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Cualquiera que sostenga hoy una apasionada batalla por disputar la poesía y el pensamiento a las escuelas contrarias es digno de ser escuchado con la más religiosa atención. ("Il Manifesto degli Ardimentosi" ["El Manifiesto de los Intrépidos"], 1915 [cit. en Dei 50]) 1
Las historias literarias suelen digerir los experimentos con gran dificultad. El 28 de septiembre de 1919 la Libreria della Diana, una pequeña editorial napolitana, terminaba de imprimir un libro de difícil catalogación y peculiar título: la Difesa di Dulcinea. Su autor, el joven Gherardo Marone, pretendía coronar con él cinco años de frenética actividad cultural durante uno de los períodos más intensos, política y culturalmente hablando, del siglo XX italiano: la Primera Guerra Mundial y el dopoguerra.
Nacido en Buenos Aires en 1891 de padres italianos, Marone se había formado en los círculos intelectuales napolitanos tras el regreso de la familia a Italia en 1904.2 A finales de 1914, y en clara respuesta a la hegemonía de las revistas culturales del norte del país, Marone cofundó con Fiorina Centi y Mario Cestaro La Diana, la revista en la que Giuseppe Ungaretti publicaría los primeros versos de II Porto sepoltoS Cuando la revista cierra en 1917 a causa de la intervención de Italia en la guerra, su fundador se halla inscrito ya en una extensa red cultural en la que se incluían los principales intelectuales del país y algunos del extranjero, posicionándose así en la línea de vanguardia del campo literario italiano de comienzos de siglo.4 "Mantengo correspondencia con al menos ciento treinta personas no sólo en Italia, sino en todas las capitales europeas y de América, hasta con una en Constantinopla," confesaba Marone a su amigo el poeta Lionello Fiumi en una carta de finales de la década (Lettere 138). En 1918 el napolitano reclamaba su posición de autoridad en ese campo, como antólogo, con la publicación de la Antologia della Diana, "la primera tentativa de una antología de la poesía italiana contemporanea [...] un acto de fe e incitación," según anunciaba la nota inial del compilador (Marone, Antologia). Un año después, Marone volvería a reclamar esa autoridad, esta vez como crítico literario, con la publicación de la Difesa di Dulcinea.
La Difesa era ciertamente un libro de crítica literaria, pero también...