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Por Orlando Fals Borda (Fundación Punta de Lanza, Bogotá)
Trabajando silenciosamente durante veinte años, como hormigas construyendo sus paracos, los movimientos sociales progresistas ban vuelto a hacer otra significante irrupción para convertirse en sujetos históricos, a nivel universal1.
Opacados, silenciados, suplantados o asimilados por partidos políticos desde mediados del siglo pasado, especialmente en Europa, los movimientos de base con miras a obtener reivindicaciones humanas fundamentales o a bientransformar sociedades desequilibradas, habían vuelto a su primitiva y subterránea condición de magma popular. Fue un adormecimiento de decenios interrumpido por varias guerras totales y dictaduras militares alimentadas dialécticamente por otras clases de movimientos enemigos -los regresivos o los reaccionarios-, una pausa larga rota por muchos conflictos regionales y por una cadena de erupciones anticoloniales en países periféricos.
Por supuesto, había habido desde mucho antes una larga tradición de lucha, muchas veces violenta y autodefensiva, por el progreso de gentes amenazadas, oprimidas y explotadas. Comenzó quizás con la resistencia cívico-religiosa de Moisés en Egipto y las rebeliones libertarias de Espartaco en Italia, y continuó espasmódicamente con las organizaciones monacales medievales que protestaban contra la riqueza ostentosa, la hégira mahometana, la defensa de fueros antiseñoriales en Iberia, el indigenismo, las guerras campesinas de Bohemia, el socialismo utópico, los Cartistas de Inglaterra, el cooperativismo, la antiesclavitud, el sufragio universal, el movimiento pedagógico, el feminismo, el bienestar y el trabajo social, el pacifismo y, en especial, el movimiento universal de los trabajadores victimizados por el capitalismo naciente. Quedan más en el tintero: se trata de una gran lista. Porque en esta forma el pueblo ha estado haciendo su historia verdadera, la historia que vale, en la que encajan los movimientos actuales como protagonistas para darle nuevo sentido y renovado impulso por la justicia, la paz y el progreso colectivo.
Redefiniendo la política
Desconfianza en lo político: La mayoría de estes movimientos sociales, si no todos, combatieron el statu quo de la deshumanización de manera altruista, con o sin violencia, con una o con varias clases sociales combinadas. Comenzaron casi de manera espontánea y sin buscar el poder como tal, aunque a veces lo alcanzaron por carambola o por la inercia de instituciones vetustas. Con ello impartieron carácter a las masas combatientes por sus derechos y le dieron a los...





