parte, indagaremos acerca de los orígenes de esta institución, como así también sobre el desarrollo de la cohesión social en estos grupos.
2. LA TIPOLOGÍA DE GUERREROS BÁRBAROS EN EL EJÉRCITO ROMANO TARDÍO
Si bien el reclutamiento de efectivos extranjeros no es una novedad en la historia del Imperio romano, podemos afirmar que esta tendencia tuvo un auge en la segunda mitad del siglo IV. Durante esta época, el imperio incrementó el número de guerreros bárbaros en las filas del ejército para sus campañas militares. El punto de inflexión que permitió que se adoptasen estas medidas fue el quinquenio de 378-382, fechas correspondientes a la batalla de Adrianópolis6 y a la del acuerdo establecido entre el emperador Teodosio con los godos7. A partir de este momento, el mencionado Teodosio (y los gobernantes sucesivos) comenzaron a depender con más frecuencia de la asistencia de estos guerreros.
De tal manera, podríamos sintetizar el enrolamiento de bárbaros en el Imperio romano tardío en varias categorías básicas: la de foederati, la de limitanei-ripenses, la de laeti y, finalmente, la de los bucellarii, que nos compete en este trabajo. En el primer caso, se trataba de milicias que servían en el ejército a partir de un tratado establecido entre un emperador romano y un líder bárbaro, por el cual, estas comunidades se comprometían a suministrar efectivos al imperio, a cambio de un salario regular8. Los limitanei-ripenses eran unidades conformadas, asimismo, por bárbaros y cuya función era la de cuidar las fronteras imperiales terrestres y fluviales9.
Por su parte, los laeti poseían un cometido diferente: eran grupos bárbaros asentados dentro de las fronteras del Estado romano por el gobierno imperial, cuyo objetivo era el de proveer reclutas al ejército. A cambio de ello, estas comunidades podían conservar esas tierras y trabajarlas10. El problema que presentan estos laeti para su estudio está vinculado a la terminología. Como afirma Elton, estos contingentes son descritos como laeti, coloni, gentiles, dediticii y tributarii en las fuentes11.
Finalmente, tenemos la categoría de bucellarii, que no solo englobaba a guerreros extranjeros, sino también a combatientes de origen romano12. Eran empleados, normalmente, como cuerpos de mercenarios y, en la mayoría de los casos, servían de manera privada a militares o figuras importantes de la administración del imperio, como guardaespaldas. También podían ejercer la función de tropas de apoyo para las unidades regulares, en el caso de que el oficial militar que los contrató participase de una contienda.
Como podemos apreciar, las fuentes de la Antigüedad tardía presentan numerosos ejemplos sobre el desempeño de los federados y demás soldados no romanos en el ejército imperial tardío, en especial, desde el año 38213. A partir de estos rasgos acerca de las categorías de guerreros extranjeros en el cuerpo castrense romano, procederemos a evaluar con mayor detalle las características específicas de los bucellarii.
3. LA ETIMOLOGÍA Y LOS ORÍGENES DE LA INSTITUCIÓN
Lamentablemente, carecemos de los detalles precisos en relación al surgimiento de esta institución en la Antigüedad tardía. Pese a esta dificultad, creemos que es posible intentar reconstruir cómo habrían sido sus orígenes. Básicamente, bucellarius significa «comedor de bizcochos»14. A comienzos del siglo xx, Vinogradoff señalaba que esta denominación derivaba de buccella: una especie de pan de mayor calidad que el que se suministraba a las tropas regulares15. Otros autores, como Hoffmann, compartían esta misma teoría: estos efectivos recibían este apodo debido a que consumían un pan blanco que era superior al pan integral que era destinado al consumo de las tropas regulares16. De acuerdo con Lewis y Short, este vocablo -buccella- posee dos acepciones: en primer lugar, un pequeño bocado y, en segundo término, hace referencia a un tipo de pan de pequeñas proporciones que era repartido entre los pobres. Por lo demás, existen otras palabras relacionadas: buccellatum («el bizcocho del soldado») y buccellaris (la harina de trigo utilizada para la elaboración de estos panecillos)17.
Ahora bien, la terminología sugiere que estos guerreros contaban con un estatus económico más elevado que el de los soldados romanos regulares o, incluso, que el resto de los foederati bárbaros. De acuerdo con Faber, por ejemplo, ya a partir de la época de Caracalla, algunos extranjeros contaban con ciertos privilegios frente a los ciudadanos romanos, como por ejemplo, el de la exención impositiva. De manera similar, el autor señala que dichos privilegios se incrementaron durante el reinado de Teodosio: el emperador cristiano intentó favorecer por varios medios a los guerreros bárbaros que empleó en las guerras civiles contra los usurpadores Máximo y Eugenio18.
De cualquier manera, cabría preguntarnos: ¿Cuál es el origen de esta práctica? Contestar esta pregunta puede ser muy difícil, pero para brindar una respuesta podríamos considerar la influencia de determinadas instituciones militares romanas. En este sentido, contamos con el ejemplo de los séquitos armados que acompañaban a figuras importantes en épocas precedentes al siglo IV. Por ejemplo, uno de los primeros antecedentes es el de la guardia pretoriana. Si bien fue creada con anterioridad a los tiempos del emperador Augusto, este fue el gobernante que comenzó a nombrar a los oficiales que estarían al mando de este cuerpo militar19. Quizás de manera análoga, podríamos tomar en cuenta la figura de los protectores: guardias personales de los gobernadores provinciales y prefectos pretorianos, cuyos orígenes datan de inicios del siglo m20.
En el caso de instituciones cuyos orígenes no son romanos, contamos con la descripción que hizo Tácito sobre los bárbaros en su obra Germania. El autor describía al comitatus como un elemento importante en el seno de estas comunidades. Dicho comitatus se caracterizaba por estar constituido por los guerreros de mayor confianza que acompañaban a su jefe a la hora de ejercer justicia en determinados territorios:
Los jefes son elegidos en estas reuniones, quienes imparten justicia por las regiones y distritos; están presentes en las reuniones acompañados por cien seguidores del pueblo que simultáneamente son su consejo y su autoridad21,
Si bien se trata de un testimonio no exento de problemas, creemos que este tipo de organización también habría influido en esta modalidad de empleo de hombres armados, por parte de oficiales civiles y militares en el imperio tardío. Pensemos que, a partir del reinado de Teodosio, la presencia del elemento extranjero en el ejército romano comenzó a incrementarse. Al respecto, muchos militares bárbaros (como Arbogastes)22, o romanos que poseían antecedentes extranjeros (como Estilicón)23, lograron ascender en la jerarquía castrense romana. Podríamos sugerir que, con el tiempo, estos oficiales se habrían rodeado de una guardia privada de seguidores, quizás tomando como ejemplo las instituciones romanas y no romanas que hemos mencionado.
Ahora bien, más allá de estas influencias, sería preciso buscar el surgimiento efectivo de estos bucellarii durante el siglo iv, como sugieren Southern y Dixon24. A este respecto, Liebeschuetz considera que, si bien el comitatus del que hablaba Tácito podría haber influido en la creación de los bucellarii, su origen debería ser puramente romano: tanto la Notitia Dignitatum como Olimpiodoro nos dan a entender que estas bandas armadas eran conocidas por un nombre latino25. De esta manera, los bucellarii habrían surgido hacia fines del siglo iv, en el contexto del reclutamiento masivo de bárbaros. Es a partir de este momento que este tipo de guerreros comenzaría a tener más protagonismo en las fuentes del período, pero sin llegar a superar a los federados en esta cuestión.
4. CASOS DE BUCELLARII EN LAS FUENTES Y SUS CARACTERÍSTICAS
Las fuentes literarias de los siglos iv y v nos proveen de algunos ejemplos en los que podemos conocer la manera en que servían estos bucellarii. En algunos casos la tarea resulta sencilla, pues los documentos mencionan la existencia de efectivos bárbaros al servicio de un oficial romano, recurriendo para ello a este término. A este respecto, Olimpiodoro nos informa que, durante el siglo v, muchos de estos efectivos tenían orígenes godos:
En la época de Honorio se daba el nombre de Buccellarius no solo a los soldados romanos sino también a determinados godos. De manera similar, el nombre foederati era aplicado a cuerpos diversos y mixtos de hombres26.
De forma similar a Olimpiodoro, Gregorio de Tours también utiliza el término bucellarius27, al hacer referencia a los miembros del séquito de Flavio Aecio. En ambos casos, se trata de algunos de los pocos ejemplos en los que los autores emplean este vocablo.
Por el contrario, hay descripciones de acontecimientos en las que, si bien se alude a soldados extranjeros llevando a cabo ciertas funciones, las narraciones, por lo general, no utilizan el término bucellarius. Pese a esta dificultad y dependiendo del contexto, podemos interpretar algunos de estos casos como de guerreros bucelarios. Por ejemplo, Procopio de Cesarea -escribiendo en el siglo vi-, señaló que el general Belisario fue acompañado por contingentes de lanceros y guardaespaldas, utilizando los términos ... -que podríamos identificar como bucellarii28- durante las campañas militares que llevó a cabo en nombre del emperador Justiniano29. Se podría afirmar que, en algunas ocasiones, estos efectivos eran empleados como tropas de línea en las batallas y trabajaban tanto de forma aislada como en conjunción con unidades compuestas por diferentes etnias30, aunque carecemos de detalles precisos sobre estos patrones de utilización durante el siglo V31. La diversidad étnica en los grupos de bucellarii resulta fundamental para el estudio del desarrollo de la cohesión en el ejército romano tardío, como analizaremos en los próximos apartados.
La obra de Zósimo también nos provee de otro ejemplo interesante. En un episodio vinculado al accionar de Rufino -praefectus praetorianus de Oriente, en 395-, el autor bizantino describe cómo mandó a asesinar a un oficial llamado Prómoto. Según Zósimo, este militar se desempeñaba de buena manera en el ejército romano, pero mantenía una enemistad con el mencionado Rufino. Para llevar a cabo el homicidio, el prefecto empleó a un grupo de bárbaros. El historiador bizantino no nos proporciona mayores detalles en lo concerniente al nombre con el cual eran conocidos estos guerreros, ni tampoco si servían en el ejército romano como foederati o dentro de una unidad regular (Zósimo se refiere a ellos sólo como ... , más no como bucellarii)32. De cualquier manera, el punto resulta interesante, ya que se puede inferir que esos bárbaros usados contra Prómoto no fueron utilizados como soldados regulares por Rufino33. Podríamos sugerir que, probablemente, servían como bucellarii, ya que no estaban contratados de manera oficial por el Estado imperial para cumplir funciones en una unidad militar del ejército: el pasaje de Zósimo tampoco hace referencia a esta situación. Además, Claudio Claudiano también afirma que Rufino se movilizaba con un séquito armado constituido por varios adherentes, vistiéndose el mismo Rufino a la manera de los bárbaros34. La cuestión de la indumentaria «bárbara» en este fragmento es, sin duda, un recurso por parte de Claudiano para desacreditar aún más a este personaje. Recordemos que el poeta era un ferviente partidario de la carrera política y militar de Estilicón en Occidente, con lo cual, debía criticar a sus adversarios políticos, en este caso, el citado Rufino35. Pese a ello, podríamos considerar el testimonio de Claudiano como válido para complementar la información de Zósimo. Por lo demás, no contamos con otros testimonios que nos ayuden a comprobar que los bárbaros a los que recurrió Rufino servían como tropas regulares en el ejército romano. De acuerdo con las fuentes literarias del período, no era extraordinario que grupos bárbaros (quizás unidades pequeñas o subdivisiones de un contingente más grande) fuesen contratados para llevar a cabo este tipo de acciones, dependiendo del caso y de las circunstancias36.
Otra característica de los bucellarii es que algunos de estos grupos podrían haber devenido, con el tiempo, en unidades regulares del ejército romano. Un ejemplo de ello está representado por una entrada de la Notitia Dignitatum de Oriente: la lista registra una unidad denominada Comités catafractarii Bucellarii iuniores, que estaba al mando del Magister Militum per Orientem31. Ahora bien, debemos tener en cuenta que los apodos de muchos de los destacamentos que figuran en este documento harían referencia a los pueblos que habitaban la región en la que se encontraba asentado dicho destacamento, o podrían aludir al origen étnico (de acuerdo con la concepción que tenían los romanos)38 de aquellos soldados que conformaron esa unidad, en el momento de su creación. Como afirman Jones39, Southern y Dixon40, el hecho de que las tropas listadas en la Notitia posean nombres étnicos, no significa que hayan estado constituidas por los pueblos a los que hacen referencia.
Ahora bien, el origen de los Comites catafractarii Bucellarii iuniores podría remontarse, incluso, a la época del emperador Teodosio: la Nueva Historia de Zósimo especifica que, en 386, tuvo lugar el episodio de la invasión de Odoteo con sus jinetes greutungos. El autor bizantino explica cómo este grupo fue derrotado y luego fue favorecido por el emperador, quien utilizó regalos y liberó a los cautivos confiando en que se unirían a su ejército41. De acuerdo con Liebeschuetz, los supervivientes habrían sido asentados en Frigia42. De tal manera, podríamos argumentar que parte de dichos supervivientes habrían servido como bucellarii, en un primer momento, probablemente ofreciendo sus servicios a personalidades influyentes de la zona. Con el tiempo, es posible que su estatus haya sido modificado para ser incorporados al ejército como federados. Finalmente, la primera generación de sus descendientes43 que continuaban sirviendo en Asia menor, se habría convertido en una unidad regular, a través de la combinación con otros efectivos. Quizás se debe a estos factores el hecho de que la Notitia Dignitatum oriental presente a esta unidad utilizando este nombre.
Desde nuestra perspectiva, creemos que este destacamento habría estado vinculado a las fuerzas de caballería que estaban a cargo de Tribigildo, en Asia Menor, que participarían de la revuelta que este personaje llevó a cabo junto con el magister utriusque militiae Gaïnas para deponer al praefectus praetorianus Eutropio, alrededor del año 39944. Debido a que la Notitia oriental dejó de ser actualizada alrededor de 39545, carecemos de los detalles precisos en lo concerniente a la promoción de estas unidades pero creemos que tiene sentido considerar a estas tropas siendo empleadas como bucellarii en un primer momento (aproximadamente 386-387).
Finalmente, otro rasgo de los bucellarii tiene que ver con su función de guardia personal. Olimpiodoro de Tebas nos proporciona un ejemplo de esta situación -aunque en el fragmento, el autor no se refiere a ellos como bucellarii-, cuando especifica que Gala Placidia, hermana del emperador Honorio, se encontraba rodeada de bárbaros, a causa de sus matrimonios con el godo Ataúlfo y con el general romano Constancio ... 46. Otro ejemplo clásico también está representado por Optila y Traustila, los amici del magister utriusque militiae Flavio Aecio47, quienes habrían cumplido una función semejante, como analizaremos en los siguientes apartados.
5. ¿FUNCIÓN PÚBLICA O PRIVADA? DOS EJEMPLOS SOBRE LA CUESTIÓN
Un problema a la hora de analizar estos grupos se relaciona con el carácter de la función que cumplían, es decir, si se desempeñaban en el marco de la esfera privada48 (como señala el historiador bizantino Procopio de Cesarea e, indirectamente, Olimpiodoro de Tebas) o si, por el contrario, se trataba de guerreros que trabajaban para el Estado romano y, por ende, eran remunerados por el gobierno imperial.
A este respecto, Gascou publicó en los 70 un artículo interesante sobre los bucellarii del Egipto del siglo vi de nuestra era. Entre sus conclusiones, afirmaba que esta institución no poseía un carácter exclusivamente privado, como históricamente se había señalado. Para el autor, ello se debía a que, en Egipto, los bucellarii sirvieron dentro del ejército regular (y no de manera independiente para particulares). Además, se les pagaba con fondos públicos y muchas veces cumplían tareas que estaban más vinculadas a la esfera pública que a la privada. El historiador francés consideraba que esta impronta vino de la mano de las reformas que realizó Constantino en el ejército de principios del siglo IV49.
Ahora bien, creemos que para el siglo V contamos con algunos ejemplos que pueden relacionarse con el que estudió Gascou. Entre estos casos, podemos citar el de los bárbaros que servían al emperador Eparquio Avito. Este gobernante asumió el poder en 455 con la ayuda de los visigodos y la aristocracia galo-romana50, tras el efímero gobierno de Petronio Máximo (el sucesor de Valentiniano III). De acuerdo con Prisco de Panio, la muchedumbre de Roma se encontraba descontenta debido al desabastecimiento que estaba experimentando la ciudad, pues los vándalos habían tomado Cartago (uno de los centros principales de suministro de grano para Roma en el Mediterráneo)51. Por ende, la multitud exigió al emperador que despidiese a aquellos que trajo consigo desde Galia, es decir, sus soldados bárbaros. El gobernante cumplió con el pedido del pueblo y, para ello, les pagó a sus efectivos utilizando el dinero que reunió a partir de la venta del bronce de las obras públicas de Roma, debido a que el tesoro de la ciudad ya no contaba con metálico en sus reservas52. Como podemos ver, este podría ser un caso en el que un grupo de bucellarii es compensado con fondos de origen público y no con recursos privados.
En su fragmento, Prisco recurrió a los siguientes términos para referirse a los efectivos visigodos que acompañaban al emperador Avito: ... (el equivalente griego para foederatus53), ... y ... (una guardia personal o custodia). De esta forma, si estos hombres eran realmente foederati, ¿por qué el gobernante romano les pagó con dinero público para que cumpliesen la función privada de guardia personal?54 Teniendo en cuenta que Avito provenía de una familia senatorial de la Galia55 -y, aparentemente, bien posicionada en lo económico-, él habría podido remunerar a estos guerreros sin problema. Podríamos suponer que remuneró a estos guerreros con fondos públicos porque habrían sido parte de los palatini, es decir, la guardia de palacio de los emperadores56. Sin embargo, el texto de Prisco no presenta los términos correspondientes a esos cargos militares57, con lo cual deberíamos descartar esa posibilidad. A partir de estas características, es posible sugerir que, para el momento en que este autor escribió (450-457 para sus primeros libros y 476 para los últimos tres restantes)58, el término symmachoi habría comenzado a ser empleado para denominar a todos los bárbaros enrolados en el ejército y vinculados al Estado romano, sin importar que estos fuesen federados o bucellarii59. En segundo lugar, tomando como base los postulados de Southern y Dixon que establecen que la expresión symmachoi pasó a designar a los bárbaros que cumplían la función de foederati en el ejército bizantino del siglo vi60, podríamos estimar que los vocablos utilizados cambiaron su connotación durante el reinado de Avito (455-456). De esta manera, symmachos fue usado para representar lo que en Occidente se conocía como un bucellarius, a diferencia del significado que tenía inicialmente: un soldado federado. Esto puede confirmarse, además, si tenemos en cuenta que en esta etapa -e, incluso, desde poco antes de la década de 450-, estos federados pasaron a constituir prácticamente lo que hoy conocemos como el ejército romano de Occidente de mediados del siglo V61.
6. LOS BUCELLARII: ¿UN EJEMPLO DE COHESIÓN POR SOLIDARIDAD O POR FACTORES ECONÓMICOS?
Como mencionamos con anterioridad, en la mayoría de los casos, los bucellarii servían de manera privada, ya sea como guardia personal o, incluso, en apoyo de tropas regulares en determinadas batallas. En relación con este servicio privado, podríamos señalar que la cohesión grupal que mantenía a estos guerreros unidos en torno a la persona que los contrataba surgía, en un principio, gracias al factor económico62. Sin embargo, nuestras fuentes describen algunos casos en los que ocurría algo diferente, es decir, que con el paso del tiempo, el elemento económico daba lugar a un sentimiento de vinculación (probablemente, a partir de la camaradería y la denominada solidaridad de tipo militar)63. Creemos que, en algunas ocasiones, estos bucellarii obraban guiados por esta cohesión surgida a partir de las relaciones establecidas con las personalidades que los contrataban.
Uno de estos ejemplos es el de Optila y Traustila, los adherentes del oficial romano Flavio Aecio64. Este general fue asesinado por el emperador Valentiniano III y su eunuco Heraclio (que Hidacio identifica como spatarius)65. Varias fuentes del período describen cómo se desarrolló este evento, acaecido un tiempo después del fallecimiento de Atila (453). Lo que resulta llamativo es que los documentos mencionan que, tras la muerte del mencionado Aecio, el emperador fue asesinado, a su vez, por los citados Optila y Traustila66. De acuerdo con Gascou y con Diesner, estos hombres habrían sido los bucellarii del general romano67. En este caso, resulta sorprendente el hecho de que, luego de la desaparición de su contratante, estos hombres mataron al emperador que asesinó a Aecio, pese a que no recibieron más dinero por parte de su líder. Aparentemente, tampoco se habría tratado de una intriga política organizada por otro grupo de poder perteneciente a las aristocracias del imperio: si bien algunas fuentes mencionan que el que estuvo detrás de la muerte de Valentiniano fue Petronio Máximo (quien, como mencionamos, fue emperador por un período muy breve, en 455)68, creemos que los guardaespaldas de Aecio actuaron guiados por un sentimiento de vinculación. Lamentablemente, carecemos de mayor información sobre estos hombres más allá de este acontecimiento. Pese a esta dificultad, contamos con otros documentos que pueden ser utilizados para el análisis, como la crónica de Hidacio. El obispo de Gallaecia caracterizó a estos guerreros como amigos del oficial romano:
En el cuarto año del reinado del princeps Marciano, Valentiniano, el emperador de Roma, es asesinado en el campo (de Marte) por dos amigos [familiaris] bárbaros de Aecio, con el ejército rodeándole, en el año trigésimo sexto de su vida y trigésimo primero de su reinado69.
Como suele ocurrir con el latín, el problema con el término familiaris es que consta de numerosas acepciones, entre las que se encuentran: amigo, persona íntima, pariente o, incluso, una persona que pertenece a la unidad doméstica, entre otros significados70. Por su parte, los Decem Libri Historiarum de Gregorio de Tours también describen este episodio. Para el prelado galo-romano, Valentiniano asesinó a Aecio debido a que temía que el general lo controlase. El autor finaliza el pasaje especificando que Valentiniano fue muerto un año después por Occila (Optila), uno de los buccellarius del oficial71. El conde Marcelino, por su parte, denominó a estos seguidores de Aecio como satellites, esto es, guardias armados72. Finalmente, otras fuentes indican que eran hijos adoptivos de Aecio (genero Aetii)13 o que se trataba de ... 74 («portadores de lanza») que también cumplían funciones de escoltas privados75. Dada la diversidad de vocablos empleados por los diferentes autores del período con respecto a este acontecimiento, podemos afirmar que la relación entre estos hombres y Aecio iba más allá de la simple vinculación de tipo militar. Con respecto a esta situación, debemos tener en cuenta dos sucesos en la vida de este militar romano. En primer lugar, su continua participación en contiendas para sofocar revueltas en los territorios de poniente, desde fines de la década del 420. En segundo término, su recurso constante a los jinetes hunos durante sus campañas militares, al menos hasta 44076. Es probable que Optila y Traustila participasen en estas batallas y, a raíz de su desempeño, Aecio los escogiese para su guardia personal. A lo largo de este proceso, los vínculos entre el oficial romano y sus bucellarii se habrían estrechado77 (puesto que la exposición a la violencia en la guerra es uno de los factores que puede contribuir a la cohesión social de un grupo en particular)70.
7. CONSIDERACIONES FINALES
Como pudimos ver a lo largo de este trabajo, la problemática en torno a los bárbaros y su desempeño en el ejército romano (o para las autoridades romanas), en general, todavía continúa en vigencia. En el caso de los bucellarii, su estudio también resulta atractivo, probablemente debido a que la institución se asemejaba a los cuerpos de mercenarios de otras épocas. Más allá de los aportes que se realizaron desde las últimas tres décadas, los citados bucellarii todavía siguen constituyendo un tópico complejo (debido a la falta de evidencia) en relación a las estructuras del ejército romano tardío. A partir del análisis de casos que hemos llevado adelante en este trabajo, podemos sintetizar lo siguiente:
* Básicamente, los bucellarii eran grupos de guerreros conformados por romanos o extranjeros, aunque todo indica que, hacia fines del siglo V, el elemento bárbaro sería el más preponderante en esta institución. Dichos grupos servían de manera privada a personalidades importantes del ámbito castrense o civil. Como mencionamos, estos contingentes recibieron variadas denominaciones (pares, pueri, familiares, satellites, domestici, amici, entre otras). En algunas ocasiones eran empleados para llevar a cabo tareas que se encontraban por fuera de la ley (el caso de Rufino y su complot contra Prómoto), aunque, por lo general, su función más destacada era la de ejercer como guardia personal de diferentes militares o miembros de la aristocracia. La mayoría de los académicos consideran que el accionar de estos efectivos estaba más vinculado a las funciones privadas. A este respecto, la teoría esbozada por Gascou en relación a los bucellarii del Egipto bizantino del siglo VI proponía exactamente lo opuesto: guerreros que cumplían funciones públicas (protección de las ciudades y poblados) y eran mantenidos por los fondos y mecanismos del Estado romano. Por ello, creemos que el ejemplo de los bárbaros que acompañaban al emperador Avito resulta interesante, pues representaría un ejemplo que se encuentra a mitad de camino entre lo que proponen la mayoría de los autores y el caso analizado por Gascou: los visigodos que Avito había licenciado (con fondos públicos en lugar de privados) habrían sido federados que formaban la guardia personal de este gobernante. Esto los enmarcaría más dentro de la esfera pública, pese a haber cumplido funciones de carácter privado para ese gobernante.
* Otro rasgo de los bucellarii que consideramos relevante tiene que ver con la construcción de la cohesión social por parte de estos grupos. Las fuentes de la Antigüedad tardía presentan escasa información puntual acerca de la existencia de dicha cohesión entre los contingentes bárbaros que cumplían funciones militares para los romanos. Pese a ello, creemos que el ejemplo de los guardaespaldas de Aecio, Optila y Traustila, puede arrojar algo de luz a esta problemática.
En el seno de estos grupos de guerreros, la cohesión habría estado dada, en un primer momento, por el factor económico: por ejemplo, un patrón que les ofrecía una remuneración más elevada que la que recibían por servir como federados. Este sería el caso típico de los bucellarii puesto que, en la mayoría de las situaciones, eran compensados con fondos privados. Creemos que, con el tiempo, se habrían establecido vínculos entre estos contingentes y sus líderes, a raíz de la interacción mutua de estos agentes en situaciones tales como batallas o, incluso, por el contacto mismo que se generaba dada la relación entre los guerreros y su función de guardia personal y el beneficiario de estos servicios. En dichos vínculos, creemos que los elementos económico y étnico no habrían sido los únicos determinantes para garantizar la cohesión.
En relación con esta perspectiva, los bucellarii pueden ser considerados como un modelo por el cual se asociaba a grupos reducidos de bárbaros con orígenes heterogéneos. Por lo general, se trataba de pequeños contingentes que se encontraban parcialmente influenciados por la cultura romana o no, con anterioridad a su reclutamiento. Los citados Optila y Traustila, por ejemplo, podrían ser caracterizados como mercenarios de procedencia huna. A su vez, debemos tener en cuenta que los hunos constituirían una gens escasamente asimilada a las estructuras del Estado romano, debido a que sirvieron al imperio durante breves períodos de tiempo entre 399 y 408 (el caso del jefe huno Uldin)79 y luego, durante la década de 43o (prueba de ello son el quiebre de las alianzas entre este contingente y las autoridades romanas a partir de 440). De esta manera, el reclutamiento y utilización de este tipo de efectivos mercenarios, por parte de oficiales y magnates romanos, fomentaba no solo la cohesión social entre estos grupos y el imperio -además de incidir en la unidad interna del contingente- sino también la asimilación de estos individuos a la cultura romana.
* Más allá de toda la información que hemos presentado y analizado, existe el problema de la interpretación de los escritores de la Antigüedad tardía en relación con estos efectivos. Como suele ocurrir con el tópico de los bárbaros, gran parte de los testimonios que poseemos sobre estas comunidades llegó a nosotros a través de autores grecolatinos. En la mayoría de los casos, estos escritores no se encontraban muy interesados en describir las características de estos grupos y, cuando lo hacían, se debía casi exclusivamente a motivos ideológicos o políticos80. En el caso de los bucellarii, creemos que la diversidad de nombres que presentan nuestras fuentes para designarlos nos brinda algunos indicios acerca de las instituciones que proporcionaban mano de obra militar para estas funciones (el colonato, la esclavitud, etc.). Además, tal diversidad de términos refleja, a su vez, la gran maleabilidad que poseían las identidades en esta etapa: un godo podía ser un bucellarius o un foederatus y a su vez ser un bárbaro o un soldado romano (con todos los problemas que ello puede traer para los historiadores contemporáneos).
Como podemos apreciar, la barbarización del ejército romano tardío occidental fue un proceso caracterizado por varias facetas. Una de ellas está representada por los bucellarii, quienes ejercieron diferentes tareas que, en diversas circunstancias, fueron decisivas en la historia de las últimas décadas del Estado romano tardío.
1. Hasta el día de hoy, el capítulo XVII de la obra de Jones constituye uno de los estudios más completos sobre el ejército romano tardío. Véase: Jones, A. H. M.: The Later Roman Empire 284-602. A Social Economic and Administrative Survey, Volume II. Oxford, 1964, pp. 611-613 y 619-623. Véase, además: Kulikowski, M.: Rome Gothic Wars. From the Third Century to Alaric. Cambridge, 2007, pp. 152-153; Liebeschuetz, W.: «The End of the Roman Army in the Western Empire», en War and Society in the Roman World. London, 2002, pp. 265-276; Southern, P.: The Roman Army. A Social and Institutional History. Oxford, 2006, p. 259; Stickler, T.: «The Foederati», en A Companion to the Roman Army. Oxford, 2007, pp. 495-496.
2. Blockley, R. C.: «Warfare and Diplomacy», The Cambridge Ancient History. Volume XIII: The Late Empire, A.D. 337-425. Cambridge, 2008, pp. 431-433; Drinkwater, J. F.: «The Usurpers Constantine III (407-411) and Jovinus (411-413)», Britannia, 29, 1998, pp. 269-298.
3. Véase: Halsall, G.: Barbarian Migrations and the Roman West, 376-568. Cambridge, 2007, pp. 257-278; Heather, P.: The Fall of the Roman Empire. A New History of Rome and the Barbarians. Oxford, 2005, pp. 392-399, 425-430; Lee, A. D.: From Rome to Byzantium AD 363 to 565. The Transformation of Ancient Rome. Northampton, 2013, pp. 94-96.
4. MacGeorge, P.: Late Roman Warlords. Oxford, 2002; O'Flynn, J. M.: Generalissimos of the Western Roman Empire. Alberta, 1983.
5. Bucellarii es la forma más aceptada en la actualidad por los especialistas de la Antigüedad tardía. Sin embargo, algunos académicos han utilizado buccellarii (como Diesner). En las fuentes del período podemos encontrar ambas versiones. En el presente trabajo, nos referiremos a estos efectivos recurriendo a la primera denominación. Para más información, véase: Diesner, H.: «Das Buccellariertum von Stilicho und Sarus bis auf Aetius (454/455)», Klio. Beiträge zur alten Geschichte, 54, 1972, pp. 321-350.
6. El libro XXXI de la Res Gestae de Amiano Marcelino trata sobre esta contienda, dándole especial atención a las causas de la misma (el capítulo 13 se encarga especialmente del enfrentamiento entre godos y romanos). Véase: Rolfe, J. C. (ed. y trad.): Ammianus Marcellinus. London, 1935; Harto Trujillo, M. L. (ed. y trad.): Amiano Marcelino. Historia. Madrid, 2002; Matthews, J.: The Roman Empire of Ammianus. With a New Introduction. Michigan, 2007.
7. «Ipso anno multa bella Romani cum Gothis commiserunt. Deinde victoriae nuntiatae sunt aduersus Gothos, Alanos, atque Hunos. Ipso anno universa gens Gothorum cum rege suo in Romaniam se tradiderunt». Consularia Constantinopolitana, 379, 382. Para esta obra, sigo la edición de Burgess, R. (ed. y trad.): The Chronicle of Hydatius and the Consularia Constantinopolitana. Two Contemporary Accounts of the final Years of the Roman Empire. Oxford, 1993. Orosio también se refiere a la alianza que estos grupos establecieron con el emperador Teodosio: «Omnem fiduciam sui ad opem Christi conferens maximas illas Scythicas gentes formidatasque conctis maioribus, Alexandro quoque illi Magno, sicut Pompeius Corneliusque testati sunt, euitatas, nunc autem extincto Romano exercitu Romanis equis armisque instructissimas, hoc est Alanos Hunos et Gothos, incunctanter adgressus magnis multisque proeliis uicit. urbem Constantinopolim uictor intrauit et ne paruam ipsam Romani exercitus manum adsidue bellando detereret, foedus cum Athanarico Gothorum rege percussit. Athanaricus autem continuo ut Constantinopolim uenit, diem obiit. Uniuersae Gothorum gentes rege defunto aspicientes uirtutem benignitatemque Theodosii Romano sese imperio dediderunt». Orosio, Historias contra los paganos, VII.34. Sigo las ediciones de Arnaud-Lindet, M. P. (ed. y trad.): Orose, Histoires (Contre les Païens). Paris, 1991 y de Sánchez Salor, E. (ed. y trad.): Orosio, Historias, Tomo I y II. Madrid, 1982.
Véase, además: Zósimo, IV33. Finalmente, para la problemática acerca de la reconstrucción del acuerdo del año 382, véase: Cedilnik, A.: «Der römisch-gotische Friedensschluss im Jahre 382», Byzatinoslavica. Revue internationale des Etudes Byzantines, 1-2, 2011, pp. 13-49; Halsall, g.: op. cit., pp. 180-185; Liebeschuetz, W.: Barbarians and Bishops. Army, Church and State in the Age of Arcadius and Chrysostom. Oxford, 1990, pp. 28-30.
8. Las condiciones de cada convenio por el que se reclutaban efectivos bárbaros podían variar dependiendo del grupo con el cual el imperio pactaba y conforme con las circunstancias del momento. Véase: Heather, P.: «Foedera and Foederati in the Fourth Century», en Kingdoms of the Empire. The Integration of-the Barbarians in Late Antiquity. Leiden, 1997, pp. 57-74.
9. «Impp. honorius et theodosius aa. gaudentio vicario africae. terrarum spatia, quae gentilibuspropter curam munitionemque limitis atque fossati antiquorum humana fuerant provisione concessa, quoniam comperimus aliquos retinere, si eorum cupiditate vel desid-erio retinentur, circa curam fossati tuitionemque limitis studio vel labore noverint serviendum ut illi, quos huic operi antiquitas deputarat. alioquin sciant haec spatia vel ad gentiles, si potuerint inveniri, vel certe ad veteranos esse non inmerito transferenda, ut hac provisione servata fossati limitisque nulla in parte timoris esse possit suspicio. dat. iii kal. mai. ravenna honorio viii et theodosio iii aa. conss. (409 apr 29)». Código Teodosiano, VII.15.1. Para el Codex Theodosianus, sigo la edición de Mommsen, T. y Meyer, P. M. (eds.): Theodosiani Libri XVI cum Constitutionibus Sermondianis. Berlin, 1905 y la de Pharr, C. (ed. y trad.): The Theodosian Code and Novels and the Sirmondian Constitutions. A Translation with Commentary, Glossary, and Bibliography. Princeton, 1952.
10. Jones, A. H. M.: The Later Roman Empire..., pp. 614, 620.
11. Elton, H.: Warfare in Roman Europe, AD 350-425. Oxford, 1996, p. 129.
12. Jones, A. H. M.: The Later Roman Empire..., p. 667. Según Liebeschuetz, los bucellarii del siglo V tardío habrían sido, en su mayoría, de origen no romano. Véase: Liebeschuetz, W.: Barbarians and Bishops..., p. 44.
13. La obra de Zósimo contiene numerosos ejemplos sobre la relación entre Teodosio y los bárbaros tras la batalla de Adrianópolis. De la misma manera, el historiador bizantino nos brinda detalles sobre cómo el gobernante romano empleó a estos guerreros, por ejemplo, en el marco de la campaña contra el usurpador Eugenio: «estimando que sería mejor enviar primero las unidades bárbaras contra el enemigo y arriesgarlas primero, Teodosio ordenó a Gaïnas avanzar con sus hombres, seguido por los otros comandantes que estaban designados para dirigir a las unidades bárbaras, constituidas por caballerías, como así también arqueros montados e infantería» ... Zósimo, IV.58.2. Para la obra de Zósimo, sigo las ediciones de Paschoud, F. (ed. y trad.): Zosime. Histoire Nouvelle. Paris, 1971, de Candau Morón, J. M. (ed. y trad.): Zósimo, Historia Nueva. Madrid, 1992 y de Ridley, R. T. (ed. y trad.): Zosimus. New History. Sydney, 1982.
14. Liebeschuetz, W.: Barbarians and Bishops..., p. 43.
15. Vinogradoff, P: «Foundations of Society (Origins of Feudalism)», en The Cambridge Medieval History Vol. II. New York, 1913, pp. 641-642.
16. Hoffmann, D.: Das Spätrömische Bewegungsheer und die Notitia Dignitatum. Düsseldorf, 1969, p. 274.
17. Lewis, C. T. Y Short, C.: A Latin Dictionary. Founded on Andrew's Edition of Freund's Latin Dictionary. Oxford, 1958, p. 254.
18. Faber, E.: «How Foreign Soldiers became more important than Roman Citizens. The Development of Differences in Status between Julius Caesar and Theodosius I», en El espejismo del bárbaro, Ciudadanos y extranjeros al final de la Antigüedad. Castellón, 2013, pp. 124-125, 127-128.
19. Crook, J. A.: «Political History, 30 B. C. to A. D. 14», en The Cambridge Ancient History. Volume X: The Augustan Empire, 43 B,C,-A,D, 69. Cambridge, 2006, p. 103.
20. Stroebel, K.: «Strategy and Army Structure between Septimius Severus and Constantine the Great», en A Companion to the Roman Army, p. 273.
21. «Eliguntur in isdem conciliis et principes, qui iura per pagos vicosque reddunt; centeni singulis ex plebe comites consilium simul et auctoritas adsunt». Tácito, Germania, XII. Para la obra de Tácito, sigo la edición de Peterson, W. (ed. y trad.): Tacitus, Dialogus, Agricola, Germania. London, 1914.
22. El magister militum de Occidente que designó emperador a Eugenio, tras deponer a Valentiniano II, en 392. Véase: Jones, A. H. M., Martindale, J. R. y Morris, J. (eds.): The Prosopography of the Late Roman Empire. Volume I A.D. 260-395. Cambridge, 1971, pp. 95-97.
23. O'flynn, J. M.: Generalissimos..., p. 22. Véase, además: Halsall, G.: Barbarian Migrations..., p. 160 y Jones, A. H. M., Martindale, J. R. y Morris J. (eds.): The Prosopography Vol. I.., pp. 853-858.
24. Southern, P. y Dixon, K. R.: The Late Roman Army. London, 1996, p. 72.
25. Liebeschuetz, W.: Barbarians and Bishops..., pp. 44-45.
26. ... Olimpiodoro, fr. 7.4. Para Olimpiodoro, sigo la edición de Blockley, R. C.: The Fragmentary Classicising Historians of the Later Roman Empire, Eunapius, Olympiodorus, Priscus and Malcus, Vol, II: Text, Translation and Historiographical Notes. Liverpool, 1983.
27. «Occila, buccellarius Aeti». Gregorio de Tours, Decem Libri Historiarum, II.8. Para los Decem Libri, sigo la edición de Krusch, B. Y Levison, W. (eds.): Gregorii Episcopi Turonensis Libri Historiarum X, MGH SRM1. Hannover, 1851
28. García Romero, F. A. (ed. y trad.): Procopio de Cesarea, Historia de las guerras, Vol, 4. Madrid, 2007, p. 27.
29. ... Procopio, Acerca de la Guerra Gótica, VII.1.18-20. Para Procopio, sigo la edición de Dewing, H. D. (ed. y trad.): Procopius, History of the Wars. London, 1962.
30. Jones, A. H. M.: The Later Roman Empire,,,, p. 667.
31. Parecería que el uso directo de bucellarii en las batallas fue algo más propio del siglo vi. Véase: Ravegnani, G.: Soldati di Bisanzio in Età Giustinianea. Roma, 1988, p. 26.
32. ... Zósimo, IV.51.2-3.
33. Jones, por ejemplo, considera estos acontecimientos como el origen de los bucellarii. Véase: Jones, A. H. M.: The Later Roman Empire..., p. 666.
34. «egregii quotiens exissetfoederis auctor, stipatur sociis, circumque armata clientum agmina privatis ibant famulantia signis; ipse inter medios, ne qua de parte relinquat barbariem, revocat fulvas in pectora pelles frenaque et inmanes pharetras arcusque sonoros adsimulat mentemque palam proclamat amictu, necpudet Ausonios currus et iura regentem sumere deformes ritus vestemque Getarum; insignemque habitum Latii mutare coactae maerent captivaepellito iudice leges». Claudio Claudiano, Contra Rufino II, 75-85. Para las obras de Claudiano, sigo las ediciones de Plautner, M. (ed. y trad.): Claudian. Vol. I & II. Londres, 1990 y la de Bejarano, M. C. (ed. y trad.): Claudiano. Poemas I y II. Madrid, 1993.
35. Bejarano, M. C. (ed. y trad.): Claudiano..., pp. 20-21. De acuerdo con Heather, Claudiano se convirtió en el «propagandista» de Estilicón. Véase: Heather, P: The Fall of the Roman Empire..., p. 217.
36. «Roman leaders also employed barbarians to attack their own political rivals». Halsall, G.: Barbarian Migrations..., p. 149.
37. Notitia Dignitatum Orientis, VII. Para la Notitia Dignitatum, sigo la edición de Seeck, O. (ed.): Notitia Dignitatum accedunt Notitia Urbis Constantinopolitanae et Laterculum Prouinciarum. Berlin, 1876.
38. Halsall, G.: Barbarian Migrations..., pp. 10, 45-46.
39. Jones, A. H. M.: The Later Roman Empire..., pp. 620-621.
40. Southern, P. y Dixon, K. R.: The Late Roman Army..., pp. 70-71.
41. ... Zósimo, IV.35; IV.39.4-5.
42. Wolf Liebeschuetz sugiere que, en este caso, los seguidores de Odoteo que cruzaron el Danubio y fueron derrotados por Prómoto, se habrían convertido en foederati de algún tipo. El autor afirma, además, que habrían existido diferentes modalidades de establecer a los bárbaros en territorio romano de las que no sabemos nada. Véase: Liebeschuetz, W.: Barbarians and Bishops..., p. 13.
43. De acuerdo con Elton, los hijos de los soldados bárbaros que fueron reclutados en el ejército romano también podían unirse al ejército. Véase: Elton, H.: Warfare..., p. 141.
44. Zósimo, V. 14.3; Sócrates, Vf.6. Para la obra de Sócrates de Constantinopla, sigo las ediciones de Hussey, R. (ed.): Socratis Scholastici Ecclesiastica Historia. Oxford, 1853 y de Schaff, P. (ed. y trad.): Socrates and Sozomenus Ecclesiastical Histories, Nicene and PostNicene Fathers Series II, Volume 2. Edimburgo, 1886-1900.
45. Véase: Kulikowski, M.: «The 'Notitia Dignitatum' as a Historical Source», Historia: Zeitschrift für Alte Geschichte, 49-3, 2000, p. 360.
46. Olimpiodoro, fr. 38.
47. Martindale, J. R. (ed.): The Prosopography of the Later Roman Empire. Volume II A.D. 395-527. Cambridge, 1980, pp. 810, 1117-1118.
48. Las Leges visigothorum, aunque más tardías, especifican parte de las relaciones entre un patrón y un bucellarius en lo que respecta a la adquisición de propiedad: «Quicumque autem in patrocinio constitutus sub patrono aliquid adquisierit, medietas ex omnibus in patroni vel filiorum eius potestate consistat; alia vero medietatem idem buccellarius, qui adquisibit, obtineat». Leges Visigothorum, V3.1. Sigo la edición de Zeumer, K. (ed.): Leges Visigothorum, LL- Nat. Germ. I. Hannover y Leipzig, 1902.
49. Gascou, J.: «L'institution des bucellaires», BIFAO, 76, 1976, pp. 155-156.
50. Heather, P.: «The Western Empire, 425-76», The Cambridge Ancient History. Vol. XIV: Late Antiquity: Empire and Successors, A.D. 425-600. Cambridge, 2008, p. 20.
51. Ward-Perkins, B.: The Fall of Rome and the End of Civilization. Oxford, 2005, p. 103.
52. ... . Prisco, fr. 32. Para la obra de Prisco de Panio, sigo la edición de Blockley, R. C. (ed. y trad.): The Fragmentary Clasicissing Historians Vol. II...
53. Liddell, H. G. y Scott, R.: Greek-English Lexicon. Oxford, 1996, pp. 1677-1678; Elton, H.: «Military Forces», en The Cambridge History of Greek and Roman Warfare. Volume II: Rome from the Late Republic to the Late Empire. Cambridge, 2007, p. 281.
54. De acuerdo con Elton, ya hacia mediados del siglo IV los soldados regulares recibían su pago en especie una vez al año (las annonae), sumado a donativos en metálico cada vez que un nuevo emperador llegaba al trono y, cada cinco años, se les otorgaba también raciones, forraje y equipamiento. El problema es que, en teoría, los «aliados» bárbaros poseían un costo menor y es por ello que eran los preferidos por los usurpadores a la hora de llevar adelante los intentos por llegar al trono. El autor indica que, en la mayoría de los casos, estos bárbaros eran remunerados en especie y, quizás, con algún bono en metálico. Véase: Elton, H.: Warfare..., pp. 120-121, 124.
55. Martindale, J. R. (ed.): The Prosopography Vol. II..., p. 196.
56. Este cuerpo fue creado por el emperador Constantino tras disolver a la antigua guardia pretoriana. Véase: Elton, h.: «Military forces...», p. 280; Jones, A. H. M.: The Later Roman Empire..., p. 613.
57. En el párrafo al que hacemos referencia tampoco se encuentra el vocablo s^KOÜßixoi, en referencia a los excubitores, la guardia personal de los primeros emperadores bizantinos, creada durante la segunda mitad del siglo V. Véase: Ravegnani, G.: «Le unità dell'esercito bizantino nel VI secolo tra continuità e innovazione», en Alto medioevo mediterraneo. Firenze, 2005, p. 185.
58. Blockley, R. C.: The Fragmentary Classicising Historians of the Later Roman Empire. Eunapius, Olympiodorus, Priscus andMalcus. Vol. I. Liverpool, 1983, pp. 49-50.
59. Diesner, por ejemplo, afirma que este tipo de soldados podía ser denominado de diversas maneras en las fuentes, como amici, armigeri, clientes, comites, domestici, entre otros términos. Para el autor, esto se debía a que, muchas veces, los bucellarii estaban vinculados a las instituciones antes mencionadas (los clientes, el colonato o, incluso, la esclavitud). Véase: Diesner, h.: «Das Buccellariertum...», pp. 322-323. Por otra parte, Southern y Dixon afirman que las fuentes no distinguen claramente entre foederati y bucellarii. Véase: Southern, P y Dixon, K. R.: The Late Roman Army..., p. 48.
60. Southern, P. y Dixon, K. r.: The Late Roman Army..., p. 50.
61. Como afirma Halsall, así como el ejército de la época del principado era un agente de «romanización», el ejército romano tardío se convirtió en un agente de «barbarización», debido a las medidas adoptadas por las autoridades de Occidente en relación al reclutamiento de bárbaros. Véase: Halsall, G.: Barbarian Migrations..., pp. 102-103.
62. El enfoque de Andreas Wimmer sobre las ethnic boundary making resulta fundamental para comprender este tipo de modelos de conducta. Para este autor, existen tres elementos básicos que pueden movilizar el desarrollo de la cohesión y las solidaridades entre los miembros de una sociedad. Se trata de los incentivos institucionales, en primer lugar. En segundo término, el acceso a recursos económicos y a posiciones de poder o prestigio. Finalmente, las redes sociales existentes vinculadas al segundo punto. Véase: Wimmer, A.: Ethnic Boundary Making. Oxford, 2013, pp. 207-208.
63. Pohl, W.: «Introduction - Strategies of Identification: A Methodological Profile», en Strategies of Identification. Ethnicity and Religion in Early Medieval Europe. Turnhout, 2013, pp. 18-19.
64. «...Adultas autem Valentinianus imperator, metuens, ne se per tyrannidem Aetius oppraemeret, eum nullis causis extantibus interimit. Ipse postmodum augustus dum in campo Martio pro tribunal resedens concionaretur adpopulum, Occila, buccellarius Aeti, ex adverso veniens, eum gladio perfodit. Talis utrisque extitit finis». Gregorio de Tours, Decem Libri Historiarum, II.8. «Eggresum extra portam principem et in campo Martio pro tribunali in sexto ad duos lauros residentem et ludo gestationis intentum veniente ex adverso Accilante Aetii bucillario simulque veniente Trasilante genero Aetii insperatis et inopinatis ictibus confoderunt». Addit. ad. Prosp. Haun, 572, a. 455. Para los Additamenta a la crónica de Próspero, sigo la edición de Mommsen, T. (ed.): Chronica Minora Saec. IWVI.VII Vol. I, MGH AA 9. Berlin, 1892.
65. Martindale, J. R. (ed.): The Prosopography Vol. II..., p. 541.
66. Varias fuentes de los siglos V y VI abordan este acontecimiento: ... Prisco, fr. 30.1. «Aetius dux et patricius fraudulenter singulares accitus intra palatium manu ipsius Valentiniani imperatoris occiditur et cum ipso per spatorium eius aliqui singulariter intromissi iugulantur honorati»; «Quarto regni anno principis Marciani per duos barbaros Aetii familiares alentinianus Romae imperator occiditur in campo exercitu circumstante anno aetatis suae XXXVI et regni XXXI». Crónica de Hidacio, 152 [160] a. 453; 154 [162] a. 455. Para esta crónica, sigo la edición de Burgess, R. (ed. y trad.), The Chronicle of Hydatius...
«Unde Aetius imperatoris manu et circumstantium gladiis intrapalatiipenetralia crudeliter confectus est, Boetio praetorii praefecto simul perempto, qui eidem multa amicitia copulabatur» [...] «Mortem Aetii mors Valentiniani non longo post tempore consecuta est, tam imprudenter non declinata, ut interfector Aetii amicos armigerosque eius sibimet consociaret». Crónica de Próspero, 1373 [a. 454], 1375 [a. 455]. Para la obra de Próspero, sigo la edición de Mommsen, T. (ed.): Chronica Minora Vol. I...
«Aetius magna Occidentalis reipublicae salus et regi Attilae terror a Valentiniano imperatore cum Boethio amico in palatio trucidatur, atque cum ipso Hesperium cecidit regnum nec hactenus valuit relevari» [...] «Valentinianusprinceps dolo Maximipatricii, cuius etiam fraude Aetius perierat, in campo Martio per Otilam et Thraustilam Aetii satellites iam percusso Heraclio spadone truncatus est». Crónica de Marcelino, a. 454 y a. 455. Para la crónica de Marcelino, sigo la edición de Croke, B. (ed. y trad.): The Chronicle of Marcelinus. Sydney, 1995.
67. Gascou, J.: «L'institution...», p. 144; Diesner, H.: «Das Buccellariertum...», pp. 345-346.
68. Es el caso de la obra de Juan de Antioquía. Véase: Juan de Antioquía, fr. 200.1. Véase: Gordon, C. D.: The Age of Attila. Fifth Century Byzantium and the Barbarians. Michigan, 1960, pp. 50-51.
69. «Quarto regni anno principis Marciani per duos barbaros Aetii familiares Valentinianus Romae imperator occiditur in campo exercitu circumstante anno aetatis suae XXXVI et regni XXXI». Crónica de Hidacio, 154 [162] a. 455.
70. Lewis, C. T y Short, c.: A Latin Dictionary..., p. 724.
71. «Adultus autem Valentinianus imperator, metuens, ne se pertyrannidem Aetius oppraemeret, eum nullis causis extantibus interimit. Ipsepostmodum augustus dum in campo Martiopro tribunali resedens concionaretur adpopulum, Occila, buccellarius Aeti, ex adverso veniens, eum gladio perfodit. Talis utrisque extitit finis». Gregorio de Tours, Decem Libri Historiarum, II.8.
72. «Valentinianus princeps dolo Maximi patricii, cuius etiam fraude Aetius perierat, in campo Martio per Otilam et Thraustilam Aetii satellites iam percusso Heraclio spadone truncatus est». Crónica de Marcelino, a. 454 y a. 455.
73. «Eggresum extra portam principem et in campo Martio pro tribunali in sexto ad duos lauros residentem et ludo gestationis intentum veniente ex adverso Accilante Aetii bucillario simulque veniente Trasilante genero Aetii insperatis et inopinatis ictibus confoderunt». Addit. ad. Prosp. Haun, 572, a. 455. Para esta obra, sigo la edición de Mommsen, T (ed.): Chronica Minora I...
74. ... . Prisco, fr. 30.1
75. Liddell, H. G. y Scott, R.: Greek-English Lexicon..., pp. 1677-1678; Elton, h.: «Military Forces»..., p. 282.
76. Al menos hasta que Atila se convirtió en rey de los hunos, probablemente entre 435 y 440. De acuerdo con Thompson, a partir de 439 Aecio dejó de contar con el apoyo militar de esta gens. Véase: Martindale, J. R. (ed.): The Prosopography Vol. II.., p. 182; Thompson, E. A.: The Huns. Revised and with an Afterword of by Peter Heather. Oxford, 1999, p. 79; Maenchen-Helfen, O. J.: The World of the Huns. Studies in their History and Culture. Los Angeles, 1973, p. 94.
77. Como afirma Stickler, Aecio influyó sobre las tropas palatinas durante más de dos décadas, con lo cual, su relación con ellos habría ido más allá de lo puramente pragmático. Véase: Stickler, T.: Aëtius. Gestaltungsspielräume eines Heermeisters im ausgehenden Weströmischen Reich. München, 2002, pp. 81-82. Por el contrario, Schmitt considera que al haber asesinado a Valentiniano III, los dos bucellarii de Aecio no habrían estado motivados por la ira sino, más bien, por el interés en su propio progreso. Véase: Schmitt, O.: «Die Buccellarii. Eine Studie zum militärischen Gefolgschaftswesen in der Spätantike», Tyche, 9, 1994, p. 160.
78. Smith, A.: «War and Ethnicity: The Role of Warfare in the Formation, Self-images and Cohesion of Ethnic Communities», Ethnic and Racial Studies, 4-4, 1981, p. 391.
79. Martindale, J. R. (ed.): The Prosopography Vol. II..., p. 1180.
80. Halsall, G.: «The Barbarian Invasions», en The New Cambridge Medieval History. Volume I c.500-c.700. Cambridge, 2006, pp. 38-39.
Fernando CARLOS RUCHESI
CONICET - Universidad Nacional del Nordeste (UNNE)
Universidad de Buenos Aires (UBA)
Fecha de recepción: 26-10-2015; aceptación definitiva: 16-6-2016 BIBLD [0213-2052(2016)34;167-188]
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Copyright Ediciones Universidad de Salamanca 2016
Abstract
The aim of this article is to introduce a preliminary analysis about the bucellarii (a type of mercenary soldiers) during 4th and 5th centuries A.D. Such analysis is presented in the context of the increase of foreign soldiers in the Roman army since the end of the fourth century, an event known as the barbarization of the empire, within the broad framework of the transformation of the Roman world (4th to 6th centuries A.D.). I will enquire about the possible origins of this institution as well as its characteristics. Finally, I will also address the topic of the social cohesion of these groups.
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