Resumen
Este estudio explora las diferencias en caracte- rísticas de personalidad de pacientes en trata- miento por adicción a drogas, comparando aquellos que han presentado conductas violen- tas contra la pareja con aquellos que no. Parti- ciparon 125 sujetos en tratamiento en los pro- gramas de la Fundación Proyecto Hombre Navarra. Fueron evaluadas variables sociode- mográficas y de consumo de sustancias (Euro- pASI), las conductas violentas contra la pareja (CTS-2), la respuesta interpersonal (IRI), la ma- nifestación de la ira (STAXI), la impulsividad (BIS) y el grado de afectación por el consumo (Escala de Inadaptación). El 33.6% de los suje- tos presentó conductas violentas contra su pa- reja en el pasado. El grupo con conductas vio- lentas contra la pareja presentó puntuaciones significativamente más altas en los niveles de ira-estado y de ira-rasgo, así como en los niveles de impulsividad (motora y global). Dicho grupo tuvo una mayor prevalencia de mujeres que de hombres. No existieron diferencias en el resto de variables.
Palabras-clave: Adicción a drogas; conducta violenta; pareja; variables de personalidad; eva- luación.
Abstract
This study explores the differences in persona- lity characteristics of patients in treatment for drug addiction, comparing those who have committed intimate partner violent with those who do not. 125 subjects on treatment in the programs of the Proyecto Hombre Navarra Foundation were assessed. Sociodemographic and substance use variables (EuropASI), violent behaviours against intimate partners (CTS-2), interpersonal response (IRI), the anger expres- sion (STAXI), impulsivity (BIS) and the degree of bad adaptation to daily life due to the drug consumption (Maladjustment Scale) were eva- luated. The results showed that 33.6% of the patients had committed abusive behaviors against a partner in the past. The group with violent behaviours showed significantly higher scores in state-anger and anger-trait, as well as higher levels of impulsivity (motor and global). This group had a higher prevalence of women than men. There were no differences in other variables.
Keywords: Drug addiction; violent beha- viour; intimate partner; personality variables; assessment.
Introducción
La relación entre el maltrato a la mujer y el consumo de sustancias por parte del agresor es un tema polémico y de gran actualidad (Fer- nández-Montalvo, López-Goñi y Arteaga, 2011). La tasa de agresores que presentan problemas de abuso o dependencia alcohólica puede osci- lar entre el 50% y el 60% (Echeburúa, Fernán- dez-Montalvo y Amor, 2003; Fernández-Mon- t al v o y E c hebu rúa , 19 9 7 , 2 0 05 ; Fernández-Montalvo, Echeburúa y Amor, 2005; Stuart, O'Farrell, Leonard et al., 2009; Stuart, O'Farrell y Temple, 2009). En el caso de drogas ilegales, los datos varían en las diferentes inves- tigaciones pero, como media, en torno al 20% de los hombres agresores presenta un consumo abusivo de drogas (Fals-Stewart, Golden y Schu- macher, 2003; Fernández-Montalvo y Echebu- rúa, 1997, 2005; Moore et al., 2008; Stuart et al., 2008).
Esta misma relación se observa también cuando se analiza el problema desde la pers- pectiva de las drogodependencias. Aproximada- mente entre un 40% y un 60% de los pacientes adictos que viven con sus parejas presentan epi- sodios violentos contra las mismas durante el año previo al inicio del tratamiento para su adicción (Easton, Swan y Sinha, 2000; Korman et al., 2008; O'Farrell y Murphy, 1995). Además, en algunos estudios ha quedado clara la influen- cia del consumo de sustancias, principalmente alcohol, en el desarrollo y desencadenamiento de episodios violentos contra la pareja (Muñoz- Rivas, Gámez-Guadix, Graña y Fernández, 2010; Stuart, O'Farrell, Leonard et al., 2009). Sin em- bargo, a pesar de la relación existente entre el consumo de sustancias y la presencia de con- ductas violentas, hoy por hoy no hay ningún es- tudio que establezca una relación causal entre ambos fenómenos (Leonard, 2005). Probable- mente, el abuso de sustancias constituye un fac- tor precipitante, más que un factor causal, de la violencia contra la pareja (Fernández-Mon- talvo et al., 2011).
En cualquier caso, con arreglo a los datos encontrados, una línea urgente de trabajo para los próximos años debe centrarse en estudiar la relación entre el consumo de sustancias y la violencia contra la pareja, así como en estable- cer posibles vías específicas de intervención conjunta para ambas problemáticas (Fals-Ste- wart y Kennedy, 2005; Moore et al., 2008; Stuart, O'Farrell, Leonard et al., 2009). Los pro- gramas de tratamiento de drogodependencias son sin duda un contexto adecuado para iden- tificar situaciones de recurso general a la vio- lencia como forma de solucionar los conflictos y, más en concreto, situaciones de violencia de género (Fernández-Montalvo, López-Goñi y Ar- teaga, 2012).
Hasta la fecha han sido muy escasos los es- fuerzos desarrollados para el tratamiento de la violencia contra la pareja en el ámbito de las drogodependencias. De hecho, en la bibliografía sobre el tema aparecen solamente algunos pro- gramas aislados, principalmente en el ámbito estadounidense, que, sin embargo, muestran da- tos muy esperanzadores. Algunos ejemplos en este sentido son el Dade County's Integrated Do- mestic Violence Model (Goldkamp, Weiland, Co- llins y White, 1996), el Yale's Substance Abuse Treatment Unit's Substance Abuse-Domestic Vio- lence Program (SATU-SADV) (Easton y Sinha, 2002) o los tratamientos con la denominada Te- rapia Conductual de Pareja (Chase, O'Farrell, Murphy, Fals-Stewart y Murphy, 2003; O'Fa- rrell, Murphy, Stephan, Fals-Stewart y Murphy, 2004; O'Farrell, Van Hutton y Murphy, 1999).
Debido a la importancia y a la posible utili- dad de aplicar programas de gestión de conflic- tos en general y de tratamiento de la violencia contra la pareja en particular en contextos de atención a pacientes drogodependientes, así como a lo novedoso del tema, resulta urgente conocer el perfil de los pacientes adictos con conductas violentas asociadas hacia la pareja. Sólo de esta forma se podrán implementar pro- gramas específicos de tratamiento para esta pro- blemática. Por todo ello, los objetivos de este trabajo son, en primer lugar, establecer la tasa de prevalencia de conductas violentas contra la pareja entre los usuarios drogodependientes del programa Proyecto Hombre de Navarra. En se- gundo lugar, se trata de determinar si existe un perfil diferencial entre los usuarios con y sin conductas violentas hacia la pareja en distintas variables sociodemográficas, de consumo y de personalidad.
Método
Participantes
La muestra inicial estuvo formada por 180 pacientes adictos que acudieron al tratamiento tanto ambulatorio como en comunidad terapéu- tica de Proyecto Hombre en Navarra en el pe- riodo comprendido entre mayo y diciembre de 2010. Este programa es un tratamiento cogni- tivo-conductual orientado a la abstinencia que ha mostrado su eficacia en distintos estudios (Fernández-Montalvo, López-Goñi, Illescas, Landa y Lorea, 2008; López-Goñi et al., 2010).
Los criterios de admisión en este estudio fueron: (a) cumplir los criterios diagnósticos para un trastorno de dependencia de substan- cias según el DSM-IV-TR (American Psychiatric Association, 2000); (b) tener entre 18 y 65 años de edad; (c) recibir tratamiento en Proyecto Hombre por su problema de adicción; (d) haber mantenido una relación estable de pareja; y (e) dar su consentimiento para la participación en el estudio. Fueron criterios de exclusión: (a) la existencia de patologías mentales graves que de- saconsejaran la realización del estudio; (b) la indicación por parte de los profesionales de la no conveniencia de llevar a cabo la entrevista en ese momento concreto de su proceso tera- péutico; y (c) la limitación en el manejo del idio- ma español. Con arreglo a estos criterios, se ex- cluyeron del estudio 39 personas. Además, 16 pacientes (13 varones y 3 mujeres) rechazaron participar en la investigación. De este modo, los sujetos estudiados fueron 125.
La edad media de los participantes fue de 36.4 años (DT = 9.0), siendo la mayoría varones (n = 95; 76%) y solteros (n = 71; 65.1%). Una descripción más detallada de las características sociodemográficas de las muestra se presenta en el apartado de resultados.
Instrumentos
El EuropASI (Kokkevi y Hartgers, 1995) es la versión europea del «Índice de gravedad de la adicción» (Addiction Severity Index, ASI; McLellan, Luborsky, O'Brein y Woody, 1980). Se trata de una entrevista muy utilizada tanto desde la perspectiva clínica como desde la ins- titucional (González-Saiz et al., 2002; Mäkelä, 2004). Esta entrevista valora la necesidad de tra- tamiento del paciente en siete áreas diferentes: (a) estado médico general; (b) situación laboral y financiera; (c) consumo de alcohol; (d) con- sumo de otras drogas; (e) problemas legales; (f) relaciones familiares y sociales; y (g) estado psi- cológico. Para ello se puede emplear el Índice de Gravedad del Entrevistador (IGE) (Intervie- wer Severity Rating) (rango: 0-9) (López-Goñi, Fernández-Montalvo y Arteaga, 2012). A mayor puntuación, mayor gravedad de la adicción. La versión española empleada en este estudio es de Bobes, González, Sáiz y Bousoño (1996).
La Revised Conflicts Tactics Scale-2 (CTS-2) (Straus, Hamby, Boney-McCoy y Sugarman, 1996) mide el grado en que las personas utilizan la violencia contra sus parejas y hasta qué punto utilizan la negociación para resolver conflictos. El CTS-2 se compone de 78 ítems, todos ellos referentes tanto a las acciones realizadas por la persona que contesta el cuestionario como a las ejercidas por su pareja. Consta de cinco escalas: razonamiento/negociación, agresión física, abu- so psicológico, coerción sexual y lesiones. Cum- plimentaron este cuestionario las personas que tenían pareja en la actualidad o la hubieran te- nido anteriormente.
El Índice de Respuesta Interpersonal (IRI) (Davis, 1980) consta de 28 ítems que valoran cuatro componentes de la empatía: toma de perspectiva (capacidad para apreciar el punto de vista de los demás), interés empático (capa- cidad para sentir compasión y preocupación por las personas que tienen experiencias negativas), fantasía (capacidad para identificarse con ca- racteres o personajes ficticios) y aflicción per- sonal (capacidad para compartir las emociones negativas de los demás y de enfrentarse con los sentimientos negativos). Cada uno de los 28 ítems se puntúa en una escala de tipo Likert que oscila de 0 (totalmente en desacuerdo) a 4 (totalmente de acuerdo). El rango total de la es- cala es, por tanto, de 0 a 112.
El Inventario de Manifestación de la Ira Es- tado-Rasgo (STAXI-2) (Spielberger, 1988) consta de 10 ítems relacionados con la ira-estado (in- tensidad de la emoción de la ira en una situa- ción concreta) y de otros 10 referidos a la ira- rasgo (disposición individual para sentir ira habitualmente). El rango de las puntuaciones es de 10 a 40 en cada escala. Asimismo el STA- XI-2 cuenta con una tercera subescala de 24 ítems relacionada con la forma de la expresión de la ira (ira interna, ira externa y control de la ira), que no se ha utilizado en este estudio.
La Escala de Impulsividad (BIS-10) (Barratt, 1985) consta de 33 ítems que puntúan de 0 a 4 en una escala de tipo Likert. El rango total de la escala oscila de 0 a 132. Este instrumento consta de tres subescalas, de 11 ítems cada una y con un rango que oscila de 0 a 44. La primera subescala evalúa la impulsividad motora, la se- gunda la impulsividad cognitiva y, por último, la tercera evalúa la improvisación y ausencia de planificación. A mayor puntuación, mayor pre- sencia del rasgo medido en cada subescala. La puntuación total se obtiene de la suma de todas las subescalas.
La Escala de Inadaptación (Echeburúa, Co- rral y Fernández-Montalvo, 2000) refleja el gra- do en que la situación problemática de cada pa- ciente afecta a diferentes áreas de la vida cotidiana: trabajo-estudios, vida social, tiempo libre, relación de pareja y vida familiar. Este instrumento consta de seis ítems, que oscilan de 0 a 5 en una escala de tipo Likert. En general, una puntuación igual o superior a 2 en cada ítem denota un grado importante de inadapta- ción en el ámbito evaluado. El punto de corte de la escala total es, por tanto, 12.
Procedimiento
El protocolo de esta investigación contó con la aprobación de los comités éticos de la Univer- sidad Pública de Navarra y de la Fundación Pro- yecto Hombre Navarra. La evaluación de todos los sujetos de la muestra se llevó a cabo en el marco de la evaluación pretratamiento. De esta forma, a medida que los pacientes acudían al pro- grama, se llevaba a cabo la entrevista clínica y se cumplimentaban los diferentes cuestionarios.
En concreto, se llevaron a cabo tres sesiones de evaluación. En la primera se recogían los da- tos sociodemográficos y de consumo mediante el EuropAsi. En la segunda sesión se valoraba la presencia de conductas violentas con la pareja. Sólo después de haber realizado la entrevista, se entregaba a los pacientes el CTS-2 para su cum- plimentación. Por último, en la tercera sesión se evaluaban las características de personalidad. En este sentido, tal y como se ha sugerido por parte de algunos autores (Sonne y Brady, 1998), la eva- luación de las características de personalidad se realizó una vez transcurridas 3 semanas desde el inicio de la abstinencia, para eliminar así la posible influencia de síntomas de deprivación.
La asignación de los sujetos al grupo de con- ductas violentas contra la pareja se llevó a cabo en función del cumplimento de los siguientes criterios: 1) reconocimiento del paciente de pro- blemas de violencia contra la pareja; 2) existen- cia de orden de alejamiento por motivos de vio- lencia contra la pareja; 3) impresión clínica fun- damentada de existencia de violencia contra la pareja; 4) puntuación positiva en la Escala CTS- 2: conductas de violencia contra la pareja; 5) puntuación positiva en la escala legal del Euro- pASI, si se refiere a la pareja; y 6) existencia de denuncia por delito de violencia de género. El cumplimiento de uno o más de los tres primeros criterios, o de dos o más de los restantes, im- plicaba la asignación del paciente al grupo con conductas violentas.
Análisis de datos
Se realizaron análisis descriptivos para todas las variables. En los análisis bivariados entre los pacientes que presentaban conductas vio- lentas contra la pareja y los que no, se empleó el análisis de χ2, la prueba no paramétrica U de Mann-Withney o la prueba t, según la naturaleza de las variables analizadas y el tamaño del gru- po menor, considerándose una p < .05 como significativa. Todos los análisis estadísticos se realizaron con el programa SPSS (versión 15.0).
Resultados
Prevalencia y características de la violencia
Un 33.6% (n = 42) de los 125 pacientes va- lorados presentó conductas de maltrato contra su pareja en el pasado, según los criterios des- critos en el apartado de procedimiento. Las di- ferencias respecto a las conductas violentas con- tra la pareja en ambos grupos se puede observar en la Tabla 1.
El grupo con conductas violentas contra la pareja puntuó significativamente más alto en las escalas relacionadas con agresión psicológica grave, agresión física y lesiones producidas a su pareja. No hubo diferencias en las escalas de agresión psicológica leve ni en coerción sexual.
Comparación entre grupos
Según se observa en la Tabla 2, la edad me- dia de la muestra total se situaba en torno a los 36 años. El perfil general era el de una persona soltera, dependiente económicamente de otras personas o instituciones, ya que sólo en un ter- cio de los casos la fuente de ingresos era su pro- pio empleo. No obstante, no se observan dife- rencias significativas en estas variables entre el grupo con conductas violentas contra la pareja y el grupo sin conductas violentas.
Donde sí se observaban diferencias estadís- ticamente significativas entre ambos grupos fue en el sexo de los pacientes. Entre las mujeres apareció una prevalencia mucho mayor de con- ductas violentas contra su pareja (63.3% de las mujeres frente al 24.2% de los hombres estudia- dos).
También aparecieron diferencias en la droga consumida que motivó el tratamiento (Tabla 3). El grupo con conductas violentas consumía ma- yoritariamente cocaína y otras drogas estimu- lantes, frente al consumo de alcohol, que fue la sustancia que más frecuentemente motivó el tratamiento entre quienes no tenían conductas violentas.
Por lo que se refiere a las variables de per- sonalidad, en la Tabla 4 se recogen resultados obtenidos de los diferentes cuestionarios. Como se puede observar, las principales diferencias entre los dos grupos se observan en las variables ira e impulsividad.
Respecto a los niveles de ira, tanto en la ira- estado como en la ira-rasgo puntuó significati- vamente más alto el grupo con conductas vio- lentas contra la pareja.
Los niveles de impulsividad evaluados fue- ron significativamente mayores en el grupo con conductas violentas contra la pareja, tanto en la escala global como en la subescala referida a impulsividad motora.
No aparecieron diferencias significativas en los niveles de empatía que mide el Índice de Respuesta Interpersonal. Tampoco existieron diferencias entre ambos grupos en el grado de afectación de la situación problemática a las di- ferentes áreas de su vida.
Discusión
En este estudio el 33.6% de las personas en- trevistadas presentaba conductas violentas con- tra la pareja. Esta tasa es mayor que la encon- t r a d a en l o s e st udi o s q ue v alor an e n la población general la tasa de mujeres que han sufrido violencia por parte de sus parejas: entre el 20 y 25% de las mujeres en la Unión Europea, según el Consejo de Europa (2006) y entre el 23.4 y el 26.3% en España, según Ruiz-Pérez et al. (2010).
En cuanto a las características sociodemo- gráficas de los sujetos estudiados, los resultados indican que existe una mayor proporción de solteros entre quienes presentan conductas vio- lentas.
Por lo que se refiere a las variables relacio- nadas con la adicción, en el grupo de sujetos con conductas violentas hacia la pareja existe un consumo significativamente mayor de coca- ína y otros estimulantes, y menor de alcohol, respecto a quienes no utilizaron conductas vio- lentas. Por tanto, el tipo de sustancia consumi- da parece ser una variable importante de cara a establecer el perfil diferencial entre ambos grupos. Este resultado está en consonancia con los obtenidos en otros estudios sobre la influen- cia del consumo de estimulantes como un fac- tor facilitador del desarrollo de conductas vio- lentas (Chermack y Blow, 2002; Friedman, 1998; Macdonald, Erickson, Wells, Hathaway y Pakula, 2008).
No existen diferencias entre ambos grupos en cuanto al nivel de empatía. Sin embargo, sí aparecen diferencias entre ellos en el grado de impulsividad. En concreto, el grupo con con- ductas violentas presenta mayores niveles de impulsividad, tanto en la escala general como en la subescala de impulsividad motora.
En los resultados referidos al grado de afec- tación personal como consecuencia del consu- mo se aprecia cómo, a pesar de existir mayores niveles de afectación en el grupo con conductas violentas, esta diferencia no es significativa.
Al analizar los datos y observar la población estudiada, se ve cómo existen tasas más altas de violencia contra la pareja en los pacientes adictos a drogas en tratamiento que en la po- blación normal. Sin embargo, cuando se analiza más detenidamente el tipo de violencia ejercido y el perfil de los agresores, mediante la entre- vista realizada y los datos obtenidos en la escala CTS-2, resulta que el perfil de quienes puntúan positivo en violencia ejercida contra la pareja no se corresponde con el perfil clásico de agre- sor. Se trata de una población en la que se pue- de hablar de agresor sólo en casos concretos, ya que la mayoría de situaciones de violencia contra la pareja está asociada específicamente a episodios de consumo de drogas, o aparece como resultado de una relación problemática en el contexto de una situación personal bas- tante desestructurada. Esto encaja con el perfil de los pacientes toxicómanos, caracterizados por ser personas que presentan una gran deses- tructuración personal, así como en distintas áre- as de su vida (Bodin y Romelsjo, 2007; López- Goñi et al., 2010; López-Goñi et al., 2011), especialmente en la relación de pareja.
En este estudio se ha encontrado una mayor prevalencia de conductas violentas contra la pa- reja entre las mujeres que entre los hombres. Este dato, a priori sorprendente, encaja, sin em- bargo, bien con el perfil de mujer en tratamien- to por abuso de drogas. Las mujeres que acce- den a recursos de tratamiento por este problema suelen presentar un perfil más complicado y con mayores necesidades de tratamiento (Arf- ken, Klein, di Menza y Schuster, 2001; Davis et al., 2002; Walton-Moss y McCaul, 2006), lo cual se aprecia en los resultados que obtienen en la Escala de Inadaptación. En cualquier caso, no era objetivo de este estudio analizar los perfiles diferenciales entre hombres y mujeres que han tenido episodios de violencia contra la pareja. Sin embargo, a la vista de estos datos, es nece- sario analizar en futuros estudios dichos perfi- les, así como las diferencias entre sexos. Proba- b lem e nt e fu tu r a s l ín e as d e t r a ba j o e n e l tratamiento de conductas violentas contra la pa- reja en la población drogodependiente requieran tener en cuenta este aspecto.
Por otra parte, se observa que la mayor parte de los sujetos estudiados hace referencia a epi- sodios de violencia en el pasado, no en la ac- tualidad. Probablemente el propio tratamiento para la drogodependencia, en el que se encuen- tran en el momento de la entrevista, ya está siendo eficaz en la reducción o desaparición de las conductas violentas. Si esto fuera así, apo- yaría la idea de que muchos tratamientos, en principio dirigidos al cese de la dependencia a sustancias, tienen un efecto directo e inmediato sobre diferentes conductas o áreas diferentes de la persona (Stuart et al., 2003). El propio cese en el consumo, unido al acceso a un recurso so- cio-sanitario, parece ser buen predictor de la di sm i nu c ión d e l a vi o l enc i a ( O 'F ar re l l y Murphy, 1995; Stuart, O'Farrell y Temple, 2009). Todas estas impresiones o hipótesis re- quieren el desarrollo de futuros estudios que así puedan confirmarlo.
Este estudio presenta, no obstante, algunas limitaciones. Por una parte, la muestra es limi- tada, y pertenece a un contexto y población con- cretos. Por ello, se deberá ser muy cauto a la hora de generalizar los resultados a otros co- lectivos. Probablemente futuras réplicas de este trabajo en otros contextos aportarán más luz y permitirán obtener conclusiones más sólidas.
Otra limitación, relacionada con la anterior, tiene que ver con que no se han separado para el análisis de los datos los sujetos por sexo. El tamaño limitado de la muestra hace complicado poder comparar por sexo los grupos con violen- cia contra la pareja y sin ella, de modo que se puedan extraer conclusiones fiables. En la me- dida en que se pueda ampliar la muestra en fu- turos estudios, se podrá mejorar el conocimien- t o resp ecto a si ex i s ten difere ncias entre hombres y mujeres.
Por último, ha existido una dificultad im- portante a la hora de poder acceder a los usua- rios y recoger información de los mismos. La inestabilidad de este tipo de pacientes en los recursos asistenciales hace que en algunos casos haya sido difícil conseguir toda la información en todos los instrumentos utilizados, ya que en- tre las diferentes entrevistas se ha perdido in- formación de algunos sujetos en algunas varia- bles.
A partir de los datos obtenidos y de las con- clusiones señaladas, se proponen algunas líneas de investigación para el futuro. La primera, ya mencionada, sería realizar un análisis diferen- ciado de perfiles de pacientes en función del sexo. En segundo lugar, sería interesante am- pliar el estudio a otro tipo de variables no con- templadas en este trabajo. En concreto, poder realizar la comparación entre ambos grupos en variables de tipo psicopatológico y de persona- lidad, como por ejemplo síntomas de malestar psicológico, trastornos de personalidad, etc. En tercer lugar, es necesario contar con otros es- tudios que repliquen este trabajo y que obten- gan información sobre las variables estudiadas en otros contextos de tratamiento. De este modo se podría ampliar la muestra a diferentes centros y recursos con población drogodepen- diente, permitiendo la comparación de resulta- dos entre sí.
Por último, se cuenta hoy en día con pro- gramas de tratamiento de la violencia contra la pareja que han demostrado ser eficaces (Chase et al., 2003; Easton y Sinha, 2002; Goldkamp et al., 1996; O'Farrell et al., 2004). Sería de gran interés evaluar su eficacia aplicados a esta po- blación drogodependiente que está en trata- miento para su adicción. Dichos programas, descritos en la introducción de este trabajo, pueden adaptarse bien a este tipo de pacientes, proporcionando una herramienta terapéutica complementaria al propio tratamiento por el abuso de drogas. Todos ellos constituyen retos de futuro para la problemática abordada en este texto.
Cómo referenciar este artículo/How to reference this article:
Arteaga A., Fernández-Montalvo J. y López-Goñi J.J. (2012). Diferencias en variables de personalidad en sujetos adictos a drogas con y sin conductas violentas contra la pareja. [Differences in personality variables in drug-addicted patients with and without intimate partner violence]. Acción Psicológica, 9(1), 19-32. doi: http://dx.doi.org/10.5944/ap.9.1.435
Agradecimientos: Este trabajo se ha financiado con la ayuda de un proyecto de investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación (código PSI2009-08500). Los autores desean agradecer a los miembros de los equipos de tratamiento de la Fundación Proyecto Hombre de Navarra su colaboración, así como las facilidades para la elaboración del presente trabajo.
Referencias
American Psychiatric Association. (2000). Diagnostic and Statitical Manual: Mental Disorders (4a Ed. Rev.). Washington D.C.: Autor.
Arfken, C. L., Klein, C., di Menza, S. y Schuster, C. R. (2001). Gender differences in problem severity at assessment and treatment retention. Journal of Substance Abuse Treatment, 20(1), 53-57. doi: 10.1016/S0740-5472(00)00155-0.
Barratt, E. S. (1985). Impulsiveness subtraits: Arousal and information procesing. En J. T. Spence y C. E. Itard (Eds.), Motivation, Emotion and Person- ality. North Holland, Holanda: Elsevier.
Bobes, J., Gónzález, M. P., Sáiz, P. A. y Bousoño, M. (1996). Índice europeo de severidad de la adicción: EuropASI. Versión española [European Addiction Severity Index: EuropASI. Spanish Version]. Co- municación presentada en las Actas de la IV Re- unión Interregional de Psiquiatría.
Bodin, M. C. y Romelsjo, A. (2007). Secondary out- comes: Group and individual change and rela- tionships to drinking outcomes. Addiction Re- search & Theory, 15, 587-599. doi: 10.1080/ 16066350701433282.
Consejo de Europa (2006). Estudios sobre las medidas y acciones adoptadas por los estados miembros del Consejo de Europa sobre violencia de género [Stud- ies about the Measures and Actions Taken by Mem- ber States of the Council of Europe on Gender Vi- olence]. Bruselas, Bélgica: Consejo de Europa.
Chase, K. A., O'Farrell, T. J., Murphy, C. M., Fals- Stewart, W. y Murphy, M. (2003). Factors asso- ciated with partner violance among female alco- holic patients and their male partners. Journal of Studies on Alcohol and Drugs, 64(1), 137-149.
Chermack, S. T. y Blow, F. C. (2002). Violence among individuals in substance abuse treatment: the role of alcohol and cocaine consumption. Drug and Alcoho l Depen den ce, 6 6(1 ), 29-37. do i : 10.1016/S0376-8716(01)00180-6.
Davis, M. H. (1980). Interpersonal Reactivity Index. A multidimensional aproach to individual differences in empathy. Washington, DC: American Psycho- logical Association.
Davis, T. M., Carpenter, K. M., Malte, C. A., Carney, M., Chambers, S. y Saxon, A. J. (2002). Women in addictions treatment: comparing VA and com- munity samples. Journal of Substance Abuse Treatmen t, 2 3, 41 -48. d o i: 1 0.1 016/S074 0- 5472(02)00242-8.
Easton, C. J. y Sinha, R. (2002). Treating the addicted male batterer: Promising directions for dual-fo- cused programming. En C. Wekerle y A. Wall (Eds.), The violence and addiction equation: The- oretical and clinical issues in substance abuse and relationship violence (pp. 275-292). Nueva York, NY: Brunner-Routledge.
Easton, C. J., Swan, S. y Sinha, R. (2000). Prevalence of family violence entering substance abuse treat- ment. Journal of Substance Abuse Treatment, 18(1), 23-28. doi: 10.1016/S0740-5472(99)00019-7.
Echeburúa, E., Corral, P. y Fernández-Montalvo, J. (2000). Escala de inadaptación (EI): Propiedades psicométricas en contextos clínicos [Maladjust- ment Scale: Psychometric Properties in Clinical Contexts]. Análisis y Modificación de Conducta, 26, 325-340.
Echeburúa, E., Fernández-Montalvo, J. y Amor, P. J. (2003). Psychopathological profile of men con- victed of gender violence: A study in the prisons of Spain. Journal of Interpersonal Violence, 18, 798-812. doi: 10.1177/0886260503018007007.
Fals-Stewart, W., Golden, J. y Schumacher, J. A. (2003). Intimate partner violence and substance use: A longitudinal day-to-day examination. Ad- dictive Behaviors, 28, 1555-1574. doi:10.1016/j.ad- dbeh.2003.08.035.
Fals-Stewart, W. y Kennedy, C. (2005). Addressing intimate partner violence in substance-abuse treatment. Journal of Substance Abuse Treatment, 29(1), 5-17.
Fernández-Montalvo, J. y Echeburúa, E. (1997). Vari- ables psicopatológicas y distorsiones cognitivas de los maltratadores en el hogar: un análisis de- scriptivo [Psychopathological Characteristics and Irrational Beliefs of Male Batterers: A Descriptive Analysis]. Análisis y Modificación de Conducta, 23, 151-180.
Fernández-Montalvo, J. y Echeburúa, E. (2005). Hombres condenados por violencia grave contra la pareja: un estudio psicopatológico [Assessment of a Psychological Treatment Program with In- mate Men Convicted of Serious Gender Violence]. Análisis y Modificación de Conducta, 31, 451-475.
Fernández-Montalvo, J., Echeburúa, E. y Amor, P. J. (2005). Aggressors against women in prison and in the community: An exploratory study of a dif- ferential profile. International Journal of Offender Therapy and Comparative Criminology, 49(2), 158- 167. doi: 10.1177/0306624X04269005.
Fernández-Montalvo, J., López-Goñi, J. y Arteaga, A. (2011). Tratamiento de agresores contra la pareja en programas de atención a drogodependientes: un reto de futuro [Addressing intimate partner violence in substance-abuse treatment pro- grammes: A challenge for the future]. Adicciones, 23(1), 5-9.
Fernández-Montalvo, J., López-Goñi, J. y Arteaga, A. (2012). Violent behaviours in drug addiction: Dif- ferential profiles of drug-addicted patients with and without violence problems. Journal of Inter- personal Violence, 27(1), 142-157.
Fernández-Montalvo, J., López-Goñi, J. J., Illescas, C., Landa, N. y Lorea, I. (2008). Evaluation of a therapeutic community treatment of addictions: A long-term follow-up study in Spain. Substance Use & Misuse, 43, 1362-1377.
Friedman, A. S. (1998). Substance use/abuse as a pre- dictor to illegal and violent behavior: A review of the relevant literature. Aggression and Violent Be- havior, 3, 339-355.
Goldkamp, J. S., Weiland, D., Collins, M. y White, M. (1996). The role of drugs and alcohol abuse in domestic violence and its treatment: Dade County's Domestic Violence Court Experiment. Philadel- phia,PA. Crime and Justice Research Institute.
González-Saiz, F., Salvador, J. M., Martínez-Delgado, J. M., López-Cárdenas, A., Ruz, I. y Guerra, D. (2002). El Addiction Severity Index (ASI): a propósito de una revisión [The Addiction Severity Index (ASI): Report of a Review]. En I. Iraurgi y F. González-Saiz (Eds.), Instrumentos de evalu- ación en drogodependencias. Madrid, España: Aula Médica.
Kokkevi, A. y Hartgers, C. (1995). European adapta- tion of a multidimensional assessment instru- ment for drug and alcohol dependence. European Addiction Research, 1, 208-210. doi: 10.1159/ 000259089.
Korman, L. M., Collins, J., Dutton, D., Dhayananthan, B., Littman-Sharp, N. y Skinner, W. (2008). Prob- lem gambling and intimate partner violence. Journal of Gambling Studies, 24 (1), 13-23. doi:10.1007/s10899-007-9077-1.
Leonard, K. E. (2005). Alcohol and intimate partner violence: when can we say that heavy drinking is a contributing cause of violence? Addiction, 100 , 422-425.
López-Goñi, J. J., Fernández-Montalvo, J. y Arteaga, A. (2012). Predictive validity of the EuropAsi: Clinical diagnosis or composite scoring? Journal of Substance Abuse Treatment, 42(4), 392-399. doi: 10.1016/j.jsat.2011.09.011.
López-Goñi, J., Fernández-Montalvo, J., Menendez, J., Yudego, F., Garcia, A. y Esarte, S. (2010). Group and Individual Change in the Treatment of Drug Addictions: A Follow-up Study in Thera- peutic Communities. Spanish Journal of Psychol- ogy, 13, 906-913.
López-Goñi, J. J., Fernández-Montalvo, J., Menéndez, J. C., Yudego, F., Rico, A. y Esarte, S. (2011). Em- ployment integration after therapeutic commu- nity treatment: a case study from Spain. Interna- tional Journal of Social Welfare, 20, 292-297. doi:10.1111/j.1468-2397.2009.00687.x.
Macdonald, S., Erickson, P., Wells, S., Hathaway, A. y Pakula, B. (2008). Predicting violence among cocaine, cannabis, and alcohol treatment clients. Addictive Behaviors, 33, 201-205. doi:10.1016/j.ad- dbeh.2007.07.002
Mäkelä, K. (2004). Studies of the reliability and va- lidity of the Addiction Severity Index. Addiction Research & Theory, 99, 398-410. doi:10.1111/j. 1360-0443.2003.00665.x
McLellan, A. T., Luborsky, L., Woody, G. E. y O'Brien, C. P. (1980). An improved diagnostic evaluation instrument for substance abuse pa- tients: The Addiction Severity Index. The Journal of Nervous and Mental Disease, 168(1), 26-33.
Moore, T. M., Stuart, G. L., Meehan, J. C., Rhatigan, D. L., Hellmuth, J. C. y Keen, S. M. (2008). Drug abuse and aggression between intimate partners: A meta-analytic review. Clinical Psychology Re- view, 28, 247-274. doi:10.1016/j.cpr.2007.05.003.
Muñoz-Rivas, M. J., Gámez-Guadix, M., Graña, J. L. y Fernández, L. (2010). Violencia en el noviazgo y consumo de alcohol y drogas ilegales entre ado- lescentes y jóvenes españoles [Relationship be- tween Dating Violence and Use of Alcohol and Illegal Drugs in Spanish Adolescents and Young Adults]. Adicciones, 22(2), 125-134.
O'Farrell, T. J. y Murphy, C. M. (1995). Marital vio- lence before and after alcoholism treatment. Jour- nal of Consulting and Clinical Psychology, 63, 256- 262. doi: 10.1037//0022-006X.63.2.256.
O'Farrell, T. J., Murphy, C. M., Stephan, S. H., Fals- Stewart, W. y Murphy, M. (2004). Partner vio- lence before and after couples-based alcoholism treatment for male alcoholic patients: The role of treatment involvement and abstinence. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 72, 202- 217. doi: 10.1037/0022-006X.72.2.202.
O'Farrell, T. J., Van Hutton, V. y Murphy, C. M. (1999). Domestic violence after alcoholism treat- ment: A two-year longitudinal study. Journal of Studies on Alcohol, 60, 317-321.
Ruiz-Pérez, I., Plazaola-Castaño, J., Vives-Cases, C., Mon ter o-Pi nar, M. I., E s criba -Agu ir , V. y Jiménez-Gutiérrez, E. (2010). Geographical vari- ability in violence against women in Spain. Gac- eta Sanitaria, 24, 128-135.
Sonne, S. C. y Brady, K. T. (1998). Diagnosis of per- sonality disorders in cocaine-dependent individ- uals. American Journals on Addictions, 7, 1-6. doi:10.3109/10550499809034706.
Spielberger, C. D. (1988). Stait-Traig Anger Expression Inventory. Orlando, FL: Psychological Assessment Resources.
Straus, M. A., Hamby, S. L., Boney-McCoy, S. y Sug- arman, D. B. (1996). The revised conflict tactics scales. Journal of Family Issues, 17, 283-316. doi: 10.1891/vivi.19.5.507.63686.
Stuart, G. L., O'Farrell, T. J., Leonard, K., Moore, T. M., Temple, J. R., Ramsey, S. E. ... y Monti, P. M. (2009). Examining the interface between substance misuse and intimate partner violence. Substance Abuse: Research and Treatment, 3, 25-29.
Stuart, G. L., O'Farrell, T. J. y Temple, J. R. (2009). Review of the association between treatment for substance misuse and reductions in intimate partner violence. Substance Use & Misuse, 44, 1298-1317. doi: 10.1080/10826080902961 385.
Stuart, G. L., Ramsey, S. E., Moore, T. M., Kahler, C. W., Farrell, L. E., Recupero, P. R. y Brown, R. A. (2003). Reductions in marital violence follow- ing treatment for alcohol dependence. Journal of Interpersonal Violence, 18, 1113-1131. doi: 10.1177/0886260503255550.
Stuart, G. L., Temple, J. R., Follansbee, K. W., Bu- cossi, M. M., Hellmuth, J. C. y Moore, T. M. (2008). The role of drug use in a conceptual mod- el of intimate partner violence in men and women arrested for domestic violence. Psychology of Addi cti v e Beha v ior s , 22 ( 1), 1 2- 24 . do i : 10.1037/0893-164X.22.1.12.
Walton-Moss, B. y McCaul, M. E. (2006). Factors as- sociated with lifetime history of drug treatment among substance dependent women. Addictive B e havio rs 31, 2 46-2 53. doi: 10 .1016 /j. ad- dbeh.2005.05.006.
ALFONSO ARTEAGA1
JAVIER FERNÁNDEZ-MONTALVO1
JOSÉ J. LÓPEZ-GOÑI1
1Departamento de Psicología y Pedagogía. Universidad Pública de Navarra. Campus de Arrosadía s/n. 31006 Pamplona
You have requested "on-the-fly" machine translation of selected content from our databases. This functionality is provided solely for your convenience and is in no way intended to replace human translation. Show full disclaimer
Neither ProQuest nor its licensors make any representations or warranties with respect to the translations. The translations are automatically generated "AS IS" and "AS AVAILABLE" and are not retained in our systems. PROQUEST AND ITS LICENSORS SPECIFICALLY DISCLAIM ANY AND ALL EXPRESS OR IMPLIED WARRANTIES, INCLUDING WITHOUT LIMITATION, ANY WARRANTIES FOR AVAILABILITY, ACCURACY, TIMELINESS, COMPLETENESS, NON-INFRINGMENT, MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR A PARTICULAR PURPOSE. Your use of the translations is subject to all use restrictions contained in your Electronic Products License Agreement and by using the translation functionality you agree to forgo any and all claims against ProQuest or its licensors for your use of the translation functionality and any output derived there from. Hide full disclaimer
Copyright Universidad Nacional de Educacion a Distancia (UNED) Jun 2012