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Poco, muy poco, es Io que se sabe de la educacioón de Miranda en su Caracas nativa, donde permaneció interrumpidamente desde su nacimiento el 28 de marzo de 1750 hasta el 25 de enero de 1771, cuando zarpó de La Guaira en la fragata sueca Príncipe Federico con destine a España.1 Por primera vez -anota Tomás Polanco Alcántara- el joven Miranda llevó un "Diario" en el cual rue anotando Io que observaba en el curso del viaje; embarcaciones que pasaban cerca, islas avistadas, la fauna marina, la directión y fuerza del viento, el rumbo, fiestas a bordo con oficiales de otros barcos, lluvias, movimientos del mar, manejo de las veks, etc. Esc Diario, junto con otros documentes, comprende 63 tomos manuscrites y se conserva, en óptimas condiciones, en una urna de cristal y madera en la centenaria Academia National de la Historia.
El Archivo de Miranda, patrimonio de k humanidad, comenzó a editarse entre 1929 y 1950 en 24 tomos. Una nueva edición, mucho más amplia y mejor organizada -recuerda Manuel Castillo Didier- se está publicando por las Editiones de la Presidentia de la República de Venezuela desde 1978. Hasta hoy han aparetido 18 tomos y ojalá pronto concluya la impresión.
Pero ¿qué educación recibió Miranda en su niñez y adolescencia en aquella Caracas pobkda de conventos, de rectas calles, de cristalinos riachuelos, de clima primaveral, semialumbrada con rústicos faroles, sacudida por un temblor de tierra en 1766, con una vida pacata, de intienso, rezos, repiques de campanas y orationes bajo la vigilantia del obispo Diego Antonio Diez Madroñero? Caracas figuraba como una ciudad marcadamente cxtensa, llena de pugnas y tensiones entre los españoles peninsulares y los ricos hacendados y comerciantes criollos, con indios y negros severamente excluidos y explotados, y con una Compañía vasca, la Guipuzcoana, que monopolizaba el comercio trasatlántico y fijaba a su antojo el precio del cacao y el cupo en los barcos con destino a España.
Miranda provenía, es conveniente recordar, de un hogar modesto, de origen canario, hijo de Sebastián de Miranda Ravelo (1721-1791), natural de Tenerife, y de Francisca Antonia Rodríguez Espinosa, (+1777), caraquena, hija de padre portugués y madre canaria. Con el tiempo k situación de don Sebastián mejoró, en lo económico, hasta llegar a ser...