RESUMEN
Un campo muy propicio para entender el comportamiento económico del individuo, además de las variables consideradas dentro de la teoría del consumidor, son los valores morales y las normas sociales, legales o de cualquier índole que prevalecen en cualquier colectivo. El presente estudio analiza la incorporación de estas últimas variables dentro de lo que se conoce como el programa de maximización del agente económico. Concretamente, se persigue introducir los valores morales en la función de utilidad y estudiar el papel de las normas en la restricción presupuestaria. Después se presentan tres ejemplos en los que los valores morales y las normas tienen un papel relevante, ejemplos que versan acerca de la situación de la cartera vencida en México en 1995, del mercado de objetos robados y, por último, del posible origen de algunas tradiciones que tienen en común los grupos indígenas.
ABSTRACT
A vast field to understand the individual economic behavior, apart from the different variants which are considered within the theory of the consumer, are the moral and social values, legal or in any kind of norm in a society. This actual study analyses the incorporation of these topics known as the maximization program. In particular, the objective is to introduce the moral values into the utility function and to study the role of the norms within the restrictive budget. As follows, three examples about the moral values and the norms are presented and which have a relevant role. It is the situation about credits in Mexico in 1995, it is also about the "market of stolen goods" and lastly it is about the possible origin of traditions that are very common in indigenous communities.
INTRODUCCION
"Parece imposible asociar lógicamente los dos estudios (ética y economía) si no es por una mera yuxtaposición." Esto fue afirmado por Lionel Robbins en el decenio de los treinta.1 ElIo, a pesar del reconocimiento de que la economía tiene como uno de sus orígenes a la misma ética.2, 3 Esta última ciencia trata del comportamiento moral de los nombres en la sociedad,4 pero el estudio de la moral no es privativo de ella. Se hace uso de los valores morales en otros ámbitos, como el legal, el politico, el sociológico, el psicológico y hasta el económico,5 aunque en estos casos no se analizan con profundidad los orígenes de los valores morales. En el caso concrete de la economía positiva, si ésta acepta la existencia de bienes, servicios, factures, y se hace una abstracción para interpretar la valoración del individuo sobre ellos para su posterior ordenación, de acuerdo con sus preferencias, entonces no habría problema para aceptar la existencia de una valoración moral. Además, reconocer que el agente puede tener preferencias sobre los valores morales, y actuar respecto a ellos, no es caer forzosamente en Io normative, es sólo aceptar un hecho que nos dicta el sentido común.
Por Io que respecta a las normas, es importante notar que éstas son el elemento fundamental de una de las dos corrientes más aceptadas en las ciencias sociales. Es decir, por un lado se tiene al homo economicus cuyas acciones están orientadas, de manera racional, hacia el futuro, utilizando Io ya sucedido sólo si le es útil y, por el otro, está el homo sociologicus, que actúa dependiendo precisamente de las normas, situación que provoca que la acción pueda depender en esencia del pasado, o de hipotéticos resultados.6 TaI como observa Nodarse, el individuo capaz de obrar con absoluta libertad, sin sujeción a normas, no ha existido nunca,7 como tampoco el hombre cuyo comportamiento esté sujeto sólo a normas. Es evidente, pues, que algunas conductas se explican mejor con el supuesto de que los individuos obran racionalmente, en tanto que otras podrían explicarse por alguna teoría de las normas sociales, o bien, que tanto la racionalidad como las normas son factures determinantes en la mayor parte de las acciones.8 Como subraya Max Weber, la racionalidad instrumental, que coincide con el homo economicus, y la racionalidad valorativa, u homo sociologicus, son irrenunciables.9
El objetivo del presente ensayo es incorporar tanto los llamados valores morales como las normas al comportamiento del individuo desde una perspectiva de la teoría económica. Para ello, en la primera sección se estudia la adecuación de los valores en la función de utilidad, así como la influencia de las normas en la restricción presupuestaria. Posteriormente se exponen tres ejemplos en los que tanto los valores como las normas tuvieron o tienen un papel relevante. El primero versa acerca de Io que sucedió en México en 1995 respecto a las carieras vencidas; se plantea la pregunta contraria a la que los analistas se han hecho: ¿por qué hubo deudores que pagaron sus deudas ese año? El segundo estudia el mercado de objetos robados, en particular las motivaciones pór las cuales existen individuos que delinquen y, a partir de ellas, se presenta una propuesta muy general para disminuir dicho mercado. El siguiente y último ejemplo analiza las tradiciones de algunos agentes económicos -los indígenas- y cómo una estrategia que en algún momento fue válida para ellos, en la actualidad, convertida en un valor, provoca distorsiones en cuanto a la integración de dichos agentes al resto de la sociedad. Por último se presentan unas brèves conclusiones.
I. LOS VALORES Y LAS NORMAS EN LA TEORÍA ECONóMICA
1. Los valores morales en la función de utilidad
En la ética el âmbito de los valores morales recae en las acciones humanas. Cuando éstas persiguen el bien,10 desde un punto de vista de la recta razón o de la naturaleza humana, se dice que el individuo es moral. No obstante, en los grupos sociales los criterios respecte al bien y el mal no forzosamente son los mismos, ni convergen de manera imperiosa, de hecho cambian de acuerdo con su cultura. Es así que, para Io que un colectivo es algo moralmente aceptado, para otro puede ser indiferente o hasta mal visto. En este sentido, se sabe que a Io largo de los siglos el cristianismo y otras religiones han expuesto al hombre deberes morales semejantes que deben y tienen que seguir, que puede ser un argumente para validar la existencia de cierta moral universal. Empero, desde Hegel los filósofos más sobresalientes han coincidido en que la tesis de la moral universal es falsa, aunque se aceptan en la gran mayoría de las culturas ciertos valores, como no matar, no robar y otros, si bien es precise aceptar que éstos pueden ser interpretados a la luz de situaciones concretas.11 La disyuntiva de la moral universal es irrelevante para el proposito de este escrito; no obstante, esa disyuntiva hace patente la gran diversidad de valores que ha creado, enfrentado e internalizado el ser humano, ya sea deliberadamente o de manera exógena a él.
Autores como Harsanyi (1976), Rawls (1997) y Sen (1982, 1989, 1992), entre otros, han trabajado la relación entre ética y economía del bienestar, en la que actualmente existe una amplia y muy interesante discusión al respecto.'2 Por su parte, Gauthier (1994), en su Iibro La moral par acuerdo, intenta mostrar, según sus propias palabras, por quó un individuo, al razonar partiendo de premisas no morales, estaría dispuesto a aceptar en sus elecciones las barreras de la moral. Para ello estudia el comportamiento del sujeto desde varios puntos de vista (con riesgo, cooperativo, con estrategias) para analizar situaciones en las que la moral interviene. Asimismo, Baurmann (1998) realiza una crítica al liberalismo en sentido económico, para concluir que la moral está presente en muchas decisiones de mercado. A diferencia de los enfoques mencionados, en esta sección se intenta introducir los valores morales en el comportamiento individual, concretamente en la función de utilidad, sin considerar colectivos ni incertidumbre ni acciones individuales estratégicas.13 Para ello, iniciaremos haciendo los siguientes supuestos: i) el individuo entiende los valores morales, y ii) el individuo internaliza dichos valores y, con libertad, se comporta de acuerdo con ellos.
El primer supuesto indica que el sujeto no puede engañarse a sí mismo: entiende el valor tanto en forma conceptual como intuitiva.14 El segundo supuesto es una condición ética: asume la libertad del individuo para con sus valores, sin imposición de ninguna especie. En principio existen dos maneras de incluir los valores morales en la función de utilidad.
La primera de ellas es considerar los valores morales como objeto de elección. Para esto se tiene que hacer un supuesto adicional, que existe una correspondencia entre cada valor y la recta real, es decir, los valores se podrían medir por medio de números. Ello puede parecer extraño; empero, los valores cuentan con la característica de ser bipolares, pues se trata de binomios: bondad-maldad, verdadfalsedad, etc. De ahí que los valores se puedan catalogar entre los dos extremes. Una de estas formas es Io que se denomma la escala de múltiples valores positivos y negatives, que, como señala Gutiérrez Sáenz, se puede comparar a la escala algebraica que utiliza el cero y a partir del cual se dan números positives' hacia arriba y números negatives hacia abajo.'5 Es más, la tradición escolástica se vincula con valores absolutes,16 per Io que su ordenación se realiza únicamente con números positives.17 A partir de estes enfoques se puede considerar a los valores morales como objetos de elección, medidos en el espacio real. Es obvie que algunas opciones de consume y valores no serían factibles, como por ejemplo: "una naranja, el reloj de mi vecino y no robarás", Io cual, cabe aclarar, no representa ningún problema técnico.18 Dados los supuestos anteriores, no parece cuestionable que las canastas que contengan bienes y valores cumplan con los axiomas de orden Al10 (reflexividad, completitud y transitividad) y los analíticos A2 (continuidad y convexidad). En cuanto a los axiomas de no saciabilidad A3, se podría argumentar que el individuo se puede saciar de algún o algunos valores. Sin embargo, el razonamiento anterior no incumple con el axioma referido, ya que Io que se exige es que el individuo prefiera más a menos de una cesta, y no de un bien -o valor- en particular.20 En realidad, los valores pueden ayudar a cumplir con dicho axioma. Por ejemplo, supongamos un individuo que prefiere un litro de cerveza a cinco. En principio, esto incumpliría el axioma de no saciabilidad; sin embargo, si incorporamos el valor "tomar en exceso es malo", dicho axioma se podría cumplir.21 A la luz de Io anterior, se puede postular una función de utilidad u = u[X, a], en la que X es un vector de bienes y a un vector de valores. En esta perspectiva, los valores morales se están poniendo junto a los bienes o, Io que es Io mismo, se están yuxtaponiendo, por Io que Io dicho por Robbins, mencionado en el primer párrafo, aún es válido en esta visión.
La interpretación de a* es dificil. No queda claro, por ejemplo, que quiere decir que un incremento en el ingreso reduzca la moralidad del sujeto, o bien que la aumente ante un alza en el precio de la cerveza. De hecho, aunque puede suceder en el mundo real -a mayores ingresos, menor moral-, de ello no puede derivarse una generalización. Además se estaría rompiendo con uno de los supuestos éticos antes mencionados, es decir, el individuo no parecería estar entendiendo la profundidad de un valor moral. En concordancia con Io anterior, podría ser más transparente la información que proporciona la ponderación del valor (c^sub 3^) en la demanda de cervezas sobre la moral del individuo, que la que suministra directamente la "oferta moral". Se podría pensar, en consecuencia, en analizar los valores morales por medio de los paramètres de la función de utilidad en vez de introducir el valor directamente. Ello nos llevaría a un modelo más general, que incorpore la particularidad descrita y otras más. Sin embargo, el problema es que habría que justificar la procedencia de la relación valores hacia parámetros, Io cual es la segunda manera de introducir los valores morales en la función de utilidad.
El punto decisive aquí es el surgimiento de las ponderaciones. Algunas de ellas pueden ser parámetres determinados por experiencias, necesidades básicas, etcétera. Las otras, por su parte, no serían fijas, Io que se puede interpretar como los intereses mismos del individuo, pero no la maximización de ellos. Para profundizar en esto último se propone una concepción del sujeto que está compuesta por dos esferas de decisión. En la primera de ellas, el individuo decide sus objetivos primarios, se puede cuestionar la disyuntiva del ser y del deber ser, puede intentar responder a la pregunta aristotélica de cómo hay que vivir la vida. En esta esfera se enfoca el estudio de la ética,26 parte de la psicología27 y de la sociología.28 Una vez que el sujeto conoce sus intereses de acuerdo con su proyecto de vida, decide entonces las ponderaciones y se enfoca a la segunda esfera, en la cual maximiza los intereses que están relacionados con los bienes escasos, y es precisamente de esta segunda esfera de decisión de la que parten las decisiones económicas del individuo (véase gráfica 1). Al respecto, cabe hacer las siguientes observaciones: i) ambas esferas son dinámicas, cambian con la edad, el sexo, la capacidad física y mental, etc.; ii) las esferas se realimentan; a manera de ejemplo, un aumento en el ingreso, visto por el individuo como permanente, puede motivarIo a buscar un papel social más "alto", por Io que rnodificaría para ello sus ponderaciones y, por tanto, su función de utilidad, y iii) los valores morales no aparecen de forma explícita en la función de utilidad; sin embargo, se pueden asociar al ponderador correspondiente al factor "moral". Así, cuanto más alto sea dicho ponderador, más se acercará su consumo a la concepción moral del sujeto. Con ello se ha logrado introducir a los valores morales dentro de la función de utilidad de una manera natural, evitando así la yuxtaposición de Robbins.
La función de utilidad, definida como una medida ordinal de las preferencias, o más precisamente, como lo señala Gauthier, una medida de los resultados que representan las relaciones de preferencias,30 será pues un instrumento con el cual se entrelazan el proyecto personal del individuo y su acción económica como consumidor. Empero, no se pretende más," por lo que la utilidad, entendida de esa manera, no entra en contradicción con cualquier doctrina moral o ética, dado que ésta estaría en la primera esfera. A Io más, el individuo con libre albedrío puede incorporar alguna doctrina en su primera esfera y guiar parte de sus acciones. Puede, en concordancia con Io anterior, ubicarse en un nivel moral de acuerdo con su criterio, tal como situa la ética al individuo.32
Otra ventaja del método de los ponderadores de los valores como argumente es que en este ultimo caso se tiene por complete un vector explícite de valores morales, Io cual puede entrar en contradiccióon con algunos criterios filosóficos. En particular, axiológicamente se reconocen distintos tipos de valor, así como diversas relaciones entre ellos, y una de éstas es la de jerarquía. Casi todas las teorías axiológicas reservan por Io comun un lugar específico -entre valores estéticos, vitales, religiosos, etc.- a los valores éticos o morales; sin embargo, en la ética material de los valores -asociada a Max Scheler- los valores morales quedan fuera de la tabla jerárquica, y el comportamiento moral se alcanza o se mide con las valoraciones extramorales. Según esta particular vision ética, los valores morales no pueden ser objeto del "preferir'V A la luz de las diversas ventajas mencionadas, en adelante se considerará que los valores morales influyen en el comportamiento del individuo y, en particular, en su función de utilidad por medio de sus ponderadores.
2. Las normas
Las normas son pautas de conducta, un marco de referencia que indica Io que el individuo debe hacer en casos concretos. Las normas cambian con la cultura, con el género34 con perturbaciones sociales, políticas y económicas, con cambios tecnológicos, etcetera. La blasfemia, por ejemplo, era considerada como algo muy grave en la Edad Media; sin embargo, esa ponderación ha ido disminuyendo con el tiempo. No obstante, y al igual que con los valores morales, se pueden señalar algunas normas de carácter universal, como no matar, el incesto35y, como Brown lo señala,36 el lenguaje utilizado con, a juicio del interlocutor, una persona superior o inferior.
Las normas, asociadas generalmente a un colectivo, también pueden entrar en el mundo del homo economicus; es decir, de un individuo sin necesidad de asumir que viva en sociedad. Cualquier observador podría cuestionarse si maximizar una función de utilidad cada vez que el agente va a decidir cualquier acción resulta en extreme costoso. De acuerdo con sus beneficios y costos, el individuo puede imponerse normas para ciertas acciones que considere triviales o se repitan con frecuencia, sin necesidad de tener que incurrir en un costo al maximizar un programa que requiera información.37 Podemos imaginar que Robinson Crusoe, antes de la llegada de Viernes, se imponía normas para no incurrir en costos de decisión de acciones nimias o habituales. En otras palabras, no es un requisito indispensable para la existencia de normas el que el individuo viva en sociedad. Sin embargo, las normas más comunes son con respecte al trato con otros individuos, en la familia, en la empresa o sencillamente en la calle, las cuales se pueden definir como pautas de conducta compartidas por un grupo social, a las que se prevé que dichos miembros han de ajustarse, y que son puestas en vigencia mediante sanciones positivas y negativas.'8
Las normas pueden surgir del interés entre los individuos por disminuir costos -de negociación, de información, de transacción, etc. Negociar el modo en que se va a realizar un proceso de produccion en una empresa cada vez que se ponga en marcha puede resultar en extreme costoso, por Io que se establecen pautas de conducta. De la misma manera, el costo para llevar a buen términe un gran número de transacciones, en particular si el vendedor y el comprador no se conocen, puede ser también muy grande, por Io que de nueva cuenta la sociedad establece normas. Asociado a Io anterior, las normas se producen como mecanismes de coordinación o bien como solución de problemas del tipo del dilema del prisionero, en los cuales las normas se crean espontáneamente, a Io que se le ha dado en llamar la explicación de la mano invisible de las normas sociales.39 Asimismo, las pautas de conducta pueden ser establecidas por un dictador, como el Estado, una empresa o la propia ética, así como también pueden tener su origen en estrategias pasadas -como por ejemplo algunas tradiciones- o sencillamente por accidentes históriees.40
Un ejemplo de Io que puede interpretarse como una norma en el mercado es el uso del dinero. Por ejemplo, la gente está dispuesta a recibir a cambio de su trabajo unos trozos de papel que no poseen ningú intrinseco, partiendo de la base de que luego esos billetes podrán ser cambiados por bienes y servicios. Las sociedades ban desarrollado gran cantidad de objetos como dinero con el proposito de disminuir costos de transacción. Sin embargo, en un principio ese dinero tenía algún valor intrinseco, por Io que si no era aceptado podía tener otro uso. Más tarde se introdujo el dinero fiduciario, y su utilización se extendio por la confianza -o la posibilidad-4I del agente de que ese dinero sería admitido como tal mas adelante, por Io que su utilización es posible si la sociedad Io acepta como una pauta de conducta, cuyo principio es netamente economico.42 Empero, no queda del todo claro si el uso extendido de los billetes y las monedas (activos que no generan interés) es una especie de contrato social tácito para disminuir costos de transaccion o bien una norma impuesta por un dictador, Io que también se le ha dado en llamar restricciones legales.41
No obstante, existen tantas normas (legales, morales, económicas, de etiqueta, etc.) que es materialmente imposible asignarles a todas ellas algún propósito por el que fueron creadas ya que, en muchos casos, dicho propósito se perdió con el tiempo. A final de cuentas, no se sabe a ciencia cierta por qué los seres humanos tienen la propensión a forjar normas, y en particular a seguirlas;44 no existe un modelo integral que explique por qué las normas, en su conjunto, nacen, cambian, se mantienen constantes o desaparecen.45
3. Valores y normas en el homo economicus
La relación de los valores morales, tanto individuales como sociales, y las normas puede ser directa o por algún mecanismo. A manera de ejemplo, las normas legales tienen cierta relación con la moral social, ya sea de manera directa -utilizando la moral para hacer las leyes- o indirecta -para evaluarlas. Como Io señaló Santo Tomás, la ley no es otra cosa que un reglamento de la razón. Sin embargo, también aclaró que las leyes redactadas por los hombres son justas o injustas;46 más aún, Austin llega al extreme de decir que la existencia de las leyes es una cosa, sus virtudes o defectos otra.47 De hecho, existe una tesis de la separación de Ia moral y la teoría del derecho;48 empero, es importante destacar que dicha separación no implica independencia, más bien indica que la relación no tiene por qué ser directa o muy estrecha. Para propósitos de este trabajo se consideran las normas que de alguna manera tienen relación con los valores sociales, con la moral social, ya sea para su formación o para su evaluación.
Para arribar a una ilación coherente desde una perspectiva económica entre el valor moral y la norma, volvamos por un momento a la definición de esta última, la que menciona que una de sus características es que es puesta en vigencia mediante sanciones positivas y negativas. En este sentido, vamos a considerar los castigos y premios pecuniarios como parte de la restricción que enfrenta el individuo, mediante una función L(X, X*), en la que X es un vector de bienes y X* otro vector de bienes que incorpora las normas. Por ejemplo, sea X^sub i^ la corriente eléctrica de mi vecino que yo consumo. Si suponemos la existencia de una norma que indique que robar es malo, el consumo de electricidad del vecino que yo consumo, de acuerdo con la norma, será x^sub i^* = 0, y L(X^sub i^, x^sub i^*) se entenderá como la posibilidad de ser descubierto más el castigo por robar energía eléctrica. En este sentido, dicha función se puede entender como una sanción negativa, L < 0 cuando el individuo no cumple con la norma, o bien un premio por comportarse igual o mejor de lo esperado, L ≥ 0. Por lo anterior, la restricción a la que se enfrenta el individuo será que su ingreso Y, que por supuesto depende entre otras cosas de determinados valores, sea mayor o igual al gasto de consumo más los castigos o premios recibidos. En concreto, el hilo conductor entre el individuo y la sociedad, de acuerdo con la teoría del consumidor tradicional más lo anteriormente expuesto, está formado por los castigos o premios recibidos provenientes de su comportamiento frente a las normas, el cual emana de la elección del sujeto en cuanto a sus ponderaciones -la presión social, la imitación, la moralidad, etcetera.
Por último, es necesario hacer dos especificaciones: i) las sanciones no forzosamente tienen que ser en términos pecuniarios; hacer el ridículo o autoculparse y la felicidad por cumplir con cierta obligación social son sanciones que podrían entrar en la función de utilidad, más que en la restricción; sin embargo, este tipo de castigos o premios no se incluyen en el modelo, y ii) la funcion L(X, X*) puede incorporar la sanción más la posibilidad de que otros individuos o las autoridades encuentren al individuo rompiendo -o cumpliendo- alguna norma. Este caso se utilizará en dos de los tres ejemplos que se exponen.
Todo lo anterior se puede sintetizar de la siguiente manera: el programa al que se enfrenta el individuo será maximizar una función de utilidad del tipo u = u[X,Z], en la cual las ponderaciones ya se establecieron en la primera esfera de decisión, sujeta dicha función a la restricción presupuestaria, Y = X^sup T^P + L(X, X*). Nótese que la demanda marshalliana de cualesquiera de los bienes contenidos en el vector X^sup d^ dependerá, además del ingreso y del vector de precios, de las ponderaciones, incluyendo desde luego su valoración moral, así como del castigo o premio por cumplir las normas. A continuación, como se mencionó en la Introducción, se presentan tres ejemplos en que los valores morales y las normas tienen un papel relevante, ejemplos que versan acerca de la cariera vencida, del mercado de objetos robados y, por último, de las comunidades tradicionales.
II. EJEMPLOS DE LOS VALORES Y NORMAS EN PROCESOS ECONOMICOS
1. La cariera vencida. ¿Por qué hubo deudores que siguieron pagando?
A principios de 1995 un grupo de individuos agrupados en una asociación de deudores conocida como El Barzón49 descargaron cajas con frutas y verduras a las puertas de la Asociación de Banqueros de México, en pleno centre de la ciudad de México, como pago simbólico de sus deudas a las instituciones bancarias. Este acontecimiento, así como muchos otros que se suscitaron en diferentes lugares de la República Mexicana, fueron los primeros indicios de que el problema de la cariera vencida estaba lomando cauces dramáticos. En esa época la proporción de la cariera vencida respeclo a la lolal, medida en saldos no pagados, era un poco menor a 10%, creciendo de manera sosienida hasta ubicarse cerca de 17% en diciembre de ese año,'50 y en 45% ese mismo mes, de acuerdo con el numéro de deudores.51
El aumenlo en la cariera vencida que se presentó durante ese año se puede explicar por el gran incremenlo en las lasas de inlerés para operaciones aclivas, así como por la caída en el ingreso, ambas situaciones provenientes de la gran crisis que enfrentó México. Empero, también pudo haber sucedido que muchos deudores especularan con los pagos de sus respectivas deudas bancarias. ElIo, a partir de que la legislación en la materia -la norma legal- era en extremo laxa. En este ejemplo, cuyo objetivo es analizar esta situación, se introducen los valores como una hipótesis para explicar por qué el problema de la cartera vencida no fue mayor.
En la bibliografía economica'2 la morosidad es vista como un problema de riesgo moral, en el que el banco -el principal- no conoce alguna variable de los agentes, como la corriente de ingresos o el grado de esfuerzo, y los incentivos para que los agentes devuelvan la deuda se enfocan antes que nada a la ausencia de créditos posteriores o a la capacidad del banco de rescindir el contrato.53 En el caso que nos ocupa se supone que los agentes tienen un ingreso no observado por el banco, por Io que algunos no podrán pagar la deuda simplemente porque su ingreso es menor a ella, empero, también se incorporan morosos que caen en cartera vencida por motives especulativos.
Se supone, asimismo, que en caso de que el ingreso no alcance para el pago de la deuda, este último será cero. De las dos condiciones anteriores se puede definir una proporción de morosos n* y, por consiguiente, una tasa de interés activa 1 + r* de equilibrio, que se denominará no especulativo. El equilibrio puede ser expresado como se registra en la gráfica 2:%
en la que la línea MNE (morosos no especulativos) refleja la condición 2 y la curva B la restricción bancaria (ecuación 1). Por el momento es importante destacar que un aumento en la tasa pasiva inducirá un desplazamiento de la curva B hacia arriba, provocando con ello un incremento en la proporción de deudores morosos. Intuitivamente, Io anterior quiere decir que si la tasa pasiva se incrementa, el banco tendrá que pagar más dinero a los depositaries, el cual conseguirá incrementando la tasa activa. Esto desemboca en un aumento en el número de morosos, por Io que de nueva cuenta el banco sube la tasa activa, aunque en una proporcióon menor. Este proceso continúa hasta llegar al equilibrio.
Juicio legal. Un juicio se puede interpretar como una negociación en la cual un tercer agente determina la solución. Cada parte hace uso de determinados recursos (abogados, legislación, instalaciones, etc.) para aportar elementos a su favor. En el caso que estamos analizando, el deudor intentará demostrar que no es capaz de hacer frente al pago, mientras que el banco hará Io contrario. La solución del tercer agente puede tomar dos caminos: i) que el deudor sea descubierto, en el sentido de que está en condiciones de enfrentar la deuda y no Io hace, en cuyo caso deberá pagarla, junto con los intereses generados, la multa, etc. -(Q (1 + r)^sup 2^ b)-, y ii) que no sea descubierto, que se supone un pago de cero.
Ahora bien, conforme el banco enfrenta una proporción de morosos mayor, el númeo de juicios se verá incrementado, por lo que los recursos disponibles para cada uno de ellos serán menores, aumentando la posibilidad de que el moroso especulativo no sea descubierto. Junto con lo anterior, la urgencia del banco de agenciarse recursos, el congestionamiento del sistema legal -muchos juicios no esperados-, ciertas imperfecciones en el sistema, así como una legislacián laxa a favor del deudor, permiten suponer que la posibilidad de ser descubierto decrece conforme aumenta la proporción de morosos.
Agrupación de deudores. En el caso concreto de México existe una agrupación, ya mencionada, conocida como El Barzó, que ayuda a los deudores que se encuentran en cartera vencida, principalmente por medio de asesoría legal, además de que ha presionado a las autoridades correspondientes mediante manifestaciones en la vía pública, panfletos, etc., con objeto de que los bancos acepten una reducción en las deudas.19 Esta agrupación, que tomó fuerza a partir de la incorporación de un gran número de deudores en 1995, fue creada dos años antes con el propósito, según sus dirigentes, de evitar prácticas abusivas e ilegales de cobro de intereses;60 sin embargo, es muy posible que algunos individuos la utilicen para especular con su deuda. Otros argumentes, no tan relacionados con el modelo pero que esgrimen un camino similar, son los siguientes.
Negociación directa. En el marco de los juegos de negociatión una característica importante es la "prisa" que tienen los participantes; a mayor urgencia de una solución, menor posibilidad de que esta sea exitosa. En el caso que nos ocupa, si el banco enfrenta problemas de cartera vencida y está urgido de recursos -recuérdese que tiene que pagar D(1 + i)- el tiempo será un aliado del deudor. En otras palabras, a medida que la proporción de deudores incumplidos es mayor, el banco se encontrará más necesitado de recursos frescos, por lo que estará dispuesto a aceptar un pago menor, y esto lo sabe el deudor. En sentido estricto, la desigualdad (3) debería introducir entonces la proporción de la deuda que el deudor pagaría al banco, empero, el hacerlo no modificaría de manera significativa el modelo.
Reacción de las autoridades financieras. La posibilidad de que existan problemas financieres ante la presencia de una cariera vencida abultada es alla. Estos problemas podrían ser desde una baja considerable en la inversión, ante la ausencia de nuevos créditos, hasta una corrida bancaria. Es de esperarse, pues, que las autoridades financieras, con el fin de evitar situaciones que podrían poner en peligro al sistema financiero, adopten medidas que favorezcan a los deudores morosos, de tal modo que reduzcan el valor presente de la deuda. Es evidente que a mayor proporción de morosos, la reacción de las autoridades será más rápida y profunda. Esta reacción, obviamente, la conocen los deudores.
Por la condición (3) se puede derivar una frontera, en el mismo cuadrante que en la gráfica 1, tal que a lo largo de ella dicha condición sea una igualdad. Si se está a la derecha de dicha frontera, a ningún deudor le convendrá pagar la deuda, máxime que conforme aumentan los morosos, P(n)disminuye. En este caso, el resultado sería n = 1, con una tasa de interés activa tendiente al infini to, o Io que es lo mismo el banco en suspensión de pagos. Analicemos esta situación a la luz de lo ocurrido en México en 1995. La abrupta devaluación del peso mexicano respecte al dólar estadunidense provino de un gran aumento en las tasas de interés pasivas; por ejemplo, la tasa de interés de los pagarés a tres meses pasó de 16.8% en diciembre del año previo hasta un máximo de 58.2% en abril de 1995. En el marco del modelo esta situación provocaría un desplazamiento hacia arriba de la condición de equilibrio del banco (de B a B'), como se describe en la gráfica 3.
El desplazamiento de la restricción bancaria induce un nuevo equilibrio (del punto 1 al 2 en la gráfica). Si este nuevo equilibrio se ubica a la derecha de la frontera ME (morosos especulativos), como sucede en la gráfica, el número de deudores incumplidos se incrementaría cada vez más, hasta su límite, en n = 1.
Aunque no hay manera de comprobar empíricamente que en México en 1995 se cayó en un equilibrio especulativo, por el hecho obvio de que no hay estadísticas que diferencien al tipo de moroso, existen algunos hechos que podrían indicar que sí hubo tal especulación; el salto de los montes en cariera vencida fue en extremo abrupto, el cual no se puede explicar por métodos estadí;61 los juicios perdidos por deudores fueron sumamente reducidos, Io que refleja una legislación muy laxa, como lo demuestra el hecho de que sólo dos personas han sido privadas de su libertad por fraude, y ninguna de ellas era deudor.62 A la luz de lo anterior, la pregunta pertinente es la siguiente: ¿por que en ese año hubo deudores que siguieron pagando? Al respecto, puede haber varias explicaciones: i) que no se cayera en un equilibrio especulativo, aunque la evidencia parece mostrar lo contrario; ii) también pudo ocurrir que, a pesar de haber estado en un equilibrio especulativo, la aversión al riesgo pudiera ser diferente entre los deudores, de tal manera que aquellos con aversión muy alla pagaran, y iii) como se mencionó con anterioridad, los incentives para devolver un préstamo que se han analizado en la bibliografía económica63 son la ausencia de créditos posteriores o la rescisión del préstamo actual, en caso de que éste sea abonado en partes. En este modelo se podría hacer algo similar, como por ejemplo asociar el costo de la negativa a conceder nuevos préstamos por parte del banco a los individuos con mayores ingresos, en cuyo caso la frontera ME llegaría a un máximo para decrecer posteriormente, dando así una cota superior a n en caso de que las curvas ME y B se interceptaran antes de n = 1.64
Desde un punto de vista de política económica, si las autoridades quisieran evitar un nuevo brote de carieras vencidas, deberán trabajar en dos frentes: por un lado, fortaleciendo la cultura de pago, la cual se encuentra en la primera esfera de decisión del individuo, en la que se definen los valores y, por otra, por las normas, incrementando los castigos para los deudores morosos especulativos. Concentrarse solamente en una de las partes puede resultar muy costoso a largo plazo.
2.El mercado de objetos robados
En la ciudad de México, entre 1993 a 1998, la criminalidad aumentó en más del doble; en la actualidad, de acuerdo con las autoridades, ocurren en promedio 650 delitos diarios, de los cuales 25 son a casas habitación, 132 robos a transeúntes, 123 autos robados y 45 delitos a negocios establecidos.67 Todo ello ha derivado en que existan 540 empresas privadas de seguridad con un personal total de 17 500 miembros.68 En el resto de la República Mexicana y en muchas otras ciudades latinoamericanas sucede algo similar. La mala distribución del ingreso, así como la pobreza son argumentes muy válidos para explicar el incremento en la delincuencia; sin embargo, el tipo de delitos que se cometen hacen pensar que existen otras causas que los originan, como la ausencia de valores morales y distorsiones en las normas. El ejercicio que se presenta a continuación se enfocará exclusivamente a estas últimas causas, haciendo abstracción de los dos primeros, por motivos de sencillez. A diferencia del ejemplo anterior, el valor moral que se introduce tendrá un componente endógeno al modelo y no se hará la distinción entre agentes "buenos y malos", ya que se supondrá que en un principio todos ellos son ieuales.
Como se aprecia en la gráfica 4 la utilidad esperada por robar (E) aumenta en un principio con incrementos en n, porque el efecto de no ser atrapados es mayor a la disminución de ganancias, al suponerse inelástica la demanda de objetos robados, revirtiéndose dicho efecto hasta que la utilidad marginal por robar sea mínima.
En la gráfica 4 se comparan las utilidades esperadas. Si el número de ladrones tiende a cero, es decir, un punto inicial tal que n < n^sub 1^, la utilidad esperada por robar será menor a no hacerlo (F > E), básicamente porque la posibilidad de ser asaltado tiende a ser reducida, además del efecto de la ponderación moral de las utilidades esperadas -Z = 0 en caso de robar y Z > 0 en caso contrario. Según este panorama el mercado de objetos robados tendería a desaparecer, o por lo menos a ser mínimo. No obstante, si el punto inicial es n > n^sub 1^, la utilidad esperada por robar sería mayor a no hacerlo, provocando que se sumaran más individuos a dicho mercado, hasta su límite en n^sub 2^, en el que las utilidades se revierten. Dado que todos los sujetos son iguales, cuando E > F se integrarían al mercado de objetos robados aquellos que "lleguen primero".
El punto interesante es cuando el nivel de delincuencia esté entre n^sub 1^ y n^sub 2^. Si la reacción de las autoridades para contrarrestar el avance de la delincuencia se enfoca únicamente a incrementar su capital K^sub p^ (más patrullas, policías, etc.) ceteris paribus disminuiría E y aumentaría F, dado que la posibilidad de ser atrapado aumentaría; sin embargo, en esa región los delincuentes están motivados a incrementar su capital, K^sub D^, lo cual tendría el efecto contrario, es decir, aumentar la utilidad por robar. Nótese además que si nos encontramos en esa región -entre n^sub 1^, y n^sub 2^- se generaría una pérdida de valores para el siguiente periodo, al considerar que las ganancias de los delincuentes son altas -una disyuntiva entre mayores ingresos esperados y pérdida de valor moral. Este proceso podría continuar indefinidamente, con compras de más armas, más policías, mejores servicios de inteligencia, etc., por parte de las autoridades, y con mejores técnicas para robar, más armas, mejor organización -la llamada delincuencia organizada-, corrupción, sana, etc., por parte de los delincuentes, es decir, una guerra franca. Llegar a la región de "virulencia" -los puntos entre n^sub 1^ y n^sub 2^- puede ser lento, comenzando con ganancias pequeñas por parte de los delincuentes y la indiferencia de las autoridades, o bien abrupto, como consecuencia, por ejemplo, de alguna crisis económica.
En este contexte, para que un programa contra la delincuencia sea efectivo a largo plazo, y salir así de la región de "guerra" entre autoridades y delincuentes, el gobierno deberá trabajar no sólo en el ámbito policiaco sino que tendría que incurrir en el marco de las normas y los valores. De acuerdo con el modelo, la estrategia debería perseguir aumentos en B (el castigo), así como incrementos en Z (la ponderación de los valores morales). Concretamente:
i) Nótese que el castigo (B) es constante, Io que quiere decir que las leyes no cambian de acuerdo con el número de delincuentes. Se podría pensar en leyes dinámicas, que tomaran en cuenta el grado en el cual la delincuencia está afectando a la sociedad. En este contexto, se deberían instrumentar leyes que consideraran que el castigo incluyera la posibilidad de ser atrapado. En otras palabras, sea b = 6(B,n) la sanción por delinquir en caso de ser capturado, enjuiciado y declarado culpable, con b'^sub n^ > 0, por lo que la condena tendría un componente fijo (B), así como otro que se adecuara a la situación,71 buscando con ello que E'^sub n^ < 0 para todo n, lo que podría implicar, dependiendo de las otras variables, el revertir el proceso -que E fuera siempre inferior a F. Obviamente se podría argüir que dicho castigo sería injusto, en el sentido de que el delincuente atrapado tendría que pagar por lo que otros han hecho. Empero, dos argumentes deben tomarse en cuenta: a) la utilidad esperada por delinquir ya incorpora el conocimiento de la posibilidad, es decir, el delincuente ya internalizó el hecho de que a mayor número de ladrones, menor la probabilidad de ser aprehendido y 6) el derecho penal debe minimizar el costo social del delito, que es igual a la suma del daño que causa el delincuente más el costo de prevención.72 De acuerdo con este último argumente, los costos de las alarmas, rejas, policías privados, etc., que dependen obviamente del número de delincuentes, deben ser asumidos, al menos en parte, por el malhechor. Es evidente que el componente dinámico deberia ser temporal, para darle tiempo a que las autoridades se adecuen, ya que, en caso contrario, se podría dar el caso de que las mismas autoridades estuvieran poco motivadas a invertir en K^sub p^.
ii) Nótese asimismo que si se logra que la tendencia de n fuera decreciente, los valores se irían reforzando entre el público, lo que contribuiría aún más a reducir el número de delincuentes en los periodos sucesivos. No obstante, para disminuir la posibilidad de nuevos brotes de robos generalizados y que, por Io mismo, el programa fuera eficiente a largo plazo, las autoridades deberían centrarse en el componente exógeno de los valores (R). Sin embargo, como ya se analizó en la primera parte, los valores se desarrollan en la primera esfera de decisión, por lo que les corresponde a otras ciencias sociales el estudio nara reforzar dichos valores. En este sentido, los psicólogos, sociólogos y filósofos deberían enfocar sus esfuerzos a crear programas educatives, en todos los grados y por varios medios -no sólo en la escuela- con el propósito de incrementar las ponderaciones morales.
3. Las tradiciones como estrategias delpasado
A pesar de las bellas descripciones de Hernán Cortés de la magnitud y variedad de los mercados, la realidad es que la economía prehispánica experimentaba poca libertad de producción y de comercio. Prueba de ello era el gran número de barrios, colectividades y ciudades sometidas por el imperio azteca, cuyo tribute era designado por y para los emperadores y sus allegados.73 Por su parte, el comercio era muy restringido; por ejemplo, el cacao, producto aceptado como dinero, sólo se podía utilizar en los mercados, vigilados de cerca por funcionarios locales, quienes tenían capacidad de imponer grandes castigos a quien llegara a utilizar la semilla por fuera.74 Posterior a la Conquista, la historia de los pueblos indígenas es ampliamente conocida.
Hace cinco o seis decenios, a mediados del siglo xx, a los grupos indígenas se les presentó la primera ocasión de enfrentarse a oportunidades económicas relevantes: nuevas y muy variadas tecnologías, gran cantidad de productos, amplios mercados, etc.; empero, la situacion de los indígenas continúa siendo de extrema pobreza. Ello, como consecuencia principalmente de un sistema judicial poco desarrollado y en algunas ocasiones sesgado y de políticas económicas poco exitosas, sobre todo en el piano agropecuario. Empero, las pautas de conducta de las sociedades indígenas aun están alejadas de las del resto de la sociedad. Algunos indicadores que se muestran en el cuadro 1 señalan la precaria situación en la que viven estas comunidades.
La cultura de los indígenas, tan respetable como cualquier otra, parece derivar en una sociedad que utiliza sus ritos, fiestas y tradiciones de la misma manera que un molusco emplea el calcio, es decir, para crear un caparazón protector,75 o bien, dicha cultura se puede caracterizar por lo que se denomina la visión del bien limitado, en la cual estos pueblos parecen ubicarse en un mundo en el que todo aumento de valor es compensado por alguna pérdida.76 Esta postura es avalada, en cierta medida, por el poco o nulo progreso económico que dichas comunidades han tenido en los años recientes. El propósito del presente ejemplo es analizar la actitud reacia para aceptar cambios tanto tecnológicos como en la tenencia de la tierra por parte de este tipo de comunidades.77 La hipótesis que se esgrime es que ese comportamiento proviene de una tradición que en el pasado fue una estrategia de defensa, ese caparazón protector que hoy día inhibe la incorporación económica711 de las poblaciones indígenas al resto de la sociedad.79
Supóngase ahora que B no conoce el capital de los Z individuos, pero lo estima en función al consume que aprecia, de acuerdo con una función creciente K^sup e^^sub i^ = g(x), en la que x es el consumo revelado. En otras palabras, el incremento en la producción de B dependerá del nivel K^sub i^, el cual es estimado en función del consumo revelado del individuo i-ésimo. Sea F^sub Ki^ la contribución marginal a la producción estimada por B del i-ésimo individuo; si x^sup +^ + c > F^sub Ki^, B no explotará80 al individuo y viceversa. Dado que el óptimo para B está en la zona de rendimientos decrecientes a escala de la función de producción, entonces este sujeto explotará a algunas personas, pero no necesariamente a todas. Por lo anteriormente mencionado, la estrategia que seguirá B para escoger a los coaccionados será, en primer término, a los individuos con mayor consumo y, en caso de que los Z sujetos tengan el mismo consumo, lo hará de manera aleatoria. Evidentemente, esto es un juego con dos participantes (B y la comunidad) de forma secuencial y con información incompleta, del cual sólo se realizará una somera explicación de los hechos:
i) Sea K^sup +^ el capital asociado al consumo de subsistencia x^sup +^. Si el verdadero capital es mayor a K+ , al i-ésimo individuo le convendrá manifestar una x que maximice E = (l/Z)u(x^sup +^) + (l - (l/Z))u(x), en que l/Z es la posibilidad de que B lo obligue a trabajar para él, siempre y cuando los Z -l individuos declaren el mismo consumo. Supongamos este caso, es decir, que todos revelen la misma pauta de consumo. Si el i-ésimo sujeto da a conocer un consumo mayor, la posibilidad de ser escogido será uno, por lo que a nadie le conviene declarar pautas mayores que el resto. Ahora, si tiene un consumo inferior, la posibilidad de ser escogido será cero. Sin embargo, en ausencia de algún. acuerdo, la actitud congruente de todos los demás es hacer lo mismo, es decir, disminuir su consumo hasta llegar finalmente a x^sup +^. Es así que un acuerdo entre la comunidad resulta benéfico para todos sus integrantes.
ii) Nótese que el número óptimo de individuos explotados dependerá del consumo revelado, es decir, no = n(x,c, x^sup +^), que es la solución del programa de B (6). De aquí se puede derivar una curva con combinaciones de x y n tal que a lo largo de la misma se esté en el óptimo -curva F en la gráfica 5. Si la comunidad conoce dicha relación, entonces podrá escoger entre cualquier punto de la mencionada curva una combinación de x y n tal que obtenga el máximo beneficio. Dados los supuestos, en particular el hecho de que todos los individuos son iguales, podemos tomar el caso de cualquiera de ellos. Sea E = (n/Z)u(x*) + (l - n/Z)u(x) su utilidad esperada. De dicha utilidad se puede dibujar un mapa de curvas de indiferencia (E')con el cual se obtendría el óptimo, que estaría reflejado por aquel punto que roce con la condición F, tal y como se expresa en la gráfica 5. La estrategia sería entonces que la comunidad se pusiera de acuerdo en revelar el consumo x*.
Sin embargo, B puede pensar que la comunidad está mintiendo, pero no tiene evidencia de la estrategia que sigue dicha comunidad.18 La creencia de B es que si incorpora a más individuos incurrirá en una pérdida, empero, ¿qué sucedería si el costo por explotar se incrementa? La curva F se desplazaría hacia abajo, y también lo haría la curva de indiferencia, revelando la comunidad un mayor consumo. Esa relación entre el costo por explotar y el consume declarado sería evidencia para B, con la cual podría intuir la existencia del acuerdo. En concordancia con Io anterior, para B le resultaría conveniente estimar la posibilidad -subjetiva- de que la comunidad esté mintiendo, de acuerdo con la relación x*, dado c.
iii) Por último, como reacción de la comunidad, se podría pensar en una manera de anclar el acuerdo con objeto de que nadie lo pudiera romper y, además, no proporcionar ninguna evidencia para B. Esta ancla sería desarrollar una tradición, mediante la cual se incorporara a los individuos el valor moral: "la tecnología de nuestros ancestros y los derechos de propiedad sobre las tierras comunales son buenos", e imponiendo castigos para los que no cumplieran con dicha tradición. En este caso, la tradición es un valor moral relacionado directamente con una norma: el cumplir con los valores es bueno; sin embargo, en caso de no hacerlo se impone un castigo. Ejemplo de ello pueden ser el concepto del ejido, de las tierras comunales, del tequio, del sistema de cargos82 y muchos más.
Nótese que cuando se desarrolló la supuesta tradición, la expectativa de quienes la impusieron era de que el costo por explotar no crecería demasiado con el tiempo, por lo cual dicha tradición resulta valiosa con esas creencias; no obstante, si el costo mencionado creciera de manera abrupta y se mantuviera alto, la tradición como estrategia ya no sería válida. Adelantémonos en el tiempo y supongamos un costo por explotar prohibitivo para cualquier B, al menos de modo directe, en un mundo con nuevas tecnologías, normas y valores, gran cantidad y variedad de productos, mercados eficientes, etc. Según este nuevo panorama, todos los individuos que pertenecieran a comunidades con una tradición como la expuesta estarían en franca desventaja. La demanda de los bienes producidos por ellos tendería a la baja, al no incorporar nuevas tecnologías; sus normas serían discordantes con las pautas de conducta de las empresas modernas, etc. En suma, la estrategia que algún día fue válida, hoy les resta ventajas ante otros y coadyuva para que los indígenas pertenezcan al sector más pobre de la sociedad.
CONCLUSIONES
El propósito de este trabajo ha sido incorporar los valores morales y un subconjunto de normas sociales al comportamiento del individuo desde una perspectiva de la teoría económica. Ello, con objeto de ampliar de manera marginal el campo de la propia teoría y entender ciertos fenómenos económicos a la luz de los valores y las normas. Se expusieron tres ejemplos en los que dichos valores y normas tienen un papel relevante, y su utilización sirvió para entender mejor el problema de la cariera vencida en México en 1995, para comprender el fenómeno de la inseguridad, por medio de un modelo de objetos robados y, finalmente, para adentrarnos en el comportamiento de ciertas comunidades tradicionales y el papel que tienen las mismas tradiciones en su comportamiento económico para con el resto de la sociedad. Empero, como ya se señaló, las normas y valores pueden ser útiles para analizar situaciones particulares en diverses campos de la economía. A manera de ejemplo se pueden destacar las siguientes situaciones: las fusiones empresariales, en las que cada empresa tiene valores y normas diferentes, por lo que se podría analizar el proceso en el cual dichos valores y normas convergen; los empresarios conceden gran peso a los valores para la contratación de los empleados, por lo que se podría elaborar un juego -al estilo de los juegos de señalización en el mercado de trabajo-83 para que los empleados los revelen, en las teorías de turismo, recaudación fiscal, comercio internacional, etcétera.
Julio de 2000
* Se agradecen los valiosos comentarios de Óscar Vera, Maria Elena Pavón Sarrelangue, Federico Rubli, Víctor Fenton, Alberto Huidobro, Burt Sieber, Rodolfo Guerrero, Martha Mancera y Susana Ivana Casorla. De cualquier mariera, los puntos de vista y posibles errores contenidos en este trabajo son responsabilidad única del autor.
1 Robbins (1980), p. 196.
2 Sen (1989).
3 En los siglos XVII y XVIII, sobre todo en Escocia, Inglaterra y Francia, se promulgó la idea de un orden social, conformado por personas libres de ideologías y de paternalismos religiosos, que perseguían sus objetivos e intereses personates; según este ensayo, el orden social confluía en un bienestar económico con una influencia favorable en la moral de los ciudadanos y gobernantes. Los diverses aspectos de esta visión son abarcados en la obra de David Hume; sin embargo, esta corriente intelectual encuentra su cenit y posterior decadencia nada menos que con las obras de Adam Smith, ya que él era muy escéptico en cuanto a dicha visión y la utilizó solo en Io económico. Es precisamente en esa época en la que se comienza a separar la ética del piano económico. Respecto a esta cuestión, véase Baurmann (1998), pp. 15 a 27.
4 Sanchez Vázquez (1969).
5 Baurmann (1998), Gauthier (1994), Harsanyi (1976), Rawls (1997), Sen (1982,1989,1992).
6 Elster (1997b ), pp. 119-121.
7 Nodarse (1999), pp. 225.
8 Elster (1997a).
9 Baurmann (1998), p. 61.
10 Véasc más detalles respecte a Io bueno y inalo desde un punto de vista moral en Gutiérrez Sáenz (1999).
11 Véase Camps (1992). 1
12 Respecte a esta discusión, véase Domènech (1996).
13 No obstante, la incertidumbre y el comportamiento estratégico serán utilizados más adelante en los ejemplos; empero, a diferencia de Io expuesto por Gauthier en su libro, aquí se partirá de una función de utilidad con valores.
14 Véase las diferentes formas en que un individuo entiende un valor en Gutiérrez Sáenz (1999), p. 84.
15 Gutiérrez Sáenz (1999), p. 124.
16 Gómez-Heras (1992), p. 126.
17 Gutiérrez Sáenz (1999), pp. 125, 126.
18 Varian (1992), p. 113.
19 Por su extensión, se remite al lector el análisis de los axiomas para construir una función de utilidad en cualquier libre de microeconomía avanzada, como Kreps (1995), Varian (1992) y Villar (1996, 1999).
20 Véase Villar (1996), p. 36.
21 El propósito principal del axioma de no saciabilidad es que el individuo agote su ingreso. El ejemplo podría implicar que el individuo Io cumpla con el supuesto de no saciabilidad y a su vez se quede con un ingreso excedente, ya que se sació de bienes pero no de valores. Obviamente, se podría incorporer el ahorro como objeto de elección o la caridad, por Io que el ahorrar, donar o regalar bienes agotaría su ingreso.
22 Nótese que si c^sub 3^ > c^sub 2^ y c^sub 1^ + c^sub 2^ - c^sub 3^ > 0, c^sub 3^ < 0, entonces a* < 0, Io cual querría decir que "toniar en exceso es bueno".
23 Como veremos más adelante, las ponderaciones son objeto de elección por parte del individuo, pero no se estipulan como argumentes dentro de su función utilidad.
24 Suponer Z^sub i^ = 1 es aceptar la existencia de un factor dictatorial, Io cual sería perfectamente posible para nuestros propósitos; no obstante, trae consigo problemes en la exposición.
25 Villar (1999), p. 360.
26 De acuerdo con Gutiérrez Sáenz (1999), los criterios que puede seguir una persona para orienter su conducta son: el placer y los instintos, las normas inconscientes del super Yo, la presión social, las normas morales y civiles, los valores apreciados por sí mismo y el Yo profundo.
27 Por ejemplo, el id, el ego y el superego, de acuerdo con una visión psicoanalítica. Véase Miller (1988), pp. 324 y 325.
28 Por ejemplo, los papeles de cada individuo en la sociedad; véase Gómez Sandoval (1993).
29 Si se supone una sociedad que tiene definidas las ordenaciones de acuerdo con ciertos factores, como necesidades básicas, moralidad, experiencia social, etc., y que los individuos simplernente escogen las ponderaciones de acuerdo con sus intereses, entonces sería posible construir una función de utilidad social y conocer las preferencias de los individuos por medio de las ponderaciones de cada intégrante. El individuo no ordena las canastas y luego las compara, sino que pondera cestas iguales para todos. Esta concepción sui generis de la utilidad en realidad le da la vuelta al teorema de la imposibilidad de Arrow.
30 Gauthier (1994), p. 43.
31 Esta concepción maximizadora no implica forzosamente que el sujeto sea envidioso. Es racional, en el sentido que decide sus intereses y los maximize; empero, de ellos se pueden derivar acciones no envidiosas, como la caridad, la cooperación unilateral, etcétera.
32 Véase Gutiérrez Sáenz (1999), cap. 4.
33Maliandi (1992), pp. 83-84.
34 Myers (1995), pp. 194-196.
35En su libro Tótem y tabú ofrece una explicación curiosa, pero racional, del tabú incesto, en el sentido de que dicha acción es una estrategia para evter conflictos interfamiliares. Dicha explicación podría ser nuevamente desarrollada a la luz de la teoría de juegos.
36 Mencionado en Myers (1995), p. 193.
37 Véase Schotter (1981), Ullmann (1978) y Vanberg (1999).
38 Vander Zanden (1990), p. 241.
39 Véase Schotter (1981), Ullmann (1978) y Vanberg (1999).
40 En Vander Zanden se presentan diferentes experimentes para evaluer la formación de pautas de conducta.
41 Kiyotaki y Wright (1989 y 1993).
42 Aquí estamos en la frontera entre una decisión racional y una norme. La gente acepta el dinero fiduciario si su valor no se deprecia abruptamente y, por tante, si la posibilidad de ser aceptado como tal más adelante es alla; no obstante, en caso de que dicha posibilidad (que puede ser de uno) se mantenga constante por largos periodes, los individuos no incurririan en el costo de estimar la mencionada posibilidad, siendo entonces una pauta de conducta proveniente de una acción repetitiva. Ahora bien, si por alguna causa, como una hiperinflación, el dinero perdiera su valor con rapidez, y la posibilidad de que fuera aceptado se redujera, la gente rechazaría el dinero fiduciario como medio de cambio (o Io cambiaría por otra moneda), rompiendo así la norma.
43 Las restricciones legales, como el monopolio en la producción del dinero fiduciario por parte del banco central, la imposibilidad de pagar tasas de interés a ciertos depósitos, una cota inferior para el valor nominal de los bonos, etc., han sido usadas en diferentes campos de la teoría económica; por ejemplo, en el requisite de un marco legal restrictivo para la determinación del tipo de cambio libre; en defensa de que el dinero y el crédite privado sin interferencia son eficientes en la asignación de recursos; en la justificación de la convivencia de activos gubernamentales con una demanda de dinero fiduciario, en un marco de equilibrio con generaciones imbricadas, por el hecho de que el mismo gobierno impide emisiones de bajas denominaciones. En estos modelos, las normas legales determinan el modo en que el dinero y, por ende, las instituciones financieras, afectan al resto de la economía. Acerca de lo anterior, véase Bryant y Wallace (1984), Kareken y Wallace (1978, 1981) y Wallace (1979, 1983).
44Elster (1997b), p. 149.
45 Desde luego, la sociología, la psicología social y la antropología, principalmente, han desarrollado teorías de las normas, pero con enfoques distintos, muchas veces dependiendo de situaciones concretas. Respecto a la orientación sociológica se puede consulter en Elster (1997b) y Myers (1995) una retrospectiva psicológica y en Cancian (1975) un interesante estudio empírico de normas en las comunidades mayes.
46 Véese Lyons (1998), cap. 4.
47 John Austin, mencionado en Lyons (1998), p. 96.
48 Ibid, cap. 4.
49 El barzón es una cinta de cuero que se usa en ciertas labores agrícoles; sin embargo, la agrupación referida utiliza ese nombre por una canción, compuesta a principles de siglo en el estado mexicano de Aguascalientes, que versa sobre la deuda que tenía un campesino con su patrón.
50 Fuente: Banco de México.
51 Fuente: índice SAC (Securities Auction Capital).
52 Véase un resumen de la bibliografía del tema analizado en Freixas-Rochet (1999), páginas 126-139.
53 En este caso se supone que el banco concede el préstamo en partes.
54 Por facilidad se supone un capital para el banco de cero.
55 Es obvio que el deudor necesitará conservar una parte de su ingreso para cumplir coii su consumo de subsistencia. Para evitar este problema, podemos decir que Y es la parte del ingreso destinado sólo al pago de deudas.
56 Estrictamente existen dos puntos de equilibrio entre arnbas condiciones. Sin embargo, la intersección posterior, desde un punto de vista económico, no resulta relevante.
57 Véase Kreps (1995).
58 por simplicidad, suponemos que no existen garantíes o colaterales del préstamo.
59 Samperio (1996).
60 Ibid, p. 137.
61 Veáse Pélasco (1998).
62 Estas personas eran accionistas mayoritarios de bancos.
63 Freixas-Rochet (1999), p. 126.
64 Pérez Velasco (1998).
65 Por la manera en que está construido el modele, la solución es de esquina: o se efectúa el page o no se hace.
66 Lo anterior no quiere decir que los morosos (el resto de ese 50%) no tuvieran esa cultura de pago, dado que hubo también gran cantidad de deudores con el valor moral de pagar pero que sencillamente no Io pudieron hacer.
67 Segundo Informe de Gobierno del Jefe de Gobierno del Distrito Federal, 1999.
68 Ibid.
69 Argumentes similares al caso de la cariera vencida se pueden esgrimir para suponer que a mayor número de delincuentes, la posibilidad de ser atrapados será menor. En este caso concreto, se supone que las autoridades (la policía y el sistema judicial) tienen un capital fijo (instalaciones, legislación, etc.), por lo que la productividad disminuiría al aumentar la producción, que en este caso se entiende como atrapar delincuentes.
70 Por facilidad se supone que los delincuentes no pueden ser asaltados.
71 Los secuestros de personas son un acto criminal muy común en la ciudad de México; antes de que detuvieran a un famoso secuestrador, algunos sectores de la sociedad (incluido un obispo) pidieron la pena capital para los secuestradores capturados.
72 Cooler et al (1998), p. 561.
73 Soustelle (1984), p. 89.
74 Fortson (1990).
75 Cancian (1989), Smith (1981).
76 En términes económicos, el modelo de Foster (1987) del bien limitado se puede entender como que la sociedad está en un óptimo de Pareto constante; un cambio tecnológico no implica un desplazamiento de la curva, sino un cambio sobre la misma.
77 Al respecte, sólo 20% de los productores agropecuarios indígenas están en un régimen de propiedad privada (Encuesta Nacional de Empleo en Zonas Indígenas, 1997, INEGI).
78 Es importante aclarar que la incorporación económica no implica incorporación cultural. Las sociedades indígenas pueden seguir viviendo con sus costumbres, tal como Io hacen otras sociedades; empero, dichas costumbres no deben propiciar alejamiento económico alguno.
79 La actitud conservadora al cambio está presente en múltiples sociedades, como lo demuestran algunos refranes populares; "más vale viejo conocido que nuevo por conocer", "más sabe el diablo por viejo que por diablo" (América Latina); "si seguimos a los ancianos, no nos morderá el perro" (Tailandia); "aquel que deja su pasado, pierde" (Egipto); "escuchen a los ancianos, porque ellos no los traicionarán" (Sicilia); Foster (1988), p. 102.
80 Explotación es una palabra que frecuentemente tiene un contenido mucho más emocional que intelectual, como lo refleja la siguiente frase: el capitalismo es un sistema en que el hombre explota al hombre, mientras que en el socialismo no sucede esta situación. Una definición de explotación funcional es la siguiente: donación o transferencia unidireccional de un bien intercambiable (K), sea explícita o implícite, que es considerada como ilegítima al menos por el donante. Boulding (1976), p. 94.
81 Suponemos que no existe ningún individuo de la comunidad que revele la estrategia.
82 Cancian (1989).
83 Gibbons (1993), pp. 192-200.
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