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La escritura de este editorial coincide con la presentación de los resultados de la convocatoria 2007 para el ingreso o la permanencia en el Índice Nacional de Revistas Científicas del CONACyT y con una noticia jubilosa: la RMIE permanecerá en el Índice durante los próximos cinco años, cuando tendrá que sujetarse a una nueva evaluación. Fue una de las 12 publicaciones, de las 135 que participaron, que no recibió ninguna recomendación o fue condicionada al cumplimiento de uno o varios de los parámetros establecidos por el Comité de Evaluación.
En pocas palabras, esto significa que nuestra revista cumple ampliamente con los procedimientos convenidos por la comunidad académica internacional para la selección, el arbitraje y la difusión de los productos de la investigación científica y para garantizar a sus usuarios una alta calidad. Se dice fácil, pero no lo es; por el contrario, este enunciado expresa una conjunción de esfuerzos que implica a cientos de personas y pone en juego recursos, estrategias y principios de muy diversa índole.
Comencemos por lo primero, el o los responsables de la publicación. En México, la mayor parte de las revistas científicas de las diversas disciplinas de las áreas de las ciencias sociales y de las humanidades están adscritas a instituciones, ya sean éstas institutos, centros y facultades, incluso universidades, las cuales se encargan de financiar las publicaciones y, en gran medida, avalar su contenido. Esto permite el sustento económico de las revistas, pero puede generar procesos de endogamia...