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LUIS CORREA-DÍAZ DIARIO DE UN POETA RECIÉN DIVORCIADO Santiago: RIL Editores, 2005. 58 páginas.
Diario de un poeta recién divorciado oscila entre una poética del desamor, de la desdicha, y una estética de la experiencia cotidiana, del diario íntimo, juguetón y auto-paródico. En este poemario, Luis Correa-Díaz propone una poesía que se ríe de sí misma, llena de dichos, juegos de palabras y alusiones intertextuales. Desde el principio, nos enseña las reglas de la lectura con un lenguaje que se desdobla constantemente. El mismo título es un guiño al lector, una alusión divertida al conocido poemario de Juan Ramón Jiménez, aunque Correa-Díaz se sitúa desde la ruptura, no ante la nueva vida del recién casado, sino ante la (des)ilusión del "recién divorciado". Su viaje es muy diferente al de Juan Ramón Jiménez, es principalmente "interno", sin ciudad ni campo; no explora los poemas en prosa del vanguardista, pero sí revela un lenguaje coloquial, con toques prosaicos y humor ingenioso y satírico: un yo poético que se viste y se desnuda en su día a día.
En la advertencia, el lector se encuentra con una decisión: creer o no creer, culpar o que nos de igual la "culpabilidad". El lector que necesita a un autor puede "culpar" a Correa-Díaz, pero la voz poética se ficcionaliza y quiere cubrirse con la capa del anonimato, deseo palpable en sus poemarios previos. Además, el texto tampoco es autobiográfico, si se considera que Correa Díaz nunca se ha casado ni divorciado. Si no necesitamos un nombre, un autor, entonces la lectura debe ser como un tránsito, como el de "A une passante" de Baudelaire. Solo que esta vez el encuentro y la despedida, "anónimamente", entre el tú y el yo, no están definidos por el amor fugaz y eterno de la calle parisina, sino por los restos de una relación, productos del divorcio, tan característico de la sociedad moderna. Estos ciento veintiún poemas están marcados por la ruptura, con todas las denotaciones que encierra la palabra.
El primer poema inaugura y describe al poemario como "epitalamio funesto," en vez de celebrar una boda, celebra un divorcio. Como buen juglar, el hablante aclara que "los fines didácticos" son su propósito fundacional. ¿Pero qué podemos aprender? ¿qué desea enseñarnos? En el...