NTRODUCCIÓN
La historiografía de las relaciones internacionales de la España del tardofranquismo y la transición conoce desde el 2000 un desarrollo sostenido, favorecido por la europeización de nuestra academia, la apertura de los archivos americanos y europeos, el creciente prestigio de la historia transnacional y, sobre todo, el natural atractivo de una temática crucial para entender las transformaciones tectónicas vividas por la Península Ibérica en la segunda mitad del siglo XX. La alianza militar con EEUU como trampolín para la rehabilitación internacional del régimen, la americanización como elemento relevante del cambio social de los sesenta, el papel del europeísmo en la forja de un nuevo destino manifiesto para una nación en vías de reconciliación, la solidaridad de los partidos europeos con sus homólogos españoles en la transición, o las complejas negociaciones de acceso a la CEE, son algunos de los grandes bloques temáticos a los que un número creciente de historiadores dedican tesis, congresos y publicaciones.
Pese a los avances realizados, estamos todavía lejos de tener una afinada «visión externa» de la historia reciente de España. Los fondos documentales por consultar son todavía numerosos, destacando en primerísimo lugar los del Ministerio de Asuntos Exteriores, cuyo acceso vuelve a ser posible tras años de incomprensibles restricciones. Pero, sobre todo, es necesario profundizar mucho más de lo que se ha hecho hasta ahora en la explicación de cómo el ámbito exterior modeló, condicionó y estimuló dinámicas internas de la España del tardofranquismo y la transición. Ese ha sido sin duda el talón de Aquiles de los estudios de las relaciones internacionales de aquella época. Solo así se explicaría a nuestro entender que la interpretación canónica de la historiografía sobre la crisis del franquismo y la construcción de la democracia siga hoy pivotando, como hace treinta años, sobre los actores internos (gobierno, partidos, sindicatos, movimientos sociales, etc.), y relegue a un plano secundario, si no marginal, el papel del ámbito internacional3.
Es largo pues el camino a recorrer hasta que la dimensión externa ocupe el lugar que, por su trascendencia objetiva, le corresponde en la interpretación del periodo final de la dictadura y la transición. Que el esfuerzo merece la pena lo constatamos en el caso bien cercano de la historiografía de la guerra civil, que no solo ha estudiado de manera exhaustiva la vertiente internacional, sino que además la ha integrado armónicamente en la explicación global del conflicto. También en el caso del tardofranquismo y la transición debemos aspirar a una «historia total», en la que las dimensiones interna y externa se combinen en un relato único, rico en perspectivas y matices.
Este dossier quiere ser una pequeña aportación al conocimiento de las complejas interacciones entre las dinámicas endógenas de la España del tardofranquismo y la transición, y el contexto internacional en el que se desarrollaron. Centra el foco en la República Federal de Alemania, el país que más de cerca acompañó el proceso de modernización y europeización de España, apoyándose para ello en su poderío económico, su peso en la CEE y su muy dinámica acción exterior basada en el soft power. Los cinco textos aquí presentados analizan diferentes facetas de las relaciones hispano-alemanas en los años setenta y ochenta, con especial incidencia en el proceso de transición democrática. Tres de ellos abordan el tema con un enfoque bilateral, mientras los otros dos lo hacen desde una perspectiva europea e ibérica. Son fruto de investigaciones recientes sustentadas en fuentes inéditas de diferentes países. Sus autores son cuatro españoles y un alemán, doctorados en los tres últimos lustros en universidades españolas y europeas, y especialistas en historia de las relaciones internacionales, historia transnacional e historia política.
Carlos Sanz aborda en su artículo ¿ Ciencia y tecnología para la democracia? La cooperación científico-técnica hispano-alemana, 1970-1986, un aspecto poco conocido del «vector económico exterior» que sirvió a la dictadura de Franco no apenas para hacer posible el milagro económico sino también para avanzar en la normalización de relaciones con la Europa democrática. Sanz muestra que la RFA utilizó con éxito la cooperación técnica vehiculada por agencias (para)estatales como palanca para abrir el mercado español a sus empresas y acabar convirtiéndose, ya en los años ochenta, en el socio económico principal de nuestro país. El texto contesta negativamente a la pregunta formulada en el título. Ni la cooperación científica, ni ningún otro elemento de la política oficial alemana hacia España estaba dirigida explícitamente a promover la democracia. No como ironía de la historia, sino como resultado feliz de una estrategia diseñada en Bonn, esa despolitización de las relaciones bilaterales durante el franquismo iba a ser la clave que permitiría a la RFA ejercer su influencia positiva en un proceso de transición dirigido por una elite de la dictadura que, empezando por el propio monarca, había aprendido a ver en los alemanes sus más fiables y comprensivos socios en Europa.
La influencia alemana en la transición sería especialmente beneficiosa para el PSOE. De ello da buena cuenta el artículo de Christian Salm, Limbering up Sister Parties' Europeanization: Transnational Socialist Networks in the Portuguese and Spanish Transitions to Democracy and Accession to the European Community. Basándose en una amplia literatura y en documentación de archivos de diferentes países, el autor nos presenta una solvente síntesis del apoyo otorgado por los partidos socialistas de la CEE a los socialistas españoles y portugueses durante los procesos de construcción y consolidación de la democracia. Ante su tradicional ausencia de cooperación en el ámbito internacional, los socialistas europeos tuvieron que improvisar o reactivar, a partir del estallido de la Revolución de los Claveles en 1974, diversos instrumentos de coordinación para sumar esfuerzos en el objetivo de influir sobre las transiciones ibéricas en un sentido moderador. El autor muestra el predominio alemán en todas estas iniciativas y pone de manifiesto su importancia crucial para el PSOE de Felipe González y el PS de Mario Soares. La solidaridad europea no sólo habría servido para que estos dos partidos se transformasen en pocos años en sólidas organizaciones, sino que también para perfilarse como las fuerzas dominantes en el seno de la izquierda y alcanzar el poder en pocos años llevados en volandas por una mayoría social atraída por su mensaje europeísta y de defensa de la justicia social.
El creciente apoyo social al PSOE durante la transición corrió en paralelo a su vertiginosa evolución ideológica desde un socialismo de cuño marxista hasta la socialdemocracia más moderada. De cómo los diversos modelos europeos de socialismo inspiraron ese turbulento proceso de redefinición de la identidad del partido se ocupa Alan Granadino en su sugestivo artículo ¿Gestores del capitalismo o un modelo de socialismo a seguir? La imagen de la socialdemocracia alemana en el PSOE entre 1972 y 1977. Partiendo del principio de que la imagen del otro define nuestra autopercepción, el autor analiza la visión que en aquel periodo el PSOE tenía del SPD, el partido que desde su congreso de Bad Godesberg representaba la quintaesencia de una izquierda que había hecho las paces con el capitalismo. La joven generación de socialistas que, en 1972, arrebató el control del PSOE a los veteranos exiliados, rechazaba sin medidas tintas el reformismo de Willy Brandt y se identificaban con el izquierdismo de François Mitterrand, quien defendía una trasformación profunda del sistema capitalista. El autor muestra cómo durante los primeros años de la transición en que el PSOE se benefició de la ayuda del SPD, Felipe González y sus compañeros fueron interiorizando las razones de los alemanes, sin por ello dejar de manifestar sus simpatías por las de los franceses. Su doble alma radical y moderada ayudó al PSOE a alzarse con casi el 30% de los votos en las elecciones de 1977, a partir de cuándo los líderes del partido se acabaron decantando por el modelo de socialismo alemán sin por ello hacerlo nunca de manera explícita.
Pese a no alcanzar el éxito del SPD, la implicación de la CDU en los primeros años del proceso de transición española resulta de gran interés para comprender mejor la interrelación entre las dinámicas externas e internas en el proceso de cambio político que siguió a la muerte de Franco. Así lo evidencia Natalia Urigüen con su texto Los esfuerzos de la democracia cristiana alemana para favorecer la transición española, 1975-1977. Aun encontrándose en la oposición en Alemania, la CDU de Helmut Kohl atesoraba una gran influencia en el conjunto de la derecha europea y contaba además con los recursos logísticos y económicos de la Fundación Konrad Adenauer. Sobre estos pilares, los conservadores alemanes apoyaron a sus socios españoles con un triple objetivo: contribuir a que nuestro país transitara sin los sobresaltos portugueses hacia la democracia, la integración en la CEE y la OTAN, y el fortalecimiento de la familia demócrata cristiana europea en su conjunto. La autora defiende que la endémica atomización de la democracia cristiana española impuso un grave hándicap a los proyectos de la CDU para la transición. Ni sus consejos para la estructuración y consolidación de un partido demócrata cristiano o al menos la integración de la marca democristiana en un partido de centro, ni los importantes desembolsos realizados por la Fundación Konrad Adenauer para formación política de sus socios dieron los frutos deseados. Pero no todo fue vano, ya que sí hubo un sector demócrata cristiano que se integró en la UCD y abrió el camino para una fructífera relación entre el partido de Adolfo Suárez y la CDU alemana en los años siguiente.
El apoyo a los partidos moderados fue la iniciativa más llamativa, pero no la única, de las impulsadas por la RFA para intentar contribuir a una transición pacífica en España. El artículo de Antonio Muñoz que cierra el dossier, titulado La socialdemocracia alemana y el movimiento sindical ibérico durante las transiciones a la democracia (1974-1979) así lo atestigua. Muñoz defiende que uno de los pilares de la estrategia alemana dirigida a «estabilizar» la Península Ibérica durante las transiciones fueron los sindicatos. La hegemonía de los comunistas en el ámbito sindical tanto en Portugal (Intersindical) como en España (Comisiones Obreras) fue considerada por Bonn como un peligro para la estabilidad de las nacientes democracias y ello motivó una fuerte implicación alemana dirigida a potenciar las tendencias sindicales socialistas en ambos países. El texto se centra en la colaboración de la DGB y la Fundación Ebert con la secretaria de asuntos sindicales del PS portugués y con la española Unión General de Trabajadores, que tuvo dos facetas principales: la financiación y la formación de cuadros. Según el autor, el apoyo alemán fue fundamental para el renacimiento del histórico sindicato socialista español y para la creación de la homónima central portuguesa Uniao Geral de Trabalhadores. En fin, la comparación entre los dos países ibéricos aporta algunas claves sobre las posibilidades y los límites de la influencia exterior en las transiciones. Mientras en España la ayuda alemana sirvió para impulsar el crecimiento de un sindicato que contaba ya con un gran potencial en el ámbito de una democracia dominada por la voluntad de consenso, en el Portugal postrevolucionario caracterizado por fuertes tensiones sociopolíticas un apoyo exterior similar no sirvió sin embargo para sacar al sindicalismo moderado de su tradicional atonía.
3.Ejemplos recientes son JULIÁ, Santos: Transición. Historia de una política española (1937-2017). Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2017; y MOLINERO, Carme, YSÂS, Pere: La Transición. Madrid, Siglo XXI, 2018.
BIBLIOGRAFÍA
JULIÁ, Santos: Transición. Historia de una política española (1937-2017). Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2017.
MOLINERO, Carme, YSÂS, Pere: La Transición. Madrid, Siglo XXI, 2018.
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© 2020. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc/4.0 (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
No como ironía de la historia, sino como resultado feliz de una estrategia diseñada en Bonn, esa despolitización de las relaciones bilaterales durante el franquismo iba a ser la clave que permitiría a la RFA ejercer su influencia positiva en un proceso de transición dirigido por una elite de la dictadura que, empezando por el propio monarca, había aprendido a ver en los alemanes sus más fiables y comprensivos socios en Europa. De ello da buena cuenta el artículo de Christian Salm, Limbering up Sister Parties' Europeanization: Transnational Socialist Networks in the Portuguese and Spanish Transitions to Democracy and Accession to the European Community. El autor muestra el predominio alemán en todas estas iniciativas y pone de manifiesto su importancia crucial para el PSOE de Felipe González y el PS de Mario Soares. El autor muestra cómo durante los primeros años de la transición en que el PSOE se benefició de la ayuda del SPD, Felipe González y sus compañeros fueron interiorizando las razones de los alemanes, sin por ello dejar de manifestar sus simpatías por las de los franceses.
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