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En el álbum que guarda la historia de 72 años de la compañía Alpina, el nacimiento de Bon Yurt hace tres décadas, tiene un lugar especial.
Fue fruto de una iniciativa entre un proveedor de empaques y los colaboradores de la planta de Alpina de Sopó, Cundinamarca, ante un fenómeno de consumo que identificaron en 1987: los colombianos empezaban a tomar cereal con yogurt.
El reto era cómo hacer para que todo estuviera en un mismo empaque y la gente tuviera esa preparación en cualquier momento y en cualquier lugar de manera inmediata.
Al comienzo, cuando el proceso industrial no se había consolidado, era fundamental la ayuda de 40 operarias que armaban el producto.
Hoy, se envasa la bebida, se tapa y en un segundo piso se llenan las copas de cereal, que se sellan y por gravedad caen sobre el primero y así se arma cada unidad.
La capacidad industrial y la automatización en sus plantas de Sopó y Entrerríos (Antioquia) han mejorado el proceso para sacar al mercado un...