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La muerte del historiador José Luis Salcedo Bastardo el pasado martes (febrero 16,2005), frisando los setenta y nueve años, resta a la intelectualidad venezolana de uno de sus auténticos miembros. Por vida y por obra. Y al cultivo de la historia uno de sus grandes trabajadores contemporáneos, un ser que pertenece a la familia de los historiadores estilistas de los cuales ha sido tan fecunda nuestra historiografía.
Ha muerto pues, y nosotros que tuvimos la suerte de ser su amigo, de que él fuera nuestro ductor y confidente, lo lloramos. Ha desaparecido el estudioso, el agudo, el discreto, el silencioso sagaz, el honesto funcionario público, el buen hijo y hermano, el modelo de padre y esposo para quien la familia fue norte, el hombre que tuvo una vocación militante por Venezuela, el servidor constante, el hombre que alumbró siempre proyectos...