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"Toda teoría es gris, querido amigo, y verde es el dorado árbol de la vida", ha dicho Goethe. Es cierto, ninguna teoría es capaz de abarcar todos los recovecos de la realidad, pero a . su vez sin las teorías, tampoco podríamos interactuar con el mundo real. Las teorías, más o menos científicas, más o menos buenas, constituyen la forma en que los humanos captamos, interpretamos y procuramos influir sobre Ia realidad. Aplicada a la historia, las interpretaciones deben servirnos a ver si aprendemos algo de ella.
La historia oficial: al servicio de Ia oligarquía criolla
Donde la crónica degenera en historicismo, es decir, en teleología, en personajes preclaros que actuaron siguiendo un supuesto plan previamente trazado y completamente definido; la sociología, al menos la marxista, debe enfocar las luces y las sombras, las contradicciones no sólo sociales, sino también sicológicas y políticas de los personajes que encabezaban o hablaban por ellas, los diversos momentos, los cambios, las limitaciones históricas, sociales y personales.
Cuando la historia se convierte en instrumento ideológico de la clase dominante, promoviendo el mito y el culto a la personalidad de sus proceres, mientras se borran de ella actores "incómodos" que introducen grietas en las versiones oficiales; cuando la historia sólo produce estatuas de bronce, pero muertas, rígidas, estáticas; la sociología o la historia social debe rescatar la vida real tal y como fue, con todas sus variantes, sus proyectos en ciernes, los fracasados y los que se impusieron por la fuerza de los hechos.
En América Latina, en general, la historia de la Independencia ha devenido en historicismo al pretender que todos los acontecimientos tuvieron como objetivo la constitución de los actuales estados nacionales tal y como son, y que los mismos son el fruto de un diseño previo de los proceres (abuelos de la oligarquía actual) y que cada acontecimiento fue un paso hacia su constitución.
Nada más falso. La historia humana no es un libro escrito en ninguna parte, jamás lo ha sido, ni antes, ni ahora. Es en todo caso un libro abierto y escribiéndose cada día. Si bien las tendencias etnocéntricas de nuestros cerebros, inducidos por la ideología dominante, pueden producir la ilusión engañosa de que todo lo pasado sucedió para que llegáramos a donde...