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El objetivo principal de este texto es definir el contexto arquitectónico y el desarrollo tecnológico que permitieron alcanzar el grado de calidad final del Cine Monumental. No obstante, se considera conveniente aportar unas breves líneas sobre la figura del arquitecto Teodoro Anasagasti para comprender mejor el entorno histórico y cultural de la época.
Nacido en Bermeo (Vizcaya), procedente de una familia humilde, llegó a Madrid en 1896 a la edad de 16 años para realizar sus estudios de arquitectura. Obtuvo la titulación de arquitecto por la Escuela de Arquitectura de Madrid en el año 1906, para volver poco después a su pueblo natal, en donde fue nombrado Arquitecto Municipal en 1907[1], (1), (2), (3), (4), (5), (6).
Uno de los más importantes legados de la obra de Anasagasti (desaparecida en buena parte) fue el de las obras relacionadas con el mundo del espectáculo: cines, teatros y salas de baile. Desarrolló con los cines una tipología propia, haciendo que su sencillez y orden los acercase al Movimiento Moderno. Así, cines madrileños como el Real Cinema, el Monumental Cinema, El Cisne o Chueca, El Pavón, junto a las reformas acometidas en el Príncipe Alonso, Fuencarral o Gong, formaron parte de la interesante labor que desarrolló Anasagasti con esta nueva tipología. Con ellos definió la fisonomía del nuevo cine y buscó los tipos de materiales de construcción idóneos, asociando a su construcción la explotación del potencial técnico y expresivo del hormigón[2].
1. LOS CINES DE ANASAGASTI: EL PROTOTIPO DE UNA ÉPOCA
Como se ha señalado, Anasagasti era un hombre con muchas inquietudes intelectuales y sociales, siempre en estrecho contacto con lo que ocurría a su alrededor. Hacia 1918, tras la primera gran guerra europea, comenzaron tiempos más prósperos para todo occidente. Sin embargo, en España el desarrollo económico empezó a decaer a partir de esta fecha, dando lugar a retrasos y desigualdades respecto al resto de Europa.
A pesar de que la penuria económica y la situación social sufrida por nuestro país apenas permitieron construir edificios, y menos aún conforme a las reglas estéticas de la modernidad hasta finales de los años cuarenta, sí se construyeron gran cantidad de cines. La misma naturaleza del cine y su rápida difusión y aceptación social introduce dos notas importantes en la...