JEL classification
A13
L31
M40
Keywords:
Third Sector
Nonprofit Organizations
Conceptual Review and Supplementation
Unified Re-conceptualization
Integral Definition
Códigos JEL
A13
L31
M40
Palabras clave:
Tercer Sector
Entidades Sin Fines de Lucro (ESFL)
Revisión y Complementación Conceptual
Re-conceptualización Unificada
Definición Integral
ABSTRACT
The definition and conceptualization of the Third Sector is part of a type of literature identified by its ambiguity and terminological disparity. The definitions used to explain the sector in which private non-profit entities are located are insufficient and imprecise. Therefore, starting from a deep systematic bibliographic review, and taking into account the theoretical approach to the nonprofit sector originating in the AngloSaxon environment, this work proposes to include as characteristics of these entities that economic benefit should not be used as the main measure of their efficiency and that they should provide services and produce goods without consideration or with a lower cost. Thus, the objective is, on the one hand, to demonstrate the acceptance of these characteristics and, on the other, to evaluate the inferential relationship between them and the typological variables juridical form, scope of activity and budget level. Finally, the unified re-conceptualization is presented through an integral definition of the Third Sector.
©2019 ASEPUC. Published by EDITUM - Universidad de Murcia. This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).
RESUMEN
La definición y conceptualización del Tercer Sector forma parte de un tipo de literatura identificada por su ambigüedad y disparidad terminológica. Las definiciones utilizadas para explicar cuál es el sector donde se ubican las entidades privadas sin fines de lucro resultan insuficientes e imprecisas. Por ello, partiendo de una revisión bibliográfica sistemática profunda, y atendiendo al enfoque anglosajón, en este trabajo se propone incluir como características propias de estas entidades que el beneficio económico no se debe utilizar como principal medida de su eficiencia y que las mismas deben prestar servicios y producir bienes sin contraprestación o con una inferior al coste. Así, el objetivo que se persigue es, por un lado, evidenciar la aceptación de dichas características; y por otro, evaluar la relación inferencial entre éstas y las variables tipológicas forma jurídica, ámbito de actuación y volumen presupuestario. Finalmente, se presenta una re-conceptualización unificada mediante una definición integral del Tercer Sector.
©2019 ASEPUC. Publicado por EDITUM - Universidad de Murcia. Este es un artículo Open Access bajo la licencia CC BY-NC-ND (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.( ). ).
Introduction
Son varios los argumentos por los que se comienza a dar un mayor protagonismo al Tercer Sector en las últimas décadas. Por un lado, el Sector Público no puede prever y controlar todas las necesidades sociales y, por otro, el Sector de Mercado es incapaz de desarrollar, por interés propio, actividades que no reporten una maximización de los beneficios (Salamon, 1987; Sajardo, 1997; Salamon y Anheier, 1998; Montaño, 2002; Laville, Young y Eynaud, 2015; Cabra de Luna, 2016; Brandsen y Johnston, 2018). De esta manera, se está tendiendo cada vez más a delegar buena parte de sus funciones a las entidades del Tercer Sector (Hustinx, Verschuere y De Corte, 2014; Ferreira, 2015; Pedercini, 2015; Pape et al., 201 ).
En este contexto, la heterogeneidad (Ferreira, 2015; Aimers y Walker, 2016; Dominowskan, 2016), el marco legal (Taylor, 2015), las tradiciones históricas (Carvalho, 2010; Mangone, 2012; Ferreira, 2015), el estado de bienestar y el nivel de desarrollo (Hustinx, Verschuere y De Corte, 2014; Ferreira, 2015; Pedercini, 2015; Pape, Chaves-Ávila, Pahl, Petrella, Pieliski y Savall-Morera, 2016) son argumentos que también han incidido en su aparición y posterior consolidación.
A su vez, los debates y análisis sobre la cuestión de definición del Tercer Sector también han proliferado considerablemente (Alcock y Kendall, 2011) y han sido varios los autores que han llevado a cabo una recapitulación de las diferentes definiciones existentes (Olabuénaga, 2000; Sajardo y Chaves, 2006). Las mismas forman parte de un tipo de literatura social caracterizada por su ambigüedad conceptual y su disparidad terminológica (Olabuénaga, 2000; Brandsen, Van de Donk y Putters, 2005; Salamon y Sokolowski, 2014) que no llegan a definir de manera clara y concisa la naturaleza y alcance de esta amalgama de organizaciones. Así, según la definición que se adopte, ciertas entidades quedan apartadas del entorno del Tercer Sector (Salamon y Sokolowski, 2016a; Salamon y Sokolowski, 2016b; Defourny, Grønbjerg, Meijs, Nyssens y Yamauchi, 2016; Salamon, Sokolowski y Haddock, 201 ) (ver Tabla 1).
Actualmente, reconocida la existencia de un sector integrado por derecho propio en la economía (Evers y Wintersberger, 1990) yjustificada a través de las teorías del fallo de mercado, fallo de contrato y fallo de gobierno (Ott y Dicke, 2016), son grandes los esfuerzos que se están haciendo para lograr un consenso en la re-conceptualización del Tercer Sector (Osborne, 2008; Corry, 2010; Enjolras, Salamon, Sivesind y Zimmer, 2016; Salamon y Sokolowski, 2016b; Defourny, Grønbjerg, Meijs, Nyssens y Yamauchi, 2016; Enjolras, Salamon, Sivesind y Zimmer, 2018; Krawczyk, 2018; Salamon y Sokolowski, 201 ).
Sin embargo, tal y como se desprende del estudio The Third Sector Impact Project 2014-2019, financiado a través del programa marco de la Unión Europea Seventh Framework Programme (FP7), esta tarea no es nada fácil. Como se ha podido apreciar, existe un debate considerable y un desacuerdo conceptual importante en la literatura de investigación del Tercer Sector. Por ello, encontramos necesario presentar una síntesis que reúna, combine y complemente la esencia de las organizaciones que lo conforman.
Por consiguiente, el principal objetivo del presente estudio es doble: por un lado, se persigue evidenciar el nivel de aceptación de las dos nuevas características que proponemos incluir para la complementación del concepto de Tercer Sector y, por otro, se pretende evaluar la relación inferencial entre dichas características y las variables tipológicas forma jurídica, ámbito de actuación y volumen presupuestario de las ESFL privadas españolas.
El resto de este trabajo se estructura de la siguiente manera, partiendo de una reconstrucción teórica referente a los múltiples enfoques justificativos del Tercer Sector y a la complejidad de las características de las organizaciones que lo componen, se propone incluir dos nuevas características propias de las ESFL que posibiliten la re-conceptualización del Tercer Sector. A continuación, en la sección cuarta, se exponen el diseño de la muestra, las variables específicas empleadas en el análisis empírico y el modelo para el contraste de las hipótesis como metodología de estudio. Posteriormente, en la sección quinta se presentan los resultados obtenidos de dicho estudio empírico donde se evidencia la necesidad de una re-conceptualización unificada y se verifica la aceptación por parte de las ESFL privadas españolas de las dos características propias propuestas para la complementación del concepto de Tercer Sector. Finalmente, en la sección sexta se exponen las principales conclusiones extraídas, así como las limitaciones de la presente investigación.
Marco Teórico
Multiplicidad de enfoques justificativos del Tercer Sector
Una vez destacada la creciente importancia y necesidad de la labor que desempeña el Tercer Sector, conviene ubicarlo en el contexto actual. Hoy en día, éste queda delimitado como aquel conjunto de organizaciones cuya actividad es desarrollada de una manera formal (Proulx, Bourque y Savard, 2007), independiente de las administraciones públicas (Lema Blanco, Rodríguez-Gómez y Barranquero-Carretero, 2016) y con un objetivo alejado del lucro (Salamon y Anheier, 1992); es decir, todo aquello que no puede ser englobado en ninguno de los otros ámbitos de la economía (Pestoff, 1992; Zijderveld y Hall, 2000; McMahon, Visram y Connell, 2016). No obstante, definir un concepto por omisión, descarte, o de manera residual y negativa resulta exiguo y poco operacional a la hora de llevar a cabo estudios y análisis (Alekseyeva, 2003; Brower, 2011). Ante esta realidad, consideramos necesario clarificar cuáles son los diferentes enfoques defendidos en la literatura científica.
Según el enfoque de la Economía Social, las organizaciones del Tercer Sector deben cumplir los siguientes principios: primacía de la persona y del objeto social sobre el capital; adhesión voluntaria y abierta; control democrático por sus integrantes; conjunción de los intereses de las personas usuarias y del interés general; defensa y aplicación de los principios de solidaridad y responsabilidad; autonomía de gestión e independencia respecto de los poderes públicos; y destino de los excedentes a la consecución de objetivos a favor del desarrollo sostenible, del interés de los servicios a sus integrantes y del interés social (Lema-Blanco, Rodríguez-Gómez y Barranquero-Carretero, 2016).
Por su parte, el enfoque de las Organizaciones No Lucrativas (Nonprofit Organizations) defendido por Salamon y Anheier (1992) considera la consecución de los siguientes principios: estructura formal, carácter privado, con autogobierno y autónomas, participación voluntaria en trabajo y en donaciones, y sujetas al principio de no distribución de beneficios o plusvalías a los propietarios o directivos de la entidad, sino ser destinados a la misión u objeto social de la misma.
Por lo tanto, los dos enfoques anteriores comparten cuatro criterios para delimitar el Tercer Sector: entidades privadas, formalmente constituidas, con autonomía de decisión y de libre adhesión. A pesar de tener similitudes, estos no son to- talmente coincidentes (Monzón y Chaves, 201 ). El enfoque Nonprofit o enfoque anglosajón, a diferencia del anterior, excluye del Tercer Sector a todas aquellas organizaciones que distribuyen beneficios bajo cualquier modalidad. A su vez, el enfoque de la Economía Social o enfoque francófono incluye dos criterios no contemplados por el enfoque Nonprofit: democracia y servicio a las personas físicas (Monzón, 2006).
La literatura nos proporciona también otras corrientes que, aunque no alcanzan una notoriedad equiparable a las anteriormente expuestas, consideramos que son dignas de mención: enfoque de la Economía Solidaria o Alternativa (Laville, 1994; Archimbaud, 1995), enfoque de la Producción del Bienestar (Kendall y Knapp, 1992) y enfoque de la Normativa Legal Estatal (Maguregui, 2014).
Aún en la actualidad, a pesar de la amplia literatura científica existente, continúa el debate sobre la necesidad de reconceptualizar el Tercer Sector (Krawczyk, 2018; Salamon y Sokolowski, 2018). De esta manera, resulta necesaria una complementación más adecuada y actualizada de las características que deben cumplir las organizaciones que lo componen.
Las organizaciones del Tercer Sector y la complejidad de sus características
Cada una de los enfoques expuestos anteriormente define un entorno disparejo y esto deriva en la necesidad de tipificar el conjunto de entidades que se encuentran afines al Tercer Sector.
Partiendo de la corriente Nonprofit por ser el enfoque con el que más se identifican las entidades encuestadas del presente estudio (ver tabla 4), las entidades que conforman el Tercer Sector deben cumplir las siguientes características: organización formal, privada, sin ánimo de lucro, dotada de autogobierno y altruista (Salamon y Anheier, 1992 y 1993; Olabuénaga, 200C).
Además, esta caracterización se corrobora a través del Manual sobre las Instituciones Sin Fines de Lucro en el Sistema de Cuentas Nacionales (Handbook on Nonprofit Institutions in the System of National Accounts), donde se añade que estas organizaciones pueden tener el objeto de satisfacer necesidades tanto de personas físicas como jurídicas (ONU, 2003). Así mismo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publica el Manual sobre la Medición del Trabajo Voluntario (Handbook on the Measurement of Volunteer Work) en el que se remarca que las ESFL deben tener un marcado carácter voluntario (DIT, 2011).
Aunque estas características ayudan a reducir los problemas que condicionan la tarea de conceptualización del Tercer Sector, también se debe tener en cuenta lo recogido en el Documento no4 de la Comisión de Entidades Sin Fines de Lucro de la Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas (AECA), relacionado con que dichas organizaciones deben tener un interés general o colectivo. Es decir, que sus beneficiarios actuales y futuros puedan acceder sin ningún tipo de barrera especial de entrada a los servicios que éstas ofrecen, así como la libre adhesión, donde formar parte de las mismas se realice sin ningún tipo de coacción (AECA, 2013; îellostas y Briones, 2014).
A pesar de los esfuerzos realizados a lo largo de los últimos años, varios estudios vienen demandando ampliar la definición de esta caracterización (Defourny, Borzaga y Defourny, 2001; Lewis, 2004; Brandsen, Van de Donk y Putters, 2005; Alcock y Kendall, 2011), consensuando las ya existentes (Salamon y Solowski, 2014) y añadiendo otras nuevas características como son la profesionalización, el corporativismo y el ser socialmente sostenibles, para poder dar respuesta a las demandas de los beneficiarios y como búsqueda de la sostenibilidad (Evers y Laville, 2004; Filip, 2015; Salamon y Solowski, 2016), adecuando así el concepto de Tercer Sector al entorno económico-social actual (Filip, 2015).
En este contexto, el presente estudio se enfrenta al desafío de encontrar una conceptualización generalmente aceptada sobre el Tercer Sector. Tomando conciencia de esta demanda y respetando los criterios de suficiente amplitud, claridad, operacionalidad y consistencia defendidos en el proyecto FP7 (Salamon, Sokolowski y Haddock, 2017; Salamon y Sokolowski, 2018), proponemos incluir dos nuevas características propias de las ESfL que complementan el concepto del Tercer Sector.
Así, presentamos estas características:
C1: el beneficio económico no se debe utilizar como principal medida de eficiencia de las ESFL.
C2: las ESFL deben prestar servicios y producir bienes sin contraprestación o con una inferior al coste
Respecto a la primera, al no tener sentido la existencia y relación de capital-propiedad en las ESFL, tampoco lo tiene el reparto del beneficio económico, puesto que, por su finalidad social, nadie puede atribuirse la propiedad legal sobre ellas (Maguregui, 2014). Su especial característica de renuncia al lucro dificulta la medida del desempeño de las entidades del sector a través de la rentabilidad obtenida (Martínez y Guzmán, 2014). Así, la gratuidad de los servicios y la buena voluntad atribuible a estas entidades favorece que la medida de la eficiencia se exprese en términos de relación entre beneficios sociales y distintos indicadores del uso de los recursos y el coste de las actividades (Maguregui, 2014). Por lo tanto, medir el desempeño de las ESFL a través del excedente de su cuenta de resultados no es la forma más adecuada. El objetivo no es la maximización del beneficio, sino acometer fines de interés general (Solana, Ibáñez y Benito, 2017).
En cuanto a la segunda característica, como fácilmente puede deducirse, la cantidad de actuaciones que realizan las entidades del Tercer Sector es muy elevada mientras que las disponibilidades financieras siempre son limitadas Hernangómez-Barahona, Martín-Pérez y Martín-Cruz, 2009, tratándose de entidades que difícilmente son capaces de autofinanciarse a través de su actividad (Martínez y Guzmán, 2014). El número de beneficiarios o personas físicas que han sido destinatarios finales y directos de sus actividades es uno de los indicadores clave del impacto social del sector (Martín, Martín y Gámez, 2012).
En consecuencia, constatada la necesidad de forjar una complementación unificada del concepto de Tercer Sector, el siguiente paso de nuestro estudio es verificar que las dos características que proponemos en el mismo son aceptadas por las ESFL privadas españolas y comprobar si las variables forma jurídica, ámbito de actuación y nivel presupuestario influyen en dicha aceptación.
Metodología
Diseño de la muestra
En el diseño de la muestra se ha seguido un procedimiento comúnmente aceptado en la literatura. Se ha elaborado una base de datos de las ESFL privadas españolas, para lo cual se ha tenido en cuenta la información existente en los Registros de Asociaciones y Fundaciones, tanto de carácter autonómico como estatal. A falta de información digitalizada y actualizada, a lo largo del primer trimestre del 2017 se ha realizado una encuesta a asociaciones y fundaciones privadas españolas, en activo en el año 2016 y con correo electrónico. La ma dirigida a los responsables de gestión de dichas organizaciones o a personas con conocimientos económicofinancieros.
Previo a la encuesta, se llevó a cabo un pre-test a 20 sujetos relacionados con el ámbito del Tercer Sector, para posteriormente enviar el cuestionario definitivo. Tras un riguroso proceso de depuración en el que se descartaban aquellas encuestas no contestadas en su totalidad y que podrían desvirtuar parte de los resultados obtenidos, la muestra del estudio la conforman 420 ESFL privadas españolas (ver Tabla 2).
Variables específicas empleadas
Con la finalidad de obtener la información necesaria para el desarrollo del presente estudio, tras la contextualización previamente realizada sobre el concepto de Tercer Sector y sobre los enfoques justificativos del mismo, se han formulado las siguientes preguntas: a)
¿Conoce el concepto de Tercer Sector? b)
¿Qué enfoque considera que es el más acertado para agrupar a las ESFL?
Esto, junto a la revisión de la literatura científica realizada en el Marco Teórico, justifica la necesidad de reconceptualizar el concepto de Tercer Sector en la actualidad, partiendo del enfoque Nonprofit.
Para proceder a dicha re-conceptualización, se formulan las siguientes preguntas basadas en las dos características propias que se proponen como complementación del concepto de Tercer Sector: Sector:
c) ¿Considera adecuado utilizar el beneficio económico como principal medida de la eficiencia en su entidad?
d) ¿Deben las ESFL producir bienes o prestar servicios sin contraprestación o con una inferior al coste?
Estas últimas dos preguntas son las que se utilizan para llevar a cabo el contraste de las hipótesis planteadas en base a las siguientes variables tipológicas:
I. Forma jurídica: atendiendo a varios estudios (Calderón, 2004; Delgado, 2009), dividimos el Tercer Sector entre fundaciones y asociaciones.
II. Ámbito de actuación: diferenciamos entre entidades con ámbito de actuación internacional, con ámbito estatal y con ámbito autonómico, provincial o municipal.
III. Volumen presupuestario: de acuerdo con Del Río y Eutropio (2015) y el Anuario del Tercer Sector de Acción Social en España (2012), elaborado por la Fundación Luís Vives, distinguimos entre entidades con gran presupuesto (presupuesto superior a 1.000.000€), con presupuesto mediano (entre 300.000€ y 1.000.000€), con presupuesto pequeño (entre 30.000€ y 300.000€ ) y con micro presupuesto (presupuesto inferior a 30.000€).
Modelo para el contraste de hipótesis
Se realiza un análisis de correspondencias mediante una técnica de ordenación descriptiva multivariante sustentada en tablas de contingencia. Además de este análisis estadístico descriptivo, se llevan a cabo pruebas de contraste de hipótesis mediante estadística inferencial.
Por consiguiente, formulamos las siguientes hipótesis nulas a contrastar:
H1: El grado de aceptación de la variable definitoria el beneficio económico no se debe utilizar como principal medida de eficiencia en las ESFL es independiente de la variable tipológica forma jurídica; la variable tipológica ámbito de actuación; y la variable tipológica volumen presupuestario.
H2: El grado de aceptación de la variable definitoria las ESFL deben ofrecer bienes y servicios sin contraprestación o con una inferior al coste es independiente de la variable tipológica forma jurídica; la variable tipológica ámbito de actuación; y la variable tipológica volumen presupuestario.
Se emplea, fundamentalmente, la prueba Chi-cuadrado de Pearson para corroborar la asociación probabilística en las tablas de contingencia elaboradas con el apoyo del software estadístico SPSS Statistics 22. Se trata de una prueba no paramétrica que mide la discrepancia entre una distribución observada y otra teórica, indicando el grado de dependencia de dos variables entre sí (Bryman, 2015). El investigador cuenta, de esta manera, con un sustento estadístico ampliamente aceptado para evaluar la relación inferencial entre las variables analizadas (Gómez, 2008).
La utilización de esta prueba y no otra, se fundamenta en que, al igual que en el presente estudio, numerosos protocolos de investigación social trabajan con variables de tipo cualitativo donde se recurre a dicha herramienta (Batista y Sureda, 1987; Lamelin, 2005; Álvarez, Baños y Fonseca, 2018). En términos simples, el test de Chi-cuadrado de Pearson contrasta los resultados observados en una investigación con un conjunto de resultados teóricos, estos últimos calculados bajo el supuesto de que las variables fueran independientes.
Resultados de la investigación
En este apartado se presentan los resultados del estudio empírico del Tercer Sector en España en relación a la necesidad de una re-conceptualización unificada.
Para el presente trabajo resulta importante determinar previamente si las ESFL privadas españolas conocen el concepto de Tercer Sector. Los resultados obtenidos en referencia a este aspecto se detallan en la tabla 3. En este sentido, obtenemos el dato de que el 91,43 % (n= 384) de las entidades encuestadas son conocedoras del concepto en cuestión. Asimismo, resulta necesario resaltar que las entidades con un micro presupuesto son las que menos conocen el mismo. Algo coherente, si se toma conciencia de que, normalmente, son las entidades con menor presupuesto las que cuentan con menores recursos, tanto económicos como humanos. Por otra parte, no se puede obviar que existen indicios de que la forma jurídica también podría repercutir en el número de personas que integran las ESFL y, por tanto, influir en el saber que las mismas poseen (Macedo y Pinho, 2006; Butler y Wilson, 2015); aspecto éste que intervendría en el conocimiento del concepto de Tercer Sector.
Al mismo tiempo, como queda reflejado en la tabla 4, se observa que el 70% de las ESFL privadas españolas considera que el enfoque de las Organizaciones No Lucrativas (Nonprofit) es el más acertado para agruparlas (n=294). Este dato resulta lógico y razonable si se toma en cuenta que una gran parte de la literatura científica desarrollada en España durante las últimas décadas ha tomado como referencia la definición del enfoque anglosajón defendido por Salamon y Anheier (1992). Además, por otra parte, en la tabla 4 se obtiene el dato de que, aunque muy alejados del primero, el enfoque de la Economía Social es el segundo más reconocido entre las asociaciones (n=41) y el de la Normativa Legal entre las fundaciones (n=22). Este resultado podría fundamentarse en que las fundaciones no eran consideradas por el enfoque francófono (Monzón, 1987) hasta la elaboración de la Carta de Principios de la Economía Social, de la Conferencia Europea Permanente de Cooperativas, Mutualidades, Asociaciones y Fundaciones (Monzón, 2006). Por otro lado, el incremento de las obligaciones legales que han sufrido las fundaciones en los últimos años nos hace deducir que ha influido en que algunas de estas entidades se vean más refle- jadas en el enfoque de la Normativa Legal que en el de la Economía Social.
Una vez constatados tanto el conocimiento del concepto de Tercer Sector como la aceptación mayoritaria del enfoque anglosajón por parte de las ESFL privadas españolas, se ha procedido al contraste de las hipótesis H1 y H2.
En relación a la característica propia propuesta "el beneficio económico no se debe utilizar como principal medida de eficiencia en las ESFL", en la tabla de contingencia (ver tabla 5) se comprueba que el 95 % de las ESFL encuestadas (n=399) considera que el beneficio económico no se debe utilizar como principal medida de su eficiencia. Por lo tanto, se confirma que esta característica es comúnmente aceptada por dichas entidades. Las ESFL no deben competir como las empresas, su misión es crear valor social (Porter y Kramer, 1999) y, dado que utilizan recursos altruistamente concedidos, tienen una mayor responsabilidad sobre los mismos, debiendo buscar el mejor aprovechamiento posible para abarcar el mayor número de actuaciones. Esto hace que el excedente del ejercicio no sea el indicador más adecuado para medir el desempeño de estas entidades (Solana, Ibáñez y Benito, 201 ).
Igualmente, en la tabla 6 se presenta la relación entre la característica "el beneficio económico no se debe utilizar como principal medida de eficiencia en las ESFL" y las variables tipológicas: forma jurídica, ámbito de actuación y volumen presupuestario. Mediante el análisis de correspondencias, a través estadístico Chi-cuadrado de Pearson aplicado a las tablas de contingencia, se obtiene que no existen diferencias significativas y se prueba la independencia entre dicha característica y las tres variables tipológicas consideradas en el estudio. Por lo tanto, se verifica la hipótesis nula H1. De esta manera, nuestra primera característica propia (C1) propuesta para la complementación conceptual del Tercer Sector queda justificada.
En cuanto a la segunda característica que proponemos "las ESFL deben prestar servicios y producir bienes sin contraprestación o con una inferior al coste", en la tabla de contingencia (ver tabla 7) elaborada en el análisis descriptivo multivariante, se constata que el 85 % de las entidades encuestadas (n=357) considera que una ESFL debe prestar servicios o producir productos sin contraprestación o con una inferior al coste. Puesto que las ESFL persiguen objetivos sociales de interés general y colectivo (AECA, 2013), su propia idiosincrasia hace que los beneficiarios de sus actuaciones puedan acceder a los mismos sin ningún tipo de barrera de entrada (Bellostas y Briones, 2014). Es decir, sin contraprestación alguna o, si la hubiera, con una inferior al coste del servicio ofrecido.
Asimismo, en relación a los resultados del Chi-cuadrado de Pearson, en la tabla 8 se confirma la independencia entre esta segunda característica propia "las ESFL deben prestar servicios y producir bienes sin contraprestación o con una inferior al coste" y las tres variables tipológicas: forma jurídica, ámbito de actuación y nivel presupuestario. Por lo tanto, se verifica la hipótesis nula H2. En consecuencia, nuestra segunda característica propia (C2) propuesta para la complementación conceptual del Tercer Sector queda comprobada.
Conclusiones y Limitaciones
Este trabajo se centra en el estudio del concepto de Tercer Sector. Si bien éste ha sido objeto de abundante investigación, al revisar la literatura científica se puede observar cierta ambigüedad a la hora de definirlo, así como de diferenciarlo de otras formas de agrupar a las entidades en un enfoque determinado. Esto es lo que motiva la realización de este estudio que, sin pretender descartar la teoría existente, intenta arrojar precisión sobre los conceptos involucrados en la misma. Para ello, se presenta una síntesis que incluye dos nuevas características propias de las ESFL que posibilitan la re-conceptualización del Tercer Sector, respetando siempre los criterios de amplitud, claridad, operacionalidad y consistencia.
Por otro lado, el análisis realizado en este trabajo, a partir de la literatura existente, permite reflexionar sobre algunas cuestiones que tienen potencial para ser investigadas en futuros estudios académicos y seguir promoviendo, así, el desarrollo del cuerpo de conocimiento relativo al Tercer Sector.
En el trabajo se persiguen dos objetivos concretos: por un lado, evidenciar el nivel de aceptación de las dos nuevas características que proponemos incluir para la complementación del concepto de Tercer Sector; por otro, evaluar la relación inferencial entre dichas características y las variables tipológicas forma jurídica, ámbito de actuación y volumen presupuestario de las ESFL privadas españolas.
Respecto al primero de los objetivos, queda claro que la primera característica "el beneficio económico no se debe utilizar como principal medida de eficiencia en las ESFL" es comúnmente aceptada por las ESFL privadas españolas. Este hecho supone la diferencia entre el control habitual de una entidad lucrativa y una sin fines de lucro. Las ESFL no pueden evaluarse a través de su rentabilidad económica, ya que sus objetivos son sociales y difíciles de cuantificar. Mientras que en el entorno empresarial la eficiencia se puede medir por los parámetros tradicionales basados en los beneficios de la cuenta de resultados, en el ámbito de las ESFL la gratuidad de los servicios y la buena voluntad favorece que la medida de la eficiencia se exprese en términos de relación entre beneficios sociales y distintos indicadores del uso de los recursos.
Por otra parte, también queda claro que la segunda característica "las ESFL deben prestar servicios y producir bienes sin contraprestación o con una inferior al coste" es ampliamente reconocida por las ESFL privadas españolas. Hace referencia a que la actividad que desarrollan las ESFL, de acuerdo con su misión, cumpla su objetivo social. Una de las dificultades marcadas en esta acepción es que resulta imprescindible calcular los costes de los servicios que prestan estas entidades, bien para planificar su capacidad de actuación, bien para determinar el volumen de servicios que la entidad se compromete a prestar.
Por lo tanto, se concluye que la incorporación de ambas características resulta imprescindible para la elaboración de una definición integral del concepto de Tercer Sector. Ésta podría ayudar a que las ESFL privadas reporten información suficiente y relevante dirigida a sus grupos de interés. Resulta necesaria la búsqueda de métodos de evaluación que incluyan indicadores operativos financieros y no financieros que representen la gestión de la entidad, ayudando a medir y comprobar que la entidad responde a las necesidades de sus destinatarios finales de manera equilibrada, permanente, profesional, colaborativa, confiable e innovadora. Así, el número de usuarios de las actividades de las ESFL privadas podría ser uno de los indicadores clave de su impacto social. Por lo tanto, para medir la eficiencia de las actividades desempeñadas por la organización, no es suficiente con satisfacer las necesidades sociales, sino que hay que hacerlo al menor coste y en el menor tiempo posible. Estos indicadores pueden ser utilizados, por un lado, por parte de los usuarios internos que los necesitan para controlar y evaluar la gestión de la organización, y por otro, por los usuarios externos que les interesa conocer la calidad y cantidad de los servicios que se prestan, así como la eficacia y eficiencia con que se realizan los mismos.
Ahora bien, resultaría recomendable extrapolar el trabajo a otras regiones y analizar las percepciones de las ESFL en otros países a nivel europeo o mundial, precisándose para ello investigación adicional. Por ello, una importante futura línea de investigación sería abarcar un área geográfica más amplia y llevar a cabo una comparación para poder así cotejar y verificar las conclusiones alcanzadas.
Respecto al segundo de los objetivos, se puede concluir que las variables forma jurídica, ámbito de actuación y volumen presupuestario no resultan estadísticamente significativas. Los resultados obtenidos demuestran que nos encontramos ante dos nuevas características comúnmente aceptadas por las ESFL privadas españolas, independientemente de la tipología de las mismas.
No obstante, resultaría interesante comprobar qué ocurre con el contraste de las hipótesis H1 y H2 planteándolas en base a otras variables tipológicas definitorias como los ingresos, el tamaño o el tipo de actividad de las ESFL. Esto también requeriría investigación adicional.
En función de todo lo expuesto, y a pesar de las limitaciones planteadas, consideramos que el recopilar, sintetizar y clarificar los conceptos y enfoques proporciona una re-conceptualización comúnmente acordada del Tercer Sector y de las características que deben cumplir las entidades que lo conforman. Así, para concluir, presentamos la reconceptualización del Tercer Sector mediante la siguiente definición integral:
"El Tercer Sector es aquel conjunto de entidades en activo cuya estructura se caracteriza por poseer una organización formal; de carácter, naturaleza y origen privado; sin ánimo de lucro; dotadas de autogobierno; con un interés general o colectivo; de carácter altruista y voluntario; de libre adhesión; que producen bienes y sobre todo servicios sin contraprestación o con una inferior al coste; y donde el beneficio económico no es utilizado como principal medida de eficiencia".
Conflicto de intereses
Declaramos que no tenemos ningún conflicto de intereses.
ARTICLE INFO
Article History:
Received 29 May 2018
Accepted 24 Dec 2018
Available online 1 July 2019
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Abstract
The definition and conceptualization of the Third Sector is part of a type of literature identified by its ambiguity and terminological disparity. The definitions used to explain the sector in which private non-profit entities are located are insufficient and imprecise. Therefore, starting from a deep systematic bibliographic review, and taking into account the theoretical approach to the nonprofit sector originating in the AngloSaxon environment, this work proposes to include as characteristics of these entities that economic benefit should not be used as the main measure of their efficiency and that they should provide services and produce goods without consideration or with a lower cost. Thus, the objective is, on the one hand, to demonstrate the acceptance of these characteristics and, on the other, to evaluate the inferential relationship between them and the typological variables juridical form, scope of activity and budget level. Finally, the unified re-conceptualization is presented through an integral definition of the Third Sector.