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El problema de la violencia es de los más graves en la región latinoamericana. Más allá de su impacto en la pérdida de vidas y el desarrollo económico, transforma también la cultura política y afecta los procesos democráticos. Ante la ausencia de respuestas sociales y políticas efectivas a los elevados niveles de inseguridad pública, muchos ciudadanos abandonan la participación social y política. Se comienzan a valorar las actitudes autoritarias y aumenta la desconfianza en las instituciones y en los mecanismos legales, del mismo modo como crece al apoyo a figuras políticas autoritarias.
Palabras clave: inseguridad, violencia, cultura ciudadana, América Central.
Nadie duda hoy en día de que la violencia constituye uno de los principales males que aquejan a las sociedades modernas en todo el globo. Sin embargo, no todas las regiones y países del mundo están afectados de la misma forma y similar magnitud. De acuerdo con datos del Banco Mundial, América Latina y el Caribe constituyen la región más violenta del mundo cuyas tasas de homicidio rondan las 20 muertes por cada 100.000 habitantes (Ayres); otros estudios han mostrado que alguien de entre 15 y 60 años tiene la más alta probabilidad de morir asesinado que en cualquier otra región del mundo (Murray/López). No obstante y lejos de Io que ha sido la nota predominante en Latinoamérica en la segunda mitad del siglo xx, la violencia que hoy prevalece no tiene motivaciones políticas ni se produce en un contexto de guerra civil, con excepción de Colombia y algunos focos de conflictividad política en México.
La mayor parte de la violencia que afecta a las sociedades latinoamericanas proviene de un sensible incremento de la criminalidad urbana, de la violencia generada aparentemente por las desigualdades económicas (Fanjzylber y otros), y por Io que se ha dado en llamar la «cultura de la violencia» -o subcultura de la violencia, según Geen (en Morales/Arias)- que afecta a aquellas regiones donde existe un largo historial de relaciones socioeconómicas basadas en la dominación de la tierra y la fuerza de trabajo (Alvarenga). En cambio, en otras regiones del mundo, la violencia contemporánea está más vinculada a los conflictos étnicos que han degenerado en guerras civiles, como el sur de Europa y Oriente Medio, y a conflictos de orden politico...