Content area
Full Text
En 1970 el critico chileno Mario Rodríguez1 afirma que la oposición fundamental entre la poesia «superrealista», representada por Pablo Neruda, y la «neorrealista»2, liderada por Nicanor Parra, reside en la total «desacralización» del creador realizada por el autor de Obra gruesa. Profundizando en las diferencias que inician y caracterizan todo un modo de comprender y de escribir poesia y prosa en Chile, Rodríguez estima que la voluntad desmitificadora de la (anti) poesía de Parra, que ironiza sobre sí misma, sobre el poeta y, en ultima instancia, sobre el mundo, subvierte de tal modo el discurso lirico tradicional que es posible hablar de un «nuevo verosímil poético», singularizado, entre otras características, por su relación polémica con la poesía nerudiana.
La naturaleza desenmascaradora del proyecto antipoético se traduce en un lenguaje lirico sencillo, metonimico3, coloquial, prosaico, opuesto deliberadamente a un lenguaje calificado de «torrencial», simbólico, notablemente metafórico, signado por el hermétisme. «Nosotros conversámes/ En el lenguaje de todos los dias/ No creemos en signos cabalisticos» («Manifiesto», Obra gruesa, 1973: 164). El «sujeto lirico» de la antipoesia se constituye, en evidente contraste con el de la poesia tradicional, como sujeto rebelde, iconoclasta, «violador de tumbas», victima de su época o energúmeno que a veces recuerda de modo caricaturesco al sujeto lirico que desea ordenar el mundo, traer la verdad, establecer la utopia.
La crítica chilena coincide, en general, con estas oposiciones, a excepción, tal vez, de Miguel Ibáñez Langlois (Ignacio Valente)4, quien, admitiendo el mencionado proceso de desmitificación mediante la ironia, postula un «temple de ánimo» o anhelo religiose, trascendente, en una zona importante de la poesia parriana. El contraste entre ambos proyectos poéticos es completado por la indicación de las diferencias en el modo de asumir el proceso escritural. La poesia de Neruda, de intense carácter profético («Pero, la verdad, de pronto, el viento que azota mi pecho/ las noches de substancia infinita caidas en mi dormitorio,/ el ruido de un dia que arde con sacrificio/ me piden lo profético que hay en mi, con melancolia/ y un golpe de objetos que llaman sin ser respondidos/ hay un movimiento sin tregua/ y un nombre confuso», «Arte Poética», Residencia en la tierra, I)5, opera con las nociones de «expresividad»; «representación»; «presencia»; «presentido»; autor como vate, obra como creación,...