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Ha pasado ya casi una decada de la caida del Muro de Berlin. El 9 de noviembre de 1989, en medio del mas absoluto caos y desorden, el vocero del Gobierno de la asi llamada Republica Democratica Alemana anuncio la "inmediata" decision de abrir las fronteras y permitir a sus ciudadanos viajar libremente. Aun antes de que los germanicamente eficaces burocratas pudieran informarle a los guardias fronterizos, miles y miles de personas se agolparon frente a los cruces, exigiendo se abrieran las puertas de una nacion que, 28 anos antes, habia decidido encarcelarse a si misma.
El Muro de Berlin, pieza unica de la arquitectura represiva, era, con sus 160 kilometros de largo, simbolo e instrumento de la division de Europa.
Construida originalmente como reaccion del Gobierno germano- oriental ante la migracion masiva de sus ciudadanos hacia occidente, esta muralla se vio complementada despues con una de las fronteras terrestres mas vigiladas y militarizadas del mundo. La brecha que separaba a las dos Alemanias despues de la Segunda Guerra se vio reemplazada por una construccion de alcances inimaginables. El Muro de Berlin adquirio un caracter simbolico para opresores y oprimidos en la Europa comunista. Por un lado, se le presentaba como la ultima barrera de defensa ante un posible ataque del enemigo capitalista, por otra representaba la profunda y -en ese entonces- aparentemente eterna division de Europa, otros lo veian como muestra clara del poderio militar del bloque sovietico y de su disposicion a utilizarlo contra su propia gente. Para muchos, el Muro era simplemente un obstaculo a remontar, algun dia, para conocer lo que habia del otro lado.
Mas alla de la motivacion inmediata que llevo a Walter Ulbricht a ordenar su construccion en agosto de 1961, el Muro sirvio tambien...