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Como resultado de un pacto entre los pnncipales partidos políticos y de la puesta en marcha de un sólido Estado benefactor, Costa Rica ha mantenido, desde 1948, una estabilidad democrática exceptional. Desde 1980, sin embargo, las reformas estructurales neoliberales redefinieron el modelo y si bien se conservaron algunos de los avances de la época anterior, las privatizaciones y la apertura económica profundizaron la pobreza y la polarización social. En ese contexto, las elecciones realizadas el 5 de febrero de 2006, en las que se impuso Oscar Arias, constituyen el comienzo de una inevitable transición, que solo será exitosa si las elites y los partidos obedecen el mandato de las urnas y mantienen la tradición national de diálogo y concertación.
Palabras clave: elecciones presidenciales, transición, concertación, Costa Rica.
El desafío, más allá de los objetivos electorales
Para la más antigua de las democracias centroamericanas, los resultados de los comicios del 5 de febrero de 2006 plantean una serie de desafíos que podrían resultar decisivos para la definición primero, y la construcción después, de un nuevo modelo político capaz de superar el Estado benefactor que le dio estabilidad y progreso al país desde su última guerra civil, en 1948, sin desechar sus logros.
Paradójicamente, taies retos tienen poco que ver con las personas o los partidos que participaron en la contienda, incluso luego de que el ex-presidente Oscar Arias, del Partido Liberación Nacional (PLN), fuera proclamado ganador con 40,92% de los votos. Arias superó por un estrecho margen, de apenas 18.169 votos, a su adversario, Ottón Solis, del Partido Acción Ciudadana (PAC), quien consiguió 39,8%. En efecto, si bien muchos han querido reducir los desafíos de la Costa Rica contemporánea a la recomposición del liderazgo presidencial y la obtención de una cierta hegemonía legislativa, Io cierto es que la realidad del país supera esa visión.
Lo que está en juego, más allá de los objetivos electorales de corto plazo, es la naturaleza y la dirección de una transición política inevitable que, más pronto que tarde, obligará al conjunto de las fuerzas sociales, políticas y productivas a adoptar decisiones que solo podrían calificarse de radicales. El radicalismo siempre produce incertidumbre y, en ocasiones, puede generar violencia, incluso en Costa Rica.
Un poco de historia
Costa Rica ha...