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1995 ha sido un año de acontecimientos, entre ellos el centenario del cine. Desde estas páginas queremos unirnos a su celebración con la elaboración en tres partes de una Historia del Cine Hispanoamericano. En esta primera entrega veremos el cine argentino, el venezolano y el boliviano.
Argentina: Voluntad y perseverancia
El 28 de julio de 1896 se realizaba en el Teatro Ópera de Buenos Aires la primera proyección del «Cinematographe Lumière». Era el inicio del cine argentino, aunque el primer rodaje no llegaría hasta 1902, con Escenas Callejeras de Eugenio Cardini y la primera película hasta 1908, con El fusilamiento de Dorrego de Mario Gallo.
La etapa muda del cine argentino viene marcada por la precariedad nacional y la dominación extranjera. Sólo un caso aislado en 1915, Nobleza Gaucha, rompe este maleficio. No obstante, la aparición en 1931 de José A. Ferreyra y su film Muñequitas Porteñas hace entrar a Argentina en el selecto club del cine sonoro.
El sonido supone para el cine argentino un periodo de recuperación y expansión (especialmente entre 1938 y 1940). Junto a visionaries como Ferreyra -figura clave en el cine argentino- o Leopoldo Torre Ríos, la produccón crece con comedias burguesas -donde destaca Manuel Romero-, adaptaciones de novelas decimonónicas y un cine comercial al estilo «Hollywood» como el de Luis Savslasky o Francisco Múgica. Mención especial merecen las películas de Mario Soffici Kilómetro 111 (1938) y Prisioneros de la Tierra (1939), considerados entre los mejores films argentinos. Pero debido a la posición neutral de Argentina durante la II Guerra Mundial, USA realiza un boicot contra la exhibición argentina en el extranjero que abre una nueva crisis. Sólo la realización del primer western argentina en 1942, La guerra gaucha de Lucas Demare, brilla en el oscuro paréntesis de los 40.
Pese al proteccionismo impuesto por Perón, que favorece los films comerciales de baja calidad en detrimento del buen cine, el inicio de los 50 trae nuevas esperanzas mediante Hugo del Carril y los renovadores Francisco Ayala y Torre Nilsson (hijo de Torre Ríos). Pero es en los 60, después de Ia caída de Perón, cuando estas esperanzas se cristalizan. Junto a la promulgación de la Ley de Cine 63/57 que fomenta la exhibición de producciones propias -hecho que Hollywood...