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Aimé Césaire nació en Martinica -Antillas Francesas- en junio de 1913. Junto con Léopold Sédar Senghor, Léon Damas y otros intelectuales negros, formó parte de un movimiento que en los años treinta promovió en París amplios debates sobre la negritud, la cultura negra y las relaciones con occidente. El movimiento provocó una revalorizatión de la cultura africana, Io que habría de tener importantes consecuencias en la pintura y escultura europea, en la propia poesía africana y aun en la latinoamericana.
Por otra parte, en la misma época, el surrealismo había llevado hasta extremes de culminación y disolución la propuesta de Rimbaud y Verlaine, por Io que Césaire encontró en el surrealismo una poética especialmente favorable para la expresión del mundo mítico ancestral africano, vivo en las Antillas.
Cuadernos de un retorno al país natal fue publicado en 1947, en París, con el prólogo de Benjamin Peret e ilustraciones de Wifredo Lam. El poema constituye un hito en la poesía latinoamericana, un documente de interés para la historia del pensamiento social y cultural del continente y, sobre todo, una intervención vigorosa y de indudable vigencia en el debate inconcluso, no extinguido, sobre colonialismo, neocolonialismo y relaciones entre las culturas.
RETORNO AL PAÍS NATAL
Traducción de Lydia Cabrera
Al morir el alba, de frágiles ensenadas retoñando, las Antillas hambrientas, las Antillas perladas de viruelas, las Antillas dinamitadas de alcohol, varadas en el fango de esta bahía, siniestramente fracasadas en el polvo de esta ciudad.
Al morir el alba, la extrema, engañadora, desolada pústula sobre la herida del agua; los mártires que no tes-timonian; las flores de sangre que se marchitan deshojándose en el viento inútil como gritos de loros parlanchines; una vieja vida sonriendo mentirosa, sus labios abiertos por desamorada angustia; una vieja miseria pudriéndose silenciosamente bajo el sol; un viejo silencio reventado de postillas tibias
la aterradora inanidad de nuestra razón de ser.
Al morir el alba, sobre este más que frágil espesor de tierra que sobrepasa de manera humiliante su porvenir grandiose -estallarán los volcanes, el agua desnuda arrastrará las manchas maduras del sol y no quedará más que un tibio hervor picoteado por los pájaros marinos- la playa de los sueños y el despertar insensato.
Al morir el alba, esta ciudad chata -expuesta,...