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La tormenta revolucionaria que azotó México en 1910 hasta 1920 ha sido objeto de múltiples narraciones. Entre estas destacan los corridos como una forma de historia popular que encapsula la memoria colectiva del pueblo mexicano. Marciano Silva fue el bardo que acompañó a Emiliano Zapata y a su Ejército Libertador del Sur durante sus campañas revolucionarias y, mediante sus canciones, cristalizó las grandes hazañas de este colectivo. Sus cantos no fueron meramente conmemorativos; en muchos casos trataron de desmentir la propaganda contrarrevolucionaria que constantemente se diseminaba desde la capital. Además de periódicos como El imparcial, que el 11 junio de 1911 denominaba a Zapata como el ?Moderno Atila?, imprentas tales como la de Antonio Vanegas Arroyo y Eduardo Guerrero generaron multitud de hojas volantes con canciones compuestas en sus oficinas en las que, en la mayoría de los casos, perpetuaban la lógica de la dominación colonial y criticaban al movimiento zapatista y a su líder.
El corrido, durante la revolución, se convirtió en la melodía que no solamente aunaba diferentes colectivos, sino que también servía como medio para la difusión de noticias y, además, amenizaba un proceso sangriento y cruel. Es por esto por lo que aquí se analizan los (des)encuentros epistémicos creados a través de la tradición del corrido que fue apropiado por los intelectuales urbanos, reafirmando un discurso cíclico de denigración de las comunidades periféricas ya existente desde el siglo xix. Estos textos son representativos de las tensiones inherentes a un diálogo producido desde dos cosmovisiones en lucha, con la figura de Emiliano Zapata como locus de esta pugna. Este trabajo se centra en el análisis de las canciones escritas y publicadas desde las imprentas de la Ciudad de México; sin embargo, es necesario mencionar también los corridos y bolas surianas producidas y cantadas desde la periferia como claros demostrativos de unas narrativas y memorias, otras exclusivas a las experiencias de las comunidades rurales del estado de Morelos.1
La crítica literaria ha tendido a rechazar la producción oral como una forma genuina de expresión comparable a la literatura, algo que Martin Lienhard (1990) ha denominado el ?fetichismo de la escritura? (p. 27). Es así como, en América Latina, al igual que en el resto de civilizaciones, se ha priorizado la escritura sobre lo...





