Resumen: Este artículo analiza la intervención del Partido Obrero Revolucionario (POR), corriente trotskista argentina orientada por Nahuel Moreno, en el seno del Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN), agrupamiento de izquierda auspiciado desde las esferas oficiales durante la segunda presidencia de Juan D. Perón (1952-55). La participación del POR en la Federación Bonaerense del PSRN marcó un cambio en la política de la agrupación, que pasó de una fuerte condena del peronismo a una táctica de "Frente único" con los trabajadores que lo apoyaban. Luego de derrocado Perón, esa política se profundizaría al punto de decidir el "entrismo" en el movimiento peronista.
Palabras clave: Izquierda, Peronismo, Trotskismo, Frente único, Entrismo
Abstract: This article analyzes the intervention of the Partido Obrero Revolucionario (POR), Argentinean Trotskyist current led by Nahuel Moreno, within the Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN), a left grouping supported from the official spheres during the second term of Juan D. Perón's Presidency (1952-55). The participation of the POR in the Federación Bonaerense of the PSRN marked a change in the policy of the group, passing from a strong condemnation of peronism to a tactic of "United Front" with the workers who supported it. After the overthrow of Perón, this policy would deepen to the point of deciding "entryism" in the Peronist movement.
Keywords: Left, Peronism, Trotskysm, United front, Entrismo
Recibido: 4 agosto 2019 Aceptado: 9 diciembre 2019
A fines de 1962, no mucho antes de finalizar una larga experiencia de entrismo en el movimiento peronista, el dirigente trotskista Hugo Bressano, más conocido por su seudónimo Nahuel Moreno, enviaba una misiva al líder justicialista exiliado en Madrid, ante quien se presentaba en estos términos:
Me dirijo a Usted en su carácter de máxima e indiscutida dirección de nuestro Movimiento Peronista (...) Como no sé si Ud. me conocerá creo que se hace necesario que intente primeramente una pequeña presentación (...). He sido uno de los militantes del movimiento Nacional que junto con el Ingeniero Dickman hemos fundado el partido Socialista de la Revolución Nacional, de cuyo Comité Ejecutivo he sido parte. Desde entonces y hasta su disolución por parte de la Justicia Fusiladora, he sido uno de los dirigentes del P.S.R.N., para ser posteriormente (...) fundador del periódico "Palabra Obrera".1
En efecto, "Palabra Obrera" era, desde 1957, el órgano de prensa de la corriente orientada por Moreno y había sido lanzado en coincidencia con la adopción de la táctica entrista en el peronismo.2 Sin embargo, como acabamos de ver, el remitente trae a colación un antecedente previo, probablemente buscando empatizar con el destinatario de la carta. Se refiere allí a la experiencia del Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN), un agrupamiento de tendencias de izquierda conformado durante el segundo gobierno peronista (1952-55), con indudable apoyo oficial.3
Nacido de una escisión del Partido Socialista (PS) a raíz de la expulsión de uno de sus dirigentes históricos, Enrique Dickmann4, separado del partido por haberse entrevistado con el presidente Perón en 1952, al PSRN se incorporaron posteriormente distintas tendencias de extracción trotskista, entre las cuales se hallaba el Partido Obrero Revolucionario (POR), tal la denominación del grupo liderado por Moreno en aquel entonces. Una vez decidido el ingreso al PSRN, el POR tomó control de su Federación Bonaerense (FB), con sede en Avellaneda e influencia en la zona sur del Gran Buenos Aires, donde el grupo tenía su mayor inserción política y sindical. Desde ese momento, la corriente "morenista"5 actuó bajo esa denominación y editó el periódico "La Verdad, órgano de la Federación Bonaerense del PSRN".
Este artículo se propone abordar la experiencia de la FB del PSRN a través del análisis de la bibliografía disponible y las publicaciones y documentos internos de la agrupación.6 No obstante, por tratarse, como veremos, de un punto de quiebre en la trayectoria de esta corriente, consideramos que el estudio de esta experiencia se enriquece en su comparación con el periodo previo y en referencia a la táctica adoptada con posterioridad -esto es, el entrismo en el movimiento peronista. En consecuencia, luego de una breve reseña de la bibliografía que ha abordado directa o tangencialmente esta temática, en el segundo y tercer apartado se indagará en los antecedentes de la agrupación, desde su surgimiento a mediados de la década de 1940, buscando comprender hasta qué punto su incorporación al PSRN implicó un cambio en la caracterización que ésta tenía sobre el peronismo y su ascendiente sobre la clase trabajadora argentina, visión que en esos primeros años había sido sumamente negativa. Dicho de otra forma, se buscará determinar en qué medida el ingreso al PSRN se trató de una maniobra puramente táctica, sólo basada en consideraciones instrumentales, y en qué medida supuso o fomentó una relectura del fenómeno peronista por parte del morenismo. En los apartados cuarto y quinto se analizará concretamente la experiencia de la FB y sus posicionamientos en la coyuntura marcada por la crisis y el derrocamiento del gobierno peronista, aunque desde ya, el ejercicio comparativo con el periodo anterior no dejará de estar presente. En el último apartado, a modo de conclusión, se recapitulará lo analizado previamente y se esbozarán algunas líneas acerca de las posibles continuidades y rupturas entre la experiencia de la FB del PSRN y el posterior entrismo en el movimiento peronista.
1.Breve estado de la cuestión: El morenismo en el PSRN visto por propios y ajenos
La experiencia que aquí analizamos no ha sido abordada por la literatura académica más que de manera tangencial. En su conocida obra referida a Silvio Frondizi y Milcíades Peña, Horacio Tarcus dedica algunas páginas a la actuación de la corriente morenista -y unos pocos pasajes a su incursión en el PSRN- como marco de la acción política y la producción teórica de Peña, militante de esta corriente entre 1947 y 1958. Asimismo, en un estudio sobre el ciclo de huelgas obreras de 1954, Marcos Schiavi hace referencia a la inserción sindical del morenismo, por ese entonces embarcado en la experiencia que nos ocupa. Sin embargo, presta naturalmente mayor atención a las tácticas sindicales desplegadas por esa corriente que al análisis de sus elaboraciones teóricas y posicionamientos políticos. Por su parte, Daniel De Lucía y Elizabeth Mereles inscriben la participación del POR y otros grupos trotskistas dentro del PSRN en una línea de continuidad con numerosas experiencias previas de entrismo trotskista en el PS y otras variantes del socialismo reformista. Por último, en el único artículo que aborda de conjunto la experiencia del PSRN, Carlos Miguel Herrera consigna la actuación de la FB, pero el tratamiento de la misma queda relegado respecto del de las tendencias provenientes del socialismo.7
Este virtual vacío historiográfico es, en buena medida, compensado por las memorias partidarias y la producción de investigadores adscriptos a distintas corrientes políticas. Aunque en muchos de estos trabajos el interés historiográfico se superponga con -y, en buena medida, quede subsumido en- la posición partidaria, esta bibliografía tiene la ventaja de acercarnos en forma más directa al objeto y brindarnos una vía de acceso a algunas fuentes primarias.
Entre los balances reivindicatoríos podemos mencionar algunos escritos del propio Nahuel Moreno, así como la obra que busca dar una visión de conjunto de la trayectoria de su corriente, dirigida por Ernesto González. A uno de sus coautores, Hernán Camarero, debemos también un artículo que aborda específicamente la actuación del morenismo entre 1954 y 1957, es decir, desde la FB hasta el inicio de la experiencia entrista en el peronismo. En general, estos trabajos justifican el ingreso del POR en el PSRN, resaltando una oportuna rectificación en la línea política del partido, ante una nueva coyuntura internacional signada por el avance de los Estados Unidos sobre Latinoamérica, el cual se expresó a nivel local en la ofensiva "clerical-patronal-imperialista" contra la clase obrera y el gobierno de Perón. Este replanteo, que los autores coinciden en ubicar hacia el año 1952, habría implicado una marcada revisión de sus posturas más sectarias frente al peronismo, lo cual le habría permitido confluir con la clase trabajadora, tanto en la oposición al golpe de Estado como en las primeras manifestaciones de la "resistencia peronista".8
Los primeros balances condenatorios son aportados por militantes e investigadores adscriptos a la Izquierda Nacional, corriente a la cual la experiencia del PSRN también incumbe directamente por haber participado de la misma. Estos autores atribuyen el giro del POR (al cual inscriben sin más en el lote de las "izquierdas anti-nacionales", junto con los partidos Socialista y Comunista) a un mero oportunismo, resaltando las contradicciones entre su prédica eminentemente antiperonista y su ingreso en una agrupación afín al gobierno, maniobra a la que atribuyen una clara duplicidad. De todas formas, la actuación de la corriente morenista no es objeto de análisis prioritario en estas obras, interesadas más bien en resaltar al PSRN como un hito fundacional en la conformación de su propia tradición política.9
Más preocupados por analizar concretamente las posturas del morenismo en la década peronista - también desde una óptica sumamente crítica-, aparecen otros investigadores enrolados en expresiones de izquierda adversas a esa corriente. El extremo en este sentido es la obra de Osvaldo Coggiola, que sin temor a exagerar puede caracterizarse como una diatriba contra todas las tendencias trotskistas que actuaron bajo el peronismo, aunque especialmente direccionada contra la liderada por Moreno.10 En ese marco, Coggiola critica ácidamente el "viraje de 180 grados" dado por el POR en su ingreso al PSRN, al cual contrasta, con indisimulado regocijo, con su "furibundo antiperonismo" previo. La justificación teórica ofrecida por el morenismo para este giro (como recordamos, la profundización de la ofensiva imperialista norteamericana desde comienzos de los 50) revelaría, simplemente, una "elevada dosis de estupidez o caradurismo".11 Una crítica más elaborada, aunque no menos lapidaria, la podemos hallar en los artículos de Fernando Castelo y Pablo Cámera, publicados en la revista "Razón y Revolución".12 En ellos, las posiciones del morenismo durante el peronismo y luego de su derrocamiento (el entrismo, al que prácticamente consideran iniciado con el ingreso al PSRN) serían una expresión germinal de un "vicio" característico de esta corriente a lo largo de toda su historia: la falta de una estrategia de construcción de una dirección revolucionaria y su permanente "seguidismo" a la clase obrera que pretendía acaudillar. En palabras de Castelo, el morenismo invierte "la función del partido: de vanguardia de la clase a retaguardia, provocando el subdesarrollo de la función de dirección intelectual de la organización".13
Como afirmáramos más arriba, aún a sabiendas de que estos trabajos apuntan explícitamente a reivindicar o denostar las posiciones del morenismo y su participación en el PSRN, su análisis crítico se revela de gran utilidad para una primera aproximación a nuestro objeto. En efecto, algunas de sus hipótesis serán retomadas en las conclusiones del presente trabajo. Para iniciar nuestro recorrido, en los siguientes apartados nos proponemos reconstruir empíricamente la trayectoria de esta corriente de izquierda, interpelada desde su mismo surgimiento por la emergencia del peronismo.
2."A un paso del contrerismo": El GOM-POR contra el "totalitarismo pro-británico"
El periodo de formación de la corriente morenista es prácticamente paralelo al ascenso del peronismo. Surge en 1943 como Grupo Obrero Marxista (GOM) y en 1945, en virtud de su política de "proletarización", se traslada de la Capital al partido de Avellaneda, por entonces la mayor concentración fabril de la Argentina. Recién tres años después, en octubre de 1946, el GOM comienza a editar su periódico, "Frente Proletario", y a fines de 1948, en su Primer Congreso, adopta el nombre de Partido Obrero Revolucionario (POR).14
Desde un comienzo, la posición del grupo fue de abierta oposición al peronismo, aunque a diferencia de los partidos de izquierda "tradicionales" (Socialista y Comunista), en 1945-46 no se había alineado con la opositora Unión Democrática, a la que denunciaba como un "frente patronal proyanky". En cuanto al peronismo, el GOM-POR lo caracterizaba como un "bonapartismo regresivo", defensor de la vieja estructura económica agro-ganadera dependiente de Gran Bretaña.15 Este fue uno de los dos ejes en los que el grupo centró su denuncia, haciendo especial hincapié en el convenio Eady-Miranda, señalado como una continuación del pacto Roca-Runciman. En esta línea, el primer número de "Frente Proletario" afirmaba:
Cuando los partidos de izquierda apoyaban a Tamborini y Mosca como solución a los problemas de los trabajadores, nosotros planteábamos claramente que el movimiento obrero no se podía atar a ningún sector burgués. Ni Perón ni Tamborini, 'Frente único proletario' fué nuestra consigna. Los obreros peronistas discrepaban con nosotros en que Perón representara a algún sector burgués, más concretamente al imperialismo inglés (...) Los hechos desde hace mucho tiempo nos vienen demostrando cómo el gobierno no es más que un agente político de la City de Londres (...) Tamborini hubiera actuado mejor? De ninguna manera; quizás hubiera beneficiado a los norteamericanos y no a los ingleses, pero no al proletariado.16
El otro pilar de la crítica del GOM-POR al peronismo estuvo centrado en sus tendencias "totalitarias", cuestionando las restricciones a las libertades democráticas en general (por ejemplo, se opondría en duros términos a la expropiación del tradicional diario "La Prensa"), pero poniendo especial énfasis en el control del movimiento obrero por parte del Estado. Desde esta óptica, "Frente Proletario" llegó a caracterizar a la Confederación General del Trabajo (CGT) como una "repartición estatal", que por su burocratización y cooptación por parte del gobierno peronista, se había transformado en "el principal enemigo de los obreros". En consecuencia, postulaba la creación de oposiciones sindicales que enfrentaran a la central obrera y a las conducciones gremiales que le respondían.17 Así lo sostenía también un informe redactado por Moreno para un boletín de discusión interno de mediados de 1949:
Las oposiciones sindicales se han revelado como la única salida (...), organizar a los activistas sindicales contra el enemigo común: la burocracia estatal-cegetista y por dos objetivos comunes: la democracia y la independencia sindical; ese es nuestro objetivo inmediato y concreto que empalma con nuestro viejo análisis: la C.G.T. es el principal freno y enemigo del movimiento obrero, y nuestra consigna es de largo plazo: POR UN CONGRESO NACIONAL DE OPOSICIONES SINDICALES.18
El fuerte tono antiperonista de esta prédica, evidentemente, limitaba el auditorio de una agrupación que militaba en un movimiento obrero hegemonizado por el peronismo. No casualmente, las experiencias de captación más exitosas de los primeros años habían tenido lugar entre jóvenes universitarios ligados al PS (sin dudas la corriente de izquierda más intransigente en su oposición al peronismo), quienes luego eran impulsados a proletarizarse. De allí provinieron las primeras camadas de cuadros políticos e intelectuales del partido, como Milcíades Peña, Ángel Bengochea u Horacio Lagar.19 Muchos años después, este último recordaría una anécdota que revela las limitaciones que hallaba el POR en su intento de insertarse en la clase obrera:
.en Berisso y Ensenada subsistían grupos de activistas sindicales (...) del entorno original de Cipriano Reyes (...) y (...) viejos luchadores de origen anarquista, en algunos casos ligados al radicalismo. Nuestro planteo de lucha contra la estatización sindical y la disciplina burocrática y totalitaria de la CGT, eran de hecho una plataforma apta para recoger a este tipo de activismo en crisis (...) Para nosotros, se trataba de un puente (...) en el intento de penetrar (...) en esa importante concentración obrera.20
Pero además de esas posibilidades, la orientación trazada traía aparejadas serias limitaciones y riesgos, como reconoce Lagar en el mismo testimonio:
...[a] fines de 1951 recibí (...) una extraña invitación. Un personaje sobre el que se pedía estricta reserva, deseaba conversar conmigo acerca de cuestiones del movimiento obrero (...). El lugar de la cita era un edificio del microcentro con un frente de placas de bronce en las que podía leerse el nombre de diversas firmas multinacionales (...). Un señor de maneras diplomáticas aunque sobrias, mostró enseguida vivo interés por la actividad sindical que presuntamente yo estaba liderando (...). Mi interlocutor (...) me franqueó con su más amplia sonrisa un vasto horizonte realmente "opositor": si yo aceptaba la responsabilidad de editar un periódico contra la CGT, (...) una cuenta bancaria quedaría de inmediato a mi disposición para solventar el proyecto.21
De la anécdota, el viejo militante extrae una conclusión categórica:
El puente que buscábamos atravesar no nos llevaba a la clase que quería organizarse y luchar (...). Los viejos activistas en crisis venidos del Partido Laborista (...) y los sobrevivientes del anarquismo que aceptaban nuestra línea, no empalmaban con esa lucha. Su oposición al gobierno y a la CGT desembocaba en el contrerismo gorila que hacía los primeros preparativos para su golpe de estado reaccionario.22
Hasta qué punto esta experiencia concreta caló en el ánimo de los dirigentes del POR es algo que no podemos determinar aquí.23 Pero lo cierto es que en los años siguientes el partido buscaría delimitarse más claramente del "contrerismo" y abrir un diálogo más fructífero con los trabajadores peronistas. Ese cambio, que como veremos a continuación no sería lineal ni estaría exento de contradicciones, tendría como un hito importante la incorporación en el PSRN.
3.Esperando la "desperonización". Los dilemas del peronismo y la búsqueda de la legalidad
A pesar de la relativa inserción que había logrado en el ámbito sindical, a comienzos de la década del 50 el POR todavía buscaba, con poco éxito, la forma de sortear su aislamiento político. El crecimiento que había llevado al puñado de miembros fundadores del GOM a verse en condiciones de constituirse en partido en diciembre de 1948 había quedado en entredicho por una constante fluctuación en el número de militantes, registrada en el II y III Congreso de 1950 y 1952.24
Según el relato de González, el IV Congreso (octubre de 1953) marcó un claro redireccionamiento en la política y la orientación partidarias, abandonando el fuerte sesgo sectario hacia el peronismo, aunque sus resoluciones habrían plasmado cambios operados en los hechos desde 1952. Esta relectura habría sido estimulada por el análisis de la nueva correlación de fuerzas interimperialistas (retiro del imperialismo británico y renovada ofensiva norteamericana) y por la coyuntura de crisis económica y política en el país. Esa situación, se suponía, abriría nuevas perspectivas para la construcción del partido por dos vías: En primer lugar, porque la crisis económica reducía los márgenes para la política "demagógica" del peronismo, característica de la bonanza de posguerra, fomentando el descontento en las filas obreras y conduciendo a una rápida "desperonización" de la clase trabajadora. En segundo lugar, porque ante las restricciones económicas y políticas de la nueva coyuntura, el régimen peronista habilitaría nuevos canales para la intervención política, los cuales podrían ser aprovechados por el POR. 25
Respecto de la "desperonización", ya en 1949, ante los primeros síntomas de crisis económica, un boletín interno del POR la caracterizaba como un fenómeno inminente e, incluso, como un proceso en curso:
No mas aumento de salarios: No mas huelgas, la sobreganancia que nos saca Inglaterra tiene que salir de Vds. los trabajadores.... ya dicen, pero insistirán el gobierno y los explotadores. Esto significa la desperonización. (...) la palpamos en los sindicatos en las fábricas, en las barriadas obreras, el obrero peronista rabioso ya no es mas rabioso, duda del movimiento del coronel del pueblo, hasta odia a sus dirigentes gremiales que los ve totalmente patronales (...) El gobierno se lanzará a frenar toda independencia, toda reivindicación para sacar cada vez mayor plusvalía. Esto tendrá una consecuencia: la finalización de la demagogia peronista.26
Aun luego de reformada la Constitución Nacional y reelecto Perón con apoyo de amplias mayorías, esta caracterización se mantuvo. No obstante, en los documentos preparatorios del III Congreso (1952), aunque los viejos objetivos permanecen incólumes, podemos detectar algunas líneas tendientes a entablar un diálogo con los trabajadores que adhieren al peronismo.
Tenemos que comprender que la clase obrera no está convencida de la permanencia de la crisis y de su gravedad. (...) Ni bien el proletariado saque la conclusión de que la crisis es por años nos encontramos frente a una transformación fundamental y cualitativa de la conciencia del proletariado. (...) Nuestro partido debe utilizar por ese motivo al maximo la demagogia gubernamental (...) nuestra política toma en cuenta las necesidades objetivas del proletariado (...): liquidar la nefasta influencia peronista, liquidar la actual organización estatal del proletariado, barrer la demagogia y la colaboración de clase (...), pero al mismo tiempo toma en cuenta la mentalidad del proletariado (...). Es así como reivindicamos las promesas peronistas, sobre todo el derecho constitucional al trabajo, para desenmascarar al gobierno y a la burocracia sindical, y fundamentalmente para movilizar al proletariado."27
En efecto, los números de "Frente Proletario" de 1952 y 1953 buscan recoger esta directiva de "utilizar la demagogia" del gobierno para movilizar a la clase, pero no lo hacen en base a una relectura del fenómeno peronista, sino, por el contrario, con el objetivo de evidenciar lo que se considera su verdadera esencia burguesa y pro-imperialista. Como indicaba la circular, una nota de mediados de 1952 reproduce el artículo de la nueva Constitución que consagraba el Derecho al Trabajo, pero al mismo tiempo, se pregunta cómo podría luchar por su cumplimiento la CGT, definida como un "órgano estatal patronal para el aplastamiento de la clase obrera".28
En definitiva, si se introducían ciertos giros retóricos en busca de abrir un diálogo con los trabajadores peronistas, su "nivel de conciencia" y sus aspiraciones, éstos se proponían acompañar o, mejor dicho, obrar de catalizador de un proceso de "desperonización" que se veía como un dato objetivo e inevitable en un futuro próximo. En consecuencia, el pretendido diálogo se diluía en un arraigado sectarismo. A modo de ejemplo, es elocuente el tratamiento que hace "Frente Proletario" de la agonía y muerte de Eva Perón. En el número posterior al deceso, no se registra una sola mención al hecho,29 mientras que en un artículo publicado pocos días antes del anunciado desenlace, se fustiga no sólo a la iniciativa de la CGT de detraer un jornal a los trabajadores para la erección de un monumento, sino también a la Fundación y a la "leyenda de Evita", en un registro que no cuesta imaginar ofensivo para un obrero peronista sensibilizado ante la inminencia de la muerte.
...no es la primera vez que la CGT en íntima relación con la Fundacion saquean los bolsillos de los obreros (...) Esto no es casual, la Fundacion (...) es un arma mas que esgrime el gobierno para engañar a las masas. Es un impuesto indirecto que sufre el pueblo para financiar parte de la política demagogica del peronismo. (...) El gobierno - lease Fundación- con esta jugosa fuente de ingresos se da el lujo de construir ciudades universitarias o infantiles que benefician a una infima minoría de seleccionados (...) Los contados hospitales, escuelas o sanatorios que la fundacion construye (...) son aprovechados como excelente recurso propagandistico para mostrar la bondad del regimen y crear la leyenda de la abnegacion y desinteres de Evita.30
Los primeros atisbos de una relectura del peronismo durante este periodo se pueden percibir en dos artículos de portada de FP de mediados de 1953. En ellos se plantea, en un plano hipotético, la posibilidad de que el gobierno "gire a la izquierda" para consolidar su posición en un contexto de restricción económica y ofensiva de la oposición golpista, a la cual se identifica nuevamente como un ariete de la ofensiva norteamericana.
Los últimos acontecimientos, han acelerado la inestabilidad del peronismo, que se encuentra con las bases de su demagogia en descomposición. La presión de los yankis y su firme determinación a liquidar al peronismo mediante el golpe de estado, a puesto al régimen ante la necesidad de buscar un apuntalamiento lo mas estable posible. (...) creemos que le quedan al régimen dos salidas (...); o acelerar su bonapartismo, aumentando la represión hacia la derecha y la izquierda, apoyandose mas y mas en el aparato, o de lo contrario, volcarse hacia la izquierda, tratando de formar un bloque anti-yanky, y fortaleciendo con ello la corriente antigolpista, (...) apuntalar su prestigio.31
Este análisis parece dar cuenta de algunas elaboraciones de León Trotsky -sin dudas la autoridad más evocada como referente teórico por la agrupación- en su exilio mexicano a la luz de la experiencia cardenista. Respecto de ese y otros gobiernos de países "atrasados" y dependientes, el fundador de la IV Internacional había sostenido que la presión contradictoria del imperialismo y el proletariado sobre las débiles burguesías nacionales que dirigían esos estados, ponía a dichas burguesías en una disyuntiva, abriendo la posibilidad de que determinados gobiernos adoptaran un carácter "bonapartista sui generis", apoyándose en las clases oprimidas para resistir la presión imperialista:
En los países industrialmente atrasados el capital extranjero juega un rol decisivo. De ahí la relativa debilidad de la burguesía nacional en relación al proletariado nacional. (...) Como el capital extranjero no importa obreros sino proletariza a la población nativa, el proletariado nacional comienza muy rápidamente a jugar el rol más importante en la vida nacional. (...) Esto crea condiciones especiales de poder estatal. El gobierno oscila entre el capital extranjero y el nacional, entre la relativamente débil burguesía nacional y el relativamente poderoso proletariado. Bajo tales condiciones, en la medida en que el gobierno nacional intenta ofrecer alguna resistencia al capital extranjero, se ve obligado (...) a apoyarse en el proletariado. Esto le da al gobierno un carácter bonapartista sui generis, de índole particular. Se eleva, por así decirlo, por encima de las clases. (...) [Los gobiernos] difieren entre sí en que algunos intentan orientarse hacia la democracia, buscando el apoyo de obreros y campesinos, mientas que otros implantan una cerrada dictadura policíaco militar.32
Más allá de algunos matices semánticos, no es difícil advertir la semejanza entre la disyuntiva señalada por Trotsky en el plano teórico y la planteada por "Frente Proletario" para el caso concreto del peronismo. Hasta donde hemos indagado, era la primera vez que aquellas reflexiones del revolucionario ruso (unas de las pocas en que se refirió a los nacionalismos populares latinoamericanos) se hacía entrever en el análisis de la corriente morenista. Como hemos visto, durante sus primeros años, el GOM-POR había utilizado la vieja categoría marxista de "bonapartismo" para referirse al peronismo, pero siempre lo había hecho con una connotación claramente impugnatoria, en referencia a sus tendencias "regresivas" y a su control "totalitario" sobre el movimiento obrero. (De hecho, en la "encrucijada" planteada en 1953, esa categoría sigue reservada al polo negativo de la ecuación, en oposición al eventual "viraje a la izquierda"). Hasta ese momento, en suma, la hipótesis habilitada por Trotsky, en el sentido de que determinados gobiernos bonapartistas pudieran adoptar un curso "democrático", apoyándose en el proletariado y el campesinado para resistir la presión imperialista, no parecía entrar en la consideración de "Frente Proletario".
La posibilidad de que Moreno y los suyos no hubieran tenido previo acceso a esos escritos de Trotsky es prácticamente nula, por cuanto otros grupos trotskistas -con los cuales el POR polemizaba asidua y duramente- habían hecho de su cita un verdadero leitmotiv, considerándolos una suerte de "autorización" del viejo líder para dar un "apoyo crítico" al peronismo y otros movimientos nacionalistas del continente.33 Por lo tanto, lo más probable es que aquella reflexión del exiliado en Coyoacán simplemente no fuera juzgada correcta en términos teóricos o, como mínimo, adecuada para caracterizar al peronismo. Como veremos más adelante, esto cambiaría en los años siguientes, pero por lo pronto, hacia mediados de 1953, la disyuntiva se planteaba en "Frente Proletario" como de candente actualidad para el peronismo. Sin embargo, una vez más, prevalecería el juicio condenatorio. Al cabo de pocas semanas, aquella encrucijada parecía resuelta a ojos del POR, y no precisamente en el sentido del "giro a la izquierda" previamente planteado como posibilidad. Ante una convocatoria del presidente Perón a la "Unidad Nacional", el órgano partidario se apresura a afirmar categóricamente que gobierno y oposición...
.. .constituyen las dos caras de una misma moneda. Mientras la situación general del país no lo exigía, gobierno y contreras podían darse el lujo de marchar separados y lanzarse gruesos insultos. Hoy ello terminó. Han comprendido ambos que tienen que unirse para enfrentar al peligro común que los amenaza: la clase obrera, que cada vez se moviliza mas y mas amenazadoramente. (...) Las declaraciones de (...) los partidos políticos, la iglesia y el Ministro [del Interior] Borlenghi entran en la variante de la concordia y pacificación nacional que tanto necesitan los bonetes de la burguesía para sellar la unidad nacional contra los trabajadores.34
En definitiva, a pesar del matiz interpretativo introducido previamente, el POR volvía a ceder a la tentación de no diferenciar entre el peronismo y la oposición. Si la posibilidad de un "giro a la izquierda" se había planteado como una hipótesis poco factible, ahora la "Unión sagrada de los explotadores" se planteaba ahora como un hecho consumado que desnudaba, una vez más, la naturaleza reaccionaria del gobierno y la falsedad de su "poderosa demagogia anticapitalista y antimperialista" De allí que la alternativa postulada por el POR ante esa "Unión sagrada de la burguesía" fuera nuevamente, reflotando la consigna electoral de 1946, el "Frente único proletario".35
En forma paralela a la apuesta por incidir en el proceso de "desperonización" y tratar de capitalizarlo, el POR se dio otra táctica para ampliar su radio de acción, consistente en la búsqueda de reconocimiento legal por parte del Estado. El objetivo de combinar la acción conspirativa revolucionaria con una actividad política legal, que la agrupación consideraba importante para agitar su programa ante amplios sectores de la clase trabajadora, había estado presente desde un primer momento, realizándose, ante cada convocatoria electoral, infructuosas presentaciones judiciales para obtener la personería.36 Pero ésta no sólo le había sido negada sistemáticamente, sino que, además, "Frente Proletario" había sido ilegalizado junto con otros periódicos opositores, por lo que desde comienzos de los 50 aparecía mimeografiado.37
De todas formas, para las elecciones de 1951, el POR logró hacer su primera experiencia política legal, introduciendo a algunos de sus militantes en Concentración Obrera, un viejo desprendimiento del Partido Comunista que había obtenido la personería electoral. El Buró Político aclaraba que esta táctica "no tiene nada que ver con el entrismo sino con la utilización de los órganos legales de un partido reformista por una organización revolucionaria...".38 Aunque el resultado de la experiencia fue bastante magro tanto en términos electorales como en lo referente a la construcción del POR, sentaba un importante precedente para el futuro.
Cuando en 1953 el gobierno comenzó a dar mayor impulso al Movimiento Socialista (la fracción disidente del PS referenciada en Dickmann) y luego al PSRN, el presunto proceso de "desperonización" y la búsqueda de desarrollar una actividad legal parecieron confluir ante los ojos del POR, presentando una oportunidad que el partido no estaba dispuesto a desaprovechar.
4. 1954: Año clave... del morenismo
Aunque consideraba la creación del Movimiento Socialista (MS) como una mera maniobra gubernamental tendiente a canalizar el descontento obrero hacia una expresión de izquierda afín al peronismo, el POR siguió con atención desde un primer momento las alternativas de su surgimiento, suponiendo que éste podría reflejar, aún distorsionadamente, el proceso de "desperonización". Al margen de las recurrentes críticas al carácter "estatizante" de la agrupación, la prensa y los documentos internos del POR le dedican también algunas líneas que dejan ver cierta expectativa respecto de su posible dinámica:
[El MS] es la tentativa del peronismo de crear un partido con olor a socialismo que en última instancia recoja la herencia del peronismo. Es el chaleco de fuerza que el gobierno le prepara a la clase obrera, cuando ésta rompa con el peronismo y la C.G.T. Este proceso sin embargo no es tan fácil de ser controlado.39
...lo que cuenta en el futuro, no es sólo el deseo del gobierno, sino también las posibilidades objetivas de realizar esos deseos. Es a la luz de este criterio que debemos analizar el sentido de estos movimientos, siendo conscientes de que la dinámica de la lucha de clases puede superar (...) a los planes del mejor equipo de habilidosos políticos burgueses o reformistas.40
Para las elecciones de abril de 1954, el MS obtiene la personería legal y adopta el nombre de PSRN. Uno de los últimos números de "Frente Proletario", que analiza las fuerzas en pugna ante la convocatoria electoral, dedica este breve comentario al nuevo partido:
Hay [un partido] de reciente constitución que queremos destacar: El partido SocialistaRevolución Nacional. Su futuro es un gran interrogante, pues no puede descartarse la posibilidad de que la corriente de desperonización pase por sus filas, sin embargo, en la actualidad, no es mas que un grupo de funcionarios, directa o indirectamente ligados al gobierno, con intenciones de canalizar en un sentido peronista y en consecuencia burgués, la futura radicalización proletaria.41
Cuando se escribían estas líneas, la dirección del POR ya había decidido formar parte del MS/PSRN, por lo cual podría considerarse un tanto paradójico que se analizara "desde afuera" al nuevo partido y no se llamara a votar por él en las elecciones. Es que, por el momento, el Comité Central prescribía nuevamente la adopción de un "entrismo parcial" y de objetivos bien delimitados, manteniendo al grueso de la estructura partidaria por fuera de la iniciativa. Así lo había expresado el documento que emitía la directiva:
Si el Partido comprende cabalmente la etapa actual (...) debe encarar el entrismo con toda claridad y fijar con toda precisión los objetivos en él. En esta primera etapa esta descartada la posibilidad de realizar una amplia agitación (...). Tampoco debe ser mira partidaria la posibilidad inmediata de ganar gente (...) Los objetivos son más modestos. De una forma general ellos tienden a brindar al partido una experiencia mas de como utilizar la legalidad existente. (...) El entrismo no debe entorpecer aquellos otros trabajos que reputa el Partido como importantes.42
En principio, la táctica no se diferenciaba de la adoptada en 1951. La motivaba una consideración de orden instrumental: el PSRN, por contar con la venia del Estado peronista, era una vía apta para desarrollar una actividad partidaria legal que facilitara la confluencia del POR con la "corriente de desperonización". Sin embargo, la dinámica de los hechos transformaría radicalmente los objetivos que el grupo se había trazado, embarcándolo en una experiencia probablemente impensable poco tiempo atrás.
Un mes después de las elecciones, en las que el PSRN obtuvo algo más de 20 mil votos, el POR hizo un balance positivo de la experiencia y resolvió ingresar íntegramente a la nueva formación, aunque el Comité Central alertaba una vez más sobre los peligros y las presiones a que estaría sometido, dejando en claro que el entrismo
...no significa diluir nuestra organización (...) más que nunca se mantienen los organismos y la disciplina del POR, que es por medio de su CC y Buró Político y células, quien resuelve lo que se hace o se deja de hacer (...) el POR mantendrá su aparato de publicaciones editando los materiales trotskistas necesarios (...) la actividad del partido que no se puede hacer dentro del PS (RN) se efectuará más activamente que nunca.43
A partir de entonces, el POR actuaría públicamente como Federación Bonaerense del PSRN y, bajo esa denominación, desde agosto de 1954 editaría un nuevo periódico: "La Verdad". Pero antes de detenernos en su análisis, veamos un documento que es esencial para comprender el cambio de orientación frente al peronismo. Se trata de un folleto teórico-político elaborado por Moreno, titulado "1954, año clave del peronismo". Por su tono prescriptivo y el uso de la primera persona del plural, es claro que el documento no fue elaborado con miras al público general, sino como un material interno para orientar a la militancia en los lineamientos del giro táctico que se estaba adoptando. Sin embargo, retrospectivamente, el morenismo le otorgará una importancia fundamental, que llevará a su publicación y a sucesivas reediciones.44
En efecto, el escrito condensa notables cambios en la interpretación de la coyuntura política, económica y social -marcada por la necesidad de constituir un amplio frente para detener la ofensiva patronal e imperialista, a la que se sumaba ahora la Iglesia- y propone una lectura del fenómeno peronista más matizada y atenta a sus contradicciones, aunque no postula necesariamente un cambio en la caracterización de su naturaleza intrínseca:
Nuestra tendencia debe alentar, destacar y tender a un acuerdo técnico con el gobierno en toda resistencia de éste a los planes yanquis de colonización. Pero no debemos olvidar que (...) no tenemos confianza ni en los métodos peronistas ni en la política peronista de defensa de la estructura actual del país. Por eso (...) seguimos, como desde el primer día, luchando contra la falta de libertades democráticas y contra la estatización sindical, pero, sobre todo seguiremos atacando irreconciliablemente LA VIEJA ESTRUCTURA ESTANCIERIL, FRIGORIFICA, BURGUESA, DEL PAIS, CUYA DEFENSA ENCARNIZADA ES LA RAZON DE SER DEL PERONISMO.45
De hecho, el factor gravitante desde los primeros análisis del GOM y ausente en este fragmento -el imperialismo inglés-, no lo estaba por iniciativa nacionalista del peronismo, sino que se había retirado del escenario "por su propia debilidad":
...el imperialismo inglés, por sus buenas relaciones con el peronismo, consiguió pactos colonizantes (...), pero fue incapaz, por su debilitamiento general, de hacerlos cumplir. La década infame (...) fue enterrada con la nacionalización de los ferrocarriles por agotamiento británico y no por la voluntad antiimperialista del gobierno.46
De todas formas, el POR se autocritica por no haber percibido este fenómeno y sus implicancias, ya que, justamente, el debilitamiento del "imperialismo aliado" habría sido la causa de la necesidad del peronismo de apoyarse en la clase obrera, imprimiéndole su rasgo distintivo respecto de todos los gobiernos anteriores. Así, sin abandonar su vieja caracterización, Moreno se muestra dispuesto a analizar desde una nueva óptica la relación del peronismo con los trabajadores:
. el peronismo juega una dinámica altamente contradictoria. Para defenderse del imperialismo yanqui y de sus agentes en el país, dada la debilidad de los sectores imperialistas y burgueses antiyanquis, le resulta imprescindible apoyarse en la clase obrera; (...) desarrolla la organización sindical en todos los rincones y gremios del país, los levanta, les habla a muchísimos trabajadores por primera vez, de organización sindical y de clase. (...) se dio la paradoja de que a la clase obrera argentina se le puso un esbirro a su lado, para que no se haga nada sin autorización oficial. Pero, ese mismo esbirro le otorgó conquista tras conquista económica.47
En este pasaje vemos -y ahora más nítidamente- la huella de aquella reflexión de Trotsky respecto de los "bonapartismos sui genetis" característicos de ciertos países dependientes, aunque esta vez el recurso del gobierno a la apoyatura en la clase obrera no aparece como una posibilidad incierta, sino como un hecho consumado. Por lo demás, ciertos giros terminológicos resultan reveladores de la nueva caracterización: aunque el término "demagogia" se mantiene inalterable, en la nueva etapa se denominará "conquistas", - incluso "colosales"- a lo que durante años, y hasta poco antes, se había llamado "migajas".48 También respecto de otros temas, junto con los juicios abiertamente condenatorios hacia el peronismo, aparecen expresiones que, de alguna manera, los matizan o compensan: se habla, por ejemplo, de un "enriquecimiento general de la población", de la "solidez del desarrollo económico del país", del "peso específico extraordinario de la clase obrera". en fin, expresiones que, si bien conviven con las críticas vertidas durante años en "Frente Proletario", muy difícilmente encontrábamos en sus páginas.
Probablemente, el cambio más notorio, el que estará en la base de la nueva orientación, consista en el reconocimiento de que, desde el surgimiento mismo del peronismo, la clase trabajadora le dio su apoyo de conjunto y "como clase":
El peronismo (...) logró el apoyo como clase del moderno proletariado industrial. Este es un acontecimiento de carácter histórico. (...) El apoyo de la clase obrera, en bloque, como clase y en todo el país permitió al peronismo derrotar por medio de las urnas a la unión democrática y posteriormente al radicalismo como avanzada de la colonización yanqui en el país. Estas derrotas forzaron al imperialismo yanqui y los sectores de la burguesía a él ligados, a tratar de zanjar el problema a través de golpes militares.49
De esta relectura se desprende la nueva orientación del partido. La presencia y permanencia de la clase obrera en el peronismo, reinterpretado como un "Frente único de hecho" contra la ofensiva yanky, se traduce en la necesidad de confluir con aquélla para enfrentar el golpe pro-norteamericano impulsado por la oposición, la patronal y la Iglesia. Y esa confluencia no podía lograrse atacando prioritariamente a la fuerza política que aún concitaba el apoyo de los trabajadores, lo cual exigía adoptar cierta moderación en algunos juicios. Así lo indica un fragmento que, si bien se inscribe en una crítica al Partido Comunista, no es descabellado percibir también como una velada autocrítica o, incluso, un esfuerzo por convencer a sectores de la propia militancia reticentes a la nueva orientación:
...hay que unir a los trabajadores contra la ofensiva capitalista; fundamentalmente, tenemos que unirnos a los trabajadores peronistas. Pero no podremos jamás unirnos a ellos si despreciamos, maltratamos, insultamos y desconocemos, las colosales conquistas que el peronismo otorgó a la clase trabajadora (...), ya que esa es la razón del apoyo de que goza en el proletariado. La unidad de todos los trabajadores es fundamental para nosotros y la comprensión y unidad con nuestros compañeros peronistas es decisiva.50
Evidentemente, la perspectiva de la desperonización, que otrora se avizoraba inminente, no sólo no se estaba produciendo, sino que perdía centralidad en una coyuntura signada por la amenaza de golpe proimperialista. No obstante, bajo una nueva formulación, aquella expectativa se reactualiza:
...el proletariado industrial, como la nueva clase media e inclusive los nuevos sectores burgueses, todavía no se han estratificado socialmente y no se han sedimentado políticamente. (...) El enriquecimiento general, la reciente formación o fortalecimiento de las clases modernas, han provocado [su] falta de delimitación política (.). El empobrecimiento general, al acentuar todas las contradicciones económicas y sociales, ponen a la orden del día la sedimentación y actuación política de cada clase y su vanguardia. El proletariado, que ya ha votado como clase por el peronismo (...) buscará su propia representación política y sindical (...). La formación del Partido obrero es la más importante tarea histórica.51
El ingreso al PSRN se inscribe en el marco de esta estrategia de construcción de un partido propio de la clase obrera, aunque es visto apenas como un primer paso táctico en la conformación de una organización "centrista de izquierda legal", táctica a su vez respecto de la creación de ese partido obrero independiente. Al interior de la nueva organización, el POR se propone actuar como tendencia "proletaria bolchevique", en pugna con las corrientes reformistas. Con este objetivo, se atrinchera en la Federación Bonaerense y edita su propio periódico. En esta experiencia nos detendremos a continuación.
5."La Verdad" contra el "golpe clerical-patronal-imperialista"
La idea de utilizar la legalidad del PSRN para propagandizar aquella necesidad de "sedimentación" de la clase obrera en una organización clasista se pone de manifiesto desde la misma campaña electoral de abril de 1954. Así lo sostiene un volante partidario sin firma, pero cuyas consignas evidencian la autoría del POR/FB:
OBRERO. No vote por los partidos que defienden los intereses de la patronal. VOTE POR UN PARTIDO OBRERO. VOTE POR CANDIDATOS OBREROS QUE DEFIENDAN UN PROGRAMA OBRERO ANTICAPITALISTA Y ANTIIMPERIALISTA. VOTE los CANDIDATOS OBREROS del Partido Socialista (Revolución Nacional). COMPAÑERO OBRERO. FRENE la ofensiva patronal. COMBATA la carestía de la vida y los amagos de desocupación. CON un AUMENTO INMEDIATO DE SALARIOS. (...) CON la REGLAMENTACIÓN POR LEY del DERECHO AL TRABAJO, reconocido por la Constitución. (...) CONTRA el PRINCIPAL ENEMIGO de los trabajadores, contra EL IMPERIALISMO YANQUI. (...) Cada voto obrero a los partidos obreros. Vote los CANDIDATOS OBREROS del Partido Socialista (Revolución Nacional).52
Este es el eje central, la prédica constante de "La Verdad", que desde su primer número aparece con el subtítulo "Por un Partido Obrero, por un Programa Obrero Anticapitalista y Antiimperialista", el cual permanece inalterado en las distintas coyunturas en que actuó la Federación, tanto antes como después del derrocamiento del gobierno de Perón. Al interior de la publicación, son prácticamente omnipresentes los pasajes que delimitan, desde ese clivaje clasista, a la propia organización (expresión de la clase obrera), del gobierno y el movimiento peronista (expresión política de la burguesía). A medida que arrecie la ofensiva golpista, estas sentencias serán matizadas con otras que hacen hincapié en el respeto de la FB por la voluntad mayoritaria de la clase obrera de apoyar al peronismo, afirmación que se sostiene luego de su derrocamiento.53 Ello no obsta para responsabilizar en buena medida al propio peronismo por sus "métodos burgueses" de resistencia al golpe, que habrían llevado al trágico desenlace por su confianza en el ejército y su temor a la movilización de la clase trabajadora, lo cual nos devuelve al punto de inicio: la necesidad de un partido obrero independiente para defender las conquistas logradas durante el peronismo.54
Otra campaña permanente de la publicación fue la denuncia de los avances del imperialismo norteamericano a escala continental. Bajo esta óptica es interpretado el suicidio de Vargas en Brasil y, en especial, la intervención en Guatemala para derrocar al gobierno nacionalista de Arbenz.55 Para la FB, el ejemplo guatemalteco era ilustrativo no sólo del recrudecimiento de la ofensiva norteamericana, sino también de la inconsecuencia de los nacionalismos "burgueses" o "pequeñoburgueses" para resistirla. Cuando avance la embestida golpista contra el peronismo, la alusión a Guatemala será recurrente, denunciando tanto la intención norteamericana de imponer un gobierno "tipo Castillo Armas", como lo inconducente de la política de apaciguamiento y concesiones a la oposición impulsada por el gobierno peronista en los momentos más álgidos del conflicto.56 En este marco se inscribe también la denuncia de los convenios petroleros con la California, a los que se vincula con una estrategia geopolítica norteamericana de control del Estrecho de Magallanes.57
El Imperialismo Yanqui se siente cada vez más fuerte ante cada concesión que le va haciendo el Gobierno (Petróleo, ley de radicación de capitales, etc., y como los capitalistas se orienta al Golpe de Estado. El obrero peronista (...) debe convencerse que solamente su movilización es (...) la garantía del triunfo frente al golpe (...). Debe convencerse que ni el Gobierno, ni el ejército ni la policía, pueden ser guardianes de sus intereses una vez puestos en juego. Debe tener en cuenta la experiencia de Guatemala, donde el Ejército finalmente se puso del lado de las tropas mercenarias comandadas por el Departamento de Estado Yanqui. ¡UN SOLO FRENTE OBRERO PARA FRENAR AL IMPERIALISMO, A LOS CURAS Y A LOS CAPITALISTAS! ¡PREPAREMONOS DESDE YA PARA RECHAZAR UN NUEVO CASTILLO ARMAS!58
Junto al avance del "plan de colonización" en el plano internacional, la "ofensiva patronal" en el terreno económico (despidos y suspensiones, incremento de las cotas de explotación, aumentos indiscriminados de precios, etc.) es otra preocupación permanente de "La Verdad". La prensa del POR venía desarrollando esta campaña de denuncia por lo menos desde 1952, pero lo novedoso es el rol que ahora se atribuye al Estado en este conflicto. En ocasiones, éste es directamente omitido, centrando el análisis en la lucha cuerpo a cuerpo, incluso a nivel de la fábrica, entre la ofensiva patronal y la resistencia obrera.59 En otros casos, el tándem "el gobierno y los explotadores", de rigor en "Frente Proletario", es reemplazado por formulaciones más difusas, en las cuales la embestida patronal, corporizada en la Confederación General Económica (CGE), está en colusión con la agresión imperialista y parece trascender o incluso burlar la acción del Estado, al que se reconoce ahora cierta voluntad, por ejemplo, de recomponer el poder adquisitivo de los salarios y contener los aumentos de precios.60 En el nuevo registro, el gobierno peronista más bien "cede", "permite", "habilita" la ofensiva de la CGE, por no ser -volvemos a lo anterior- representante genuino de la clase trabajadora, sino un gobierno burgués que le ha otorgado importantes concesiones.
Otro cambio notorio respecto de la política de años anteriores es el tratamiento que merece la CGT. Si bien se sigue criticando su subordinación al gobierno y sobre todo el accionar de sus dirigentes (con mayor o menor énfasis según el gremio de que se trate), se la reconoce como el organismo que nuclea a la totalidad de la clase obrera. Se postula la necesidad de su independencia y democratización, pero delimitándose de las críticas de la oposición, a las cuales se denuncia como una maniobra para dividir y debilitar a los trabajadores.61 En este sentido, podríamos afirmar que el morenismo pasa de una política de denuncia sistemática a una de "exigencia", reclamando que la central obrera se ponga al frente del combate contra la ofensiva patronal y el golpe "clerical-imperialista".62 Incluso, ante medidas controvertidas como los contratos petroleros, hay cierta apuesta a una "radicalización" de los parlamentarios cegetistas, a la vez que se celebra las situaciones de "desborde" en que las organizaciones sindicales cuestionan las concesiones del gobierno a las patronales o los capitales extranjeros.63
Esta política respondía a la caracterización que hacía el morenismo de la dinámica interna del movimiento peronista en la coyuntura. Según se pronostica en un documento de discusión partidario posterior al atroz bombardeo en la Plaza de Mayo y el golpe finalmente fallido de junio de 1955, el peronismo tendería a reflejar a su interior la creciente polarización social, llevando a una tensión cada vez mayor entre su ala política y su ala sindical:
La presión de las clases y sus luchas, ya se habría manifestado en el seno del aparato peronista (...) Las votaciones secretas en la Cámara de Diputados habrían demostrado que un amplio sector de diputados del peronismo, votaban por los radicales. Es que la presión reaccionaria (. ) se hacía sentir (. ). El odio de los hombres de comité y doctores peronistas a la C.G.T. no es mucho menos que el radical. Es decir, el propio aparato que proclama la paz social sufre las consecuencias de la mayor tirantez entre las clases. Este proceso se irá intensificando hasta anarquizar y llevar a una crisis profunda al mov. peronista.64
En este contexto, se veía como factible cierta confluencia entre las bases y la dirigencia cegetista ya que, como la ofensiva patronal atacaba de conjunto al movimiento obrero poniendo en juego la propia supervivencia de la cúpula sindical, ésta estaría llamada a jugar un rol progresivo:
La ofensiva capitalista contra la clase obrera esta provocando un curso general hacia la izquierda de todo el movimiento obrero en su conjunto (aparato, activistas y base obrera). (. ) Es así como ha surgido de hecho en la camara de diputados un bloque obrero en pugna con el del partido peronista (. ). Es que la burocracia comprende que también esta amenazada por la ofensiva patronal y a su manera trata de frenar una ofensiva que la puede liquidar.65
Además de las presuntas fisuras entre el ala política y el ala sindical del peronismo, la FB del PSRN también buscó explotar los filones que el propio discurso peronista ofrecía para el desarrollo de su política. Por caso, un artículo de "La Verdad" subraya el valor de las "tres banderas" del peronismo. Aunque se señala que las mismas habían sido "abandonadas" por el gobierno y que sólo podrían ser realizadas consecuentemente por un gobierno obrero, en los hechos se les reconoce un gran potencial para impulsar la movilización y concientización de la clase trabajadora:
Nadie podrá obligar a los trabajadores a que abandonen los postulados que ellos siguieron de la "revolución Peronista", ni tampoco a que le impriman a éstos el carácter obrero y revolucionario que requieren para ser efectivos. La justicia social no se ha logrado (...). La independencia económica no ha sido alcanzada (...). La soberanía política es una ilusión (...). En la medida que la clase obrera comience a interpretar (...) los postulados de la revolución Peronista hoy abandonados por el Gobierno, habrá empezado a tomar conciencia de sus intereses históricos.66
A diferencia de "Frente Proletario", y en consonancia con lo postulado en "1954, año clave del peronismo", es claro que "La Verdad" estaba dirigido prioritariamente a los trabajadores peronistas, a quienes buscaba interpelar partiendo de reconocer su adhesión al gobierno y a la CGT. Respecto de esta última, la nueva caracterización de su rol se evidencia en el artículo que analiza la convocatoria al Congreso de la Productividad. Allí se plantea que la central sindical debía discutir democráticamente un programa para intervenir en el Congreso y abogar por la incorporación de "Ministros Obreros" en el equipo económico.67 Esta idea de postular a la CGT para ocupar espacios de poder institucional se radicalizó al ritmo de la crisis política, llegando a plantear la consigna de colocar un Senador de extracción sindical en la línea de sucesión presidencial:
En las fábricas, en todos los lugares de trabajo, en las secciones y en los sindicatos deben votarse resoluciones contra el plan reaccionario que quiere la renuncia de Perón. (...) Pero hay una sola forma de impedir DESDE YA que la presidencia caiga en manos de la reacción, y ésta es NOMBRAR YA A UN SENADOR DE LA C.G.T. para la vicepresidencia primera del Senado, que en caso de renuncia de Presidente y Vicepresidente, pase a regir los destinos del país y a cumplir el programa que la clase obrera democráticamente elabore.68
Sorpresivamente, hacia fines de agosto, Perón puso su renuncia "a disposición de los trabajadores" a través de la CGT. "La Verdad" celebra esta actitud como un "precedente histórico" y nuevamente propone que, de ser aceptada la renuncia, asuma la presidencia un Senador de la central obrera. Ante la contundente manifestación de respaldo obrero a Perón, la FB "acepta el veredicto popular", aunque se sigue manifestando "a favor de la sustitución del actual gobierno por un gobierno de todas las organizaciones obreras y campesinas".69 Más allá del carácter propagandístico y hasta retórico de estas consignas, lo cierto es que muy lejos había quedado aquella lapidaria caracterización de la CGT como un "órgano estatal patronal para el aplastamiento de la clase obrera".
Algo muy similar ocurre con la visión de conjunto del peronismo. Consumado el golpe de Septiembre y ante la disolución del Partido Peronista, "La Verdad" recapitula la experiencia de la década en una clave muy alejada de aquella condena sin ambages a un gobierno "agente del imperialismo inglés" y caracterizado por sus tendencias "totalitarias":
El trío Aramburu-Rojas-Junta Consultiva, odia a la clase obrera y no le perdona al peronismo haberse apoyado en ella ni las conquistas logradas por los trabajadores en los últimos diez años, ni le perdona que los patrones hayan tenido que tratar con más respeto a los obreros, ni tampoco la organización gremial y la unidad en la C.G.T. (...) no puede perdonarle a Perón y a su partido, haber tratado de frenar la penetración del imperialismo yanqui en el país; no puede perdonarle que haya combatido -aún con la debilidad que lo hizo- la provocación clerical que preparó el golpe de estado patronalimperialista. Estas circunstancias son el fondo real de la disolución del Partido Peronista, cuyos defectos fueron los mismos que los de los gobiernos anteriores, pero cuyas virtudes los supera de lejos.70
6. A modo de conclusión: la Federación Bonaerense del PSRN, del "contrerismo" al entrismo. Continuidades y rupturas
Hasta aquí hemos visto cómo una agrupación de izquierda que se conformó y consolidó en franca oposición al peronismo terminó por reconocerlo como la opción política (hasta cierto punto, legítima) abrazada por la clase trabajadora argentina. A nuestro juicio, fue este reconocimiento, mucho más que el cambio en la lectura de la correlación de fuerzas interimperialistas (argumento esgrimido retrospectivamente por el propio morenismo), lo que estuvo en la base del giro que llevó al POR a la adopción de una política de "Frente único" con los trabajadores peronistas en oposición al golpe de estado contra Perón.
La obra que reivindica en su conjunto la trayectoria de la corriente morenista ubica el inicio de este reposicionamiento en 1952.71 Aquí, por el contrario, se considera que hasta entrado el año 1954, los documentos y publicaciones nos hablan, en cuanto a las visiones del peronismo y los modos de interpelación a sus bases obreras, más de continuidades que de rupturas con el periodo anterior. Miradas con atención, esas fuentes del periodo 1952-54 revelan algunos indicios del futuro reposicionamiento, pero éstos probablemente serían imperceptibles si no se volviera a ellas desde el conocimiento del acontecer posterior. Creemos además que el cambio se produjo no tanto en el momento de decidir el ingreso al PSRN -adoptado en función de consideraciones puramente tácticas como el uso de la legalidad- como posteriormente, una vez embarcado el POR en la construcción de la FB.
El documento conocido luego como "1954, año clave del peronismo", redactado entre fines de ese año e inicios del siguiente, resulta revelador del impacto que esta experiencia tuvo sobre los cuadros del POR (a la vez que deja entrever algunas resistencias a la nueva orientación dentro de un partido formado en el antiperonismo). En este sentido, nos resulta más sugestivo pensar que no fue la "Idea" preconcebida por ningún estratega partidario, sino la propia práctica de interpelación directa a la masa peronista a través del PSRN y la exploración de sus potencialidades, lo que generó un cambio notorio en las elaboraciones, el discurso y la acción (aunque no necesariamente en los objetivos de fondo) del morenismo. En definitiva, nos inclinamos, al igual que otros autores, por la idea de un "giro abrupto" en las posiciones partidarias, aunque esto no implica en nuestro caso cargar a esa actitud con la valoración condenatoria que se le ha asignado, en términos de duplicidad u oportunismo.
Respecto del periodo posterior, como sabemos, la política de Frente único adoptada por la FB del PSRN se profundizará luego del derrocamiento de Perón, primero en el plano sindical y posteriormente en el político, culminando en la táctica de entrismo en el movimiento peronista iniciada en 1957.72 En este aspecto, puede verse una clara línea de continuidad entre esas dos experiencias. El pronóstico de que la crisis económica y la ofensiva patronal harían "sedimentar" a las clases y clarificar sus representaciones políticas, culminando en la conformación de un partido obrero independiente (no otra cosa que la ansiada "desperonización" de la clase trabajadora), evidentemente no se cumplió según lo imaginado por Moreno y los suyos. Sin embargo, se dio un proceso que, aunque más complejo, tiene puntos en común con aquella idea. Nos referimos al fenómeno analizado agudamente por Daniel James, de reapropiación clasista de la identidad peronista en los primeros años de la "Resistencia".73 Según sostiene Hernán Camarero, el morenismo hizo una lectura similar del proceso de radicalización obrera y oposición generalizada a la Revolución Libertadora, y al rol que en él cumplió la identidad peronista como elemento aglutinante de la clase trabajadora y sus prácticas contestatarias. En ese contexto, el entrismo habría sido una apuesta por incidir en ese proceso, capitalizarlo políticamente y "encauzarlo" hacia los objetivos estratégicos del morenismo.74 Algunas consignas de la FB del PSRN, como el llamado a la huelga general para el 17 de Octubre de 1955, fecha por cierto ajena a la tradición del trotskismo morenista pero marcada a fuego en la experiencia de la clase trabajadora argentina, podrían verse como un primer esbozo de esta política, muy anterior a su adopción como línea oficial de la agrupación. Es más, como hemos visto, ya antes del derrocamiento de Perón "La Verdad" buscaba apropiarse de ciertos elementos del discurso peronista -como las "tres banderas" del justicialismo- o analizaba con sumo interés las tensiones entre sus alas política y sindical, apostando a una perspectiva de radicalización de esta última.
Sin embargo, no compartimos el criterio de quienes consideran que el ingreso al PSRN es una primera expresión del entrismo morenista en el peronismo,75 ya que entre las dos experiencias también se registran notorios contrastes. Practicar el entrismo en un partido como el PSRN, conformado por distintas tendencias de izquierda, no constituía, no obstante la venia oficial, ninguna "herejía" para un grupo trotskista. De hecho, desde su surgimiento en la década del 30, distintas fracciones de esa tendencia habían ingresado en el Partido Socialista, o bien en agrupamientos escindidos de sus filas o del comunismo.76 Como hemos visto, el objetivo inicial del POR se inscribía en esta tradición, planteándose el propósito de impulsar una agrupación "centrista de izquierda" que no sólo se pensaba al margen del peronismo sino que apuntaba a capitalizar una "desperonización" del proletariado que se seguía suponiendo inminente. Cuando el morenismo acepte en los hechos que ésta no se produce, buscará incidir, en un marco de crisis y reconfiguración de la identidad peronista, en la disputa por su significado, enfatizando su componente obrero, al punto de resignificar la sigla POR como "Peronismo Obrero Revolucionario". Probablemente se considerara que la ausencia del líder y la defección de buena parte del ala política del peronismo brindaba un margen más amplio para esa disputa por el sentido de la identidad peronista, pero en cualquier caso, se trató de un entrismo sui generis, extremadamente heterodoxo, en un movimiento nacional-popular que no dejaba de ser definido como "burgués" por el morenismo (de hecho, este carácter "herético" del entrismo en un movimiento "nacionalista burgués" será una de las críticas más recurrentes al morenismo desde otras vertientes trotskistas).77
En suma, podemos encontrar tanto continuidades como rupturas entre la participación del morenismo en la Federación Bonaerense del PSRN y su posterior entrismo en el movimiento peronista -experiencias, por otra parte, desarrolladas en contextos sociopolíticos muy diferentes. De cualquier manera, y aunque el análisis concreto de cómo se operó la transición entre estas dos etapas de la vida partidaria quede pendiente para ser encarado en futuras indagaciones, podemos anticipar que el entrismo morenista en el peronismo sería incomprensible sin el preludio de la experiencia política analizada en estas páginas.
1 "Carta al General Juan Domingo Perón (Madrid)", 5-11-1962. Archivo digital Fundación Pluma: http: / / fundacionpluma.info. En todas las citas se respeta y reproduce la grafía del original.
2 Camarero, Hernán, "Una experiencia de la izquierda en el movimiento obrero", en Razón y Revolución, N° 3, invierno 1997; González, Ernesto (coord.), El trotskismo obrero e internacionalista en la Argentina, t. 2 (1955-1959). Bs. As., Antídoto, 1996.
3 Béjar, María D., "Escándalo político en 1952: El encuentro Perón-Dickmann", en Todo es Historia, N° 143, abril 1979, pp. 83-93; Herrera, Carlos M., "El Partido Socialista de la Revolución Nacional, entre la realidad y el mito", Revista Socialista, N° 5, cuarta época, 2011 pp. 85-113; Luna, Félix. Perón y su tiempo. Bs. As., Sudamericana, 2013 (Ebook), t° 2.
4 El "Ingeniero Dickman" mencionado en la cita es Emilio Dickmann, hijo del histórico dirigente, quien habría obrado de nexo entre su padre y Perón para la concreción de la primera entrevista entre ambos. Dickmann (h) ocupó puestos destacados en el PSRN, mientras que su padre, ya anciano, se limitó a un rol de "consejero", tanto del presidente como de la nueva agrupación socialista (cf. Herrera, op. cit.). En la carta citada, Moreno también se preocupa por destacar su vínculo con el viejo Dickmann, quien, según refiere en la posdata, "[lo] distinguía con sus confidencias". "Carta al Gral. Juan D. Perón ..." doc. cit.
5 Luego del asesinato de León Trotsky en 1940, las luchas fraccionales al interior del movimiento trotskista mundial tuvieron su correlato en los pequeños grupos de esa orientación que militaban en la Argentina. Con el transcurso del tiempo, se hizo corriente la denominación de algunas de esas tendencias tomando como referencia el nombre o seudónimo de sus dirigentes más reconocidos. De allí las denominaciones "posadismo" en referencia a "J. Posadas" (seud. de Homero R. Cristali), "morenismo" en referencia a "Nahuel Moreno", etc. Con el tiempo, el "morenismo" llegaría a ser la corriente más influyente del trotskismo argentino, hasta la muerte de su fundador en la década del 80.
6 Además del periódico La Verdad (en adelante, LV), para esta investigación se analizaron distintos números de Frente Proletario (FP- periódico del POR y de su organización antecesora, el Grupo Obrero Marxista -GOM), editado entre octubre de 1946 y abril de 1954, así como documentos internos de la corriente morenista producidos durante los años 1946-1955. Estos últimos fueron consultados en el archivo digital de la Fundación Pluma (http://fundacionpluma.info). Los números de Frente Proletario fueron analizados en el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI), mientras que la colección de La Verdad y materiales anexos (volantes de agitación electoral y sindical, entre otros) fueron consultados en la librería y biblioteca "Gallo Rojo", del Movimiento al Socialismo (MAS).
7 Tarcus, Horacio. El Marxismo olvidado en la Argentina: Silvio Frondi%i y Milciades Pena. Bs. As. El cielo por asalto. 1996, Cap. 2, pp. 65-120; Schiavi, Marcos. La resistencia antes de la resistencia. La huelga metalúrgica y las luchas obreras de 1954. Bs. As., El Colectivo, 2008. pp. 74-80; De Lucía, Daniel O. y Mereles, Elizabeth, "Relaciones curiosas: trotskismo y socialdemocracia (1929 - 1956)" en Biagini, Hugo E. y Roig, Arturo A., El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX. T° II. Bs. As., Biblos, 2006, pp. 281-304; Herrera, Carlos M., "El Partido Socialista de la Revolución Nacional, entre la realidad y el mito", Revista Socialista, N° 5, cuarta época, 2011 pp. 85-113.
8 Moreno, Nahuel. Método de interpretación de la historia argentina. Bs. As., Antídoto, 1989. Cap. VI, pp. 181-210; González, E. (coord.) op. cit., Tomos I y II. Bs. As. Antídoto, 1995 y 1996; Camarero, Hernán. "Una experiencia de la izquierda en el movimiento obrero", en Razón y Revolución, N° 3, invierno 1997.
9 Galasso, Norberto. "La Izquierda Nacional y el FIP". Bs. As., CEAL, 1983 y Apuntes críticos a la historia de la izquierda argentina. Socialismo,peronismo e izquierda nacional. Bs. As., Nuevos Tiempos, 2007 t° 1; Rivera, Enrique. "El Partido Socialista de la Revolución Nacional", en Política Internacional. N° 138, agosto 1971, pp. 24-27; N° 139, septiembre 1971, pp. 14-16; N° 140, octubre 1971, pp. 34-36; Spilimbergo, Jorge E. El socialismo en la Argentina. Del socialismo cipayo a la izquierda nacional. Bs. As., Mar Dulce, 1969, e.o.
10 Coggiola, Osvaldo. Historia del trotskismo argentino. Bs. As., CEAL, 1985. Al respecto, merece consignarse la certera crítica de Tarcus, para quien la militancia de Coggiola en el Partido Obrero, tendencia surgida en 1964, lo lleva a relatar la historia de las corrientes trotskistas previas como una "...sucesión ininterrumpida de errores, malentendidos, claudicaciones y corruptelas. No se entiende entonces por qué un legado teórico tan rico como el de Trotsky (...) es recogido durante décadas sólo de modo bastardo por figuras como los Ramos, los Moreno, los Posadas y la historia tiene que esperar hasta 1964 para que un grupo de jóvenes recoja ese legado de modo consecuente. Hasta entonces, la historia del trotskismo argentino según Coggiola (...) parece la 'historia de un loco contada por un idiota.'" Tarcus, H., op. cit., p. 39, n. 21
11 Coggiola, O., op. cit., p. 134
12 Castelo, Fernando. "Todos unidos triunfaremos. El entrismo morenista y sus caracterizaciones", en Razón y Revolución, N° 6, otoño 2000; "Clase y partido bajo el peronismo. El GOM (1946-1948)", en Razón y Revolución, N° 9, otoño 2002; "La clase obrera bajo el peronismo. Una mirada desde el POR", en Razón y Revolución, N° 10, primavera 2002; Cámera, Pablo. ""Palabra obrera,pero disciplinada" (Reseña de González, E., op. cit. t. 2.), en Razón y Revolución, N° 3, invierno 1997.
13 Castelo, F., "Clase y partido bajo el peronismo...", op. cit. p.1
14 González, E. op. cit., t° 1 cap. III y IV. pp. 97-186
15 Tarcus, H. op. cit., pp. 106-108.
16 "Perón y el Convenio con Inglaterra", FP N° 1, Oct. 1946, p. 2.
17 Tarcus, H, op. cit, p. 108; Castelo, F., "Clase y partido bajo el peronismo_" op. cit., p. 4
18 "Boletín informativo especial que abarca los distintos puntos tratados en reuniones de Comité Central y Congreso del POR" Informe del Comité Central (CC) del 15-5-49. Archivo Fundación Pluma (en adelante, AFP).
19 De Lucía, O. y Mereles, E., op. cit, p. 292
20 "A un paso del contrerismo", en Lagar, Horacio. Testimonios de la primera década (acumulación primitiva partidaria). Bs. As., 1988 (mimeo), pp. 103-105. Archivo CeDInCI.
21 ibid.
22 ibid.
23 Lo cierto es que recién hacia fines de 1953 hallamos plasmada en los debates del POR esta preocupación evocada en las memorias de Lagar. En un acta del IV Congreso partidario, de octubre de ese año, se afirma: "Nos encontramos que quienes comprendían la consigna [de oposiciones sindicales] tal como nosotros la aplicábamos eran los obreros 'contrera' y por ende nos apartábamos de la verdadera masa obrera. (...) El proyecto [de lanzar un periódico nacional de oposiciones sindicales] no podría tener éxito cuando en realidad no había oposiciones sindicales. Este nos pudo haber aislado de la clase obrera, aliándonos a la tendencia pro-imperialista del proletariado". "Acta Congreso Nacional del Partido Obrero Revolucionario, IV, 17 de octubre de 1953." AFP
24 González, E., op. cit., t°1, cap. IV.
25 Ibíd., Cap. VI, en especial pp. 207-209 y 216-219
26 "Boletín informativo especial.", doc. cit. AFP
27"Proyecto de tesis sobre la situación actual y las tareas del partido. Boletín de Discusión para el III Congreso Nacional del Partido". Octubre 1952. AFP.
28"Desocupación y carestía. o unidad obrera.. .quién vencerá?", FP N° 78, 10-7-52, pp. 1, 5
29 FP N° 81, 31-7-52. Esta indiferencia puede contrastarse no sólo con la actitud del Partido Comunista -que, embarcado en el acercamiento al peronismo orientado por J. Real, encabezó su periódico Nueva Era con una foto de Evita y una cinta de luto-, sino también con la necrológica que el socialista Nicolás Repetto, acérrimo antiperonista, escribió en Nuevas Bases ante un hecho que, indudablemente, había impactado a la opinión pública. Luna, Félix. Perón y su tiempo. Bs. As., Sudamericana, 2013 (Ebook), t° 2. pp 171-172.
30 "Menos monumentos y mejores salarios!!" FP N° 79, 17-7-52, p. 3
31 "El peronismo ante la gran decision: afianzamiento de su bonapartismo, o viraje hacia la izquierda.". FP N° 117, 23-5-53, pp. 1-2; v. también "El gobierno ante una encrucijada". FP N° 118, 30-5-53, pp. 1-3
32 Extractos de Trotsky, León. "La industria nacionalizada y la administración obrera" (1939) y "Los sindicatos en la era de la decadencia imperialista" (1940), en http: / / www.ceip.orp.ar/La-industria-nacionalizada-y-la-administracion-obrera 1;http: / / www.ceip.orp.ar/Los-sindicatos-en-la-era-de-la-decadencia -imperialista-374
33 Nos referimos a los grupos trotskistas que años más tarde conformarían la Izquierda Nacional, liderados, entre otros, por Jorge Abelardo Ramos y Enrique Rivera. En otro trabajo hemos analizado cómo se operó esa particular apropiación de las elaboraciones de Trotsky en el exilio por parte de estos grupos. Correa, Emanuel. "La Izquierda Nacional en busca del sujeto de la historia. Nación y masas populares en la obra de Enrique Rivera y Jorge Abelardo Ramos". X Jornadas de Sociología de la UNLP. La Plata, diciembre 2018.
34 "Unión sagrada de la burguesía o frente único proletario?" FP N° 125, 25-VII-53, pp. 1-2
35 Ibíd., p. 2
36 González, E., op. cit. pp. 135-136.
37 Coggiola, O., op. cit., p. 121
38 González, E., op. cit. pp. 220, 250
39 "Utilización de la legalidad. Informe para el Comité Central del 22 de noviembre de 1953". AFP
40 FP, 15-8-53. Cit en González, E., op. cit., p. 210
41 "El POR frente a las elecciones". FP N° 151, 18-3-54, p. 3
42 "Utilización de la legalidad." doc. cit. AFP
43 Documento del CC de Mayo de 1954, cit. en Gonzalez, E., op. cit., p. 250
44 Efectivamente, el documento fue redactado por primera vez como "Informe político del V Congreso del POR", probablemente redactado a fines de 1954 o comienzos de 1955 como material de discusión para ese congreso partidario (AFP, original sin fecha). Posteriormente, el folleto (fiel al documento original) se publica por lo menos en cuatro oportunidades, la primera de ellas en 1971 (Bs. As., Elevé). Tres años después se incluye, junto a otros materiales, en la recopilación titulada El golpe gorila de 1955 (Bs. As., Pluma, 1974). Este último título fue reeditado en versión digital y publicado en el sitio www.marxists.org (2001), para ser nuevamente relanzado en formato libro en 2012 (Bs. As., El Socialista).
45 Moreno, N. "1954, año clave del peronismo", en El golpe gorila de 1955. Edición digital disponible en www.marxists.org., 2001.
46 Ibíd.
47 Ibíd.
48 Vg. "El POR frente a las elecciones". FP N° 151, 18-3-54, p. 1
49 Moreno, N., op. cit. Compárese con esta caracterización, elaborada por Moreno en 1949 (cf. Coggiola, O., op. cit., p. 154) pero reproducida -y por tanto, ratificada- en 1951: "¿.pertenecía la iniciativa al proletariado en su totalidad, en las movilizaciones peronistas (.) del 17 de octubre y 24 de febrero? Nosotros creemos que no, que los obreros más atrasados (.) se limitaron a apoyar a un sector del régimen capitalista contra otro sector. Al ejército, la burocracia y la policía contra políticos, la burguesía industrial y el imperialismo yanqui. La iniciativa jamás pasó al proletariado y éste jamás actuó en conjunto, habiéndose dividido en dos, su sector más capacitado pero reformista con la Unidad Democrática; el más atrasado, con el peronismo." Moreno, N. (1951) ¿Movilización antimperialista o movilización clasista? Boletín del Secretariado Internacional. Cit. en Galasso, N. Apuntes críticos... op. cit., p. 216.
50 Moreno, N. "1954, año clave.", op. cit.
51 Ibid.
52 Volante electoral. Archivo librería "Gallo Rojo".
53 "Hoy mas que nunca afirmamos nuestra voluntad de luchar por un partido obrero". LV n° 18, 5-9-55. p. 1; "Estamos contra la disolución del Partido Peronista" LV 22 2-1-56, p. 1
54 "Por falta de movilización obrera, triunfó la reacción". LV Boletín especial, 26-9-55, pp. 1-6
55 "Guatemala no fue vencida: fue traicionada". LV n°1, 20-8-54, p. 1; "Los yanquis quieren hacer del Brasil un nuevo Guatemala". LV n°2, 11 al 24-9-54 ,p. 1
56 "Un solo Frente Obrero para frenar al Imperialismo, a los Curas y a los Capitalistas", LV n° 14, 10-6-55.p.3
57 "No es petróleo lo que quieren los yanquis, sino dominar el Estrecho de Magallanes". LV n° 18, 5-9-55. p. 2
58 "Un solo Frente Obrero .", art. át.
59 "¡Alto a la ofensiva patronal! Unidad en defensa de nuestro nivel de vida". LV n° 2, p. 1. El mismo número ofrece en su portada un índice de su contenido, cuya sola enumeración es reveladora de esta campaña. Las notas se titulan: "La ofensiva patronal en Siam"; "La ofensiva patronal en Textiles"; "La ofensiva patronal en Johnson y Johnson"; "La ofensiva patronal en Fibraco"; "La ofensiva patronal en los Frigoríficos"; "Precios, salarios y productividad", etc.
60 "La suba de los precios dispuesta por los patronos, anula los aumentos de salarios". LV n° 3, 25-9 al 8-10-54. p. 1
61 "Libertad sindical para reforzar la unidad de la clase obrera". LV n° 15, 25-6-55, p. 1; "Democratizar la vida sindical es garantizar la unidad obrera". LV n° 17, 19-8-55, p. 2
62 "Hay que marcar a fuego a quienes sabotearon la movilización obrera del 14 y 16 de Junio" LV n° 15, 25-6-55, p. 3
63 "Hay que rechazar el colonizante acuerdo del petróleo. El bloque parlamentario de la C.G.T. debe obrar en tal sentido" LV n° 17, 19-8-55, p. 1. y "Los obreros de YPF se oponen a los contratos petroleros", LV n° 18, 5-9-55, p. 3
64 "Después del golpe del 16 de junio de 1955". AFP
65 Ibíd.
66 "¿Ha terminado la Revolución Peronista? Ahora más que nunca se necesita una ideología y un partido obrero". LV n° 16, 58-55. p. 4.
67 "Digamos ¡Basta! a la ofensiva patronal en un Congreso del Movimiento Obrero Argentino en el cual se exija que los Ministros del equipo económico sean representantes obreros y no capitalistas" LV n° 7, 4-1-55, p. 1.
68 "No son ellos sino los obreros quienes deben resoLVer", LV n° 16, 5-8-55, p. 2
69 "Hoy mas que nunca afirmamos nuestra voluntad de luchar por un partido obrero". LV n° 18, 5-9-55. p. 1
70 "Estamos contra la disolución del Partido Peronista" LV n° 22, 2-1-56, pp. 1 y 4
71 González, E., op. cit., t°1, Cap. VI, en especial pp. 207-209 y 216-219
72 Esta evolución se verá expresada con bastante nitidez en la prensa partidaria. Luego de disuelto el PSRN, en junio de 1956 el antiguo POR lanza "Unidad Obrera", cuyo centro ordenador es la reorganización del movimiento obrero a nivel de los sindicatos, intervenidos por la dictadura de Aramburu. Desde julio de 1957, la política de entrismo en el peronismo se expresará, como sabemos, en el periódico "Palabra Obrera". cf. Camarero, H., op. cit.
73 James, Daniel. Resistencia e integraáón. El peronismo y la clase trabajadora argentina. 1946-1976. Bs. As., Sudamericana, 1990. Segunda parte, cap 2-4. pp. 67-144
74 Camarero, H., op. cit.
75 Cámera, P., op. cit., p. 6.
76 De Lucía, D. y Mereles, E., op. cit.
77 Castelo, F., "El entrismo morenista y sus caracterizaciones", op. cit. El primer argumento de este artículo se basa en "citas de autoridad" de Engels y Trotsky respecto del entrismo, las cuales, obviamente, son cotrastadas con el uso de esta táctica por parte del morenismo. Por otra parte, es curioso notar que, a comienzos de los 50, el POR se había opuesto rotundamente a la orientación fijada por la dirección de la IV Internacional, que se dio en llamar, justamente, "entrismo suigeneris" Contra esta orientación, según la cual los grupos trotskistas debían ingresar por largos períodos en los partidos Comunistas de occidente, el morenismo adoptó una posición "principista", en contra del "revisionismo" de la dirección internacional (v. González, E., op. cit., p. 189 y ss.), sin imaginar que pocos años después la historia lo pondría del lado de los "heterodoxos" o "revisionistas" en relación al peronsimo. En definitiva, como en tantos otros casos, la "ortodoxia" o "heterodoxia" respecto de los (reales o supuestos) lineamientos trazados por determinados referentes teóricos, suelen ser argumentos esgrimidos ad-hoc para justificar o denostar determinada posición política.
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Archivos:
* Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (CeDInCI). Fray Luis Beltrán 125, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
* Librería y biblioteca "Gallo Rojo". Chile 1362, C.A.B.A., Argentina
* Fundación Pluma. Archivo digital - http://fundacionpluma.info
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Abstract
Este artículo analiza la intervención del Partido Obrero Revolucionario (POR), corriente trotskista argentina orientada por Nahuel Moreno, en el seno del Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN), agrupamiento de izquierda auspiciado desde las esferas oficiales durante la segunda presidencia de Juan D. Perón (1952-55). La participación del POR en la Federación Bonaerense del PSRN marcó un cambio en la política de la agrupación, que pasó de una fuerte condena del peronismo a una táctica de "Frente único" con los trabajadores que lo apoyaban. Luego de derrocado Perón, esa política se profundizaría al punto de decidir el "entrismo" en el movimiento peronista.