Headnote
ABSTRACT
Adopting long-term energy strategies is essential to set the course that economies take. In this sense, several studies and reports have focused on different topics, such as using renewable energy, energy effciency, energy poverty, carbon capture, and innovation. However, there is a need to map the global situation of the strategic energy plans adopted by countries, focusing on those currently in force. The methodology adopted in this study is quantitative, starting with the compilation of all the strategic energy plans available in the International Energy Agency's database between July and October 2023. The main fndings show that energy effciency, renewable energy, as well as research, development, and technological innovation are the dominant topics in almost all continents. In turn, countries in Europe have included the most topics in their strategic energy plans, with Austria, Denmark, Ireland, Spain, and the United Kingdom standing out. Nevertheless, the United States and Japan also stand out.
Keywords: Strategic plans; energy policies; climate change; energy economics; policy mix; energy transition. jel codes: E60, N70, Q43, Q47, Q48.
RESUMEN
La adopción de estrategias energéticas a largo plazo es esencial para marcar el rumbo de las economías. En este sentido, varios estudios e informes se han centra-do en temas como el uso de energías renovables, la efciencia energética, la pobre-za energética, la captura de carbono y la innovación. Sin embargo, es necesario tra-zar un mapa de la situación global de los planes estratégicos de energía adoptados por los países y centrarse en los que están en vigor. La metodología adoptada en este estudio es cuantitativa y parte de la recopilación de todos los planes estratégicos de energía disponibles en la base de datos de la Agencia Internacional de la Ener-gía entre julio y octubre de 2023. Las principales conclusiones muestran que la efciencia energética, las energías renovables, así como la investigación, el desarro-llo y la innovación tecnológica son los temas dominantes en casi todos los conti-nentes. A su vez, los países de Europa son los que más temas han incluido en sus planes estratégicos de energía, aquí destacan Austria, Dinamarca, Irlanda, Espa-ña y el Reino Unido. No obstante, también sobresalen los Estados Unidos y Japón.
Palabras clave: planes estratégicos; políticas energéticas; cambio climático; econo-mía de la energía; mezcla de políticas; transición energética. Clasifcación jel: E60, N70, Q43, Q47, Q48.
IntroduccIón
El uso energético de los seres humanos siempre ha sido relevante. Sin embargo, desde el inicio de la primera Revolución industrial se ha proporcio-nado energía de manera más efciente que la subministrada de modo directo por los animales o por el ser humano (Chu y Majumdar, 2012). Esto es muy relevante, debido a que a partir de esa época el ser humano cambió desde el punto de vista social, gracias a la migración desde el campo hasta las ciuda-des, al avance de la tecnología relacionada con la metalurgia y la industria textil, al desarrollo de los ferrocarriles y de la medicina, y a tantos otros he-chos destacables (Ashworth, 2017; Porter, 1993; Williamson, 1988). En este sentido, a fnales del siglo xix comenzó a masifcarse el uso de la electricidad, gracias a la expansión de sus redes y al uso de nuevos productos que reque-rían de ella.
Al considerar el periodo que comenzó una vez terminada la segunda Guerra Mundial, el auge del uso de distintas fuentes energéticas para hacer frente a la creciente demanda de energía estuvo limitado en los planes nacio-nales e internacionales a lo que abarcaban el Plan Marshall y al desarrollo de la energía nuclear, de la energía hidroeléctrica y de la energía basada en combustibles fósiles. Esto evidenció la escasa presencia de las fuentes renovables no convencionales y de los problemas ocasionados por el efecto invernadero en los planes energéticos.
Desde la segunda mitad del siglo xx comenzó a documentarse que el cre-cimiento económico, tal como se estaba efectuando, podía provocar un ago-tamiento irreparable de los recursos naturales del planeta y, consecuente-mente, ocasionar una gran caída en la calidad de vida de los seres humanos (Meadows et al., 1972). En la Cumbre de la Tierra realizada en 1992 se reco-noció globalmente la necesidad de que el desarrollo fuera sostenible (Orga-nización de las Naciones Unidas [onu], 1992). Cinco años después se frmó el Protocolo de Kioto para reducir las emisiones de gases de efecto inverna-dero y combatir el cambio climático (onu, 1998). Así comenzó la masifca-ción de una serie de acuerdos, políticas y planes estratégicos públicos que los países están llevando a cabo para que el crecimiento económico sea sos-tenible.1
A pesar de lo anterior, no se ha realizado un mapeo con un diagnóstico general de los planes estratégicos relacionados con la energía que han mar-cado la evolución de los países a escalas nacional e internacional y que abar-can temas como la efciencia, el uso de energías renovables, la pobreza, la innovación, entre otros. En consecuencia, el objetivo de este estudio es lle-nar ese vacío mediante un estudio cuantitativo que abarca diversos temas de los planes estratégicos nacionales e internacionales sobre la energía.
La sección I se refere a los antecedentes relacionados con los planes es-tratégicos, desde el punto de vista del sector público, y a algunos planes estratégicos referidos a la energía desde la segunda mitad del siglo xx. La sección II describe la metodología abordada en esta investigación. La sec-ción III explica los resultados. Finalmente, la sección IV presenta las conclu-siones del estudio.
I. Antecedentes bIblIográfIcos
Los planes estratégicos son una parte muy importante de la gestión estraté-gica (Poister, Pitts y Edward, 2010). En este sentido, Ervin (1992) sostiene que la idea básica de éstos es que la institución se organice de forma que funcione en un entorno futuro diferente al actual. Entre las distintas defni-ciones de planes estratégicos se encuentra la de Berry y Wechsler (1995), quienes afrman que se trata de un proceso sistemático para gestionar la organización y su dirección futura en relación con su entorno y las demandas de las partes interesadas externas, inclu-yendo la formulación de estrategias, el análisis de los puntos fuertes y débiles de la agencia, la identifcación de las partes interesadas de la agencia, la implementa-ción de acciones estratégicas y la gestión de problemas.
Bryson (2018) ofrece una defnición más abierta, ya que expresa que la pla-nifcación estratégica es "un esfuerzo deliberativo y disciplinado para pro-ducir decisiones y acciones que den forma y guíen lo que una organización u otra entidad es, lo que hace y por qué lo hace". Esta última defnición per-mite incluir planes estratégicos para una región, una comunidad o una co-laboración entre dos o más organizaciones.
En el sector público los planes estratégicos pueden considerarse la herra-mienta de la que disponen los gobiernos para priorizar los motivos de inte-rés que defnen directrices, estrategias y objetivos (Sánchez Albavera, 2003). Los planes estratégicos marcan la dirección de una o varias organizaciones públicas y permiten a los gestores públicos centrar su atención y sus esfuer-zos en cuestiones prioritarias que orientan las decisiones y las acciones (Bryson, 2004) con base en la presencia de incertidumbre (Rumelt, 2011). En consecuencia, los objetivos, las estructuras organizativas, los sistemas de gestión y los procesos deben adaptarse a las estrategias formuladas (Johnsen, 2023).
El entorno, las instituciones y la conveniencia política permiten formu-lar y aplicar planes estratégicos públicos (Moore, 1995; Poister et al., 2010). A su vez, la estabilidad o la turbulencia institucional de los países infuye en la formulación de las estrategias que pueden resultar más benefciosas de acuerdo con la realidad de ellos (Joyce, 2000).
Los planes estratégicos pueden implicar distintos niveles de gestión e in-cluso a personas ajenas al asunto (Pollanen, Abdel-Maksoud, Elbanna y Mahama, 2017; Toft, 2000). Además, el periodo que abarcan los planes y el tiempo de recopilación de información pueden diferir considerablemente (Bryson, 2004).
Este tipo de planes puede ser formulado por agencias gubernamentales u organismos públicos autónomos, en función de sus estatutos y de la autono-mía que posean para llevar a cabo su gestión. Los poderes Legislativo y Eje-cutivo también puede exigir a los organismos gubernamentales que elaboren planes estratégicos (Melkers y Willoughby, 1998). El alcance de esos planes dependerá del poder involucrado y del marco jurídico vigente (Agranoff y McGuire, 2001; Frederickson y Frederickson, 2007). En términos generales, las organizaciones más grandes, por ser más complejas, suelen necesitar más recursos para aplicar con éxito sus planes estratégicos (Vinzant y Vinzant, 1996).
La difcultad de elaborar y aplicar planes estratégicos en el sector público también está relacionada con una cuestión ideológica. Por ejemplo, en Nue-va Zelanda el Partido Laborista, tras llegar al poder gracias a su victoria electoral en 1999, dejó atrás los planteamientos relacionados con los sistemas de planifcación estratégica. En este sentido, Johanson, Johnsen, Pekkola y Reid (2019) señalan que una de las principales razones que podrían explicar lo que sucedidó en aquel país es que el nuevo gobierno consideraba la plani-fcación estratégica como gerencialista.
El nivel de consenso en torno a un tema desempeña un papel sustancial en la elaboración de planes estratégicos, ya que determina el grado de difcultad de su formulación (Halachmi, 1986). Por ejemplo, la elaboración de un plan sobre temas en los que hay mayor consenso suele ser más ágil (Gabris, 1992).
Los planes estratégicos se diseñan y gestionan en el más alto nivel de las instituciones. Esto demuestra que pertenecen a un subconjunto de políticas públicas que se diseñan y aplican en distintas jurisdicciones, en un entorno de gobernanza que cambia a través del tiempo (Howlett y Rayner, 2013). En consecuencia, es importante incluir el concepto de combinación de políticas (conocido como policy mix en inglés), que, según Kern y Howlett (2009), son "disposiciones complejas de múltiples objetivos y medios que, en muchos casos, se han desarrollado de forma incremental a lo largo de varios años". Las combinaciones de políticas suelen surgir de procesos de "derivación" (nuevos objetivos que sustituyen a los antiguos sin cambiar los instrumentos utilizados para alcanzarlos), "conversión" (evolución de nuevas combina-ciones de instrumentos que conservan los antiguos objetivos), "estratifca-ción" (incorporación de nuevos objetivos e instrumentos a los ya existen-tes en la que se mantienen estos últimos) o de "sustitución" (esfuerzos por recrear o reestructurar las políticas de forma congruente y coherente, al sus-tituir los objetivos y los instrumentos existentes por otros nuevos) (Béland, 2007; Hacker, 2004; Torenvlied y Akkerman, 2004). A su vez, los resultados de las combinaciones de políticas dependen de su capacidad para satisfacer las expectativas iniciales, con base en si los objetivos y los instrumentos po-líticos se combinan de forma "consistente" o no (la capacidad de los distin-tos instrumentos políticos para reforzarse mutuamente), "coherente" (la ca-pacidad de los distintos objetivos políticos para coexistir de forma lógica) y "congruente" (la capacidad de los distintos objetivos e instrumentos para trabajar juntos de forma unidireccional o con apoyo mutuo) (Howlett y Rayner, 2013; Kern y Howlett, 2009).
En la práctica, el cambio climático, el cambio tecnológico y el cambio po-lítico implican muchas turbulencias e incertidumbre, con repercusiones so-ciales que pueden signifcar más oportunidades y responsabilidades para el sector público a la hora de confgurar el futuro (Johnsen, 2023). En este contexto, desde la década de 1950, los Estados y las organizaciones sociales han desarrollado y publicado diversos planes estratégicos relacionados con la energía, en los que consideran, entre otras cuestiones, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de energías limpias. Uno de los planes relacionados con la energía más antiguos fuera de Europa y Asia data de 1958. Se trataba de un acuerdo entre el gobierno de Surinam y la em-presa minera Suriname Aluminum Company para construir un lago hi-droeléctrico (Girvan y Girvan, 1971). Este acuerdo fnalizó en 2019 con la transferencia de la propiedad de la presa (Banco Interamericano de Desarro-llo [bid], 2020).
Si bien países como Corea del Sur, los Estados Unidos, Grecia, Israel y Japón publicaron planes estratégicos centrados en las energías renovables y la efciencia energética en las décadas de 1970 y 1980, el número de planes es-tratégicos despegó en el decenio de 1990. Algunos a escala nacional son el Plan Nacional de Desarrollo de Irlanda (Irish Government, 1999), el Plan Nacional de Desarrollo Sostenible de Luxemburgo (International Energy Agency [iea], 2000), el Programa de la Dendroenergía de Francia (Agence de L'Environnement et de la Maîtrise de L'Energie, 2008), la Ley General del
Medio Ambiente y los Recursos Naturales de Nicaragua (1996), y el Pro-grama Nacional de Desarrollo Energético de Estados y Municipios de Brasil (Cria Comissão de Implantação e Suporte a Continuidade das Ações do Prodeem No Âmbito do Estado do Rio de Janeiro, 1997).
En el siglo xxi se han publicado varios planes estratégicos con jurisdic-ción internacional, como la Alianza de Energía y Clima de las Américas, para promover la seguridad energética y luchar contra el cambio climático (Andrew O'Keefe, 2010), y el Pacto Verde Europeo de la Unión Europea, para que en 2050 sus países miembros sean sostenibles y neutros en mate-ria de carbono (Comisión Europea, 2019). Algunos planes estratégicos de energía con un carácter nacional publicados en el siglo xxi son: "Energía sostenible para todos 2030" de Angola, en 2015, cuyo objetivo es lograr el acceso universal a la electricidad, a los combustibles limpios y a la energía mecánica, para mejorar la efciencia energética y duplicar la cuota de ener-gías renovables en el país; el "Incentivo vinculado a la producción" de la India, en 2020, que busca mejorar la competitividad de los fabricantes in-dios, atraer inversiones en tecnología de punta, mejorar la efciencia, crear economías de escala e impulsar las exportaciones en varios sectores, como los módulos fotovoltaicos solares de alta efciencia y las baterías químicas avanzadas (Ministry of New and Renewable Energy of India, 2020); por último, el "Plan de Desarrollo de la Industria Automovilística de Nuevas Energías (2021-2035)" de China, en 2021, para promover los vehículos de nuevas energías, incluidos los eléctricos y los de pila de combustible de hi-drógeno (Ibold, Yun y Shuyue, 2021).
II. metodologíA
Con el fn de lograr el objetivo de hacer un diagnóstico general de los tipos de planes estratégicos que los diferentes países (a través del Estado) han for-mulado e implementado en materia energética, se han tenido en cuenta los que aparecen en la base de datos de la Agencia Internacional de Energía (iea, 2023), ya que se referen a la reducción de emisiones de gases de efecto in-vernadero, a la mejora de la efciencia energética, al desarrollo y el uso de e nergías renovables, entre otras tecnologías.
Esta base de datos contiene más de 7 900 políticas energéticas de todo el mundo, de las cuales más de 1 000 están clasifcadas como planes estratégicos. Reúne datos de la iea, de la Agencia Internacional de Energías Renova-bles y de las bases de datos Addressing Climate Change y Building Energy Effciency Policies.
La iea (2023) divide los planes estratégicos de energía en los siguientes 10 temas: captura, utilización y almacenamiento de carbono (cuac); ciudades (c); minerales críticos (mc); electrifcación (e); efciencia energética (ee); po-breza energética (pe); reducción del metano (rm); transición centrada en las personas (tcp); energías renovables (er), e investigación, desarrollo e inno-vación tecnológica (i+d+i).
En primer lugar, los datos se recogieron manualmente del sitio web de la iea entre el 1º de julio de 2023 y el 30 de octubre de 2023 (diagrama 1). En segundo lugar, el número de planes estratégicos de energía se conside ra en función de su estatus, es decir, si han fnalizado (expirado), si están en vigor o si han sido anunciados o planifcados durante el periodo de recopi-lación de datos. El año considerado en esta parte se divide según el año de publicación, anuncio o planifcación. En concreto, estos planes datan de la década de 1950 a 2023. En tercer lugar, los planes estratégicos de energía se agrupan cuantitativamente y en términos relativos, con base en su estatus y en los temas que abordan.
Posteriormente, esta investigación se centra en los planes estratégicos de energía en vigor. En primer lugar, examina el número de planes estratégicos por país y el porcentaje de países con planes energéticos por continente y por tema (a escalas general, nacional e internacional). En segundo lugar, el nú-mero de temas cubiertos por cada economía (en uno o varios planes estraté-gicos). Por último, calcula un índice de efciencia de los planes estratégicos de energía en los temas que abordan.
La siguiente fórmula (1), que debe considerarse sólo con números natura-les, determina cada tema abordado en al menos un plan estratégico.
donde Yi es el tema considerado en al menos un plan estratégico de energía en vigor en el país i; X es el número de planes estratégicos de energía en vigor en el país i en el que aparece el tema considerado.
El número total de temas tratados se obtiene al sumar el número de temas de la iea (2023) considerados por el país i.
A continuación se presenta la fórmula (2) de un nuevo índice porcentual de efciencia de los planes estratégicos de energía sobre un tema en el país i (IEPEETi), que relaciona el tema cubierto en al menos un plan energético estratégico en vigor en el país i con el número de planes estratégicos de ener-gía en vigor sobre un tema en el mismo país i.
Se esclarece que aunque un tema sea abordado de forma más efciente no quiere decir que sea considerado de mejor manera.
Para el análisis de los continentes y las economías se han tenido en cuenta los 193 países de la onu, así como Taipéi Chino y Niue.
III. resultAdos
El cuadro 1 muestra la evolución de los planes estratégicos nacionales o internacionales juntos en materia de energía, con base en su estatus. Espe-cífcamente, el cuadro citado indica que esos planes comenzaron a aumen-tar en la década de 1990 y continuaron incrementándose en las décadas siguientes. En concreto, la evolución de los planes estratégicos de energía expirados comenzó a aumentar en los años de 1990, con un pico en la pri-mera década del siglo xxi, un ligero descenso en la década de 2010 y una disminución signifcativa de 2020 a 2023 (a pesar de que este último perio-do considera sólo cuatro años). A su vez, los planes estratégicos en vigor han sido publicados desde el decenio de 1970 y han aumentado signifcati-vamente hasta la década actual. Por otro lado, los planes estratégicos anun-ciados comenzaron a aparecer en la década de 2010 y aumentaron durante 2020-2023. Por último, los planes estratégicos planifcados sólo aparecieron en 2020-2023.
La relación del número de planes estratégicos de energía, con base en los cuatro estatus existentes y en los temas identifcados por la iea (cuadro 2), muestra que entre los planes estratégicos expirados y aquellos en vigor la efciencia energética, las energías renovables y la i+d+i tecnológica son los temas más comunes. Estos dos últimos son también los más considerados en los planes estratégicos planifcados, que también tienen la electrifcación como uno de los temas principales. Por último, la electrifcación es el asunto principal de los planes estratégicos anunciados.
En el otro extremo, según su estatus, se encuentran temas que apenas se han tenido en cuenta (cuadro 2). Entre los expirados están las ciudades, los minerales críticos y la reducción del metano. Entre los que están en vigor se halla la pobreza energética. Entre los anunciados están la pobreza energéti-ca, las transiciones centradas en las personas y la i+d+i tecnológica. Por úl-timo, entre los planes estratégicos planifcados se encuentran los minerals críticos, la pobreza energética, la reducción del metano y las transiciones centradas en las personas.
A pesar de lo anterior, debido a que los planes estratégicos de energía anunciados y planifcados son muy pocos, difícilmente puede darse una conclusión defnitiva.
El mapa 1 muestra los planes estratégicos de energía en vigor desde 1976 hasta 2023. El primer año se justifca por ser el primero en que un plan es-tratégico está en vigor hasta la actualidad, y el último año se considera por ser el de la fecha en que se recogieron los datos de la investigación. En este sentido, los países que destacan, en orden decreciente, son el Reino Unido, la India, China, España, Polonia, los Estados Unidos, Canadá, Francia e Irlan-da. A su vez, a escala continental, los países europeos son los que más planes estratégicos de energía han publicado. En el otro extremo de la escala, casi todos los países de África, Oceanía y Oriente Medio son los que tienen me-nos planes energéticos estratégicos en vigor.
El apéndice 1, relativo al número de planes estratégicos de energía, mues-tra que el Reino Unido lidera en utilización y almacenamiento de la captura de carbono, i+d+i tecnológica y energías renovables (en este último caso, junto con España y Polonia). En transiciones centradas en las personas, la India encabeza la lista. En los temas referidos a las ciudades, por un lado, y a la electricidad, por otro, Polonia es el país líder, en el último caso junto con Austria. En efciencia energética, Francia es el líder. Por último, en minerales críticos, pobreza energética y reducción del metano, el número máximo de planes estratégicos en los países del mundo es inferior o igual a cinco. En este sentido, los Estados Unidos destacan en la primera categoría, Austria y Chile en la segunda, y México en la tercera.
El mismo apéndice muestra que el mayor número de planes estratégicos de energía a escala mundial aborda las energías renovables, seguidas de la efciencia energética y la i+d+i tecnológica. Por el contrario, el tema menos tratado es la pobreza energética, seguida de la captura, el uso y el almacena-miento de carbono, y los minerales críticos.
El cuadro 3 muestra el porcentaje de economías de cada continente que abordan cada uno de los temas de la iea de 1976 a 2023. El mismo cuadro muestra el número de economías por continente que cuentan con planes estratégicos de energía dentro del mismo periodo. Todo ello se presenta a es-calas general (cuadro 3a), nacional (cuadro 3b) e internacional (cuadro 3c).
El cuadro 3a muestra que Europa, Asia y América son los tres continen-tes donde más de 70% de las economías tienen planes estratégicos de energía que incluyen alguno de los temas tratados por la iea. Si tenemos en cuenta los asuntos que están incluidos en los planes estratégicos de al menos 50% de las economías de un continente, la energía renovable es el más importan-te. En concreto, África, América, Asia y Europa son los que superan este mínimo. En Europa la efciencia energética y la i+d+i tecnológica también cumplen esta condición.
En el otro extremo, menos de 50% de los países de Oceanía tiene planes estratégicos que incluyen alguno de los temas de la iea. De hecho, la efcien-cia energética y las energías renovables son los más representados, con 33.3% cada uno.
El cuadro 3b examina los planes estratégicos de energía a escala nacional y los resultados son los mismos que en el cuadro 3a, excepto en las energías renovables, consideradas por 65.7% de los países de América; la reducción del metano y las transiciones centradas en las personas, consideradas por 17 y 10.6% de los países de Asia, respectivamente. Estos cambios porcentuales en los temas indicados han dado lugar a pequeñas variaciones, de forma que sólo Europa y Asia tienen al menos 70% de sus países con planes estratégi-cos que incluyen alguno de los temas de la iea.
El mismo cuadro muestra que 65.1% de los países dispone de planes es-tratégicos de energía a escala nacional, cifra ligeramente inferior a 66.2% observado en el cuadro 3a.
El cuadro 3c muestra que 8.2% de las economías cuentan con planes estratégicos de energí a con un alcance internacional (aunque sin conside-rar los co rrespondientes a organizaciones internacionales como la Unión
Europea o la onu). A su vez, el continente europeo presenta el mayor por-centaje de países con este tipo de planes, aunque este porcentaje no alcanza 20 por ciento.
El cuadro 3c muestra que al menos 5% de los países de Europa tiene planes estratégicos internacionales de energía que incluyen i+d+i tecnológicas o energías renovables. En Oceanía, al menos 5% de los países tiene planes estratégicos internacionales sobre energías renovables. Finalmente, el resto de los continentes presenta porcentajes inferiores a 5% para todos los temas a escala internacional.
El mapa 2 muestra que los países europeos son los que más temas inclu-yen en sus planes estratégicos de energía, mientras que los de África y Ocea-nía son los más rezagados en este ámbito. Específcamente, aquellos con mayor número de temas en sus planes estratégicos son Austria, Dinamarca, Irlanda, Japón, España, el Reino Unido y los Estados Unidos.
El apéndice 2 muestra que los temas más abordados por al menos un plan estratégico de energía en cada país se referen, en primer lugar, a las energías renovables, seguidas por la efciencia energética y la i+d+i tecnoló-gica. Por el contrario, el tema menos abordado es la pobreza energética, seguido de la captura, la utilización y el almacenamiento de carbono, y los minerales críticos.
El cuadro 4 muestra que todos los países líderes en cuanto al número de temas tratados en al menos un plan estratégico abordan las ciudades, la ef-ciencia energética, las transiciones centradas en las personas, las energías renovables y la i+d+i tecnológica. Por el contrario, la reducción del metano y la pobreza energética son los temas menos cubiertos.
El mismo cuadro muestra que el tema de la reducción del metano, a pesar de ser el menos tratado, como se comentó en el párrafo anterior, tiene el mayor porcentaje de efciencia dentro de los planes estratégicos energéticos en vigor, debido a los indicadores del Reino Unido y los Estados Unidos. Por el contrario, los temas de energía renovable y efciencia energética tienen el porcentaje de efciencia más bajo.
Japón, Irlanda y Dinamarca son los países líderes en cuanto al número de temas abordados y al porcentaje más alto de efciencia de sus planes estraté-gicos de energía que están en vigor. Por el contrario, Austria y España son los países líderes menos efcientes en este aspecto.
IV. conclusIones
Esta investigación muestra que, según la base de datos de la iea (2023), la adopción masiva de planes estratégicos de energía que abarcan la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, la mejora de la efciencia energética, así como el desarrollo y el despliegue de energías renovables, en-tre otras tecnologías, despegó en la década de 1990.
Los temas más abordados a lo largo del tiempo se referen a las energías renovables, a la efciencia energética y a la i+d+i tecnológica. Sin embargo, los temas considerados de manera más efciente son las ciudades junto con la captura, la utilización y el almacenamiento de carbono.
Los países europeos son los que han publicado más políticas que están en vigor a escala tanto nacional como internacional, donde destacan el Reino Unido, España, Polonia, Francia e Irlanda. También son los países que sue-len abarcar más temas (excluidas las políticas multilaterales de la Unión Eu-ropea). Sobresalen Austria, Dinamarca, España, Irlanda y el Reino Unido. En cuanto a la efciencia temática de los planes estratégicos de energía, Irlan-da y Dinamarca se distinguen en Europa.
Los Estados Unidos destacan por ser uno de los países con más planes estratégicos de energía y uno de los líderes en cuanto al número de temas abordados en esos planes. Japón sobresale por esto último y por tener la mayor efciencia temática entre los países líderes en cuanto al número de temas abordados en sus planes estratégicos de energía.
Se recomienda que este estudio se complemente con investigaciones sobre los planes estratégicos de energía desde una perspectiva cualitativa y especí-fca, que aborde la combinación de dichos planes estratégicos y la mezcla de las políticas que los apoyan, teniendo en cuenta variables como la consisten-cia, la coherencia, la congruencia y la credibilidad de los objetivos y los ins-trumentos.
Futuras agendas deberían realizar un mapeo cuantitativo general y un diagnóstico de fuentes o vectores energéticos más específcos para conocer las diferencias y las similitudes que puedan tener en cuanto a los temas que abarcan. Sin embargo, debido al reducido número de planes estratégicos que se incluirían, una opción sería realizar el estudio a nivel de las políticas, mediante el análisis de los planes estratégicos, las regulaciones, las subven-ciones, la educación, entre otros tipos.
References
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