Resumen
El artículo presenta una reflexión encarnada sobre la experiencia de ser madre y las representaciones de la maternidad en la cultura occidental, en anuncios y series televisivas, documentales y películas.
Habitualmente, la maternidad es imaginada como el producto (tener un hijo, convertirse en madre) y no como el arduo proceso que representa a lo largo de la vida de una persona. Se opta por presentarla con un carácter universal y se usa como una estrategia cinematográfica cuando se quiere emocionar: una madre casi a-histórica da a luz, mira a su hijo, le coge en sus brazos y, por un instinto casi divino, le ama, se sacrifica y está próxima a él para siempre. En otras palabras, todo merece la pena si, al final, el premio es convertirse en madre. En el imaginario colectivo, estas ideas han contribuido a crear el ideal type de madre: cómo ella debería actuar y qué valor tendría la maternidad en nuestra sociedad. Con esta premisa, analizo las omisiones tras las imágenes: un único ejemplo de madre que, o destruimos o idealizamos, aunque, modelos de mujeres, madres y parejas, por no decir de familias, hay muchos más hoy en día.
Palabras clave: madres, maternidad, experiencias encarnadas, salud, representaciones audiovisuales.
Summary
The paper presents a reflection on the embodied experience of mother and representations of motherhood in Western culture, within advertising and television series, documentaries and movies.
Typically, motherhood is imagined as the product (having a baby, becoming a parent) and not as the arduous process over the life of a person. It is presents with a universal character and it is used in movies as a strategy when they want to feel emotions: an a-historical mother gives birth, looks at his son, she takes him in her arms, and she loves him, sacrifices and she is next him forever. In other words, it's all worth it if the prize is to become mother. In the collective imagination, these ideas have helped to create the ideal type of mother: how she should act and what value would motherhood in our society. With this premise, I analyze the omissions after the images: we are taking just a simple model of mother who destroy or idealize. Though models of women, mothers, couples and families are many more today.
Keywords: Mother, Motherhood, Embodied experiences, Health, Visual representations.
«Traer dos». Modelos de madres y maternidades
En los últimos años, mi campo de interés se ha centrado, básicamente, en los estudios de género y salud, especializándome en temas relacionados con la salud y la salud mental de la mujer, madre y trabajadora. Este es un campo que me apasiona y donde, como ya en pasado había ocurrido1, la vida personal se configura y acompaña a la vida profesional. Es decir, una investigación "encarnada"2 en la que tanto mi vivencia corporal como la emotiva tienen una relación con lo que estudio, observo, busco e investigo. En otras palabras, significa una implicación total con el objeto de estudio y la elección de determinadas técnicas y/o metodologías para llevar a cabo el análisisa. En consecuencia, resulta propedéutico empezar narrando algo sobre mi identidad de madre de tres hijos: una pareja de mellizos, un varón y una mujer, y una niña. Ellos son la razón que ha transformadob y determinado mi forma de analizar y conocer la maternidad y convertir en objeto de estudio la observación de las representaciones de mujeres y madres en la pantalla.
De igual manera, he de comentar que la mayor parte de mi tiempo está dedicada exactamente a esto: conciliar mi esfera personal con la familiar y la laboral, cuestión que el cine, los anuncios y las series televisivas adoran representar y explotar, jugando con la imagen de la octopus mom: Baby, tú vales mucho/ Baby Boom (1987) de Charles Shyer (foto 1), Una pareja de tres/ Marley & Me (2008) de David Frankel y Los Chicos de mi vida/ Riding in Cars with Boy (2001) de Penny Marshall, sólo por citar algunas películas. La vida de una gestante y de una madre está así representada llena de obstáculos y tópicos, aunque todo está aliñado con mucha ironía. Tal es el caso de Mira quién habla/ Look Who's Talking (1989) de Amy Heckerling, de la película Juno (2007) de Jason Reitman, de Plan B/ The Back up Plan (2010) de Alan Poul o el film éxito del año pasado: Qué esperar cuando estás esperando/ What to Expect When You're Expecting (2012) de Kirk Jones. Muy pocas se permiten el lujo de hablar de soledad, depresión y miedo: Un feliz acontecimiento/Un heureux événement (2011) de Rémi Bezançon, Maternity Blues (2012) de Fabrizio Cattani, Tutto parla di te (2012) de Alina Marazzi. La dificultad para ser madre en la sociedad actual y la conciliación de la vida laboral con la personal y familiar es una cuestión que incluso los medical drama han empezado a tratar, aunque solucionando el asunto con mucha sencillez. Así, por ejemplo, en Urgencias/E.R. (1992-2009) de Michaek Crichton, la Dra. Elizabeth Corday (Alex Kingston) vive diversas dificultades a la hora de reincorporarse al trabajo tras su baja maternal, debido, sobre todo, a la lactancia materna (pérdidas de leche durante las operaciones). 1En los últimos episodios de Anatomía de Grey/ Grey's Anatomy (2005-presente) de Shonda Rhimes, tanto la protagonista, Meredith Grey (Ellen Pompeo), como otras médicas, Callie Torres (Sara Ramirez) y Miranda Bailey (Chandra Wilson), luchan para conciliar la brillante carrera quirúrgica con los horarios de la guardería y sus reglas (el niño con fiebre se queda en casa). Claro que se trata de fiction y, al final, todo parece muy simple: los hijos están representados como figuras pasivas que nunca revindican un espacio y que crecen solos y rápidamente.
Cuando estaba embarazada de los mellizos y las personas se enteraban que «traía dos» (lo averiguaban porque preguntaban y juzgaban constantemente la dimensión de mi barriga) me expresaban sin ambages su pésame o su patológica envidia. Ambas posiciones eran acompañadas de una total ausencia de tacto, pudor o respeto por mí, por mi pareja, por la elección de ser madre (mi embarazo no ha sido ni una culpa ni un mérito. No elegí yo una gestación múltiple, sólo, en un momento puntual de mi vida, lo de querer hijos), por mi cuerpo (¿por qué desconocidos se permiten tocarme la barriga? En otras condiciones, ¿nos parecería aceptable semejante comportamiento? En una sociedad individualista con un sentido tan alto del pudor, de la moral y la distancia emotiva entre cuerpos, el embarazo consigue rompe completamente las reglas: ¿por qué?). Ocurría que, como si por el hecho de ser mujer; y la mayoría de veces, quienes hablaban eran ya madres, se podían permitir expresar sus juicios de valor, predicciones, deseos, agobios y emociones hacia mi barriga de dos fetos. He sido sometida a preguntas íntimas e invasivas en todos los medios de transporte públicos de Barcelona, en la playa o en el parque. La gente, atraída, por algún misterio, como imanes a la vista de un cochecito doble, se acercaba y me preguntaba, mezclando fantasías populares con sencillas búsquedas en google, cómo había conseguido tener doshijos simultáneamente ("además hombre y mujer! ¿Comiste algo en especial?" "Ya tienes la parejita"; "iya lo tienes todo hecho!"), si existían posiciones sexuales que podía aconsejar o había tomado medicamentos, porque "la amiga de una amiga en internet encontró unas pastillas que...". Durante el embarazo múltiple y el primer año y medio de vida de mis hijos mellizos he observado y recogido las frustraciones, los miedos, los deseos, los preconceptos ("qué pena que el niño sea tan rubio y la niña no"; "¿son dos niñas? Ya que son rubias, parecen niñas...")c de muchas mujeres, sus madres y sus amigas. Asimismo, reuní las experiencias de mala práctica y de violencia obstétrica que muchas de ellas habían padecido. Lo que siempre me llamó la atención fue cómo nos representamos y cómo determinamos nuestros deseos según lo que (no) nos enseñaron y cómo este saber maternal se ha popularizado y plasmado, por un lado, en positivo, y por otro, en negativo, en una imagen de la mujer guapa y rubia, sonriente y delgada, al lado de sus hijos guapos, rubios y sonrientes (Fotos 2, 3, 4).
Como se ha comentado anteriormente, Hollywood soluciona rápidamente las crisis existenciales, las frustraciones y las ausencias, mediante la utilización de la moral sencilla y respetable del happy end, enfatizando lo bonito que es, a pesar de todo, tener y criar hijos, vivir en pareja y, ¿por qué no?, casarse, reduciendo las desigualdades sociales de las mujeres en momentos puntuales de crisis debidas a las hormonas.
De esta manera, ella renuncia, sólo por citar unos ejemplos, al hijo en Kramer contra Kramer/ Kramer VS. Kramer (1979) de Robert Benton (foto 5); a la brillante carrera profesional en Una pareja de tres/ Marley&Me (2008); a la tesis doctoral en Un feliz acontecimiento/ Un heureux événement (2011) de Rémi Bezançon, (foto 6), no tanto porque se quiera representar una verdad (es decir, la conciliación es casi imposible, sin hacer mención de la corresponsabilidad), sino para resaltar que la renuncia y el sacrificio son valores encarnados y representados por las madres3. De hecho, en Kramer VS. Kramer (1979) el público empatiza con él porque asume socialmente el papel de madre y renuncia a su carrera (el fenómeno del opting out, normalmente visto en femenino).
Lo que quiero decir es que si la mayoría saben y desvelan como una información secreta que la maternidad no son sólo momentos hermosos, o mejor dicho, todo lo contrario - como afirma brillantemente Lynette Scavo, una de las cinco mujeres que interpreta la serie TV de Mujeres desesperadas/ Desperate Housewives (20042012) de Marc Cherryd, embarazada de su quinto hijo, a una joven y desprovista mujer en la sala de espera - el punto de referencia sigue siendo dicha mujer: perfecta, delgada y multitasking. Incluso en películas dramáticas como La Noche de las Bestias/ The Purge de James DeMonaco (2013), la madre es siempre una figura impecable. En fin, persistimos con un único modelo de madre que o destruimos o idealizamos. No hemos evolucionado mucho. Y los recursos audiovisuales lo evidencian y desafortunadamente lo exaltan. Modelos de mujeres, madres y parejas, por no decir de familias, hay muchos más hoy en día.
Despersonalización de las mujeres. Milioni di attimi
La principal compañía eléctrica italiana, Enel, en los 50 años de su fundación, ha encargado a Benito Montorio tres anuncios titulados Milioni di attimi (2012), con el objetivo de festejar el aniversario y compartir historias de vida cotidianas -sencillas y verdaderas- con los usuarios/público televidentee. Tres biografías: un joven atleta de un barrio popular que se entrena duramente para superar una difícil prueba; un padre obrero y humilde que, mediante los esfuerzos laborales que realiza, permite a su hijo conseguir la graduación; y, por último, una mujer embarazada que, gracias al auxilio del personal sanitario, da a luz un varónf. Las dos primeras son historias de dedicación y superación personal para alcanzar un objetivo propuesto, resaltando valores como la disciplina y el poder (que en nuestra cultura son ideas asociadas a la masculinidad)4, el rescato social y, sobre todo, el concepto de posibilidad (si una persona lucha, se empeña, puede, por ende, también tiene poder). Por último, pero no menos importante, son anuncios en los que cualquier persona consigue, por un tema o por el otro, identificarse con el anunciog. No obstante, por lo que concierne a la memoria del "parto" el tema tratado es otro. "Un millón de momentos" narra los attimi de una mujer blanca, heterosexual, acompañada de un él presente y atento durante todo el embarazo (excepto en el parto). El video acaba con el nacimiento de un niño y una pregunta: « ¿Cuánta energía hay en un momento?». De acuerdo con el análisis de Giovanna Cosenza5, una mujer, hoy en día, vive muchas más realidades que el embarazo (ialcanzamos victorias y nos graduamos también!), precisamente: ¿por qué elegir esto momento para contar la biografía de una mujer? Vamos a ver, el guionista elige una situación que sí es representativa para las mujeres (debido al hecho que nosotras fisiológicamente podemos parir), pero ¿de verdad puede describirnos? Y ¿las mujeres que no quieren ser madres, las que no pueden, Experiencias encarnadas. Representaciones audiovisuales de madre(s) y maternidad(es) las que no han parido y las que han vivido el parto como uno de los momentos peores y más violentos de su vida? Me pregunto si, de verdad, ¿somos "especiales" para llevar a cabo un embarazo? El parto sigue siendo un evento fisiológico además de extremadamente medicalizado (durante el parto, la protagonista no es la guapa mujer, sino los profesionales de la salud). ¿Por qué y cuándo, entonces, una mujer es especial? ¿Cuándo decide ocuparse de los hijos a pesar de «amar su empleo»?h ¿Por qué además de haber parido (algunas de nosotras) trabajamos y antes de salir de casa ponemos una lavadora, planchamos y cocinamos? Me refiero a lo que la mayoría de los anuncios o viñetas presentes en Facebook evidencian: las múltiples capacidades "creativas" de las madres. Que tenemos, sin duda alguna, pero con los que también los media juegan mucho (demasiado) con ellas. El concepto de Multitasking: multitarea. Un juego perverso entre hacer, aprender y exigir. En fin, para que quede claro, multitarea no es un cumplido, sino evidenciar las ausencias de la sociedad, del estado, del sistema educativo y sanitario en el proyecto de hacer crecer unos hijos y transformarse como personas. De ahí, la maternidad vuelve a cuestionar la estructura familiar tradicional con la que nos hemos formado y que tenemos aun insistentemente frente a los ojos (y en el imaginario colectivo), el significado de las presencias y, en consecuencia, de las ausencias de los padres y del sistema escolar en el proceso de crianza, el sentido de poder y del querer. Por esto y más, la maternidad debería ser estudiada, analizada y cuestionada también dentro de la pantalla.
Analizando el anuncio publicitario, en él se describe un embarazo feliz, sereno, muy tradicional (incluso en la elección del color de la habitación del varón: azul) y perfecto, o mejor dicho, ficticio: ella está hermosa en cada momento de su embarazo, incluso cuando vomita, un momento que, dentro del video, casi nos trasmite ternura. Aunque las náuseas y los vómitos del 1er trimestre son todo menos tiernos, son utilizados por el cine para confirmar socialmente el embarazo. Así ocurre con Angie (1994) de Martha Coolidge, por ejemplo, y Lío embarazoso/ Knocked Up (2007) de Judd Apatow. En el paritorio, la mujer de Montorio se comporta de forma discreta y educada (no grita, no demanda, no se descompone; en todo el vídeo parece conocer a la perfección cuál es su papel dentro y fuera del hogar).
El embarazo, como ya se ha dicho anteriormente, se describe como un proceso meramente biomédico en el cual el paso del tiempo se sucede con visitas, ecografías, hospital y parto (rigorosamente en posición de litotomía). Lo que quiero decir es que, si tenemos que representar un embarazo y un parto en nuestra cultura, recurriríamos a procedimientos y prácticas que hacen de ellos eventos gestionados por el sistema biomédico, donde tanto ella como él, ya no son los protagonistas, sino los meros espectadores del proceso. De hecho en Plan B/ The Back up Plan (2010) de Alan Poul hay una representación de un parto natural en bañera descrito por los protagonistas como una locura. Dicho de otra manera, lo que se quiere enseñar es un embarazo y un parto "impotente"6. Así, la guapa y rubia mujer está ya tumbada, compuestamente doliente, en la camilla, empujada por los profesionales de la salud que corren como si la vida de ella o del feto estuviera en peligro. Además se le ve hiperventilando (ilo que facilita más el ataque de pánico que la relajación durante la labor de parto!), en posición ginecológica (la litotomía es desaconsejada en los entes internaciones)7, atendida por tres profesionales de la salud, en un sala que parece más un quirófano que un paritorio, bajo una violenta luz y con la pareja, que hasta ahora había sido exhibida como presente, que se queda de repente fuera, solo, esperando que el varón nazca.
Muy a menudo la pantalla nos enseña partos instrumentales con inoculación de oxitocina y de epidural, práctica de episiotomía y de cesárea, uso de fórceps y ventosas, con falta de respeto por los tiempos y los deseos, tanto de la parturienta como del recién nacido: Friends (1994-2004) de David Crane y Marta Kauffman, Rachel (Jennifer Aniston), una de las protagonistas de esta serie, pare en posición ginecológica (8x24) lo mismo que el parto de Meridith (Ellen Pompeo) en Anatomía de Grey/ Grey's Anatomy (9x23,24), o en el parto de Veronica Quaife (Geena Davis) en La mosca/ The Fly (1986) de David Cronenberg. En Junior (1994) de Ivan Reitman, dónde quien pare es un hombre por cesárea, se habla de seguridad del parto. Como decir: no hay otras posibilidades para nacer o, dicho a lo Micheal Odent, de cambiar al mundoi. Curiosamente la mayoría de películas actuales y series TV representan el parto de esta formaj, pensar como ejemplo Madre de alquiler/ The Surrogacy Trap (2013) de Adrian Wills o la ya citada Un feliz acontecimiento/ Un heureux événement (2011). En esta última, Bárbara (Louise Bourgoin) es regañada repetidamente y de forma muy paternalista por la matrona, por no haber acudido «a todas» sus clases de preparación al parto. La comadrona mantiene una actitud arrogante y poco empática con las solicitudes de la paciente: «no se tense que le voy a examinar el cuello del útero» le comenta. «No me tenso -contesta ella- es que me duele», «pues, no vea lo que le espera» le dice casi desafiándola. «¿No le han enseñado trucos para el manejo del dolor?», «No. Me han enseñado a manejar las mujeres agresivas» concluye ella. Exactamente como ocurre en el reality emitido por La Sexta desde la Maternidad de O'Donnell de Madrid, Baby Boomk: monitorización continua, posturas forzadas, pujos dirigidos («(...) venga a empujar....» comenta el ginecólogo a Bárbara), ninguna alternativas a la analgesia epidural, episiotomías por rutina («venga, empezamos de nuevo -el médico a Bárbara, y con un tono de voz más bajo y destacado, probablemente dirigido a la matrona- voy hacerle una episiotomía»), separación de la madre y del bebé tras el nacimiento o poco después, regaños a las parturientas, falta de empatía y uso de lenguaje paternalista, infantil y obsoleto («venga iconcéntrate! hay que sacar ya al bebe: dale, dale (...) agárrate a las correas, llénate los pulmones (...)», no se ofrece toda la información debida ni se tiene en cuenta el consentimiento informado. En el parto encarnado por Bárbara se puede entender cómo, debido al tecnicismo biomédico, la mujer de sujeto activo, protagonista del parto, se convierte en objeto pasivo: «yo sólo sentía espasmos y convulsiones -comenta Bárbara- había perdido la noción del tiempo, no sabía qué pasaba a mi alrededor ni por qué estaba ahí (...)» y cuando el parto finaliza añade: «en el parto te desgarran por dentro y luego te cosen con hilo y aguja».
Ellas lo saben: es el mejor trabajo del mundo
El video de los juego olímpicos de Londres 2012 dirigido por Alejandro González Iñárritul, está dedicado a «the hardest job in the world, the best job in the world», define la labor de ser madre, y declara: «proud sponsor of moms». El spot narra la historia de cuatro madres en diferente contexto geográficos: Londres, Río de Janeiro, Los Ángeles y Pequín. Madres con sus hijos, día tras día, que consiguen acompañarlos al éxito olímpico. Conocido como una obra maestra de fotografía, ritmo, síntesis narrativa, crescendo musical-emotivo y, como afirma Consenza, sobre todo «hace llorar»m. Veamos reasumiendo su análisis: 1. Las madres lloran por el reconocimiento e identificación con el esfuerzo cotidiano, por la presencia de los hijos y también por las ausencias (sentido de culpa); 2. Si no eres madre, lloras porque la tienes, la has tenido y te conmueve por semejanza con los hijos o por diferencia (porque te has sentido poco amado o abandonado). 3. Te conmueve porque habla de un esfuerzo que una persona hace para alcanzar su objetivo, alcanzar el éxito (obsesión global), que puede ser en los estudios, trabajo, amor, etc. La semióloga se pregunta: ¿Qué podemos decir de estas madres? Son representadas solas. Los padres aparecen y desaparecen. Las madres solas tienen el consuelo de sentirse heroínas, Wonder Woman, santas y, otra vez, madres dedicadas al sacrificio por la prole. Ahora bien, ¿Por qué nos sacrificamos? Pues, es evidente, porque ser madre «es el mejor trabajo» que una mujer pueda desear, contesta Lissette Escalvo en Mujeres Desesperadas, 1x01: «Qué tal la vida casera? ¿No te encanta ser madre?» le pregunta una ex-colega. Una pregunta que hace dudar a Lissette y que, la voz de fondo comenta, «para los que la hacían sólo había una respuesta aceptable, así que Lissette respondió, como siempre, mintiendo»: «ies el mejor trabajo que he tenido!».
El último ejemplo es sobre los súperpoderes que tienen las madres (por esto resulta imposible engañarlas). Así, el anuncio de Calvo del 2013n nos representa madres a las que no se escapa nada (un piercing recién hecho, un sms que avisa de la salida de los padres de casa, un profiláctico en el bolsillo), presentes (Cuidado: ¿por qué espían?), devotas de la educación, o mejor dicho, del control de los hijos y de las parejas. Esta es una madre: una controladora, atenta a guiarte en los momentos en lo que la moral vacila (porque parece ser que el rol de la madre atenta y controladora es para guardar las apariencias) hacia los valores tradicionales de la familia (si en las ciencias se habían puesto en discusión el concepto de familia, en el mundo de los media parece que aún no es así). «Ellas lo saben» afirma la publicidad, otra vez jugamos con tópicos arcaicos: ¿adquirimos dichos poderes en el momento de la concepción? La respuesta llega con la última frase que cierra el spot televisión: «Haz caso a tu instinto». El instinto y la maternidad. Como si ser madre fuera algo innato y no aprendido, no culturalmente y socialmente determinado8,9,10,11. «Mi madre me decía: -comenta la protagonista de Maternity Blues hablando del instinto maternal en la sesión con su psiquiatra- te llegará, será natural cuando tengas a tu bebe». «No ha sido así». Para muchas, ni siquiera queremos saber cuántas, no ha sido así. En el mismo sentido, la charla entre Bárbara y su matrona en Un feliz acontecimiento/ Un heureux événement (2011): «Lia y yo nos quedamos...no estamos listas para irnos», «¿cuál es el problema?» Le pregunta la matrona, «UD no lo entendería...», «Está asustada, ¿es esto? No se preocupe, tiene las hormonas en caída libre y es normal tener miedo...». «No lo conseguiré...» comenta Bárbara, «Pues, claro que lo conseguirás, confíe en UD todo surgirá de forma natural, ya lo verá» «¿Y...si no surge? Y si no me entiendo con ella?», «Créame ella sabrá como conquistarla. No hay muchas madres que se resistan». Pues, sí: las hay. El descubrimiento de ser madre (padre e hijo) es difícil, un trabajo constante sobre uno mismo, donde una mujer, una pareja, experimentan contrastantes emociones y no por esto tenemos que hablar de depresión o incapacidades. En fin, muchas veces, ni siquiera sabemos para cuántas la maternidad no es una luz.
A modo de conclusión
Normalmente, en los recursos audiovisuales, la maternidad está descrita como algo maravilloso, un momento resolutivo que responde al significado ontológico y escatológico del ser mujer. En consecuencia, es una situación que genera felicidad, representa un cambio social positivo (adquirir el estatus de madre) y permite un estado de satisfacción, agrado y complacencia.
Los problemas vislumbrados en las películas, como el miedo, la soledad, la violencia obstétrica, la renuncia y la poca o nula capacidad de decisión, son superados por un tradicional happy end en el cual la renuncia es la clave de la felicidad. Así que superadas las dificultades, la filosofía positiva (no la de Comte, sino la de las ediciones de bolsillos de los centros comerciales), resalta los super-poderes que la maternidad conlleva, las habilidades multitasking y la capacidad sumisa y sacrificada de las madres. Es tan bello quedarse embarazada que, incluso, vivimos un proceso de erotización y glamourización del embarazo12. Posamos desnudas enseñando con orgullo el barrigón. Tras el nacimiento, los bebés representan pequeños complementos segundarios colgados serenamente a los hombros, usados por los publicitarios para encontrar el reconocimiento con el público femenino (todas son madres) y ampliar las ventas y el sex appeal. Cuando la maternidad no refleja la hermosura o el bienestar y no se cumple con el proceso de felicidad implícito en ella, entonces el guion cinematográfico generalmente nos enfrenta con tres situaciones. En la primera, tenemos la inmadurez de una joven madre (en estilo Juno para entendernos), que no le permite apreciar y valorar (aún) su destino. En el siguiente, la responsabilidad de la ausencia del deseo materno depende de una forma obsesiva con la que algunas mujeres entran el mundo laboral (perfectamente reflejado en Las mujeres perfectas de Franz Oz/ The Stepford wives (2004). Aunque, al final, todas esas business women, antes o después, se dejarán conquistar por el reloj biológico, confundiendo la necesidad de compartir, amar y sentirse amada con el deseo de un hijo [en el caso de Viaggio sola (2013) de Maria Sole Tognazzi]. Pues bien, el mensaje principal de los recursos audiovisuales observados está clarísimo: tener un hijo lo compensa todo. Remunera las violencias obstétricas padecidas, la soledad, el abandono y las renuncias llevadas a cabo o impuestas durante el proceso de transformación en madre. Por consiguiente, una madre es una criatura sencilla que se auto-complace con poco, perfecta o casi en el exterior del hogar y con algunas y simples ambigüedades en el interior que se solucionan sólo con llamar a una amiga. En parte vulnerable a los cumplidos de los desconocidos que le confirman que aún puede ser atractiva, de vez en cuándo puede incluso llegar a la traición a la pareja, pero permanece fiel a la familia como valor. A menudo sueña con acabar con estudios abandonados o con volver al trabajo. Más aún, el sistema audiovisual y, en particular, los anuncios, nos devuelven una y otra vez la imagen de madres con cuerpos sin historias ni memoria, con cuerpos que se engañan y se dejan engañaro. Por último, cuando se habla de otras maternidades y otros modelos de madres [cuidado: absolutamente necesario tener películas como Maternity blues (2011) y Quando la notte (2011) de Cristina Comencini] se va totalmente a lo opuesto: sólo Medea y sus demonios. Claro, no estoy diciendo que las cosas no están cambiando, pensar en películas como Un feliz acontecimiento/ Un heureux événement, por ejemplo, pero siguen perpetuándose tópicos peligrosos.
En los recursos audiovisuales es necesario analizar más el deseo de ser madre y su inconsciencia (muy a menudo no es un acto bien ponderado y no por esto hay que justificarlo o condenarlo), la posibilidad de criar los hijos (algo que no se puede limitar al puerperio), el apoyo, la colaboración y las necesidades. Habría que volver a plantearse e indagar más en el por qué una madre tiene que ser pensada como algo perfecto, siempre disponible y presente dentro de nuestra cultura (no sólo) visual. Por qué necesitamos pensar que la maternidad es algo maravilloso y que nada es más bonito que la relación de una madre con su hijo. No podemos seguir representando la maternidad como el producto y no como el arduo y difícil proceso que representa. La maternidad no puede ser solamente descrita como la relación entre madres e hijos. La maternidad debe tener la posibilidad de ser una formación (y, en consecuencia, una transformación). Necesitamos hablar (y ver) más sobre el deber, la responsabilidad y lo no dicho. Necesitamos conocer (y ver) la desesperación, el miedo, la crítica, el peso social, las ganas de huir, el sufrimiento, la soledad, la incomprensión, la violencia. Tras el amor y la hermosura hay soledades. Hay mujeres solas, padres solos y, menos considerados, pero no menos importantes, hijos solos.
El instinto maternal, así definido y socialmente entendido, es meramente un hecho socio-cultural que se construye según la propia experiencia de vida. No nacemos para ser madres, no por el hecho de ser mujeres nos convertiremos en madres. La maternidad es una elección. Implica mucho más elementos que la biología y la fisiología: ¿cuándo empezaremos a representarlo?
La autora declara que el artículo es original y que no ha sido publicado previamente.
a Mari Luz Esteban, en el resumen de su artículo, explica cómo una investigación desde una misma «(...) pretende reivindicar una doble dimensión en el análisis: (a) la del nivel auto-etnográfico, es decir, la pertinencia de partir de una misma para entender a los/as otros/as y viceversa, sobre todo cuando se han tenido experiencias similares; (b) el análisis desde el concepto de embodiment, de encarnación conflictual, interactiva y resistente a los ideales sociales y culturales, un concepto que integra muy bien la tensión entre el cuerpo individual, social y político. Asimismo, se defiende una visión no victimista y comprometida de los procesos individuales que tenga muy en cuenta su articulación con los contextos en los que se producen». Añadiría yo, también, la posibilidad de observar y comprender a partir de un actitud exotópica, más que meramente empática.
b Escribo la palabra transformación con un guion de separación para recuperar el significado de Goethe: Bildung ist immer umbildung, la formación siempre es una transformación. Esto porque la formación tiene a que ver con la parte más profunda, espiritual, de las personas y, en particular, con la potencialidad del Ser.
c Se deduce que vivimos aún en una sociedad que asocia la feminidad y la belleza al rubio, es decir, tras 60 años de la película Gentlemen Prefer Blondes/Los caballeros las prefieren rubias de Howard Hawks (1953), aún hablamos de estereotipos de género.
d Mirar el episodio 6x01
e Es la característica de las publicidades/anuncios hoy en día: buscar afinidades, emocionar, conmover. Esto se produce a partir de valores pensados como "universales": el amor maternal, la paz, la felicidad, la familia, etc.
f El atleta: http://www.youtube.com/watch?v=w3zCtF-Da6o. El padre trabajador: http://www.youtube.com/watch?v=eAVAORZQAlg El parto: http://www.youtube.com/watch?v=6cJhm7tVe7Q .
g Resulta también importante mencionar que en la red se encuentran diversas parodias de los anuncios "Un milione di attimi". Esto significa que el público ya no se siente descripto por estos videos, que el mismo concepto del sacrificio está asumiendo tonalidades irónicas, ridículas, etc., de acuerdo con el valor individualista de nuestra sociedad.
h Tras una pelea comenta a su marido: «creo que tengo que renunciar al trabajo (...) no quiero ser una de esas personas que ven a sus hijos una hora por la tarde». La frase de Ted a Margaret, la amiga de la mujer, en Kramer VS. Kramer, cuando ella justificando a Joanna, que se había marchado del hogar, le comenta que su gesto había tenido mucho valor, él le contesta: « ¿Cuánta valentía requiere abandonar a un hijo?» (Marley&Me, 2008).
i Una de las frases más famosas del Dr. Odent es que para cambiar el mundo, antes hay que cambiar la forma de nacer.
j El análisis se debería también extender al papel de la pareja, muchas veces representado como un hombre sencillo, que no se entera, al margen del proceso de embarazo, parto y crianza. Véase en Un feliz acontecimiento/ Un heureux événement (2011) cuando Nicolás entra en el paritorio con el plástico para los zapatos como gorro, se tira encima el spray de agua fría en lugar de echarlo a la mujer o juega a la PlayStation con el crío entre los brazos. Sin embargo, habría que preguntarse si los padres se sienten bien representados en estas imágenes.
k Véase la nota de prensa elaborada por la Asociación El Parto es Nuestro: "El programa Baby Boom graba y emite la violencia obstétrica", junio, 2012.
l De la agencia Wieden+Kennedy y que Procter & Gamble, partner de los juego olímpicos de Londres 2012.
m http://giovannacosenza.wordpress.com/2012/04/23/perche-lo-spot-procter-gamble-sulle-mamme-fa-piangere/
n http://www.youtube.com/watch?v=4pIGUQCYfFw
o En este sentido, ejemplar el trabajo de la fotógrafa Ana Alvarez-Errecalde en referencias a las cesáreas: "Cesáreas: más allá de la herida". Véase: https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=y3oelExpkv4 y el Elephant Journal: http://www.elephantjournal.com/2013/02/cesarean-beyond-the-wound-other-life-images-ana-alvarez-errecalde-nudity-childbirth/
Referencias
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Serena Brigidi
EUI Gimbernat. Universitat Autònoma de Barcelona. Av. de la Generalitat, 202. 08174 Sant Cugat del Vallès, Barcelona (España).
Correspondencia: Serena Brigidi. EUI Gimbernat. Universitat Autònoma de Barcelona. Av. de la Generalitat, 202. 08174 Sant Cugat del Vallès, Barcelona (España).
e-mail: [email protected]
Recibido el 5 de noviembre de 2013; aceptado el 20 de diciembre de 2013
Serena Brigidi es Ph.D en Antropología de la Medicina (URV). Tesis en migración y salud mental con Mención honorífica en el Premio Marqués de Lozoya (2010). Licenciada en Pedagogía. Profesora titular en la EUI Gimbernat (UAB). Ha ideado y coordina el Seminario Cine, Salud y Cultura. Profesora en el Máster Oficial Interuniversitario de Investigación e Innovación en Cuidados de Enfermería. Sus líneas de investigación abarcan numerosos temas. Actualmente trabaja en el campo de Maternity Studies.
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Copyright Ediciones Universidad de Salamanca Sep 2014
Abstract
The paper presents a reflection on the embodied experience of mother and representations of motherhood in Western culture, within advertising and television series, documentaries and movies. Typically, motherhood is imagined as the product (having a baby, becoming a parent) and not as the arduous process over the life of a person. It is presents with a universal character and it is used in movies as a strategy when they want to feel emotions: an a-historical mother gives birth, looks at his son, she takes him in her arms, and she loves him, sacrifices and she is next him forever. In other words, it's all worth it if the prize is to become mother. In the collective imagination, these ideas have helped to create the ideal type of mother: how she should act and what value would motherhood in our society. With this premise, I analyze the omissions after the images: we are taking just a simple model of mother who destroy or idealize. Though models of women, mothers, couples and families are many more today.
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