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PRESENTACIÓN
La figura del docente es y ha sido siempre objeto de interés, importancia y preocupación, principalmente porque éste es considerado como uno de los actores fundamentales en el proceso educativo, cuya tarea es cumplir con la formación integral de las nuevas generaciones. Por consiguiente, su práctica profesional no se limita a la transmisión de conocimientos y saberes dentro de un espacio académico, sino que se expande a la vida cotidiana de los individuos al forjar, en todos y cada uno de ellos, valores, conocimientos, hábitos, habilidades, actitudes, aptitudes, etc., que contribuirán con su desarrollo íntegro y propiciarán su participación activa y consciente en el contexto sociocultural que les ha tocado vivir.
La formación de los docentes ha sido objeto de gran discusión, y en torno a ésta se han generado múltiples discursos que intentan explicar su "deber ser" en función de las tareas que desempeña en su ejercicio profesional; sin embargo, éstos coinciden en otorgarle suma importancia a su labor. No obstante, en la actualidad la práctica docente y la formación del profesor presentan fortalezas, pero a la vez contradicciones, obstáculos y ciertas carencias que ponen en duda la valoración que se da a esta práctica, por lo que conocer más profundamente la opinión y la visión de los docentes sobre su formación contribuye a aportar un mayor conocimiento en torno a esta problemática.
Este trabajo encuentra su fundamento en un estudio de campo que tiene como finalidad analizar y caracterizar la formación docente de los profesores en diferentes instituciones educativas del país, y al mismo tiempo detectar la dimensión formativa que han adquirido a lo largo de su práctica docente e identificar las tendencias que predominan en ésta a partir de los referentes teóricos que sustentan la investigación.
I. LA FORMACIÓN DOCENTE COMO ESPACIO DE TRANSFORMACIÓN
En la actualidad, las condiciones sociales, históricas, culturales y económicas por las que atraviesa nuestro país demandan la necesidad de contar con seres críticos, capaces de transformarlas para crear una sociedad inclusiva, que permita el desarrollo pleno de todos y cada uno de los sujetos que la conforman. En este sentido, si bien la labor educativa no constituye por sí sola un factor de cambio, contribuye a que éste se propicie al impactar a los individuos...