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I
Como parte de su ciclo de Diplomados en Historia Contemporánea de Venezuela, organizado conjuntamente con la "Universidad Pedagógica Experimental Libertador", la "Fundación Rómulo Betancourt" me dispensó la oportunidad de ofrecer la Conferencia que a continuación sigue1. Dado que el nombre de la conferencia en cuestión ("El ocaso de la república liberal autocrática") provino de una sugerencia formulada por los propios organizadores del evento, convendría comenzar por desglosar los principales enunciados que engloba el título. En primer lugar, si acudimos a la autorizada opinión que proporciona el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, por "ocaso" entenderíamos, con base en la tercera acepción que admite el término, la decadencia, declinación o acabamiento de algo. La pregunta que cabría hacerse entonces es cuánto de ese "acabamiento" fue obra del liderazgo emergente a partir de 1936 o cuánto, más bien, fue estimulado por los propios regímenes de Eleazar López Contreras (1936-1941) e Isaías Medina Angarita (1941-1945). Sin embargo, esta misma cuestión se complica un tanto en función de ciertas convenciones historiográficas que tienden a contaminar el contexto y colocar el acento en vocablos como "transición" o, incluso, en definiciones sumarias del gusto de algunos como "apertura democrática" o "gomecismo sin Gómez".
Como quiera que sea, ello remite de vuelta al problema planteado: cuánto de esa "apertura" (y, de nuevo, cuánto de ese "ocaso") se dio por iniciativa del poder y, a la vez, cuánto de ello pudo ser producto de las presiones a las cuales se vio sometido el poder mismo. En todo caso, si hubiera algo de cierto en el aserto según el cual "en 1936 nació la democracia venezolana" convendría preguntarse si no fue que ésta nació, fundamen- talmente, como una voluntad expresada desde la calle y menos como una concesión de quienes regentaban los predios de Miraflores. Esto significa entonces que algo fue creciendo en las entrañas del país a lo largo del gomecismo y a despecho del "silencio" gomecista. Y ese "algo" al cual hago referencia remite a una idea expresada por Diego Bautista Urbaneja: aquella según la cual las tendencias modernizadoras al servicio del personalismo gomecista estimularon una dinámica social duradera e independiente de la intención de su promotor. Dicho de otra manera, aunque basándonos en el propio Urbaneja:...