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Abstract
Los neoclásicos construyeron una síntesis para la economía; usurpando espacios de otras ciencias sociales así, la economía ganó el calificativo imperialista. La unificación implicó la reducción del fenómeno a unidades disipativas, sin perder integridad. Pero en la década de los treinta se rompió la linealidad del paradigma, con el surgimiento de la crítica Keynesiana, que abogaba por un entendimiento macroeconómico, en lugar de micro. En la actualidad se cuestiona la necesidad de microfundamentos para la macroeconomía. Este escrito revisa algunas críticas, cuestionando si el problema es la insistencia en los microfundamentos o la necesidad de microfundamentos distintos. Mostrando cómo la macroeconomía keynesiana es coherente con la psicología y marcando rutas hacia una teoría con bases cognitivo-conductuales.