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El enfoque gender mainstreaming, traducido como «transversalidad de la perspectiva de género», comenzó a aplicarse luego de la Conferencia de la Mujer de Beijing de 1995. A partir de sus antecedentes en las instituciones internacionales de desarrollo, se convirtió en política oficial de la Unión Europea y luego se implementó en otros lugares, entre ellos América Latina. El artículo analiza la evolución de los diferentes enfoques de género que funcionan como base del gender mainstreaming y discute sus pros y sus contras. Aunque algunos consideran que la transversalización corre el riesgo de diluir los avances conseguidos en políticas especificas para las mujeres, en general se acepta que este enfoque contiene un potencial transformador que no sería razonable minimizar.
Palabras claves: mujeres, igualdad, políticas, género, gender mainstreaming, transversalidad.
Desde 1995, cuando la IV Conferencia Mundial de Mujeres de Beijing definió en su Plataforma de Acción el gender mainstreaming como estrategia central, las mujeres políticas y los círculos comprometidos con la igualdad de género comenzaron a alimentar esperanzas de lograr, a partir de este nuevo enfoque, mejores resultados que los obtenidos hasta ese momento. De hecho, la estrategia apunta a obtener mayor impacto en el objetivo de superar las discriminaciones sociales de género y alcanzar mayores niveles de igualdad.
El mainstreaming de género, traducido al español como «transversalidad», puede ser entendido en variados sentidos: como una estrategia que involucra a todos los actores sociales en la búsqueda de la igualdad de género, o como la denominación de determinadas herramientas para el análisis de género. En realidad, se trata de un enfoque transformador, dotado de un cuerpo teórico propio, que apunta a analizar los impactos diferenciados del sistema de género en varones y mujeres, que permite tener en cuenta las especificidades de las personas como seres integrales y que, al mismo tiempo, ayuda a implementar medidas para corregir las desigualdades.
La implementación de este enfoque en las instituciones del Estado, las organizaciones del ámbito público, los sindicatos y las fundaciones, especialmente en la Unión Europea y sus países miembros, permite una evaluación del camino recorrido. Las experiencias son diversas y no siempre satisfactorias. En América Latina, la transversalidad ha sido adoptada por las instituciones estatales relacionadas con el género desde finales de los 90. Existen distintas...