Recibido: 28/03/2018 Aceptado: 14/06/2018
Doi: http://dx.doi.org/10.5944/etfv.30.2018.21816
Resumen
Este artículo pretende examinar la influencia ejercida por la Fellowship Foundation en la política española, y el papel que en ello jugó ?su hombre? en nuestro país, Alfonso Osorio. La Fellowship Foundation había nacido en Estados Unidos durante los años 30 con unos aparentes fines religiosos, pero el progresivo apoyo de sectores políticos y económicos internacionales otorgaron a esta organización un evidente carácter paradiplomático. Fue en la década de 1960 cuando llegó a España, no tardando en surgir numerosos contactos internacionales que serían puestos a disposición de los intereses políticos españoles y americanos. A través del testimonio de Alfonso Osorio, así como de la amplia documentación y correspondencia depositada en su archivo personal, tratará de analizarse la influencia de esta organización cristiana en nuestro país, observando su importancia durante la transición democrática al ser el período en que Osorio ocupó más altas responsabilidades políticas.
Palabras clave
Alfonso Osorio; Fellowship Foundation; Estados Unidos; paradiplomacia; transición española.
Abstract
This article aims to examine the influence exerted by the Fellowship Foundation on Spanish politics, and the role played by ?his man? in our country, Alfonso Osorio. The Fellowship Foundation was born in the United States during the 1930s with apparent religious purposes, but the progressive support of international political and economic sectors gave this organization an obvious paradiplomatic character. It was in the 1960s when it arrived in Spain, that many international contacts were soon to be made available to Spanish and American political interests. Through the testimony of Alfonso Osorio, as well as the extensive documentation and correspondence deposited in his personal archive, I will try to analyze the influence of this Christian organization in our country, observing its importance during the democratic transition to be the period in which Osorio occupied higher political responsibilities.
Keywords
Alfonso Osorio; Fellowship Foundation; United States; paradiplomacy; Spanish transition.
1.INTRODUCCIÓN
La Fellowship Foundation, más popularmente conocida como The Family (La Familia), se trata de una organización cristiana, quizá desconocida en España, pero con una gran importancia en la política internacional. Creada en Estados Unidos en la década de los treinta por Abraham Vereide, esta organización surgió con el objetivo de promover una cierta unidad de los cristianos independientemente de la escuela del cristianismo a la que pertenecieran. Aunque nació en torno a pequeños encuentros de oración en Estados Unidos, la influencia de la organización se fue extendiendo más allá de las fronteras nacionales, lo que permitió la celebración de actos como el National Prayer Breakfast (Desayuno de Oración Nacional), en el que políticos de diferentes países son convocados a un desayuno presidido por el presidente de los Estados Unidos para actuar unidos en torno a la fe. Al acudir destacadas figuras políticas y empresariales de todo el mundo, permitió que a ese inicial tono religioso se sumaran intereses políticos y empresariales facilitados por los contactos establecidos en torno a la fe, dando a la organización un carácter de cierta paradiplomacia, diplomacia secreta o diplomacia silenciosa, como eufemísticamente reconocía el expresidente estadounidense George H.W. Bush2. En España, la Fellowship Foundation no llegó hasta comienzos de los años 60, encontrando en la figura de un joven político, Alfonso Osorio, su hombre clave para promocionar la organización en nuestro país. Desde entonces, la Fellowship actuó en España al servicio de interés políticos, económicos y militares, pero a diferencia de lo ocurrido en otros países europeos, quedó muy limitada al centrarse en la figura del propio Osorio y sus ?amigos políticos?, por lo que su presencia estuvo claramente influida por la importancia de Osorio en la política nacional. Esto permite entender que fuera especialmente significativa durante los años de la Transición, coincidiendo con la época en que Osorio ocupó cargos clave dentro del ejecutivo, lo que posibilitó que las redes de contactos internacionales establecidas a través de la Fellowship se pudieran poner al servicio de los intereses políticos nacionales.
A lo largo de las próximas páginas, tratará de analizarse la presencia, influencia y evolución de la Fellowship Foundation en nuestro país, así como las diversas iniciativas y actuaciones de Alfonso Osorio para su promoción en España.
2.LOS ORÍGENES DE LA FELLOWSHIP FOUNDATION
Los orígenes de la Fellowship Foundation se remontan a comienzos del siglo XX en Estados Unidos. Impulsada por el clérigo metodista de origen noruego Abraham Vereide, este llevaba tiempo promoviendo el retorno de la fe al espacio público y la necesidad de un gobierno inspirado en la moral cristiana, de igual modo en que lo habían defendido otras figuras del movimiento restauracionista como Charles Finney, Billy Sunday o Frank Buchman3. Sería precisamente de este último de quien Vereide recogió la idea de ?liderazgo divino? en que basó sus proclamas. Vereide mantenía en el difícil contexto de los años 20 la necesidad de una reconciliación entre el trabajo y el capital, partiendo de la tesis según la cual los ricos, u ?hombres clave?, ordenaban su fortuna e influencia por Dios, y que los trabajadores, al oponerse a estos, desafiaban el orden divino según el cual se articulaba la sociedad. Este mensaje no tardó en contar con el apoyo de la alta sociedad estadounidense ya que, en gran medida, los absolvía de cualquier tipo de responsabilidad moral por sus acciones sobre los trabajadores. A partir de este progresivo apoyo de hombres de negocios, políticos e incluso militares, en 1935 Vereide fundó la Fellowship Foundation en la ciudad de San Francisco. El objetivo de la naciente organización era llevar a cabo una serie de reuniones en las que personalidades de diferentes escuelas del cristiano se unieran para leer la Biblia, rezar y reflexionar sobre la aplicación de los principios cristianos en la vida pública de acuerdo con las tesis mantenidas por Vereide4. Inicialmente el proyecto contó con el apoyo de un reducido número de personas, pero la participación de William Clair, presidente de los Frederick Nelson, los mayores grandes almacenes de la costa occidental, impulsó al grupo que, tan solo dos años después, ya había formado en toda la zona oeste más de 200 células de iguales características. Debido a su creciente expansión esta iniciativa recibió el respaldo directo del gobernador del Estado de Washington, Arthur Langlie, y se organizó un gran desayuno con 300 personalidades. El éxito que la Fellowship había cosechado en el Estado de Washington llevó a que Vereide viajara por todo el país para desarrollar grupos similares. En 1942 ya existían agrupaciones por todo Estados Unidos, por lo que ese mismo año se realizó un desayuno de oración a escala nacional para los miembros de la Cámara de Representantes y el Senado. La unión en torno a principios religiosos se transformó, paralelamente, en un foro en el que se encontraban intereses políticos y económicos, dando lugar a lo que Jeff Sharlett ha bautizado como un capitalismo bíblico o una teología del dólar5.
En 1953 la Fellowship asentó definitivamente su poder al contar con el respaldo directo del presidente Eisenhower, en cierto modo por haber carecido del apoyo directo de alguna iglesia en el momento de su candidatura siendo, por tanto, vulnerable en este punto. Convencido por el senador Frank Carlson, Eisenhower se acercó a ?La Familia?, que organizó el primer Desayuno de Oración Presidencial, lo que pronto pasaría a conocerse como el National Prayer Breakfast. Este acto contó con la asistencia de más de 500 personas de todo el país que, reunidas bajo la presidencia del propio Eisenhower en el Salón de actos del Hotel Hilton de Washington, celebraron un almuerzo en el que reflexionaron sobre el mensaje de la Biblia, siendo acompañado en los días siguientes de una serie de seminarios sobre la teología cristiana. El acto resultó un completo éxito y, desde entonces, se ha venido celebrando de forma anual contando también con la asistencia de diversos líderes internacionales, en unos almuerzos que ya cuentan con la asistencia de más de 3.500 participantes.
Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Wallace Haines, empresario y principal representante de Vereide en Europa, había defendido la necesidad de un Plan Marshall espiritual, lo que le permitió expandir la Fellowship por el viejo continente al contar con el apoyo de figuras como el canciller alemán Konrad Adenauer, el primer ministro belga Pierre Harmel o el francés Edmond Michelet, ministro de Justicia con el general De Gaulle6. Esto permitió a la Fellowship convertirse en ese foro de relaciones políticas y económicas a escala internacional descrito por Sharlett, y que paralelamente fuera asumiendo ciertas funciones paradiplomáticas. Esta expansión europea se afianzó definitivamente en los años 60 por quien fuera el sucesor de Vereide al frente de la Fellowship, Douglas Coe. Como nuevo dirigente de la organización, Coe centró sus objetivos en conseguir el respaldo internacional, fortaleciendo su asentamiento en Europa e iniciando la expansión por América Latina y África. Sería precisamente bajo el impulso dado por Douglas Coe cuando la Fellowship Foundation llegó a la España de Franco a comienzos de los años 60.
3.LA LLEGADA DE LA FELLOWSHIP FOUNDATION A LA ESPAÑA FRANQUISTA
La colaboración del régimen franquista con las potencias del Eje durante la Segunda Guerra Mundial llevó al gobierno norteamericano a someter a España a un cierto aislamiento. Sin embargo, el estallido de la Guerra Fría hizo que la inicial posición estadounidense cambiara debido a la importancia de establecer relaciones con el régimen de Franco, de claro carácter anticomunista y con una importante posición geoestratégica. Esto permitió la firma, en 1953, de un acuerdo entre ambos países por el cual los Estados Unidos, a cambio de ayuda económica y militar a España, establecieron una serie de ?bases militares de utilización conjunta? en el país7. Comenzaba una época de colaboración entre ambas potencias que sería aprovechada por la Fellowship Foundation para realizar sus primeras incursiones en España, aunque inicialmente a través de pequeñas células secretas dado el carácter católico del régimen, pues pese a que la Fellowship acogiera a las diversas escuelas cristianas, tenía una indudable base protestante que dificultó su presencia pública hasta la Ley de Libertad Religiosa de 1967. No obstante, fueron formándose pequeños grupos a través de la embajada americana y empresas como la Merril Lynch y, especialmente, la petrolera Standard Oil, ya que su representante en España, Paul Temple, fue el principal encargado de impulsar la organización en nuestro país. La Stadard Oil había llegado en pleno contexto de liberalización económica tras la aprobación del Plan de Estabilización de 1959, y necesitaba el respaldo jurídico y político de una figura que, preferentemente, procediera del ámbito cristiano. Así surgió el nombre de Alfonso Osorio, quien reunía los diferentes requisitos buscados por Temple. En el campo jurídico, Osorio poseía amplios conocimientos dada su condición de Abogado del Estado y, además, haber sido uno de los partícipes en la reforma administrativa llevada a cabo a finales de los años 50. En el ámbito político, también reunía las características buscadas al ser procurador en Cortes y subsecretario de Comercio, lo que lo hacía una figura especialmente atractiva para una empresa. Además, Osorio era yerno de Antonio Iturmendi, presidente de las Cortes y el Consejo del Reino. Los requisitos religiosos eran igualmente cumplidos por Osorio al ser un destacado miembro de la ACNP (Asociación Católica Nacional de Propagandistas), una organización católica de apostolado laico. Esto permitió que Osorio se convirtiera en el hombre de la Fellowship Foundation en España, presencia canalizada a través de la Standard Oil, de cuya sucursal española, ESSO Petroleos, Osorio asumió la vicepresidencia.
De este modo se articularon en Madrid pequeños grupos de oración con la participación de figuras del entorno de Alfonso Osorio, como Federico Silva, ministro de Obras Públicas, Alberto Monreal, secretario general técnico de Obras Públicas, o Virgilio Oñate, director general de obras hidráulicas, entre otros. Iba formándose un grupo que, desde la cuestión religiosa, entraba en sintonía con los objetivos militares y empresariales que los Estados Unidos habían depositado en España. En 1966 se produjo la primera visita de Douglas Coe, recibido por el propio Osorio para hablar de las posibilidades de la Fellowship en España8. Tras este primer encuentro, Osorio fue invitado por el senador republicano Frank Carlson al National Prayer Breakfast de 1967, así como a los posteriores seminarios organizados ?para discutir la ética y el espíritu de los problemas de nuestros días?, pero las obligaciones políticas nacionales le impidieron acudir9. Sería finalmente en enero de 1969 cuando Osorio asistió por primera vez al National Prayer Breakfast, siendo el primer español en acudir a dicho acontecimiento y, además, el primer español que tendría ocasión de conversar con el nuevo presidente, Richard Nixon. Osorio le agradecería posteriormente en una carta la ocasión de haber podido intercambiar unas palabras con él, expresándole:
?Fue para mí un alto honor tener la oportunidad de saludarle en el Presidential Prayer Breakfast [...] Muchas gracias por las frases de afecto que para mí y para mi país tuvo en aquella ocasión [...] España acepta de buen grado el liderazgo de los Estados Unidos pues sabe que siempre lo ejercerá ante Dios con justicia?10.
Junto al gran acto central, Osorio acudió a las diversas reuniones y seminarios posteriores, lo que le permitió conocer a diversos políticos norteamericanos como John Volpe, Secretario de Transporte de Nixon; Melvin Laird, Secretario de Defensa; y, especialmente, a Sam Nunn, un joven senador demócrata por Georgia, y Mark Hatfield, senador republicano por Oregón. Osorio se convirtió, gracias a los vínculos con la Fellowship, en uno de los españoles con mejores contactos en la política estadounidense, con unas amistades que facilitarían su posterior encuentro con Robert Mcnamara, presidente del Banco Mundial, para negociar la concesión de un crédito a la RENFE, compañía que Osorio había pasado a presidir en 1968. A su regreso a España, Osorio manifestó su fascinación por los actos organizados por la Fellowship, declarando que
?Me ha impresionado en todos los sentidos. Por el sentido familiar que tiene el acto, pese a asistir los más altos dignatarios de la nación. Por la proclamación de fe religiosa en voz alta. Por la fe que demuestra tener este pueblo en sus instituciones. Por el realismo con que ve sus problemas. Por la atmósfera de convivencia que reina entre todos los americanos aquí reunidos?11.
Impulsado por la experiencia vivida, Osorio trató de promover la articulación efectiva del grupo en España e invitó a Douglas Coe para entrar en contacto con diferentes políticos nacionales12. Así se organizaron dos visitas, la primera entre el 25 de marzo y el 1 de abril de 1969 para celebrar reuniones con políticos como Federico Silva, de quien pasados los años Douglas Coe sería consuegro; y otra posterior, y de mayor importancia, entre el 17 y el 19 de octubre de ese mismo año. En esta segunda visita Coe acudió acompañado del senador republicano Mark Hatfield y se organizó un encuentro con Franco para tratar las ?negociaciones sin resolver sobre el futuro de las bases aéreas y navales estadounidenses en España?, que pronto darían lugar al Convenio de Amistad y Cooperación de 197013. Asimismo, se organizó una cena en La Zarzuela con el recién nombrado Príncipe de España Juan Carlos de Borbón14. Si los visitantes americanos habían expresado su interés por reunirse con Franco para tratar la renovación del acuerdo militar, desde España se aprovechaban estos contactos para vender la imagen del sucesor a la Jefatura del Estado. Para finalizar la visita, Osorio organizó un almuerzo con diversos procuradores en Cortes como Virgilio Oñate, Andrés Reguera, Alberto Monreal o José Fernández Fontecha, para conversar sobre el impulso de la organización en España15. Pero la articulación sería lenta pues, a partir de 1970, Osorio fue apartado de la primera línea política. A pesar de esto Osorio siguió acudiendo de forma anual al National Prayer Breakfast, ocasionalmente acompañado de figuras como Federico Silva o Virgilio Oñate, y mantuvo un contacto regular con Douglas Coe, quien incluso en el verano de 1975 acogió en su casa al hijo mayor de Osorio cuando éste fue enviado a Estados Unidos para mejorar su nivel de inglés16.
Si la asistencia a los actos organizados por la Fellowship sirvió para que Osorio entrara en contacto con destacados dirigentes estadounidenses, también le permitió conocer a diversos líderes europeos allí asistentes, quienes lo invitaron a unos actos similares organizados a escala europea. Se trataban de los International Week-End For Government Men celebrados en Londres en St. George's House, en el Castillo de Windsor17. Promovidos por el ex-primer ministro belga Pierre Harmel, se trataban de unas reuniones celebradas el último fin de semana de abril con unos objetivos similares a los encuentros americanos. Mientras el sábado se dedicaba a estudiar la forma de actuar del cristiano en la vida pública de acuerdo a su fe, el domingo se realizaba una oración conjunta a primera hora de la mañana para, posteriormente, celebrar un almuerzo en el que tratar los problemas socio-políticos de sus respectivos países. Lo especial de estas reuniones era su carácter reducido, pues no solían superar las treinta personas, entre las que se encontraban figuras como el propio Pierre Harmel; Poul Hartling, primer ministro danés; Alois Mock, jefe de la democracia cristiana austriaca; Gerhard Schröder, exministro alemán de Exteriores; Selwyn Lloyd, Speaker de la Cámara de los Comunes; o Joseph Fontanet, ministro de Educación francés18. Estos encuentros con la élite política europea fueron aprovechados por Osorio, monárquico convencido, para exponer las cualidades del joven Príncipe de España, así como para vender los primeros avances de aperturismo político y las posibilidades de un futuro proyecto reformista frente al rupturismo promovido por la oposición.
A estos encuentros londinenses acudía otro español con el que Osorio entabló una gran amistad, Josep Pujadas, presidente de la Joven Cámara en España, y vicepresidente de esta organización a escala europea. La buena relación con Pujadas permitió a Osorio recuperar la iniciativa de poner en marcha la rama española de la Fellowship Foundation, tema sobre el que Douglas Coe le venía insistiendo desde hacía años asegurándole que creía ?firmemente que Dios te ha destinado para un especial trabajo y responsabilidad durante estos años en España?19. Así logro ponerse en marcha un gran congreso celebrado los días 7 y 8 de junio de 1974 en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid bajo el título La ética del hombre público en las relaciones nacionales e internacionales. El acto contó con la asistencia de diversas figuras de la política nacional, como Federico Silva, Virgilio Oñate, Alberto Monreal, Andrés Reguera, Landelino Lavilla, Marcelino Oreja, Leopoldo Calvo-Sotelo, Íñigo Cavero, Enrique de la Mata o los ministros Pío Cabanillas y Antonio Carro. También acudieron diversos empresarios invitados por Josep Pujadas, la mayoría del ámbito catalán, como José María Reventós (presidente de Codorníu), Javier Millet (director general de Chasyr), José María Draper (consejero delegado del Banco de Alicante) o Ignacio Vidal (vicepresidente de la Banca Mas-Sarda)20. Entre los invitados internacionales se encontraban Wallace Haines, Richard Burress, asistente de Gerald Ford, y Pierre Harmel, a quien Osorio indicaba que ?personalmente tengo gran interés en su presencia, pues tendrá la oportunidad de conocer a algunas personas del Gobierno que están haciendo los más serios esfuerzos, que nunca se han hecho en España en los últimos tiempos, para una evolución democrática de nuestra vida política?21.
El acto tuvo un cierto éxito y pretendía ser el inicio de una serie de reuniones periódicos con las que asentar la organización en España. El propósito era la celebración de un almuerzo trimestral, articulado de modo similar a los organizados en Washington o Londres, al que acudieran diversos líderes políticos y empresariales nacionales22. Consistirían en un rápido almuerzo acompañado de la lectura de pasajes de la Biblia, seguido por una exposición y coloquio sobre cualquier tema de actualidad política y la forma de abordarlo desde la fe. El primero estaba previsto celebrarlo el 16 de septiembre de ese mismo año en el Nuevo Club de Madrid, para posteriormente iniciar reuniones de carácter itinerante y conseguir una expansión que permitiera articular, en cada una de las capitales españolas donde hubiera interesados suficientes, grupos de similares características. Como señalaba Pujadas a Osorio,
?creo que esto no supondría especial dificultad y sería algo que realmente no existe en España, pues reuniones de tipo socio-político-económico hay muchas, pero la óptica religiosa ecuménica, y si me apuras teístas, aplicada a estos mismos problemas, es algo nuevo que además creo que todos necesitamos vitalmente?23.
Pero esta última iniciativa no tuvo la acogida deseada en una España que, a mediados de los años 70, se encontraba repleta de cenas y tertulias políticas organizadas para tratar el cambio político que se avecinaba. Además, la causa religiosa, el elemento que pretendía definir al grupo, podía tener sentido en Estados Unidos, o a escala europea, dada las diversas visiones del cristianismo de los líderes políticos, pero carecía de sentido en un país de mayoría católica, y con una clase política al servicio de una dictadura nacional católica. Osorio fracasó en su objetivo de dotar a la Fellowship de una estructura concreta, pero había conseguido una importante red de contactos de gran utilidad una vez se produjese lo que eufemísticamente venía denominándose ?el hecho biológico inevitable?. En noviembre de 1975, con Franco gravemente enfermo, Osorio escribió a su amigo, el senador Hatfield, para indicarle la proximidad de la muerte del dictador y el inevitable inicio del proceso de transición democrática, indicándole que ?todo lo que hemos hablado tantas veces estoy seguro que va a suceder en el futuro. Entonces necesitaremos la ayuda de muchos amigos americanos?24.
4.UNA ORGANIZACIÓN CRISTIANA EN TRANSICIÓN
El 20 de noviembre de 1975 moría Franco tras cuarenta años de dictadura, siendo sucedido en la jefatura del Estado por Juan Carlos I. Con su llegada al poder se produjo una importante remodelación ministerial, a pesar de la continuidad de Carlos Arias Navarro como presidente. Entre las incorporaciones al consejo de ministros destacaron figuras de reconocido talante reformista, como Manuel Fraga (Gobernación), José María de Areilza (Exteriores), Antonio Garrigues (Justicia), Adolfo Suárez (Secretario General del Movimiento) o el propio Alfonso Osorio (Presidencia). A partir de este momento, todos los contactos internacionales que Osorio había cosechado en años anteriores fueron puestos al servicio del cambio político español, buscando en ellos muestras de apoyo internacional hacia la nueva monarquía de Juan Carlos I y al proceso reformista iniciado en España. También desde el exterior existía un amplio interés en el proceso español y su evolución de una forma moderada y pacífica, especialmente desde Estados Unidos. Los múltiples sucesos ocurridos en la Europa meridional durante 1974, haciendo peligrar las posiciones geoestratégicas de Estados Unidos en el Mediterráneo, habían dotado a las bases militares en suelo español de un especial valor para la administración norteamericana. El abandono temporal de la OTAN por parte de Grecia, el aumento electoral de los partidos comunista italiano y francés y, especialmente, la Revolución de los Claveles en Portugal, llevaron a Estados Unidos a prestar una especial atención al cambio político español y apostar por un proyecto de reforma moderada25. Según Areilza, la actitud estadounidense se caracterizó por desear ?la democratización del sistema, pero fieles a su pragmatismo, sin demasiado afán, exigencias, ni prisas. Desean sobre todo que no vayamos por el camino de FPortugal?26. El todopoderoso Secretario de Estado americano, Henry Kissinger, se trasladó a Madrid el 24 de enero de 1976 para firmar la renovación del acuerdo militar entre ambos países con la decisión de elevarlo al rango de Tratado como símbolo de apoyo a España, aunque para ello debía contar con la posterior aprobación del Senado27. Del mismo modo, los diversos políticos estadounidenses conocidos por Osorio a través de la Fellowship no tardaron en poner en marcha sus redes de influencia en beneficio de una democratización española que huyera del radicalismo que, en su opinión, caracterizaba al cambio político luso.
Tan solo tres días después de la visita de Kissinger, Osorio viajó a Washington al National Prayer Breakfast acompañado de Josep Pujadas y Luis Cuervo, director del Departamento de Asuntos de América del Norte del ministerio de Asuntos Exteriores. Durante el desayuno Osorio fue sentado junto al propio Kissinger para que pudieran conversar sobre la declaración programática que el presidente Arias Navarro había pronunciado en las Cortes tras la marcha del dirigente americano. Kissinger calificó la declaración de eminente y destacó que lo importante era avanzar ?sin prisa, pero sin pausa?28. También indicó que ?con el tratado que hemos firmado en Madrid el flanco sur de Europa queda suficientemente protegido; pero España, en su propia conveniencia, debe pasar de ser país amigo a país aliado, y eso se llama OTAN?29. Junto a la asistencia al National Prayer Breaksfast, sus amigos americanos organizaron a Osorio un almuerzo con diversos senadores. Esto era especialmente importante, pues era el Senado el encargado de aprobar que el acuerdo fuera elevado al rango de Tratado y, al tener una mayoría demócrata, los trámites podían complicarse. Entre los asistentes al encuentro se incluían, entre otros, los senadores republicanos Mark Hatfield, Dewey Bartlett, Pete Domenici y Paul Fannin; y los senadores demócratas Sam Nunn, Harold Hughes, George McGovern, John Stennis, Gary Hart, Lawton Chiles y Frank Church, con quienes Osorio trató los problemas nacionales e internacionales que afrontaba la política española. Especialmente conversó con Mike Mansfield, líder de la mayoría demócrata en el Senado, quien le indicó que los proyectos de reforma que Osorio le había expuesto le parecían esperanzadores, y que en dichos cometidos ?tendrán siempre nuestro apoyo entusiasta, porque necesitamos a España en el mundo democrático?, declarándole su predisposición a apoyar la aprobación del tratado30. Igualmente, en su posterior conversación con el demócrata Carl Albert, speaker de la Cámara de Representantes, este le manifestó que ?van ustedes bien, porque el progreso es dirección, no rapidez?31. Los actos organizados por la Fellowship finalizaron con un almuerzo de Osorio en el Pentágono, al cual asistieron Joseph Sisco, subsecretario de Estado para los asuntos políticos; William Brehm, subsecretario de Defensa; John Sparkman, presidente del comité de Relaciones exteriores del Senado; y Robert McCloskey, subsecretario de Estado para relaciones con el Congreso y jefe de la delegación negociadora norteamericana durante la firma del acuerdo con España. Con ellos trató nuevamente la necesidad y la importancia de que el acuerdo firmado entre ambos países fuera elevado al rango de Tratado. A su regreso, Osorio manifestó que la tónica general de las conversaciones fue de total ayuda política y moral a España por parte de los políticos norteamericanos. Osorio aseguraba poder decir
?con toda franqueza que los legisladores norteamericanos, en su gran mayoría, desean ante todo paz civil y tranquilidad en España, sin que por ello se frene el proceso hacia la democratización de la vida española, ya que los legisladores norteamericanos creen profundamente en las virtudes de la democracia?32.
Sus contactos con la Fellowship le habían permitido tratar sobre el proceso de reformas en busca de un apoyo internacional cuya muestra más clara sería el posible nivel de Tratado otorgado al acuerdo. Apoyos similares buscó a finales de marzo en su viaje tradicional a las reuniones del Castillo de Windsor con diferentes líderes europeos y cuyo tema central ese año fue La reconciliación política, cuestión sobre la que Osorio pronunció un breve discurso por la importancia que este asunto tenía en plena transición española33. Ante su exposición de los proyectos y deseos de la política reformista española, los líderes europeos asistentes mostraron su solidaridad con la figura del nuevo monarca y su apoyo en ritmos, métodos y metas con un proceso político que recomendaban se hiciera con prudencia34.
Sus contactos internacionales en torno a los grupos cristianos estaban evidenciando su utilidad para vender en el exterior el proyecto político español, así como para buscar señales de apoyo al programa reformista y a la figura del nuevo monarca. En junio de 1976, el propio rey Juan Carlos I viajó Washington en una visita con la que, según Kissinger, se pretendía mostrar su apoyo al rey como mejor esperanza para la evolución democrática con estabilidad35. Este viaje se realizó en un momento clave pues todavía debía ser aprobado el tratado por el Senado, por lo que sus palabras ante el Congreso de los Estados Unidos el 2 de junio de 1976 en una sesión conjunta fueron especialmente redactadas para la ocasión. El rey aseguró que
?la monarquía española se ha comprometido, desde el primer día, a ser una institución abierta, en la que todos los ciudadanos tengan un sitio holgado para su participación política sin discriminación de ninguna clase y sin presiones indebidas de grupos sectarios y extremistas. La Corona ampara a la totalidad del pueblo y a cada uno de los ciudadanos, garantizando a través del derecho y mediante el ejercicio de las libertades civiles, el imperio de la justicia?36.
Era un discurso con el que se buscaba el apoyo estadounidense, y por tanto internacional, hacia el cambio político iniciado en España. Douglas Coe y Alfonso Osorio se pusieron en contacto para, además, organizar un encuentro privado del rey con diversos senadores37. Esto permitió la organización de una pequeña reunión del monarca con seis destacados políticos americanos: Mark Hatfield, Dewey Bartlett, Pete Domenici, Lawton Chiles, Al Quie y Harold Hughes, acompañados del propio Douglas Coe. Recibidos en la Blair House, donde el monarca se hospedó durante su visita, los allí reunidos trataron sobre las reformas políticas llevadas a cabo en España y, finalmente, compartieron unos minutos de oración. Los asistentes quedaron gratamente sorprendidos, y el propio Douglas Coe le indicó a Osorio como ?el tiempo que estuve con el Rey fue sencillamente magnífico?38. En una carta escrita al propio don Juan Carlos, Douglas Coe le transmitía su felicidad por haber tenido la ocasión de compartir con él unos minutos, expresándole como ?vuestra reunión privada para orar y discutir con seis senadores fue lo más estimulante para ellos y espero que para vos. Ellos sintieron el ardor de vuestro espíritu y la dedicación de vuestra vida [...] En la creencia de que Dios nos dirige día por día, creo que veremos en el futuro algo que surgirá del tiempo que pasasteis con los seis senadores?39. Ciertamente, las palabras del rey en el Congreso, y los diversos contactos con senadores organizados por la Fellowship, facilitaron que, días después, el Senado aprobara el Tratado.
Si los contactos de Osorio con la Fellowship le venían sirviendo para viajar al exterior en busca de apoyos internacionales, también fueron numerosas las visitas recibidas, especialmente a partir del verano de 1976. El 3 de julio Adolfo Suárez fue nombrado presidente del Gobierno, mientras que Alfonso Osorio asumió la vicepresidencia política. Con ello la transición entraba en una fase más profunda con unas reformas que pretendían ir más allá del proyecto de ?reforma limitada? que había caracterizado al anterior gobierno Arias. Es en esta nueva etapa en que Osorio recibe mayores responsabilidades, cuando van a tener lugar numerosas visitas gracias a sus contactos internacionales a través de la Fellowship. Así lo declaró durante su visita el político británico George Thomas, speaker de la Cámara de los Comunes, a quien Osorio había conocido durante su última visita al Castillo de Windsor. A su llegada a España, George Thomas manifestó:
?Vengo como miembro de la Christian Fellowship, en cuya declaración, podríamos decir fundacional, diversos políticos del mundo manifestaron el deseo de poner el pensamiento cristiano al servicio público y, naturalmente, me consta que en España en estos momentos hay buena gente, entre ellos algunos amigos, que desea incorporar los valores cristianos a nuestra sociedad?40.
Esta visita tuvo una especial importancia al tratarse de una figura de la izquierda, siendo la primera vez que un político laborista visitaba España desde 1930. La muestra de apoyo de George Thomas tuvo así un especial valor, quien durante su visita se reunió con los monarcas, el Presidente de las Cortes y diversos miembros del Gobierno. Finalmente, el propio Osorio se encargó de organizar un pequeño acto, de características similares a los de la Fellowship, que contó con la asistencia de figuras como Josep Pujadas, Virgilio Oñate, Leopoldo Calvo-Sotelo, Alberto Monreal, Íñigo Cavero, José Ramón Lasuén o José Mario Armero, entre otros. Junto al tono religioso que presidió el acto, George Thomas alabó el proceso democratizador español y manifestó la necesidad de que Europa apoyara el cambio político español. Esta se trató sólo de una de las visitas facilitadas por la Fellowship, junto a otras como las de Richard Stanbury, senador liberal canadiense; Peter Kirk, presidente del grupo conservador en el parlamento europeo; o Bernard Berg, vicepresidente de Luxemburgo. En diciembre de 1976 visitaron España los senadores americanos Sam Nunn y Dewey Bartlett, que estuvieron varios días en Madrid en unas fechas clave ante la proximidad del referéndum sobre la Ley para la Reforma Política del 15 de diciembre. En sus conversaciones con Suárez y Osorio, los visitantes americanos abordaron los cambios políticos españoles y las relaciones bilaterales entre ambos países. Tras su visita, Sam Nunn escribió a Osorio para indicarle cómo le había ?impresionado grandemente el excelente cuadro de mandos que ha surgido en España. Usted y el presidente Suárez, así como el rey Juan Carlos, representan un papel vital en el renacer de España hacia una democracia representativa?, concluyendo su carta con la promesa de que él y sus amigos americanos ?continuaremos pidiendo para que Dios les guíe en el importante papel que están desempeñando en su país y en el mundo?41. Todas estas visitas y muestras de apoyo internacional fueron posibles gracias a la red paradiplomática construida en torno a los diversos encuentros de carácter religioso en los que Osorio participaba.
El año 1977 se inició con importantes cambios. En España la Ley para la Reforma Política ya había sido aprobada y se iniciaba el camino hacia las primeras elecciones democráticas; mientras que, en Estados Unidos, el demócrata Jimmy Carter llegaba a la Casa Blanca. Con los cambios en la administración estadounidense, la visita de Osorio al National Prayer Breakfast de 1977 fue aprovechada para organizar un encuentro con el nuevo Secretario de Estado, Cyrus Vance. Sin embargo, los problemas políticos nacionales estuvieron cerca de provocar la suspensión de este viaje al coincidir con lo que acabaría conociéndose como la ?Semana Trágica de la transición?, con muertes de manifestantes, atentados terroristas, secuestros, y el asesinato de los abogados laboralistas de Atocha. Aunque Osorio planteó suspender la visita, finalmente viajó a Estados Unidos. Sus amigos americanos se encargaron de organizar un pequeño encuentro durante el Desayuno entre Osorio y Jimmy Carter como una muestra de apoyo a España en los momentos difíciles en que se encontraba. Según la prensa nacional, Osorio fue el político con el que Carter mantuvo una mayor conversación tras el Desayuno. El dirigente americano, en un perfecto castellano, expresó a Osorio su ?agrado? por la evolución de los acontecimientos en España y su apoyo al camino de reformas que estaba llevando a cabo el gobierno. Posteriormente se celebró el previsto encuentro con Cyrus Vance y con su subsecretario, Warren Christopher. Con estos trató sobre el éxito en la tramitación de la Ley para la Reforma Política y los últimos disturbios españoles, respecto a los cuales Vance mostró una ?franca comprensión?, al considerarlos ?algo que puede suceder en cualquier otro país del mundo y, de hecho, sucede, pero que no debe cambiar en modo alguno el ritmo del camino trazado hacia el proceso normal de democratización?42. Igualmente trataron la posibilidad de un futuro ingreso español en la OTAN, algo que, a pesar de no hablarse de plazos, era contemplado con buenos ojos por Estados Unidos. Pero el principal tema de conversación giró en torno a la posible legalización del PCE, el gran problema que tenía entonces planteado el gobierno español en su camino hacia las primeras elecciones democráticas. Mientras el antiguo Secretario de Estado, Henry Kissinger, había mostrado su frontal oposición a cualquier posible legalización de los comunistas, la posición de Vance era notablemente diferente, pues creía que la participación de partidos eurocomunistas en los gobiernos de sus respectivos países causaría más problemas en el seno del Pacto de Varsovia que entre los países de la Alianza Atlántica. El propio Jimmy Carter había declarado a finales de 1976, en una entrevista para la revista Playboy, la importancia de relacionarse con los dirigentes de los partidos comunistas de Europa occidental para evitar que, de otra manera, acabaran empujados hacia la esfera de influencia soviética43. Respecto al caso español, Vance fue claro y expresó que ?los icerbergs es mejor verlos; si son submarinos son más peligrosos?, por lo que la solidaridad americana ante la probable legalización era evidente44. Finalmente trataron la posibilidad de organizar un viaje del presidente Suárez a Estados Unidos antes de las elecciones para mostrarle su apoyo con el camino realizado. El subsecretario Christopher planteaba que era mejor aplazarlo a después de las elecciones para evitar la imagen de injerencia americana en los comicios, pero Osorio insistió en una visita previa que quedó sin cerrar.
Junto a estos encuentros con figuras de la primera línea política, Osorio asistió a un banquete en su honor organizado en la Cámara Alta por sus colegas de la Fellowship, Mark Hatfield y Sam Nunn, en apoyo a los cambios políticos españoles. Como declaraba Osorio a su regreso, ?por todas partes encuentro una buena disposición hacia España y hacia la marcha de su reforma política. Ello me hace sentirme moralmente apoyado?45, y añadía cómo, en la política estadounidense, ?late un propósito tan concreto de identificación con el proceso político español que se advierte desde la forma en que te abraza el senador amigo hasta en el recibimiento en el Departamento de Estado?46. El respaldo americano facilitó así la legalización del PCE el 9 de abril de 1977. Las primeras elecciones democráticas fueron convocadas para el 15 de junio de 1977, y se esperaba que, antes de esa fecha, se cerrara la visita del presidente Suárez a Estados Unidos. Pero la administración americana seguía mostrándose reticente a la celebración de un encuentro antes de las elecciones. El propio rey tuvo que interceder para facilitarlo mientras que Osorio seguía en contacto con sus amigos americanos para poder cerrar el encuentro, que se consiguió para finales de abril, aunque sin carácter de ?visita de Estado?. Aprovechando el viaje, Osorio pidió a Douglas Coe ?la posibilidad de que el Presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez y el Ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja [quien le acompañaría en la visita], se reuniesen a desayunar en el Senado con un grupo lo más importante posible de senadores amigos?47. Finalmente, el 29 de abril de 1977 Suárez fue recibido en Washington. Allí se reunió, tal y como había pedido Osorio, con algunos de los miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, y fue recibido en la Casa Blanca por J immy Carter, quien le expresó su admiración por la valentía y decisión mostrada, así como su interés por las elecciones recientemente convocadas, comentario que Suárez aprovechó para anunciar su candidatura por la formación centrista UCD (Unión de Centro Democrático), con la que conseguiría la victoria48.
Tras el triunfo electoral de Suárez, Osorio decidió abandonar el gobierno al mostrarse contrario a la línea de centroizquierda que consideraba había adoptado el Presidente. Aunque Osorio seguiría en la política como senador real durante la legislatura constituyente, y a partir de 1979 como diputado del pequeño grupo parlamentario de Coalición Democrática, su influencia en la política nacional se había visto claramente reducida. Los contactos de Osorio con los grupos cristianos de Windsor y con la Fellowship se mantuvieron, pero su abandono de la primera línea política hacía que no pudieran ponerse al servicio de esa paradiplomacia con que habían sido utilizados durante el proceso de Transición. Los viajes que tanto interés habían despertado con anterioridad ahora pasaban completamente desapercibidos para la prensa nacional. La única mención destacada al National Prayer Breakfast fue en 1981, cuando Douglas Coe invitó a su consuegro, Federico Silva, y a Gonzalo Fernández de la Mora, al encuentro celebrado en enero de ese año. El posterior golpe de Estado del 23-F, y los numerosos rumores sobre la trama civil y la supuesta implicación americana, hicieron que muchos medios vieran en aquel desayuno una supuesta complicidad del nuevo presidente, el republicano Ronald Reagan, y la subsiguiente intentona golpista. Sin embargo, parece difícil relacionar un encuentro de las dimensiones del National Prayer Breakfast con el entorno en el que tratar un posible golpe de Estado49. Realmente sería a partir de 1982 cuando, ante el cambio vivido en el escenario político español, Osorio conseguiría que la Fellowship volviera a tener una cierta importancia.
5.EL DECLINAR DE ?LA FAMILIA? EN ESPAÑA
Las elecciones del 28 de octubre de 1982 supusieron un importante cambio en la política española. Mientras el hasta entonces partido de Gobierno, UCD, se vio reducido a una mínima presencia parlamentaria que no tardó en suponer su disolución, el PSOE de Felipe González alcanzó una aplastante mayoría absoluta. Por su parte, el espacio de la derecha pasó a ser ocupado por la Alianza Popular de Manuel Fraga, en cuyas filas había empezado a militar Osorio. En dicho partido ocuparía cargos destacados, ostentando una de las vicepresidencias y ejerciendo la presidencia del Gabinete de Estrategia. La nueva importancia de Osorio en la política nacional le ofrecía la oportunidad de volver a rentabilizar sus amplios contactos internacionales. A diferencia de su etapa como ministro, durante la cual los canales abiertos a través de la Fellowship actuaron con un cierto carácter de diplomacia paralela, la falta de responsabilidades gubernamentales de Osorio en los años 80 dotaría estos contactos de un nuevo significado. La principal finalidad con que fueron empleadas sus relaciones internacionales durante los años de AP fue para promocionar a figuras de la derecha española a través de su presencia en foros internacionales. Lo que interesaba de esos viajes no era la plasmación e influencia en auténticos acuerdos políticos, sino el impacto mediático que en la política nacional tendría el encuentro de políticos nacionales como José Ramón Lasuén, Óscar Alzaga o Julen Guimón, con destacadas figuras de la política internacional50. Incluso, en algún sentido, durante estos años la Fellowship recuperó esas funciones empresariales que había tenido en su llegada a España. Con motivo de la preparación de las olimpiadas de Barcelona, el empresario norteamericano Edward Waxer se puso en contacto con Osorio a través de Douglas Coe para saber de posibles empresarios y políticos con los que podría contactar en Cataluña ante el próximo evento deportivo51. Osorio lo remitió a Carlos Ferrer Salat, de quien señalaba la posibilidad de que se convirtiera en el próximo presidente del comité olímpico español, y a Jorge Fernández Díaz, presidente de AP en Cataluña, quien consideraba le podría proporcionar mejores nombres52.
Pero esta desvinculación de la actuación directa sobre los asuntos políticos generales de la nación parece haber tenido una excepción con motivo del referéndum de la OTAN que Felipe González había convocado para el 12 de marzo de 1986. España había ingresado en la Alianza Atlántica antes de la llegada del PSOE al gobierno, que durante las elecciones del 82 había prometido la celebración de un referéndum al respecto. Sin embargo, la posición de Felipe González había variado desde la vocación neutralista hacia la permanencia en la Alianza. Este viraje atlantista no había sido seguido por toda la militancia socialista, lo que provocaba ciertos temores en el gobierno a una posible derrota en el referéndum53. El problema se acrecentó cuando, desde la derecha, Manuel Fraga apostó por la ?abstención activa?, pues a pesar de mostrarse partidario de la permanencia en la OTAN, contemplaba las posibilidades de convertir su celebración en un plebiscito contra González. Esta arriesgada posición de la derecha española no fue entendida desde el exterior, y todas las miradas internacionales se dirigieron hacia Osorio como persona capaz de convencer a Fraga. El conservador británico Peter Walkers le mostró su preocupación, mientras el democristiano italiano Amintore Fanfani pedía a Osorio que hiciera cambiar de opinión a Fraga al temer un posible resultado favorable a la salida española de la OTAN, y que esta generase un efecto contagio en otros países de Europa. Sus colegas americanos insistían en lo mismo, y los contactos entre Osorio y el embajador estadounidense en España, Tom Enders, fueron constantes. Parece que, a iniciativa, o al menos con la implicación de la propia embajada estadounidense, se celebraron una serie de encuentros secretos entre Alfonso Osorio y Roberto Dorado, director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, para tratar una posible estrategia con la que moderar las posiciones de Fraga, objetivo que no fue posible54. A pesar de todos los problemas, el referéndum fue ganado por la permanencia en la OTAN. Felipe González, sintiéndose respaldado, adelantó las elecciones generales al 22 de junio de 1986 y consiguió una nueva mayoría absoluta, mientras que Fraga veía confirmado su ?techo electoral? e incluso perdió a los compañeros democristianos de candidatura temerosos de las limitadas opciones de futuro que parecía conllevar la permanencia junto a Fraga. El posterior fracaso de Julen Guimón en las elecciones vascas de noviembre de 1986 no hicieron sino confirmar el pesimismo en la derecha española, por lo que Fraga presentó su dimisión siendo sustituido al frente de Alianza Popular por un joven Antonio Hernández Mancha.
El nuevo líder aliancista se encontró con el problema de su escasa proyección nacional al no ser miembro del Congreso de los Diputados. Además, su desastrosa moción de censura contra Felipe González resultó un completo fracaso. En esta situación, Osorio aprovechó sus contactos de la Fellowship para tratar de organizar algún acto que sirviera para promocionar su imagen. Acordó con Douglas Coe la invitación de Hernández Mancha al National Prayer Breakfast de 1988 así como una posterior entrevista con el presidente Reagan. Igualmente, Osorio le transmitió a Coe cómo ?por su personalidad actual en España y porque es un buen cristiano me gustaría que [también] le dieseis la oportunidad de intervenir con algún discurso en los seminarios previos al Desayuno y de celebrar entrevistas con nuestros mejores amigos?55. Todo ello fue facilitado por Coe pero Hernández Mancha cometió el error de hacer público su encuentro con Reagan que, organizado a través de cauces no oficiales, no tardó en despertar el malestar del nuevo embajador estadounidense en España, Reginald Bartholomew, así como del socialista Julián Santamaría, quien estaba al frente de la embajada española en Washington. Estas muestras de malestar obligaron a suspender la entrevista entre Reagan y Hernández Mancha, que sería limitada a un pequeño encuentro entre ambos durante el Desayuno56. El contacto oficial más importante de su viaje quedaría finalmente limitado a una pequeña entrevista con Michael Armacost, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos57. No obstante, Coe organizó encuentros con diversos miembros del Senado y el Congreso para Osorio, Hernández Mancha y el eurodiputado Miguel Arias Cañete, quien también los acompañó durante la visita. El viaje culminó con el breve encuentro entre Reagan y Hernández Mancha durante el National Prayer Breakfast, no sin añadir un nuevo problema cuando el presidente norteamericano confundió a Osorio con el líder aliancista, y al ser corregido en su error no tardó en exclamar que Hernández Mancha le había parecido demasiado joven para ser presidente58.
Aunque el acto no hubiera salido como había sido planeado, lo cierto es que Hernández Mancha ya contaba con una foto junto a Reagan que utilizar con fines electoralistas en España. Además, tanto él como Arias Cañete habían quedado impresionados por los actos a los que habían asistido, lo que pareció dar fuerzas a Osorio para volver a intentar introducir la Fellowship en España. A la altura de 1988 existía un ambiente de pluralismo político que no se daba cuando se había producido el primer intento en 1974 y, por lo tanto, la unidad de los políticos de Fdiversos partidos en unos encuentros en torno a la fe podía tener un mayor sentido. Osorio escribió a Douglas Coe para indicarle cómo
?Antonio Hernández Mancha y Miguel Arias están, en principio, dispuestos a ayudarme a organizar un grupo en Madrid. Espero y deseo que tenga éxito en esta ocasión. Aunque ya sabes lo resistentes que son mis compatriotas, ambos son jóvenes, sin prejuicios y creo que cómo han vuelto muy impresionados y contentos, ahora, por fin, se hará?59.
Contando con el respaldo del presidente de su formación, Osorio puso en marcha un último intento por articular la Fellowship en España que, sin embargo, no tardó en volver a naufragar. En esta ocasión se debió a la ruptura política entre Osorio y Hernández Mancha motivada por discrepancias sobre la estrategia que debía llevar el partido en su batalla por derrotar al PSOE, lo que ocasionó que Osorio fuera apartado de los cargos directivos del partido. Según le expresó Osorio a Coe, esta problemática situación parecía imposibilitar la articulación de un grupo en España, que ya desaparecería por completo cuando en 1989 Osorio decidió abandonar la política60. El último intento por poner en marcha la Fellowship Foundation en España había fracasado. La siempre débil presencia de la organización en nuestro país, concentrada en la figura de Alfonso Osorio, se disipó completamente una vez este abandonó la política, desapareciendo cualquier posibilidad de implantar La Familia en nuestro país.
6.A MODO DE CONCLUSIONES
A lo largo de las páginas anteriores ha tratado de describirse la evolución de la Fellowship Foundation en nuestro país. Una evolución que estuvo estrechamente vinculada a la figura de quien fuera su principal representante en España, Alfonso Osorio, pues tras su abandono de la política la organización se diluyó. La única excepción sería la invitación realizada en 2010 por Barack Obama al entonces presidente del Gobierno, y presidente de turno del Consejo Europeo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, quien acudió como invitado de honor, y sentado en la mesa presidencial pronunció un discurso de tono religioso sobre unos versículos del Deuteronomio. Se trataba de una simple visita sin un mayor trasfondo político que el mero impacto mediático que su asistencia podría causar en nuestro país.
La presencia de La Familia en España siempre estuvo vinculada a la influencia e iniciativas de Osorio. Sus empresas por asentar la organización en nuestro país se encontraron con la dificultad de una clara mayoría social católica, por lo que ese mensaje de unidad en torno a la fe resultó difícil de propagar. Además, las primeras iniciativas se emprendieron, igualmente, en un contexto de unidad política, que paralelamente hacía de la unidad religiosa una de las bases de su régimen nacional católico. Esa vinculación estrecha entre Osorio y la presencia española de la Fellowship permite entender que fuera durante la Transición cuando esta tuvo una mayor presencia. Las diversas visitas al exterior, así como el recibimiento de líderes internacionales, fueron claves para vender los avances del proceso reformista emprendido por el gobierno, siendo posibles gracias a los contactos de Osorio con políticos estadounidenses y europeos. Igualmente, estos contactos sirvieron a diversos países, y especialmente a Estados Unidos, para confirmar el tránsito pacífico del proceso democratizador español en unos momentos en que los intereses geoestratégicos en el Mediterráneo parecían peligrar. En la década de los 80 la Fellowship ya tuvo una presencia más marginal y redefinió sus funciones. Con Osorio como miembro destacado de Alianza Popular, sus contactos sirvieron para la promoción de políticos nacionales buscando el impacto mediático que causaría su asistencia a distintos encuentros internacionales. La única ocasión en la que durante los años 80 se persiguió un fin político concreto fue con motivo del referéndum de la OTAN, donde diversos líderes extranjeros miraron a Osorio con la esperanza de que hiciese cambiar la posición abstencionista adoptada por Manuel Fraga.
En definitiva, la Fellowship Foundation se ha tratado de una organización con una cierta importancia en la política española, aunque en ningún caso comparable a otros países debido a su intrínseca unión a la figura de Osorio. Sin embargo, tuvo claras influencias en el devenir de la política nacional y, sobre todo, en la búsqueda de los apoyos internacionales necesarios durante el cambio político posfranquista.
1. Este trabajo se enmarca en el proyecto financiado por la Agencia Estatal de Investigación y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional: ?La razón biográfica: biografías y narraciones autobiográficas en la investigación histórica y literaria del s XX europeo. Estudios de caso y reflexión teórica?. HAR2017-82500-P (AEI/ FEDER/ UE).
2. Sharlet, Jeff: The Family. United States, HarperCollins, 2008. p. 223.
3. Idem, pp. 70-80.
4. Archivo Alfonso Osorio (AAO), Statement concerning leadership groups and prayer breakfast movement. [El Archivo Alfonso Osorio se encuentra sin clasificar, lo que impedirá una citación más detallada del material utilizado]
5. Sharlet, Jeff: The Family...op.cit., pp. 190-191.
6. Idem, p. 218.
7. Pineiro, María del Rocío: ?Los convenios hispano-norteamericanos de 1953?, en Historia Actual Online, 11, 2006, pp. 175-181
8. AAO, Carta de Douglas Coe a Alfonso Osorio, 27-VII-1966.
9. AAO, Carta de Frank Carlson a Alfonso Osorio, 9-III-1966.
10. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Richard Nixon, 10-II-1969.
11. AAO, Alfonso Osorio asiste al ?desayuno de oración? en USA, 1969.
12. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Douglas Coe, 10-II-1969.
13. AAO, Carta de Mark Hatfield a Alfonso Osorio, 22-X-1969.
14. Silva, Federico: Memorias. Barcelona, Planeta, 1993, pp. 256-259.
15. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Douglas Coe, 20-IX-1969.
16. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Douglas Coe, 10-VI-1975.
17. Entrevista a Alfonso Osorio, 19-II-2016.
18. AAO, The Harmel consultation. Christian influence in problem of european democracy.
19. AAO, Carta de Douglas Coe a Alfonso Osorio, 15-II-1973.
20. AAO, Coloquio ?La ética del hombre público en las relaciones nacionales e internacionales?.
21. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Pierre Harmel, 22-IV-1974.
22. Entrevista a Josep Pujadas, n-XII-2017.
23. AAO, Notas de José Pujadas sobre coloquio de Madrid.
24. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Mark Hatfield, 5-XI-1975.
25. Lemus, Encarnación: ?Entre la intervención y la supervisión. Las potencias occidentales ante el cambio político peninsular?, en Quirosa-Cheyrouze, Rafael (coord.): Historia de la Transición en España. Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, p. 375.
26. Areilza, José María: Diario de un ministro de ¡a monarquía. Barcelona, Planeta, 1977, pp. 14-15.
27. Powell, Charles: E¡ amigo americano. Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2011, pp. 329-332.
28. La Nueva España, 31-I-1976.
29. AAO, Originales ?De orilla a orilla?.
30. Idem.
31. La Nueva España, 31-I-1976.
32. El Diario de Burgos, 31-I-1976.
33. Arriba, 20-III-1976.
34. Ya, 23-III-1976.
35. Powell, Charles: ?Estados Unidos y España, de la dictadura a la democracia: el papel de Henry A. Kissinger? en Powell, Charles y Jiménez, Juan Carlos (eds.): Del autoritarismo a la democracia. Madrid, Sílex, 2007, p. 65.
36. Powell, Charles: ?El papel de Estados Unidos en la Transición democrática española? en Martín, Óscar José y Ortíz, Manuel (coords.): Claves internacionales de la transición española. Madrid, Catarata, 2010, p. 89.
37. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Douglas Coe, 28-IV-1976.
38. AAO, Carta de Douglas Coe a Alfonso Osorio, 25-VI-1976.
39. AAO, Carta de Douglas Coe a Juan Carlos I, 25-VI-1976.
40. Arriba, 5-X-1976.
41. AAO, Carta de Sam Nunn a Alfonso Osorio, 14-XII-1976.
42. Pueblo, 28-I-1977.
43. Powell, Charles: El amigo americano... op.cit., pp. 446-447.
44. Osorio, Alfonso: Trayectoria política de un ministro de ¡a corona. Barcelona, Planeta, 1980, p. 280.
45. ABC, 28-I-1977.
46. Pueblo, 31-I-1977.
47. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Douglas Coe, 20-IV-1977.
48. Powell, Charles: ?El papel de Estados Unidos en la Transición...op.c/t., p. 94.
49. López, Misael Arturo: ?Anatomía de un asunto interno. La actitud del gobierno estadounidense ante el 23-F?, Ayer, 84, 2011, pp. 183-205.
50. Entrevista a Alfonso Osorio, 19-II-2016.
51. AAO, Carta de Edward Waxer a Alfonso Osorio, 20-IV-1987.
52. AAO, Télex de Alfonso Osorio a Edward Waxer, 22-V-1987.
53. Mateos, Abdón: ?Los socialistas españoles y la cuestión atlántica hasta el referéndum de 1986?, Ayer, 103, 2016, pp. 51-70.
54. Entrevista a Alfonso Osorio, 29-VIII-2017.
55. AAO, Carta de Osorio a Douglas Coe, 29-X-1987.
56. Entrevista a Alfonso Osorio, 6-V-2016.
57. El País, 3-II-1988.
58. Entrevista a Alfonso Osorio, 6-V-2016.
59. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Douglas Coe, 12-II-1988.
60. AAO, Carta de Alfonso Osorio a Wallace Haines, 24-X-1988.
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
Archivos
AAO: Archivo Alfonso Osorio.
Entrevistas
Alfonso Osorio, 19-II-2016.
Alfonso Osorio, 6-V-2016.
Alfonso Osorio, 29-VIII-2017.
Josep Pujadas, 11-XII-2017.
Fuentes periodísticas
ABC (Madrid)
Arriba (Madrid)
Diario de Burgos, El (Burgos)
Nueva España, La (Asturias)
País, El (Madrid)
Pueblo (Madrid)
Ya (Madrid)
Reseña bibliográfica
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Mateos, Abdón: ?Los socialistas españoles y la cuestión atlántica hasta el referéndum de 1986?, Ayer, 103, 2016, pp. 51-70.
Osorio, Alfonso: Trayectoria política de un ministro de la corona. Barcelona, Planeta, 1980
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Sharlet, Jeff: The Family. United States, HarperCollins, 2008.
Silva, Federico: Memorias. Barcelona, Planeta, 1993.
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© 2018. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/ (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
The Fellowship Foundation was born in the United States during the 1930s with apparent religious purposes, but the progressive support of international political and economic sectors gave this organization an obvious paradiplomatic character. Through the testimony of Alfonso Osorio, as well as the extensive documentation and correspondence deposited in his personal archive, I will try to analyze the influence of this Christian organization in our country, observing its importance during the democratic transition to be the period in which Osorio occupied higher political responsibilities. No obstante, fueron formándose pequeños grupos a través de la embajada americana y empresas como la Merril Lynch y, especialmente, la petrolera Standard Oil, ya que su representante en España, Paul Temple, fue el principal encargado de impulsar la organización en nuestro país. Lo especial de estas reuniones era su carácter reducido, pues no solían superar las treinta personas, entre las que se encontraban figuras como el propio Pierre Harmel; Poul Hartling, primer ministro danés; Alois Mock, jefe de la democracia cristiana austriaca; Gerhard Schröder, exministro alemán de Exteriores; Selwyn Lloyd, Speaker de la Cámara de los Comunes; o Joseph Fontanet, ministro de Educación francés18.
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