Recibido: 25 de mayo de 2018 / Aceptado: 12 de noviembre de 2018
RESUMEN
La configuración de identidad es uno de los aspectos que permite caracterizar al sujeto para evidenciar los procesos de formación a que tiene lugar. Narrativa y cuerpo vivido podrían ofrecer elementos, tanto, en la configuración de la identidad del sujeto, como, posibilidades formativas que amplían los dominios de significación y acción. El artículo de investigación establece un diálogo entre Merleau-Ponty, desde cuerpo vivido, y Ricoeur, desde narrativa, en la configuración de identidad. El análisis de la información, a partir de la hermenéutica analógica, arroja concordancias entre ambos autores en temporalidad, esquematismo, historias o palabras en estado nacientes, y la vida como texto. Narrar el cuerpo vivido es una forma de comprender las experiencias vividas que contribuye a configurar la identidad del sujeto como proyecto abierto y continuo de formación.
Palabras clave: Merleau-Ponty, Ricoeur, cuerpo vivido, narrativa e identidad.
ABSTRACT
The identity configuration is one of the aspects that allows the subject to be characterized in order to demonstrate the training processes that take place. Narrative and lived body could offer elements, both in the configuration of the identity of the subject, as formative possibilities that expand the domains of meaning and action. The research article establishes a dialogue between Merleau1 Ponty, from lived body, and Ricoeur, from narrative, in the configuration of identity. The analysis of the information, from the analogical hermeneutics, throws concordances between both authors in temporality, schematism, stories or words in the nascent state, and life as text. Narrating the lived body is a way of understanding the lived experiences that helps to shape the identity of the subject as an open and continuous project of formation.
Keywords: Merleau-Ponty, Ricoeur, lived body, narrative, and identity.
RESUMO
A configuração de identidade é um dos aspectos que permite caracterizar o sujeito para demonstrar os processos de treinamento que ocorrem. O corpo narrativo e vivido poderia oferecer elementos, tanto na configuração da identidade do sujeito, quanto nas possibilidades formativas que ampliam os domínios do sentido e da ação. O artigo de pesquisa estabelece um diálogo entre Merleau- Ponty, do corpo vivido, e Ricoeur, da narrativa, na configuração da identidade. A análise da informação, a partir da hermenêutica analógica, lança concordâncias entre os dois autores em temporalidade, esquematismo, histórias ou palavras em estado nascente e vida como texto. Narrar o corpo vivido é uma forma de compreender as experiências vividas que ajuda a moldar a identidade do sujeito como um projeto aberto e contínuo de formação.
Palavras chaves: Merleau-Ponty, Ricoeur, corpo vivido, narrativa e identidade.
1.Introducción
Merleau-Ponty (2013), considera el cuerpo vivido como punto cero de la consciencia de si mismo y de la realidad: la corporalidad como modulación de la existencia. La significación se expresa al hacer del mundo un lugar familiar y habitable. Este cuerpo facilita que los sujetos se enlacen significativamente con sus experiencias vividas en una acción con sentido. Para MerleauPonty (1994) la corporalidad significa estar intrincado al mundo, no como un objeto puesto en el espacio, sino que se "es del espacio" (p. 165). Es estar situado en el mundo, un mundo que no se abre como pensamiento de la mente, sino que, pensar mundo, es vivir el mundo. Es asi como, el sentido de una vida es penetrado por quien se sitúa en el mundo y se deja invadir por su trayectoria (Merleau-Ponty, 2013): solo existe historia para quien asume la vida y la vive, un sujeto "históricamente situado" (Merleau-Ponty, 1994, p.189).
En la teoria de Merleau-Ponty (2013), el cuerpo es expresión de la existencia, la narrativa que expresa esta existencia, es pensamiento y el pensamiento es habitar lo que se percibe. Sólo se puede conceptualizar algo, si se tiene la consciencia de poder alcanzarlo, poder abrazarlo significativamente. Este es el poder de la corporalidad en Merleau-Ponty, una corporalidad expresiva que sólo se conoce viviéndola, y es por el propio cuerpo, como origen ontológico, que el sujeto se conoce a si mismo, el otro, las cosas, y el mundo. Es a partir de esta corporalidad que el sujeto constituye identidad al narrar el mundo, atribuyéndole el poder de volver a él, para frecuentarlo, comprenderlo y hallar en él un significado. Saenz (2010) y Shau (2013), consideran que cuerpo vivido y narrativa podría producir cambios en el tipo de posturas y prácticas encarnadas en las disposiciones corporales ante el otro y el mundo, y que se materializan como cambios en la propia identidad.
Emerge la relevancia del cuerpo vivido para la constitución de identidad en la articulación significativa de la experiencia vivida a partir de la narrativa (Laranjeira, 2013). La narrativa se erige como acto linguistico, a través del cual, la experiencia es puesta en escena al otro, acto que Ricoeur (2004) establece como una forma de acceder a la vida, una forma de pensar para llegar a la comprensión de las acciones del hombre, las cuales son singulares y heterogéneas al mismo tiempo, por tanto, irreemplazables. La narrativa configura diferentes acontecimientos vividos en una trama temporal, un todo unificado y articulado en una historia con significado (Ricoeur, 2000). La narrativa contribuye al sujeto a formarse mediante su pensar y reflexionar sobre la vida, abordando lo que el sujeto tiene que decir por el solo hecho de existir, sin necesidad de argumentar o interpretar su posición frente a los acontecimientos que acaecen en su vida. Pensar la vida desde lo narrativo, es establecer un proceso metafórico y formativo, que hace y re-hace la identidad de quien narra, ampliando sus dominios de significación y de acción (Ricoeur, 2000; Passeggi, 2011).
Laranjeira (2013), establece la importncia de vincular la narrativa de Ricoeur, con los aspectos existenciales del cuerpo vivido de Merleau-Ponty: la experiencia se vive desde la perspectiva del yo encarnado, donde las condiciones de la experiencia subjetiva requieren la consideración de la temporalidad. Es a través de la complicidad de la temporalidad en el cuerpo vivido y en la narrativa que se transforma continuamente el presente en términos de nuestras experiencias pasadas y expectativas futuras. Esta transformación de la experiencia vivida a través de la temporalidad, crear nuevas formas de verse el sujeto.
La tesis que se plantea en el artículo de investigación es que, tanto Merleau-Ponty, como Ricoeur, presentan elementos concordantes de temporalidad, esquematismo, historias o palabras en estado nacientes, y la vida como texto, que permiten configurar la identidad y procesos de formación en el sujeto, mediante la narrativa del cuerpo vivido. A partir de bibliografía primaria en los desarrollos epistemológicos de Merleau-Ponty y Ricoeur, se toma información que, al ser analizada a partir de la hermenéutica analógica, se encuentran concordancias y disonancias conceptuales entre estos dos autores, con el fin de establecer las implicaciones de la narrativa del cuerpo vivido en el sujeto para la configuración de identidad.
2.Metodología
Para la selección de los recursos bibliográficos primarios en el desarrollo epistemológico de Merleau-Ponty y Ricoeur, se utilizaron las bases de datos internacionales ScienceDirect, Dialnet Plus, EBSCOhost, JSTOR, ProQuest y Scopus, con las palabras claves, Merleau-Ponty, Ricoeur, cuerpo vivido, narrativa e identidad. Los resultados de estas relaciones de términos, tanto en el idioma español como en inglés, son los siguientes.
Para la realización de la selección de recursos bibliográficos, se partió con una primera etapa en la cual se tienen en cuenta los criterios de publicación entre las fechas 1940 y 2016, lapso de tiempo en que las obras de Merleau-Ponty y Ricoeur fueron publicadas. La segunda etapa de selección se basó en la revisión del contenido del artículo o del libro, para lo cual se establece que el título y el resumen hagan referencia, por un lado, a las palabras claves Merleau-Ponty, cuerpo vivido e identidad, y por otro lado, a las palabras claves Ricoeur, narrativa e identidad. La tercera etapa de selección se basó en que, el texto debe contener las palabras claves y sus posibles relaciones que permitan vincular concordancias o disonancias entre autores en el desarrollo epistmológico de sus teorías. Cuando se relacionan varias palabras claves se tiene en cuenta la proximidad de las palabras en un mismo párrafo, y que posean entre ellas un sentido de dependencia una frente a la otra, constituyéndose un sentido de mayor complejidad a la palabra clave aislada, y a la vez, que responda a los objetivos del artículo de investigación. Títulos, resúmenes y textos fueron revisados de acuerdo a los criterios mencionados.
Una vez seleccionada la bibliografía y la información relevante de cada texto, se procedió a realizar el análisis de la información a través de la hermenéutica analógica (Millan, 2015), la cual permite resaltar concordancias y disonancias entre los aportes de cada autor con el fin de tejer tanto las similitudes, como aspectos complementarios, y a la vez resaltar los aspectos disonantes entre autores, con el fin de establecer los elementos de la narrativa del cuerpo vivido que conduce a la configuración de identidad.
3.Análisis y discusión de resultados
A partir de los resultados que arrojó el análisis, se pudo vincular a Merleau-Ponty y Ricoeur a partir de los conceptos epistemológicos de temporalidad, esquematismo, historias o palabras en estado nacientes, y la vida como texto en la constitución o configuración de identidad. Se presentaron diferencias que se complementaban metodológicamente en la configuración de identidad. Sin embargo, se presentaron diferencias en las posturas ontológicas en la configuración de identidad.
Temporalidad en la corporalidad y en la narración
Merleau-Ponty considera que la consciencia situada anterior a todo juicio no ostenta de temporalidad. Esto es, la subjetividad no habita el tiempo, sino que, es el tiempo, vive el tiempo. Es en la experiencia que se despliega la dimensión temporalidad de lo vivido: un presente viviente que espera colmar un futuro y ser arrastrado a un pasado. La síntesis temporal despliega la coherencia entre experiencias vividas, y la única forma de efectuar esta síntesis es viviendo, asumiendo la vida. Asumir la vida, conlleva a que las diferentes dimensiones del tiempo no se puedan derivar de las demás, solo existiendo el presente como nodo en que pasado y futuro son colmados, y en el que "ser y consciencia" se encuentran (Merleau-Ponty, 1994, p. 431). En la temporalidad del ser subjetivo, el paso del tiempo no tiene lugar, por el contrario, se manifiesta una reanudación constante del tiempo, síntesis que es efectuada en presente. Todo análisis de la temporalidad no se debe centrar en volver a lo que se dijo del mundo. El análisis del tiempo, y su síntesis, es el resultado de estar en situación: situado en el mundo al que se abandona a su dirección, uniendo cuerpo sujeto y cuerpo objeto en una única presencia situada, ya sea en la experimentación de la vida o en la re-experimentación de lo vivido. Gracias a esta síntesis temporal, es que se accede al ser, una forma de comprender al sí mismo, al otro y al mundo (Merleau-Ponty, 2013): "estamos mezclados al mundo y a los demás en una confusión inextrincable" (Merleau-Ponty, 1994, p. 461).
En Merleau-Ponty (1964; 2013), la intrincación entre alma y cuerpo, que es la base de la corporalidad, es la misma intrincación de la existencia psíquica y la existencia fisiológica o biológica, fusión que solo es posible por el esquema temporal que provee la experiencia. Es gracias al tiempo que la aparente dicotomía entre mente y cuerpo se resuelve en una dialógica que tiene como resultado la corporalidad y su síntesis. Sanchez (1994) afirma que la síntesis corporal, que es la misma síntesis temporal, es la que provee continuidad a las experiencias vividas: "toda síntesis es, a la vez, distendida y rehecha por el tiempo" (Merleau-Ponty, 1994, p. 255).
Si para Merleau-Ponty la temporalidad soporta la continuidad de las experiencias vividas, la tesis de Ricoeur (2004) sobre la pertenencia al mundo, se fundamenta en la temporalidad como elemento que estructura la experiencia vivida del hombre. Esto lo desarrolla al decir que, la subjetividad no puede ser determinada por la identidad de quien experimenta el mundo, sino por el lenguaje como narrativa que pone en escena la temporalidad a manera de experiencia del ser en el mundo: la identidad es configurada a partir del desarrollo de la temporalidad que goza la existencia humana al ser expresada narrativamente (Tornero, 200). Todo lo que se narra acaece en el tiempo, se intrinca, y se desarrolla en la temporalidad. Y al mismo tiempo, todo lo que acaece en el tiempo, se intrinca, y se desarrolla en lo narrado. La narrativa se erige como elemento lingüístico fundamental que proporciona, tanto expresión de una existencia, como esquematismo que organiza la expresión de la existencia en un texto que articula eventos en una trama temporal con significado. La narrativa le permite tejer al sujeto la significación de la experiencia vivida gracias a la dimensión temporal del ser humano, una síntesis de lo permanente y lo cambiante de esta experiencia (Ricoeur, 2000).
Ambos autores trabajan la temporalidad desde frentes diferentes (Gonzalez et al., 2004), uno desde la expresión lingüística o narrativa, y el otro desde la corporalidad, sin embargo, para los dos, la temporalidad se erige como elemento estructurador de experiencia humana. Narrar es un proceso que se configura en presente, un presente que colma lo vivido de estructura temporal con significado, y que, a la vez, expresa la subjetividad de quien narra: su identidad. Para Merleau-Ponty, esta subjetividad es el mismo tiempo encarnado, la subjetividad despliega el tiempo, dándole continuidad a las experiencias, continuidad que evidencia la compresión significativa de lo vivido. Ricoeur consideró esta continuidad, como organización o esquema que provee a los acontecimientos una amalgama temporal que desencadena en la significación: se da la síntesis de lo heterogéneo. Tanto para Ricoeur como para Merleau-Ponty, esta síntesis se desarrolla en presente, en el sentido que, volver a lo vivido, se está abriendo el tiempo para situarse en él. Situarse no es recordar, sino, re-experimentación de lo vivido que facilita la articulación en presente de acontecimientos en una trama temporal con significado, y que permite configurar identidad.
Esquematismo corporal y narrativo
Para Merleau-Ponty, la comprensión del sí mismo, del otro y del mundo, se constituye a partir de la síntesis efectuada en presente del esquema corporal. El esquema corporal es la base de la percepción, una experiencia que se abre en el mundo, y acaece ante los ojos de la corporalidad. En este encuentro entre corporalidad y mundo, se comprende su habitabilidad: la consciencia encuentra en la experiencia vivida, solo aquello que haya depositado en ella (MerleauPonty, 2013). La comprensión de algo, la solución de una problemática, desde el esquema corporal y la síntesis que provee, se logra cuando se encuentra un concepto innovador por su concordancia con los conceptos ya establecidos. Remembranza y palabra olvidada, se encuentran cuando la corporalidad se dispone para el otro, otro que es conocido por que sus palabras confinan significación, un mundo sedimentario que permite disponer de significados, valores, juicios, etc., sin tener que efectuar a cada instante su síntesis: la consciencia alberga las síntesis realizadas, las mantiene, y dispone de ellas para ser reanudadas (Merleau-Ponty, 2013). Horenstein (2013) considera que el esquema corporal brinda este doble movimiento de sedimentación e innovación ante las perturbaciones que se presentan en el mundo, las cuales son equilibradas por la consciencia. La sedimentación no es un conocimiento rígido que alberga la consciencia, por el contrario, el conocimiento se alimenta constantemente con la síntesis presente, entregando un significado que reanuda constantemente su sedimento (Merleau-Ponty, 2013). Cuando el mundo cae bajo la mirada del propio cuerpo, el mundo se configura de tal forma que demanda ver más allá de lo sedimentario. El esquema corpóreo y la síntesis que provee, permite configurar la identidad al abrir nuevas conceptualizaciones del mundo como consciencia de alcanzarlo, una forma de abrazarlo y habitarlo como familiar y significativo, cada vez que cae bajo la propia percepción (Merleau-Ponty, 2013).
Para Merleau-Ponty el esquema corporal es la base de la comprensión del mundo a partir de su habitabilidad, para Ricoeur (2004) se puede construir significado de la experiencia vivida a partir de la expresión narrativa, la cual ostenta de tradición, y por tanto, de esquematismo. Es decir, una estructura que permite poner en escena los presupuestos culturales sobre los cuales se funda la creación de nuevas formas de ver el mundo. Domongo-Moratalla (2001) considera la temporalidad, como base de toda experiencia vivida, provee organización a la existencia, una organización que se presenta gracias a los símbolos lingüísticos que se articulan a través del acto narrativo, brindando inteligibilidad a la experiencia vivida.
La historia de vida, como expresión narrativa, consta de tres momentos (Ricoeur, 2004): inicio o nudo, medio o desarrollo, y fin o desenlace, una organización estructural de los acontecimientos en un relato histórico o de ficción, configurando una trama inteligible para el lector. La articulación de los acontecimientos o situaciones debe aportar al progreso de una historia, y su comprensión se logra gracias a la inteligibilidad de la trama. Esta inteligibilidad es posible gracias al esquematismo narrativo: la prefiguración de la historia posibilita la configuración innovadora y ficticia que abre posibilidades refigurativas en el agente narrativo cuando entra en relación con el otro (Ricoeur, 2004). Agente narrativo, es sujeto en la acción narrativa, es decir, discurre entre la acción del sujeto que narra y la acción del sujeto que lee o escucha.
En este movimiento que contribuye al progreso de la historia y su inteligibilidad, Ricoeur (1996) se referencia en la "concordancia discordante" de la historia (p. 140). Es decir, la característica de la composición y del desarrollo narrativo, como síntesis de lo heterogéneo. O en otras palabras, el desarrollo de la trama que concatena diferentes situaciones las cuales son anudadas por la temporalidad en una historia como unidad inteligible. La síntesis conecta lo inconexo, intrinca acciones y parálisis, intencionalidades y casualidades, causalidades y contingencias en la historia. Se establece la unión inteligible de la trama, en que el acontecimiento solo es considerado como tal, si se puede asociar a la trama. Se erige la síntesis como mecanismo de innovación de la trama, confiriéndole su carácter metafórico y ficticio, en que lo novedoso y no narrado, historias no contadas, emergen en el lenguaje desde un sedimento, modulando una nueva concordancia en la presentación de los acontecimientos desviándose de toda objeción (Ricoeur, 2000; 2004). Se renuevan los predicados que son los orígenes de todo juicio. Esquematismo, síntesis de lo heterogéneo y trama, se reúnen como concordantes en el hilo conductor y temporal que cada sujeto otorga a su historicidad como identidad. El esquematismo ostenta de la fuerza sintética (síntesis de lo heterogéneo) de la tradición, esquematismo que es desarrollado por la mímesis (Ricoeur, 2004), como proceso que evidencia el esquema de la tradición del agente narrativo, su forma particular y característica de configurar la temporalidad en una trama que desenvuelve su historia para ser leída por otro a partir de lo dado, hacia formas innovadoras y ficticias que conducen a su refiguración.
En el esquema narrativo y corpóreo, Merleau-Ponty y Ricoeur se encuentran principalmente en la estructura que permite atribuir significado a la experiencia que hace del mundo un lugar habitable. Provee una organización en que lo desconocido puede tomar formas concordantes y darles un lugar como familiares, permitiendo el progreso de la historia y de la corporalidad como ser del mundo. La síntesis corporal y de lo heterogéneo, ante las objeciones del mundo dado, las modula hacia alternativas que cobran formas más inteligibles que permiten equilibrar la continuidad en la significación de las experiencias vividas. Tanto en Merleau-Ponty (2013), como en Ricoeur (2006), gracias al esquematismo, se efectúa el doble movimiento entre sedimentación e innovación que conduce a configurar identidad y tradición. La tradición es el encuentro de diferentes identidades en la comprensión de lo vivido.
Ricoeur (2004) presenta la mímesis como estrategia para configurar la experiencia vivida a través de la expresión narrativa con las características de una tradición, el doble movimiento de sedimentación e innovación que gira alrededor del poder configurador del relato. Sin embargo, Merleau-Ponty (2013) no estableció una estrategia con la claridad que la planteó Ricoeur, pero sí estableció elementos que son concordantes a la mímesis: sedimentación, constitución y reanudación de la corporalidad y de la identidad. En Ricoeur, la configuración, y, en Merleau-Ponty, la constitución, son procesos que estructuran la experiencia vivida como una tradición, y sobre los cuales giran la sedimentación, la innovación, y el poder de refiguración y reanudación de la expresión narrativa y de la corporalidad cuando es presentada al otro. El narrarse para el otro, invita a ver más allá de lo dado, estableciéndose el proceso de configuración de Ricoeur, y el de constitución de Merleau-Ponty, como procesos de formación en que el sujeto hace y re-hace su experiencia vivida, conduciendo a formas alternativas para su comprensión: se hace del mundo un lugar habitable y familiar en la relación con el otro.
Historia y palabra en estado naciente en la constitución y configuración de identidad
En Merleau-Ponty, la palabra hablante se diferencia de la palabra hablada. La palabra hablante se relaciona con la intención significante en estado naciente, y la palabra hablada se relaciona con el sedimento disponible para nuevas significaciones. En la palabra en estado naciente, la existencia se ubica en un pensamiento que no puede aun definirse en palabra alguna, situación que conduce a la pérdida de la habitabilidad del mundo, la cual se quiere recuperar. Alloa (2016) considera que la palabra emerge como soporte experimental de aquello que requiere ser significado: "la palabra es el exceso de nuestra existencia" (Merleau-Ponty, 1994, p. 113). Pero el sujeto que ha perdido su comunicabilidad con el mundo, ha perdido la capacidad de efectuar la síntesis del para sí y del en sí, es decir, de lo psíquico y lo fisiológico. Están tan intrincados el para sí y el en sí cuando se presenta la pérdida de habitabilidad del mundo, cuando se está en el dolor y el sufrimiento, que no se logra identificar la mutua referencialidad entre pensamiento y respuesta fisiológica. En la incapacidad de significar, se pierde la capacidad de constituir identidad, de realizar la síntesis corporal (Merleau-Ponty, 1963; 1964; 2013). El sujeto sumido en dolor y sufrimiento, su existencia y mundo es, dolor y sufrimiento. Se requiere la identificación de un tercero existencial, lo anímico o emocional, no como pensamiento, sino como fisiología. Esto se debe a que la existencia se refiere al cuerpo, cuya ruta de ingreso es lo fisiológico (Merleau-Ponty, 2013). Cuando el sentir hace referencia a lo fisiológico, este último proporciona las palabras con su significado original, emergiendo la palabra hablante como palabra hablada. El cuerpo "que utiliza sus propias partes como simbólica general del mundo y por el que, en consecuencia, podemos ?frecuentar? este mundo, ?comprenderlo? y encontrarle una significación" (Merleau-Ponty, 1994, p. 251).
Merleau-Ponty (1994) se refiere a la práctica psicoanalítica para facilitar la emergencia de la palabra hablante o en estado naciente. La palabra hablante se convierte en hablada, en sedimento disponible para dar una nueva organización al mundo libre de juicios e ideologías. Surge una nueva forma de abrazar el mundo, se constituye la identidad de lo percibido, como identidad del propio cuerpo. La experiencia vivida es concordante con la significación que se le atribuye, efectuándose la síntesis corporal. La identidad constituida a partir de esta síntesis no expresa una invarianza, por el contrario, es por la referencia al mundo, la identidad del otro y del objeto, que la ipseidad es recogida, nunca alcanzando al mundo, sino, una construcción permanente de su habitabilidad. Surge el sí, en relación con el otro y el mundo, como proyecto abierto, el sujeto en formación que busca un mundo más habitable y significativo.
Merleau-Ponty hace referencia a la palabra en estado naciente, y Ricoeur hace referencia a las historias en estado naciente. Ricoeur (2006) se refiere a tres elementos que contribuyen a la clausura del relato en una inteligibilidad narrativa de la experiencia vivida: semántica de la acción, mediatización simbólica y cualidad pre-narrativa de la experiencia humana. La semántica de la acción lleva a que una acción sea familiar en la medida en que las historias articulan estas acciones como familiares. La mediatización simbólica, conduce a una acción que puede ser articulada en una historia, gracias a la ilación de signos culturales. Y la cualidad prenarrativa de la experiencia humana, se refiere a las historias en estado naciente.
Zielinski (2013) en la lectura de Ricoeur, considera que, existen historias que exigen ser narradas, acciones que, al ser reprimidas temporalmente por el inconsciente, no hacen eco al sufrimiento actual y que, a pesar de no poder mediatizarla por los símbolos culturales, forman parte de la identidad del individuo. Estas son historias que aún no gozan de clausura estructural, por tanto, no son inteligibles. Se requiere que estas historias emerjan a la superficie temporal como una voz que enlaza lo dado y lo sedimentario (mímesis I), con acción y sufrimiento en la configuración o producción innovadora de nuevos modos de significación (mímesis II), para ser escuchada por otro para su transformación (mímesis III): la historia goza de una clausura estructural de significado en toda su trama temporal, aportando a la configuración de la identidad del agente narrativo (Ricoeur, 1999). Ricoeur (2006) enfatiza en la práctica psicoanalítica para sacar las historias que carecen de voz hacia historias efectivas. Surge la identidad narrativa a partir de la configuración de las historias nacientes.
La identidad narrativa de la cual goza el personaje, tiene que ver con la forma única en que el agente establece su propio relato o historia, gracias al esquematismo de la función narrativa (Ricoeur, 1999; 2000). A través de la triple mímesis, se esquematiza el doble movimiento de la tradición: lo permanente (ídem) o sedimentario que hace referencia al sí mismo, y, lo cambiante (ipse) o innovador que hace referencia al otro. La configuración de la identidad de quien narra se da a partir de la articulación de estos dos movimientos en una trama temporal con significado (Ricoeur, 1996). La identidad nunca se aleja de la experiencia narrada, se teje entre este movimiento dialéctico de la tradición, y que provee esquema para la construcción de la trama. El sujeto que narra configura su identidad en el relato, y el sujeto que lee el relato, se puede identificar, o no, con el personaje narrado en costumbres y valores, refigurando en este movimiento tanto a narrador, como a lector: se produce una invitación para ver más allá. La tesis de Ricoeur (1996) respecto de la identidad, y que respalda Kosiński (2015), se basa en sus aspectos permanentes y cambiantes: lo ídem y la ipse de la identidad. Lo íáem es sinónimo de mismidad, e ipse es sinónimo de otredad, emerge la identidad como síntesis de la identidad ídem y de la identidad ipse. "La ipseidad del sí mismo implica la alteridad" (Ricoeur, 1996, p. XIV). La identidad narrativa es uno de los aspectos que en el análisis de los relatos se busca identificar. La caracterización del sujeto, como forma de verse a sí, el otro y el mundo, es punto de referencia para los procesos de formación. "Para comprender algo humano, personal o colectivo, es preciso contar una historia..." (Ortega y Gasset, 2001, p.91). Esto se debe a que, en la narrativa, comprender implica formarse: en el proceso de caracterización de la identidad, en la que se requiere recabación de información (narrativas) en la construcción de conocimiento, el solo hecho de narrarse para otro, conduce a la refiguración de la identidad o formación del agente narrativo.
En historias y palabras en estado nacientes, Merleau-Ponty y Ricoeur toman la simbología de formas diferentes, pero que de alguna forma siguen siendo movimientos concordantes. Esto en el sentido en que, para Merleau-Ponty, la mediatización simbólica, la ilación de símbolos culturales se presenta desde lo corporal, pero para Ricoeur, se presenta desde la expresión narrativa. En Ricoeur el resultado de esta ilación es una historia la cual hace evidente un mundo que es habitable, y en Merleau-Ponty, la ilación se presenta gracias a la corporalidad que es origen de símbolos que son propulsados y que se expresan como capacidad de alcanzar, de abrazar significativamente al mundo. Para Merleau-Ponty simbolizar un objeto, es tener consciencia de alcanzarlo: una forma de frecuentar la corporalidad del mundo, encontrando en él, significado. La expresión narrativa en Ricoeur transmite el concepto del objeto el cual es metáfora de la realidad, pero en la corporalidad de Merleau-Ponty, este concepto debe estar corporeizado en la capacidad efectiva de alcanzar, de abrazar el objeto. Gracias a esta capacidad simbólica de lo corporal, es que el cuerpo se convierte en fuente en la construcción de nuevos significados al encontrar formas alternativas de abrazar el mundo. En este punto se advierte una diferencia en la expresión narrativa entre Ricoeur y Merleau-Ponty, ya que, para el primero, el texto es metáfora de la vida, y para el segundo, es texto encarnado.
Para Ricoeur, las historias en estado nacientes, y para Merleau-Ponty, las palabras en estado naciente, hacen referencia a los acontecimientos de dolor y sufrimiento vividos, y que han sido reprimidos. Acontecimientos que no gozan aun de la síntesis temporal. Tanto Ricoeur, como Merleau-Ponty, referencian la práctica psicoanalítica como estrategia para darle nacimiento a las experiencias de dolor y sufrimiento reprimidas, como historias efectivas. Ricoeur (2006) afirma que, el sujeto en el proceso psicoanalítico, saca pequeños trozos de historias vividas, como situaciones primitivas, episodios conflictivos, y que con ayuda interpretativa del analista, se permite construir un relato más llevadero e inteligible. Para Merleau Ponty (1994) el psicoanálisis no mejora al sujeto cuando toma consciencia de lo vivido (pasado), sino, cuando este logra vincularse a su analista, a través de "nuevas relaciones de existencia" (p.462): no se busca establecer una interpretación del pasado a partir de una base científica, sino, "re-vivir como significante, eso o aquello, lo que el enfermo no consigue hacer más que viendo su pasado en la perspectiva de su coexistencia con el médico" (p.462). Se busca que emerja el sentido inmanente en lo sensible anterior a todo juicio (Merleau-Ponty, 2013). El médico, psicólogo o investigador-formador, hacen referencia al agente que facilita la configuración del relato al narrador (mímesis II), emergen como co-configuradores de una historia de vida naciente del narrador. Esta co-configuración, como base para el desarrollo de la mímesis II, se hace re-viviendo la experiencia vivida en presente, ya que la síntesis corporal se da en el aquí y ahora, teniendo en cuenta lo inteligible, lo anímico o emocional y lo sensible o somático que emerge en cada momento de la re-experimentación. La atención en lo sensible o somático va a propulsar imágenes anteriores a la experiencia vivida que ayudarían a darle forma a la historia naciente (Merleau-Ponty, 2013).
Se advierte en este proceso un desencuentro entre Ricoeur y Merleau-Ponty. MerleauPonty (2013) crítica la práctica psicoanalítica, al establecer que esta no transforma al enfermo por la interpretación de un pasado, interpretación que está en manos del analista, sino que, este al ver su pasado en la perspectiva de su coexistencia con el médico es transformado. Merleau-Ponty lleva la práctica psicoanalítica hacia una práctica que es posible desarrollarla fuera de los escenarios psicoterapéuticos: a escenarios de formación. No es necesaria la interpretación del psicoanalista, sino de un acompañamiento empático del otro, acompañamiento que se fusiona en una co-existencia con el enfermo que permite ver el pasado y reanudarlo hacia nuevas formas de significar. Por el contrario, Ricoeur, (2006) apoya la existencia del psicoanalista como analista que brinda forma a lo vivido, a partir de su interpretación, aportando inteligibilidad a la expresión narrativa del enfermo, inteligibilidad que hace del mundo un lugar más habitable.
Vida como texto: narrativa del cuerpo vivido
Para explicar la relación entre vida y texto, Ricoeur (2006) parte del comentario que las historias son narradas y la vida es vivida. La vida se erige como dato de la biología mientras no se dé un análisis de ella, momento en que la metáfora y la ficción permiten cruzar el puente entre lo vivido y lo narrado, una forma de imitar creativamente el dolor y el sufrimiento que se experimentan en la vida. Cruzar este puente implica clausurar el relato a partir de la semántica de la acción, la mediatización simbólica y la cualidad pre-narrativa de la experiencia humana, se da una clausura en que el dolor y sufrimiento de una vida es puesto en el relato: dolor y sufrimiento de lo biológico hacia una metáfora narrativa de este dolor y sufrimiento. Para Ricoeur, el análisis de una vida es la vida puesta en un relato, análisis como puente que vincula vida y relato. En el momento de lectura de este relato, se da una forma de vivir el mundo de ficción que este ofrece, y en este sentido Ricoeur (2006) afirma: "las historias se narran y también se viven metafóricamente" (p. 17). Este es el fundamento de la tesis de Ricoeur en que elabora un puente entre vida, y, relato como metáfora o ficción. La configuración (mímesis II) de una vida no termina en el texto, sino en el lector, como acto de reconfiguración de la vida por el relato. Existe entonces, una separación entre vida y relato, puesto que el relato, es una forma de imitación innovadora de la vida, no pudiéndose acceder a esta directamente sino metafóricamente a través del texto: la identidad narrativa es una metáfora de la vida del agente narrativo.
Las historias para Ricoeur se narran, para Merleau-Ponty, (2013), las historias se desarrollan en situación, es decir, se desarrollan para quien la vive. Es una modulación de la existencia en que se crean significados estables como sedimento, pero que al mismo tiempo los rompe para su reanudación. Es en la historia que la palabra colma la existencia, no separando la vida de su expresión. Vida, y palabra que la referencia, forman parte del mismo campo de percepción (percibir es habitar lo percibido) (Merleau-Ponty, 1964; 2013): percibir la vida solo es posible viviéndola, y toda palabra se refiere a un mundo que se habita, que es susceptible de ser alcanzado, un mundo de sentido y significación. Esta palabra que significa, tanto para quien habla, como para quien escucha, ya sea con los vocablos o con los gestos, es narrativa: "una cierta estructuración de la experiencia, una cierta modulación de la existencia, exactamente a como un comportamiento de mi cuerpo reviste, para mí y para el otro, de una cierta significación, a los objetos que me rodean" (MerleauPonty, 1994, p. 210). Gracias a esta modulación, el narrador al expresar un acontecimiento interpersonal, puede volver sobre este y depurarlo de todo juicio e ideología, hasta encontrar un cambio de punto de vista, un cambio en su existencia, un cambio en la organización narrativa, que lleva a transformar el sentido de lo acontecido (Merleau-Ponty, 1994). Es de esta forma que el texto no es diferente al individuo y su identidad, el texto es el esquema corporal, esquema que es concordante a la organización narrativa del sujeto que conceptualiza el mundo que les es alcanzable, el mundo que le es familiar. La corporalidad, en este sentido, es como la obra de arte o poesía, "es nudo de significación viviente" (Merleau-Ponty, 1994, p. 167). El texto no se constituye como algo separado del sujeto, por el contrario, cuando se lee o se escucha al otro, el pensamiento está colmado por el mismo texto o por la palabra hablante. El texto da forma a la experiencia, una modulación de la existencia, el texto se reviste, a partir del comportamiento del propio cuerpo, de una forma de significación. Toda consciencia del propio cuerpo, se comprende en el lenguaje de la consciencia del mundo exterior: el propio cuerpo, como correlato del otro y del mundo. El texto emerge como una presentación al mundo del propio comportamiento, de la propia identidad (Merleau-Ponty, 2013).
Respecto a la vida como texto, existe un desencuentro entre Merleau-Ponty y Ricoeur. Para Merleau-Ponty, la vida y la expresión narrativa hacen parte del mismo campo de percepción. Este es el aporte del cuerpo vivido a la narrativa, estableciéndose como narrativa del cuerpo vivido. Se presenta la vida como síntesis para la percepción, no existiendo abismo entre existencia y su expresión narrativa: la narrativa del cuerpo vivido es la misma modulación de la existencia. La vida y la narrativa para Merleau-Ponty, son campos isomorfos: "El pensamiento es la vida interhumana tal como ésta se comprende e interpreta a sí misma" (Merleau-Ponty, 1994, p. 189), "el cuerpo resuena para todos los sonidos, vibra para todos los colores, y proporciona a los vocablos su significación primordial por la manera como los acoge" (MerleauPonty, 1994, p. 251). El texto como corporalidad permite la expresión corpórea de la identidad de quien narra, surge la narrativa del cuerpo vivido como forma de constituir (configurar) identidad. Por otro lado, Ricoeur (2006) enfatizó que, una historia de vida no es la vida misma, sino, la construcción y la reconstrucción de una experiencia, la cual fue vivida.
4.Conclusión
Los aportes resultantes de poner en diálogo a Merleau-Ponty con Ricoeur, no se centran exclusivamente en los aspectos concordantes en los procesos que desenlazan en la constitución o configuración de identidad, sino también, en los aspectos disonantes como resultado de deducir las bases ontológicas de la epistemología de cada autor, y que establece rutas diferentes en la comprensión de la identidad del agente narrativo. Respecto a los aspectos concordantes entre los desarrollos teóricos de MerleauPonty y de Ricoeur, temporalidad, esquematismo, e, historia y palabra en estado naciente, emergen como elementos que permiten establecer procesos que conducen a la constitución o configuración de la identidad, en el doble movimiento entre sedimentación e innovación de lo vivido: se configura la historicidad como identidad del agente narrativo. Este doble movimiento que se estructura en una circularidad, permite que la identidad del agente narrativo se convierta en un proyecto abierto hacia nuevas formas de significar. Por consiguiente, temporalidad, esquematismo, e historia y palabra en estado naciente, son elementos que permiten, tanto la configuración o constitución de identidad, como la estructuración de procesos formativos que permiten evidenciar, en el análisis que se da en la configuración de una historia de vida, la evolución de la identidad del agente narrativo, identidad que permite abrir nuevos horizontes en la significación en la relación con el otro y el mundo.
Respecto a los aspectos disonantes entre Merleau-Ponty y Ricoeur, las bases ontológicas que se deducen del desarrollo epistemológico de cada autor, marcan una diferencia en la comprensión de la vida, la historicidad y en consecuencia de la identidad del agente narrativo. Para Merleau-Ponty, la vida, historicidad e identidad hacen parte del mismo campo de percepción del agente narrativo. La historia es la forma como la corporalidad alcanza y abraza el otro y el mundo de forma significativa, constituyéndose la identidad como vida encarnada. Por otro lado, para Ricoeur, la vida y la historia se unen en la dialéctica que provee la narrativa de la experiencia vivida. Para este autor la vida no se puede acceder de forma directa sino indirecta y metafórica a través de la narrativa. Esto conduce a que la identidad que se desprende de una historia de vida, se configura como metáfora de la vida. Narrativa del cuerpo vivido, y narrativa de una experiencia vivida, demarcan una distinción ontológica entre MerleauPonty y Ricoeur en la configuración o constitución de identidad. Esta distinción ontológica establece formas diferentes de comprender la identidad del agente narrativo.
Un último aporte que se puede deducir del desencuentro entre Ricoeur y Merleau-Ponty, el cual estriba en el uso de la práctica psicoanalítica como estrategia para dar a luz historias y palabras nacientes, una estrategia que facilita el proceso de constitución o configuración de identidad. En Ricoeur prima la presencia del analista, como apoyo interpretativo para el enfermo, en la ilación de eventos que no han sido narrados y que requieren salir a la luz: se configura identidad gracias a la interpretación del psicoanalista. Por otro lado, para Merleau-Ponty, la clave no está en la interpretación del pasado, sino en la construcción de una relación de co-existencia entre psicoanalista y enfermo, relación que conduce a este último a constituir sus experiencias vividas, gracias a que el otro emerge como correlato de su propia identidad. No se interpreta el pasado, sino que se sitúa en él y se vive, emerge la identidad al rehacer lo vivido, y que conduce a la identidad como encarnación de una vida vivida. El aporte que se toma de Merleau-Ponty sobre la práctica psicoanalítica para la constitución de identidad en la narrativa del cuerpo vivido, estriba en dos puntos. En el primero, el análisis de una vida que conduce a la configuración de identidad, se establece al rehacer la vida en situación en la co-existencia con el psicoanalista como otro en la relación. Es decir, el analizarse, no es repetir lo vivido en presencia de otro, sino, situarse en la experiencia vivida, re-vivirla en la co-existencia con el otro. Y en el segundo, Merleau-Ponty traslada la práctica psicoanalítica a escenarios formativos. Ya no se requiere del otro para la interpretación de lo vivido, sino, se requiere de cualquier otro que puede ser el investigadorformador en relación de coexistencia, una presencia como correlato para el narrador. Esta presencia del investigador-formador permite que el narrador sitúe y constituya su identidad, re-haciéndola en cada momento del proceso de narrar el cuerpo vivido.
La identidad que se desprende de la narrativa del cuerpo vivido, es una identidad situada, en que vida, experiencia, historicidad y texto convergen en la síntesis corporal, una identidad que abre el tiempo, se sitúa en la experiencia vivida y se reanuda hacia nuevas formas de significar. Se establece la narrativa del cuerpo vivido como proceso que contribuye, tanto la configuración de identidad, como la formación que reanuda constantemente la identidad, ampliando los horizontes de significación en el agente narrativo. La identidad ya no es un conocimiento fijo o estático, sino que, está en permanente formación.
Cómo referenciar este artículo:
Freydell Guillermo (2019) Configuración de identidad en la narrativa del cuerpo vivido. En revista Encuentros, Universidad Autónoma del Caribe. Vol. 17- 01 de enero-Junio.
DOI: http://dx.doi.org/10.15665/encuent.v17i01.1630
1 Alberto Freydell Montoya, con nacionalidad colombiana y quien presenta la siguiente formación académica: Ingeniero Mecánico de la Universidad Pontificia Bolivariana Medellín-Colombia. Psicólogo de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD Bogotá-Colombia, Máster Ingeniería Industrial de la Universidad de los Andes Bogotá-Colombia. Doctorando en Bioética de la Universidad Militar Nueva Granada Bogotá-Colombia. Este artículo de investigación forma parte del desarrollo de la tesis doctoral, "Cuerpo Vivido" y procesos deliberativos bioéticos en espectadores del acoso escolar: una propuesta metodológica de intervención. Investigación inscrita al grupo Humanitas de la Universidad Militar Nueva Granada. Acta No. 20 del 21/11/2016. Código No. EHUINV-DB-4-10000101-16.
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Abstract
La configuración de identidad es uno de los aspectos que permite caracterizar al sujeto para evidenciar los procesos de formación a que tiene lugar. Narrativa y cuerpo vivido podrían ofrecer elementos, tanto, en la configuración de la identidad del sujeto, como, posibilidades formativas que amplían los dominios de significación y acción. El artículo de investigación establece un diálogo entre Merleau-Ponty, desde cuerpo vivido, y Ricoeur, desde narrativa, en la configuración de identidad. El análisis de la información, a partir de la hermenéutica analógica, arroja concordancias entre ambos autores en temporalidad, esquematismo, historias o palabras en estado nacientes, y la vida como texto. Narrar el cuerpo vivido es una forma de comprender las experiencias vividas que contribuye a configurar la identidad del sujeto como proyecto abierto y continuo de formación.