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Aquí proponemos pensar al zapatismo como una comunidad imaginada, en la acepción propuesta por Benedict Anderson1, la cual se articula a partir de un imaginario colectivo construido mediante un discurso polisémico que, no obstante su aparente vaguedad, da lugar e incentiva un proceso de resignificación del mundo que motiva y da sentido a la realización de prácticas concretas como actos de protesta, cambios en las formas de participación y cultura política y, de modo más general, en las maneras de plantearse proyectos políticos, modelos de organización social y de convivencia, entre otros.
¿De qué tenemos que pedir perdón?
¿De qué nos van a perdonar?
¿De no morirnos de hambre?
¿De no callarnos nuestra miseria? [...]
¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?
EZLN
Hablar actualmente del zapatismo como un movimiento social y político articulado a partir del 1? de enero de 1994, como respuesta civil a la ofensiva militar efectuada por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), parece ser un lugar común en los debates nacionales, a tal grado que para el caso de la discusión académica se pueden identificar diversas posturas que sostienen argumentos encontrados en su evaluación sobre este proceso. Por un lado, se encuentran quienes tienden a negar la representatividad social de la organización político- militar articulada por los zapatistas, así como los efectos que sus acciones han tenido en los contextos local, regional, nacional e internacional2. En el otro extremo, se puede identificar a quienes consideran este proceso de importancia trascendental en la historia contemporánea, al punto de articular sus explicaciones sobre los cambios recientes en el país haciendo una referencia obligada a la rebelión zapatista, señalándola como uno de los principales elementos que aceleraron la transición política y social que actualmente reconocen en la sociedad mexicana3.
Ante el cúmulo de tinta gastado en la defensa de argumentos que atraviesan por una variedad de grados entre estos dos polos, cabe preguntarse cómo podemos articular una mirada diferente sobre ese campo de referencia común que bajo distintas denominaciones (zapatismo, neozapatismo, Nuevo Movimiento Zapatista, rebelión indígena, movimiento indio, "Chiapas imaginario") ha sido tratado reiteradamente. Nuestra apuesta, en este caso, se orienta hacia el análisis de los elementos que se congregaron en la construcción del imaginario colectivo particular que...