Jesús ESPASANDÍN LÓPEZ y Pablo IGLESIAS TURRIÓN (coords.). Bolivia en movimiento. Acción colectiva y poder político. Barcelona: El Viejo Topo, 2007. 384 pp. ISBN 978-84-96831-25-4.
Cuando el 18 de diciembre de 2005 Evo Morales Ayma era elegido presidente de Bolivia con una histórica mayoría absoluta, ocurrían muchas cosas. La mayoría de las televisiones y periódicos descubrían en Bolivia algo más que ese molesto desorden de la movilización subalterna. Algunas imágenes recurrentes comenzaron entonces a circular: un indígena sería el máximo mandatario de un país en el que los «pueblos originarios» llevan más de 500 años siendo mayoría silenciada; la multinacional con bandera española Repsol temía por sus inversiones en la zona; el riesgo de la polarización; muchas interpretaciones apresuradas que caían en paracaídas? y alguna simbología indigenista como folklórico telón de fondo.
En ese ruidoso contexto irrumpe el libro Bolivia en movimiento. Acción colectiva y poder político, que constituye un exitoso esfuerzo para dotar a los lectores del Estado español de una mirada múltiple, profunda y rigurosa sobre lo que acontece en Bolivia. Tres premisas sostienen la obra y cohesionan sus capítulos. En primer lugar, que la llegada al gobierno del MAS -y la posterior apertura institucional de un proceso constituyente- no es un mero epifenómeno, pero tampoco puede entenderse al margen de la secuencia histórica que, a medio y corto plazo, la ha producido. En segundo lugar, que los movimientos sociales bolivianos son no sólo los protagonistas sino los generadores del proceso actualmente abierto en Bolivia, pero que -y ésta es la tercera premisa- la agenda política debe ser pensada dentro de ciertas condiciones de posibilidad, y que la ceguera de enmarcarlas sólo en una escala estatal-nacional es un atavismo de una ciencia social que prefiere la pulcritud metodológica a la audacia explicativa.
La obra se estructura, también, en tres grandes bloques. En el primero se ofrece una perspectiva de largo alcance sobre la historia de los movimientos indígena, campesino y obrero en el siglo XX en Bolivia. El segundo bloque se encarga de narrar e interpretar las movilizaciones de los últimos años contra los programas de ajuste estructural neoliberal y el neocolonialismo, poniéndolos en relación con una trayectoria anterior y con una cristalización institucional fundamental: el triunfo electoral del Movimiento Al Socialismo. La tercera parte alberga atractivas y convergentes tentativas de análisis de la situación boliviana desde el entrecruzamiento de las líneas de etnia y clase, y su significado en el espacio latinoamericano y global. Para finalizar, se ofrece una extensa entrevista con el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, que desde su trayectoria intelectual y militante es uno de los mejores cronistas que puede haber del tiempo histórico que transita su país.
Los autores, Jesús Espasandín y Pablo Iglesias, han recogido y ordenado en nueve capítulos las aportaciones de once investigadores -trece si contamos las aportaciones de los propios coordinadores- estrechamente vinculados cada uno a su temática: en unos casos como estudiosos y en otros directamente como protagonistas que piensan el fenómeno «desde dentro».
Las multitudes bolivianas no van a los congresos de Ciencia Política ni leen las publicaciones académicas, y sin embargo sus pasos han hecho tambalear algunas falsas certezas, que necesitaban para su validación la parálisis de las clases subalternas. De lo que dicen los que siempre callan cuando se ponen «en movimiento» trata de dar cuenta este libro, que constituye un ejercicio de valentía: porque se sitúa en un vacío bibliográfico en el Estado español, y porque lo hace desde la convicción de que son tan estériles las descripciones que no se atreven a concluir más que la especificidad del objeto de estudio, como las generalizaciones impuestas, pretendidamente asépticas, y finalmente homogeneizadoras de la realidad. El resultado es una propuesta que se marca el deseo explícito de aunar rigor y compromiso, o lo que es lo mismo, honestidad intelectual y ubicación histórica.
La multidisciplinariedad y la precaución contra las verdades no constatadas son así los puntos de apoyo para recomponer un proceso que, se afirma, no finaliza con un hecho sin embargo emblemático y determinante: la presidencia de Evo Morales Ayma. Para ello el libro visita la «memoria larga» de las luchas de 500 años contra el colonialismo, y la «memoria corta» del simulacro de inclusión y redistribución que supuso la revolución nacional-popular de 1952. Estas dos trayectorias suponen dos discursos y dos identidades subalternas, la indígena y la popular, que son testimonio y denuncia de lo que Boaventura de Sousa Santos llama «las promesas incumplidas de la modernidad».
En 1985 se aplican en Bolivia de manera precoz los ajustes estructurales de lo que más tarde quedaría plasmado en el «Consenso de Washington»: reducción drástica del gasto público, privatización y fragmentación de las grandes empresas estatales, informatización de las relaciones laborales, apertura forzosa de los mercados industriales y agrícolas a los productos del centro del sistema-mundo, destrucción de la mediación sindical como mecanismo articulador de la ciudadanía, de la integración política de los asalariados y del pacto social dentro de un sistema de «capitalismo de Estado». En suma, una ofensiva contra el Estado sindical-nacionalista salido de la Revolución de 1952 y una reactualización e intensificación de la situación de dependencia colonial de Bolivia, reafirmando el mando criollo -que por otra parte estuvo vigente en la República desde su independencia- y la estratificación étnica bajo una retórica multicultural e integracionista profundamente racista.
Los movimientos sociales -el movimiento obrero y su vanguardia minera, en primer y fundamental lugar- sucumbieron a tal reconfiguración en su contra de la composición política y de clase del Estado boliviano, y naufragaron en un mar de precarización de la fuerza de trabajo, desarticulación del reconocimiento institucional de las organizaciones populares, disolución de las identidades obreras y fragmentación de sus lugares tradicionales de socialización, y ofensiva ideológica neoliberal. El pacto social que subyacía, no sin recurrentes accesos dictatoriales y turbulencias periódicas, a lo que Luis Tapia llama la composición política de la sociedad boliviana, fue deshecho y reformulado desde las élites económico-políticas del país.
Esto es lo último que supimos de Bolivia. Treinta años después vimos prometer su cargo con un poncho indígena o con el puño en alto a un antiguo sindicalista cocalero. Entre medias los telediarios sólo mostraron imágenes atropelladas de bloqueos y disparos. El «ciclo rebelde» que se abrió en el año 2000 con la llamada «Guerra del Agua», que fraguó en el departamento de Cochabamba una exitosa alianza multiétnica e interclasista, hegemonizada por los sectores subalternos e indígenas. A lo largo de cinco años, hasta la llegada al poder del MAS, este ciclo fue produciendo una serie de novedades discursivas (como la formulación del indianismo como narrativa de reconstrucción e integración nacional «desde abajo»), organizativas (como la consolidación del Movimiento Al Socialismo como instrumento político de los sindicatos cocaleros primero y como solución estatal a la crisis después, o la convergencia de las formas de movilización en una agenda nacional antineoliberal) y sociopolíticas (como la producción de una nueva hegemonía desde el bloque que el actual vicepresidente de Bolivia caracteriza como indígena-popular, o el papel de la identificación étnica ancestral en la reconstrucción política de los sectores subalternos y su agencia política tras la crisis de la identidad obrera).
Esas novedades constituyen el objeto de estudio de Bolivia en movimiento, siendo extensa y minuciosamente analizadas desde el convencimiento de que entenderlas es el primer paso en la tarea de atreverse a explicar con alguna posibilidad de éxito lo que ha sucedido en Bolivia. La contextualización del proceso boliviano en perspectivas entrecruzadas regional, continental y global, supone un aporte a una mirada geopolítica que preste atención también a los actores cotidianos, a los movimientos sociales, en este caso protagonistas. Tras la lectura del libro el lector está entonces, sea cual sea su grado de acuerdo con las tesis que en él se apuntan, modesta pero sólidamente situado para ser capaz de leer el proceso constituyente boliviano en profundidad, comprendiendo las tensiones del tiempo presente, sus herencias del pasado y sus potenciales recorridos futuros.
Íñigo ERREJÓN GALVÁN
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer
Copyright Ediciones Universidad de Salamanca Apr 2008





