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Respiración del laberinto Mario Santiago Papasquiaro Ediciones Sin Fin, Barcelona, 2018
El vuelo de la celebración
Se cumplen ahora veinte años de la muerte de José Alfredo Zendejas -para el registro civil y la policía- y de Mario Santiago Papasquiaro -para la poesía y sus ingrávidos lectores-. Veinte años se cumplen también del viaje y las derivas de Ulises Lima, su trasunto o semblante o doble imaginario que aparece en Los detectives salvajes, la novela de Roberto Bolaño. Se puede, por lo tanto, creer -o no- en la transmigración precipicia de las almas; de lo que tenemos pruebas -estelas y rastros- irrefutables es de la fosforescente transmigración y puesta en fuga de los nombres.
Respiración del laberinto fue, en origen -allá en 2007-, una antología preparada por Rebeca López -pareja del poeta y madre de sus dos hijos- con la que dio a conocer un puñado de poemas -veinte en total- extraídos de esa obra sin arqueología y de límites difusos que son los papeles -no sé de una palabra mejor- de Mario Santiago. Desconocemos los criterios que Rebeca López siguió para su selección y hemos llegado tarde para preguntárselo. Así las cosas, la poesía de Mario Santiago parece destinada a ser una piedra imán para el misterio o, dicho de una manera menos enfática, para la especulación (no inmobiliaria). En vida solo llegó a publicar una plaquette titulada Beso eterno (1995) y un libro, Aullido de cisne (1996). Ambos son meras colecciones de poemas sin la ambición de una estructura o de un programa estético. Prefirió, por el contrario, la participación en proyectos colectivos y una escritura poco o nada sistemática: es raro...