Martha Nussbaum: La monarquía del miedo. Una mirada filosófica a la crisis política actual. Traducción de Albino Santos. Barcelona, Paidós, 2019, 304 pp.
Martha C. Nussbaum es una figura de primer nivel en la filosofía actual. Sus contribuciones a la ética a partir del enfoque de las capacidades siguen constituyendo un hito en el pensamiento contemporáneo. Pero este libro no es una obra filosófica al uso. En lugar de edificar abstrusos esquemas teóricos o proponer ideas revolucionarias, el propósito de Nussbaum es, en apariencia, mucho más sencillo: reflexionar sobre las causas del desapego que amplias capas de la población sienten hacia el sistema político y social dominante en la actualidad, tomando como referencia el ejemplo de Estados Unidos, si bien, como veremos, sus conclusiones pueden extrapolarse hasta cierto punto al conjunto de los países democráticos occidentales. La premisa sobre la que nuestra autora construye su argumentación, y la característica más destacada de la obra, es una propuesta de análisis en parte filosófico y en parte psicológico, que pretende diagnosticar las tensiones existentes reconduciéndolas a los sesgos tanto individuales como grupales que todos padecemos y que en muchas ocasiones dificultan una adecuada gestión de nuestras emociones.
Esta dimensión psicológica del libro le aporta un cariz muy personal, que se ve reforzado por las breves pero significativas pinceladas autobiográficas que Nussbaum desliza en el prefacio. Su infancia privilegiada en un entorno de clase media-alta, los conflictos con su padre debido a sus diferentes visiones del mundo, su inicial participación en la campaña presidencial del republicano Barry Goldwater en 1964, su posterior desengaño del liberalismo económico reforzado mediante sus experiencias con personas de extracción social humilde o simplemente marginadas, etc., todo ello sirve para dar cuenta de que estamos ante una obra que tiene una significación especial para la autora. Este prefacio nos permite una primera aproximación al tema central del libro, al esbozarnos un ejemplo particularmente nítido de la importancia de las emociones y la perspectiva psicológica a la hora de comprender cómo un individuo va construyendo su posicionamiento ante las grandes cuestiones políticas y sociales de su tiempo.
Como introducción, Nussbaum ofrece un resumen de su posición y de las causas que la han llevado a escribir la obra. Aunque no es difícil adivinar la esperable vinculación estrecha de sus planteamientos con la situación política particular de Estados Unidos, en una coyuntura de polarización social extrema, lo esencial del mensaje puede generalizarse sin mucha dificultad a nuestras sociedades: existe un miedo generalizado que nos paraliza, que se mezcla con otras emociones como la ira y la envidia y que tiene su origen en la ansiedad que muchas personas (en especial de clase trabajadora) sienten hacia su futuro. La clave reside en entender el peligro de estos sentimientos, que pueden derivar fácilmente en la búsqueda de chivos expiatorios en las minorías, las mujeres o los inmigrantes, o en el resentimiento hacia las élites económicas, conductas antisociales que Nussbaum atribuye respectivamente a la derecha y a la izquierda radicales. Lo que es importante entender (y que la autora reitera a lo largo de toda la obra, ya que representa el peligro central al que nuestras sociedades están expuestas) es que este tipo de planteamientos amenazan la propia esencia de la democracia, dado que cuestionan la premisa básica sobre la que esta se sustenta: la confianza. Toda relación de carácter igualitario y no autoritario precisa de la confianza. Los miembros del grupo, todos ellos dotados de igual dignidad, deben reconocerse mutuamente y no considerarse como enemigos o adversarios. Esto resulta imposible o harto difícil si dinámicas del tipo señalado, que culpabilizan a una parte de la sociedad por los males del resto, se consolidan. Pero no basta, por supuesto, con ser conscientes del peligro. Es necesario analizar cómo se conforman estas dinámicas, cuáles son las emociones primarias que favorecen su aparición. Es en este punto cuando Nussbaum introduce resumidamente la perspectiva que guiará su estudio en el libro: no podemos partir de la base, indica, de que los conflictos subyacentes a todos estos problemas son insolubles o inherentes a la naturaleza humana. Ello nos colocaría en una posición pasiva y pesimista: no habría solución y los grupos humanos estarían destinados de forma perpetua al odio mutuo y a la exclusión del otro. La alternativa que ella propone parte de la idea de que, si bien estas emociones con amplio potencial destructivo de la convivencia hunden sus raíces en procesos primarios del desarrollo del ser humano, su adecuado encauzamiento es posible, y ello depende tanto del proceso de socialización desde la más temprana edad como del modo en el que se canalicen en sociedad, incluido el nivel político. Nussbaum, por tanto, enlaza la perspectiva filosófica con la psicológica, en un análisis de conjunto en el que el psicoanálisis desempeñará un papel fundamental, pues constituye el andamiaje sobre el que edificará sus tesis en lo referente al desarrollo de la persona.
De esta forma, el capítulo 2 comienza con el análisis del miedo, una de las emociones más primarias del ser humano y la que se encuentra en el origen, según la autora, de las graves dislocaciones sociales que padecemos. Mediante una profunda disertación sobre lo que las teorías psicoanalíticas recientes tienen que decirnos sobre la gestación del miedo desde la edad más temprana, puede concluirse, nos indica Nussbaum, que en su raíz se halla la vulnerabilidad del bebé. El infante, siendo consciente de su indefensión, busca como contrapartida ampliar su dominio sobre el mundo para adquirir mayor seguridad. El resultado inevitable de este proceso es que el miedo conduce a las personas a preocuparse principalmente por sí mismas, por maximizar su sentimiento de protección aunque sea a costa de los demás. Aunque este proceso es propio de la psicología humana, y si bien es obvio que el miedo es necesario para la supervivencia (en la medida en la que nos impulsa a evitar los peligros reales y a tomar medidas de precaución), en su proyección social presenta riesgos relevantes. El impacto de un miedo deficientemente encauzado es en especial nocivo en los sistemas democráticos: cuando se traslada a la mayoría de los ciudadanos, los incentivos para adoptar políticas populistas son muy altos. A esto se debe añadir la influencia crucial de los prejuicios, que desempeñan un papel clave en la distorsión de la perspectiva del electorado y lo impulsan a apoyar a líderes y programas dedicados a la demonización de ciertas capas de la población. Nussbaum pone en este sentido el ejemplo de Atenas en la Guerra del Peloponeso, refiriéndose a un episodio particularmente truculento narrado en la crónica que de este conflicto escribió Tucídides: la destrucción de Mitilene, ciudad que se había rebelado contra el poderío imperial ateniense. En el transcurso de la guerra, Atenas, por entonces una potencia marítima imperialista, hubo de enfrentar la resistencia de los ciudadanos de Mitilene, que rechazaban seguir subyugados al dictado extranjero. Reprimida la revuelta, los atenienses debatieron sobre el castigo más apropiado. En esta controversia Diódoto defendió ajusticiar solo a los cabecillas de la revuelta, contra la opinión de Cleón, partidario del exterminio de todos los hombres de la ciudad y el encarcelamiento de mujeres y niños. Recordemos que Cleón era por entonces, y así lo reitera Tucídides a lo largo de la obra, el líder más importante de la facción demócrata radical en Atenas, a la vez que el defensor más ferviente del imperialismo y la guerra contra Esparta. El ejemplo puede parecemos a primera vista demasiado alejado en el tiempo y de nuestra mentalidad para considerarlo, pero la lección más clara que podemos extraer de él es que el liderazgo democrático, en una situación en la que la perspectiva del pueblo se encuentra contaminada por el miedo, puede conducir a que se perpetren graves injusticias, promovidas por demagogos que incitan a las masas. ¿Puede decirse que en nuestras sociedades contemporáneas también existen Cleones? Nussbaum así lo considera, y se refiere a ciertos episodios de la política estadounidense reciente para apoyar su tesis.
Aunque el miedo es la principal emoción objeto del análisis de Nussbaum, dada su especial relevancia para el conjunto de su argumentación, no es la única. La autora analiza a continuación la ira, también una emoción primaria que se va delineando conforme se desarrolla la personalidad humana, y que está íntimamente conectada con el miedo en cuanto a su génesis y en cuanto a su influencia en los conflictos sociales que sufrimos. Nussbaum se propone refutar la tesis que considera la ira como, de alguna manera, necesaria en democracia, entendida como una suerte de manifestación de la justa indignación popular ante ciertas situaciones. Sin embargo, aunque debe reconocerse que es natural que los abusos y las injusticias desencadenen una profunda ira en respuesta, lo fundamental, de nuevo, es saber encauzarla adecuadamente. Para ello resulta esencial desterrar una serie de errores o sesgos cognitivos relacionados con la ira, que facilitan su surgimiento y dificultan su necesario control: el error de la culpabilidad, que nos conduce a buscar un chivo expiatorio para nuestros males individuales, siendo las minorías especialmente vulnerables a ser encuadradas en este rol; el error del estatus, que nos provoca un hondo resentimiento ante circunstancias en las que, desde nuestra perspectiva, el estatus de que gozamos en la sociedad se ve minusvalorado y somos sobrepasados por otros; y el error de devolver el golpe, que obviamente es el más dañino de todos por su potencial incendiario sobre la convivencia. El modelo que nuestra autora propone para gestionar la ira del modo más apropiado es el de Martin Luther King, cuya resistencia pacífica a la discriminación racial en Estados Unidos lo hizo célebre. Nussbaum resume el enfoque de King en este punto con el binomio "ira-transición". Esto supone, de un lado, la aceptación de la protesta por lo que esta tiene de legítima, y de otro lado, la renuncia a toda aspiración vengativa. Las ansias retributivas contra aquellos considerados responsables de nuestros males presentes no representan ningún progreso hacia un futuro de paz y bienestar para todos, sino que, por el contrario, solo engendran mayores injusticias y violencias, en una espiral sin fin. Los ciudadanos de una sociedad democrática, concluye la autora, deben saber hacer frente a sus problemas sin dejarse arrastrar por pasiones tan destructivas.
La siguiente emoción analizada por Nussbaum es el asco. Su relevancia se justifica en este caso por su función crucial de facilitar y justificar la exclusión social de amplios colectivos. La exclusión social, como nos recuerda la autora, siempre ha existido, y ni siquiera hoy en día podríamos decir que las democracias modernas están libres de ella en su totalidad. Aplicando nuevamente el mecanismo de análisis ensayado a lo largo de la obra, basado en partir del enfoque psicoanalítico del desarrollo humano individual para terminar extrayendo conclusiones extrapolables a la sociedad en su conjunto, Nussbaum estudia el proceso por el cual ciertas realidades nos suscitan sentimientos de asco, defendiendo una concepción del mismo según la cual el asco vendría a representar un intento de proyectar distancia con nuestra naturaleza animal. Las personas tenderíamos, así, a definir nuestro estatus por referencia a lo meramente animal, a lo que, lógicamente, correspondería un puesto inferior en el escalafón. El problema, por supuesto, deriva de que este proceso tiene una proyección social: el asco se proyecta hacia determinados grupos humanos. Las particularidades de cada caso son distintos: el asco puede traducirse en discriminaciones por diversos motivos, como por ejemplo el sexo, la situación socioeconómica, la orientación sexual, la etnia, la religión... Lo importante es que en todos ellos se produce una implícita deshumanización del otro, que nos lleva a contemplarlo como subhumano, como animalizado. Es así como queda perfectamente justificada la discriminación de unos grupos a manos de otros. En Estados Unidos, señala Nussbaum, la concienciación respecto a la gravedad de los llamados delitos de odio contra ciertos colectivos (que son, indica, el corolario inevitable de la discriminación mencionada) es cada vez mayor. Urge, en consecuencia, teorizar y ofrecer propuestas para combatir el problema yendo a su base, que es el asco (junto con los procesos que provocan que este se proyecte socialmente). Al respecto la autora apunta algunas ideas: la clave, entiende, está en la educación. Debe favorecerse una pedagogía que ayude a los niños a familiarizarse tempranamente con realidades sociales diversas para que adquieran hábitos de tolerancia y se evite así que desarrollen prejuicios cimentados sobre el asco.
El análisis de la envidia constituye una sección notable de la obra porque en ella Nussbaum acomete la crítica de posiciones comúnmente consideradas de izquierdas, en contraste con el resto del libro, en el que se puede decir que su blanco principal es la derecha. En efecto, al igual que determinadas reivindicaciones de carácter populista relacionadas con la identidad han sido explotadas recientemente por la derecha, en la izquierda ha prosperado cierta renovación de la denuncia hacia el sistema económico por sus efectos sobre la desigualdad de renta y riqueza. Nussbaum no se extiende en estudiar estas críticas desde un ángulo estructural, con un enfoque socioeconómico. Más bien, su planteamiento es, de nuevo, atender al origen psicológico de la envidia y a sus efectos destructivos sobre la convivencia. La autora no descarta que, naturalmente, existan de hecho injusticias sociales graves, pero la diferencia fundamental que separa un enfoque adecuado de la cuestión del enfoque propio del envidioso está en que, en este último, la idea central es la venganza contra los ricos, es decir, el castigo de los privilegiados mediante la destrucción de su riqueza. Pero es evidente que esto perjudica a la sociedad en su conjunto. Aquí cabe aplicar nuevamente el esquema "ira-transición" ya comentado. En lugar de recurrir a un mecanismo de culpabilización de otros por los males que uno sufre y clamar por la violencia contra aquellos, deben abordarse los problemas desde una óptica más colaborativa, trabajando por alcanzar soluciones justas para todas las partes en conflicto, sin que ninguna se imponga a otra. Resulta muy destacable el completo alejamiento de Nussbaum respecto a toda veleidad revolucionaria. Su apuesta es decididamente liberal y reformista.
Las tensiones derivadas de las cuestiones de género y las discriminaciones asociadas a este son también objeto del estudio de la autora. El esquema a partir del cual Nussbaum acomete el abordaje de estos delicados asuntos guarda amplias similitudes con el general que emplea a lo largo de toda la obra: partiendo de la base de que aún continúa existiendo una profunda discriminación hacia las mujeres, incluso en las democracias avanzadas, analiza las emociones que subyacen a esta, como son el sexismo y la misoginia (los cuales se encarga de distinguir, pues si bien se encuentran estrechamente ligados, no son exactamente idénticos), para a continuación rastrear el origen de dichas emociones en la personalidad humana y en la historia de las sociedades. La autora identifica diversas fuentes de los comportamientos sexistas y racistas, y lo más novedoso de su estudio tiene que ver con la disección del sistema de creencias del varón que es más proclive a ser influenciado por opciones políticas populistas. Según Nussbaum, junto con los tradicionales prejuicios relacionados con la inferioridad de las mujeres y la definición estricta de los roles de género, es necesario prestar especial atención a la brecha creciente que se va abriendo entre hombres y mujeres en lo referente a ciertos parámetros de éxito social, como por ejemplo el nivel de estudios: cada vez son más las mujeres que completan estudios superiores, en proporción a los hombres. Ante la percepción de que las mujeres compiten exitosamente con ellos y les "roban" algo que creen que les pertenece, estos hombres reaccionan exacerbando sus comportamientos machistas. Como en todo, la solución pasa por encauzar adecuadamente las emociones que favorecen este resentimiento, lo que solo puede hacerse por medio de una educación libre de prejuicios de género.
La obra termina con una llamada a la esperanza en medio de todos los problemas que hemos de enfrentar. Nussbaum cierra así un libro muy personal, que no dejará indiferente a nadie tanto por la polémica inherente a los temas tratados como por el novedoso método de estudio que propone para aproximarse a ellos. Al ponderar el valor y la significación de la obra es necesario, por tanto, considerarlo desde dos perspectivas complementarias. De un lado, a un nivel general, el libro de Nussbaum no puede desligarse de la amplia literatura que se ha venido produciendo en los últimos años acerca del complejo fenómeno del populismo, cuyo auge en Europa y en Estados Unidos ha hecho saltar alarmas. En este marco, nuestra autora realiza una valiosa contribución al análisis de la cuestión enfocándose en el ejemplo estadounidense, demostrándonos que incluso un país de larga tradición democrática puede ver deteriorada su vida institucional en un grado notable.
Sin embargo, si descendemos a un nivel más concreto, centrándonos en el enfoque adoptado por la autora, las conclusiones habrán de ser más matizadas. Aunque los problemas que Nussbaum señala son reales, como reales son también los peligros que intenta conjurar, se echa en falta en ocasiones un análisis más de carácter estructural y socioeconómico que complemente la perspectiva psicológica que la autora convierte en el núcleo de su estudio. A pesar de esto, es innegable que incorporar el estudio de las emociones constituye una propuesta original y necesaria, que los próximos estudios en ciencias sociales sobre el fenómeno populista no podrán dejar de tener en cuenta. Nussbaum firma así un complemento indispensable a una bibliografía reciente dedicada a analizar las causas de ese desencanto profundo con el sistema democrático que autores como Daniel Innerarity (en su obra La política en tiempos de indignación) han diagnosticado con agudeza. Una mirada psicoanalítica a los miedos y traumas que ponen en peligro el imperio de la razón y la crítica que es indispensable en toda democracia.
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer
© 2022. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/4.0/ (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
Martha Nussbaum: La monarquía del miedo. Una mirada filosófica a la crisis política actual. Traducción de Albino Santos. Barcelona, Paidós, 2019, 304 pp.
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer