Introducción
En la actualidad, el consumo abusive alcohol en población escolar es una de las principales preocupaciones en materia de salud pública (Plan Nacional sobre Drogas, 2018). Según la última encuesta sobre use drogas en estudiantes de enseñanzas secundarias (ESTUDES 2016-2018; Plan Nacional Sobre Drogas, 2018), el 77% de los adolescentes de entre 14 y 18 años afirmó haberlo probado alguna vez, siendo el consumigeramente superior en las mujeres (78%) que en los varones (76%) y aumentando progresivamente con la edad. Una de las cuestiones más inquietantes es la práctica del binge drinking, caracterizada por la ingesta de grandes cantidades de esta sustancia en cortos espacios de tiempo, principalmente en fin de semana y que suele llevar a la embriaguez (Golpe et al., 2017). Los datos muestran que un 32% de los adolescentes que consumen tomó 5 o más vasos de bebidas alcohólicas en un intervalo aproximade dos horas en el último mes (PNSD, 2018). Este patrón de consumo en forma de atracón se ve favorecido por el “botellón” (Golpe et al., 2017), un fenómeno que consiste en la ingesta de bebidas alcohólicas por parte de grupos numerosos de jóvenes en la vía pública. El consumo abusive alcohol constituye un grave problema sociosanitario con consecuencias negativas para los jóvenes. Algunos autores han pueste manifiesta relación entre esta práctica y numerosos riesgos que pueden afectar eesarrollo madurativo, destacandas repercusiones neurocognitivas y neuroconductuales, los problemas de salud, afectivos, escolares, legales, conductas de riesgo y trastornos de dependencia en la edad adulta (Alfonso et al., 2009; Dumontheil, 2015). La gravedae las consecuencias a medio y largo plaze un consumo temprane alcohol sitúa en un primer plana necesidae reforzar las estrategias preventivas (Chung et al., 2018).
Una parte importante del trabaje prevención ha tenido que ver con el estudie los factores de riesgo relacionados con el use sustancias en esta etapa. De acuerdo con el enfoque de “desarrollo positivo adolescente”, una adolescencia saludable y una adecuada transición a la edad adulta requiere algo más que evitar algunos comportamientos de riesgo, precisándose alcanzar una serie de logros evolutivos (Guerra y Bradshaw, 2008). Desde este marco se adopta una perspectiva centrada en los factores protectores personales y se amplía el concepte salud para incluir las destrezas y competencias necesarias que lleven a los adolescentes a una mayor resistencia frente a los factores de riesgo como el consume alcohol (Benson et al., 2004), coma autoestima, la autoeficacia y la asertividad.
Durante las últimas dos décadas ha aumentado el interés por el estudie un nuevo constructenominado inteligencia emocional (IE). Algunas investigaciones han pueste manifiesto que la IE, entendida como “la capacidad para reconocer, comprender y regular las emociones propias y ajenas, discriminar entre ellas y utilizar la información como guía de los pensamientos y acciones” (Mayer y Salovey, 1997, p. 10) es un factor protector, predictor de bienestar y de un mejor funcionamiento adaptativo en la adolescencia (Méndez-Giménez et al., 2019). La literatura científica ha dado cuenta del relevante papee la IE en relación con diversos ámbitos, coma salud mental y psicosomática, especialmente en muestras de adultos (Balluerka et al., 2016). Sin embargo, la adolescencia sigue siendo una etapa menos estudiada, lo que plantea un desafío importante para la investigación y el progreso clínico y educativo.
El estudie la IE y el consume alcohol es un campe investigación relativamente joven que cobra relevancia a medida que se constata que las habilidades emocionales pueden ser aprendidas y mejoradas previniendo así conductas de riesgo para la salud (Brackett et al., 2011). En la actualidad, la literatura científica respalda la distinción de dos constructos de IE que pueden diferenciarse en función del métode medida utilizado para operativizarla (Petrides, 2011). La IE rasgo hace referencia a la autopercepción de una serie de aptitudes emocionales evaluadas a través de autoinformes. Por otrado, la IE habilidad alude a la capacidad para dar respuestas correctas a diversas tareas de corte emocional mediante pruebas de rendimiento máximo. El primer dominio pertenece al ámbite la personalidad, mientras que el segundo hace referencia a la capacidad cognitiva y, por consiguiente, su literatura se desarrolla de manera independiente. Mientras que las medidas de autoinforme de la IE parten de la percepción del sujeto sobre las propias capacidades emocionales, por parte de la persona, desde el modelo propuesto por Mayer y Salovey (1997) se subraya la importancia de emplear medidas de rendimiento máximo para evaluar la habilidad reae la persona, siguienda metodología tradicional empleada para valorar las inteligencias cognitivas (Mayer et al., 2008).
En su trabaje revisión sobre IE y consume sustancias adictivas, Kun y Demetrovics (2010) analizaron 36 estudios, que en su mayoría midieron la IE mediante métodos debidamente probados. Los datos obtenidos en este estudio secundan la idea de que un bajo nivee IE rasgo e IE habilidad remite a consumos más problemáticos de alcohol, tabaco y sustancias ilegales en adultos, universitarios y adolescentes. Concretamente, los resultados muestran que los componentes de percepción y regulación de las emociones jugaban un papel clave en la comprensión del consume sustancias adictivas y en las adicciones. Por otrado, tras la revisión de Peterson et al. (2011) de 11 estudios sobre la IE y el consume alcohol, los autores concluyeron que una menor IE se vincula a un consumo más elevade alcohol, más frecuente y en mayor cantidae uso, así como con más problemas derivados del consumo, principalmente en universitarios. Sin embargo, cabe resaltar que la mayoría de los estudios utilizaban un índice globae IE y no aportaban información sobre la repercusión individuae cada factor, que hubiera ayudado a enfocar la intervención clínica y educativa. Además, en gran parte de los trabajos se aplicaron medidas de autoinforme estudiando únicamente el papee la IE rasgo. Asimismo, escasean las investigaciones llevadas a cabo en población adolescente, por lo que analizar las dimensiones de IE rasgo e IE habilidad podría facilitar una comprensión más precisa de esta problemática.
A continuación se revisan los hallazgos de algunas investigaciones que han evaluada relación entre la IE rasgo y el consume alcohol en adolescentes. En el estudie Ruiz-Aranda et al. (2006) se observó una asociación negativa entre la capacidad percibida para regular los estados emocionales y el consume alcohol, mientras que una elevada atención a las emociones se asociaba a un mayor consume esta sustancia (Ruiz-Aranda et al., 2006). Los autores concluyeron que una menor capacidad para regular los estados emocionales propios junto con altos niveles de atención emocional podría provocar un incrementel pensamiento rumiativo y un estade ánimisplancentero, facilitando así el consumo como vía para mitigar los estados emocionales aversivos. En otro estudio, una mayor puntuación en claridad emocional y un nivel moderade atención a los sentimientos se asociaban a una menor frecuencia de consume alcohol en jóvenes y adultos (Cantó et al., 2005). Así mismo, los resultados de una investigación reciente confirman la relación entre una mayor capacidad percibida para regular las emociones y un menor porcentaje de consumidores de alcohol, menos episodios de binge drinking y una menor frecuencia de borracheras (Kun et al., 2019). Los autores concluyen que un déficit en el procesamiento emocional es un factor subyacente al consume sustancias por parte de los adolescentes.
Otras investigaciones han evaluada combinación de ambos constructos, IE rasgo e IE habilidad, en relación con el consume alcohol en adultos, universitarios y adolescentes. Así, en el estudie Brackett y Mayer (2003) se encontraron asociaciones negativas entre la puntuación totae IE rasgo y el consume alcohol y drogas ilegales en universitarios. En su trabajo también se produjo una relación inversa entre la puntuación totae IE habilidad y el consume alcohol, tabaco y drogas ilegales, aunque no resultó significativa. Por su parte, Trinidad y Johnson (2002) obtuvieron una correlación negativa entre la puntuación totae IE habilidad y los factores de percepción y regulación emocional respecto a la frecuencia y cantidae consume alcohol en adolescentes. Del mismo modo, los resultados de un estudiongitudinal mostraron que los factores de IE rasgo, atención a los sentimientos y regulación emocional, junto con una tarea de ejecución de percepción emocional, predijeron el consume alcohol y otras sustancias adictivas en adolecentes (Ruíz-Aranda et al., 2010). En el trabaje Schutte et al., (2011), tanta puntuación totae IE rasgo coma puntuación totae IE habilidad se asoció de manera inversa al consumo intensive alcohol y problemas relacionados en universitarios. Finalmente, en el estudie González-Yubero et al. (2019) los análisis de regresión revelaron que la mayor capacidad percibida para comprender las emociones y reparar los estados emocionales negativos predecía una menor implicación en conductas relacionadas con el consumo abusive alcohol, al contrario que la excesiva atención emocional, que se vinculaba a mayores niveles de consumo. Así mismo, la habilidad para percibir y utilizar las emociones, facilitando así la toma de decisiones y el rendimiento cognitivo, también resultó protectora de las conductas relacionadas con el consume alcohol en los adolescentes.
Por otra parte, entre los factores personales clásicos de protección merecen particular atención variables coma autoestima, la autoeficacia y la asertividad, que se han mostrado eficaces en la prevención de comportamientos de riesgo a edades tempranas y cuyéficit se ha encontrado asociado al consumo abusive alcohol (Lázaro-Visa et al., 2009). Así, la autoestima global, entendida como el grado en que se valoran, se aceptan y se respetan las personas ha sido ampliamente considerada como un elemento crítico en eesarrollo y el funcionamiento adaptative los adolescentes (Rosenberg, 2015), lo que no excluye la existencia de una autoestima parcial referida a distintas facetas ominios (Riquelme et al., 2018). En general, una autoestima global óptima está vinculada a un mejor ajuste psicosocial en los jóvenes (Metsäpelto et al., 2020), mientras que su ausencia predice resultados menos adaptativos (Masselink et al., 2018). Con respecto al papee la autoestima global en el consume alcohol adolescente, se han encontrado hallazgos inconsistentes en cuanto a los resultados de investigación en diferentes geografías, así como en investigaciones de corte transversal y longitudinal. Concretamente, el impacto positive la autoestima global en el uso problemátice alcohol se ha repetido en varios estudios longitudinales con adolescentes (McKay et al., 2012; Scheier et al., 2000). Sin embargo, otros trabajos no hallaron relación entra esta y el consume alcohol (Fisher et al., 2007). Dado que a nivel profesional existe la percepción implícita de que una falta de autoestima es determinante en el iniciel consume alcohol y drogas y que algunos programas han tratade potenciarla como medie protección (Griffin y Botvin, 2010), resulta imprescindible continuar investigando su relación como posible factor protector del consume alcohol a edades tempranas.
Así mismo, la teoría de la autoeficacia tiene una influencia considerable en el ámbite la salud y eienestar (Olivari Medina y Urra Medina, 2007). La autoeficacia general hace referencia a la creencia firme de la persona en su capacidad para manejar adecuadamente una amplia gama de situaciones de la vida cotidiana (Baessler y Schwarzer, 1996). Esta habilidad se manifiesta como parte del juicio crítico a través del cuaos adolescentes autoevalúan su nivee vulnerabilidad ante el abuse alcohol y, por lo tanto, predice su capacidad para modificar o evitar dicho consumo (DiClemente et al., 1995). La creencia en la autoeficacia en la adolescencia ha demostrado ser un predictor de satisfacción vital a largo plazo (Vecchio et al., 2007) y se ha asociado a un menor use alcohol (Lee et al., 2020) y menos episodios de consumo intensive dicha sustancia (Blume et al., 2003). A pesar de estos hallazgos, gran parte de las investigaciones se han llevado a cabo con población clínica, adultos y universitarios. Por este motivo, contar con evidencia empírica adicional acerca de su papel respecto al use alcohol en la adolescencia podría ser especialmente útil a la hora de orientar nuevas acciones preventivas.
El esfuerzedicado a la prevención del consume alcohol en adolescentes se justifica generalmente en el supueste que la influencia del grupe iguales juega un papel relevante en el inicio y mantenimiente este hábito (Saiz et al., 2020). En concordancia con diversos autores, la conducta asertiva se considera un elemento fundamentael procese socialización e implica habilidades que permiten actuar en defensa de los propios intereses, defenderse sin ansiedad injustificada, expresar de forma sincera y amable los sentimientos y poner en práctica los derechos personales respetandos de los demás (García y Magaz, 2000). Así, un nutrido grupe investigaciones sostiene que un déficit en las habilidades asertivas se asocia a un mayor riesge abuse alcohol en los adolescentes (Velázquez et al., 2012), así como a una menor capacidad específica para oponerse a las exigencias de consumir del grupo (Londoño y Valencia, 2008). A pesar de estos hallazgos, algunas investigaciones presentan incoherencia (Suelves y Sánchez-Turet, 2001), por lo que la confirmación de esta variable añadiría una evidencia empírica extra a la hora de considerarla como un elemento centrae intervención en los programas educativos.
Ante la falta de estudios previos, este trabajo aborda el análisis de la validez incremental y predictiva de la IE rasgo y habilidad en relación a otros factores protectores personales coma autoestima, la autoeficacia y la asertividad respecto al consume alcohol adolescente (“consume alcohol alguna vez”, “frecuencia de consumo intensive alcohol”, “frecuencia de participación en botellones” y “consumo por ofrecimiente los amigos”). Así mismo, dado que la literatura científica apunta a que el iniciel consume alcohol comienza a una edad prematura (Golpe et al., 2017), parece de interés disponer de datos empíricos referidos a la franja más temprana de la adolescencia (12-13 años) no contemplada en la Encuesta Española Sobre Use Drogas en Enseñanzas Secundarias (PNSD, 2018).
Partiendel marco teórico precedente, se describen las siguientes hipótesis de estudio:
H1. Los factores de IE rasgo, IE habilidad, autoestima, autoeficacia y asertividad correlacionarán de manera negativa y significativa con las variables de consume alcohol, al contrario que el factor de atención emocional, que correlacionará de forma positiva y significativa con ellas.
H2. Tantos factores de IE rasgo come IE habilidad tendrán un efecto predictivo sobre los hábitos de use alcohol al tener en consideración otros factores protectores personales clásicos, coma autoestima, la autoeficacia y la asertividad, que se mantendrá una vez controlados el género y la edae los participantes.
Método
Participantes
Se llevó a cabo un muestreo aleatorio estratificado. Participaron 799 estudiantes de la Comunidae Cantabria en edades comprendidas entre los 12 y los 16 años (12-13 años 38.2%, 14-16 años 61.8%; M = 14.49, DT = 1.17). Se procuró disponer de una distribución equilibrada por género (51.8% mujeres y 48.2% hombres). El 51.4% de los participantes pertenecía a centros privados/concertados y un 48.6% a públicos, localizados en el medio urbano (64%) y rural (36%).
Instrumentos
Variables dependientes
Cuestionarie consume alcohol. Se llevó a cabo una adaptación de cuatro ítems de la ESTUDES (PNSD, 2018). 1) ¿Has tomadebidas alcohólicas alguna vez en tu vida?; 2) Durante los últimos treinta días, ¿cuántos días has tomado cinc más vasos, cañas o copas de bebidas alcohólicas en un intervalo aproximade dos horas?; 3) En los últimos doce meses ¿con qué frecuencia has hechotellón?; 4) Si alguno/a de tus amigos/as te ofreciera bebida alcohólica ¿la tomarías?;
Variables independientes
Cuestionarie datos sociodemográficos. Se recogió el género y la edae los participantes.
Escala de Autoestima de Rosemberg (Rosenberg, 1973, validada por Vázquez-Morejón et al., 2004). Mide autoestima a través de diez ítems centrados en los sentimientos de respeto y aceptación hacia uno mismo, como p. ej., “Estoy convencide que tenguenas cualidades”, evaluado mediante una escala Likert de 4 puntos en la que 1 = muy en desacuerdo y 4 = muy de acuerdo. El coeficiente alfa de Cronbach de esta muestra fue de .82.
Escala de Autoeficacia General (Baessler y Schwarcer, 1996, adaptada al castellano por Sanjuán et al., 2000). Evalúa el sentimiento generae competencia para lidiar con situaciones de la vida cotidiana a través de diez ítems, como p .ej., “Puedo resolver problemas difíciles si me esfuerzo suficiente”, evaluado mediante una escala Likert de 4 puntos, en la que 1 = muy en desacuerdo y 4 = muy de acuerdo. El coeficiente alfa de Cronbach en esta muestra fue de .83.
Autoinforme de Conducta Asertiva (ADCAS; García y Magaz, 2000). Evalúa cuestiones relativas a la expresión de los sentimientos, el respeto hacia los valores, gustos, deseos o preferencias propias y de los demás. En este estudio se ha empleado únicamente el factor de autoasertividad, que está conformado por veinte ítems, como por ejemplo “Me cuesta decir que no cuando me piden que haga algo que no quiero hacer”, evaluado mediante una escala Likert de 4 puntos, en la cual 1 = muy en desacuerdo y 4 = muy de acuerdo. El coeficiente alfa de Cronbach en esta muestra ha side .84.
Trait Meta-Mood Scale (TMMS; Salovey et al., 1995; validado por Salguero et al., 2010). Está compueste 24 ítems y proporciona un indicador del grade inteligencia emocional rasgo y se subdividen en tres subescalas: atención emocional (p. ej., “Presto mucha atención a los sentimientos”), claridad emocional (p. ej., “Frecuentemente me equivoco con mis sentimientos”) y reparación emocional (p. ej., “Aunque a veces me sienta triste, suelo tener una visión optimista”). Sus ítems se evalúan mediante una escala de tipikert de 5 puntos. El alfa de Cronbach para esta muestra ha side .87 para atención, .85 para claridad y .82 para reparación emocional.
Test de Inteligencia Emocionae la Fundación Botín para Adolescentes (TIEFBA; Fernández-Berrocal et al., 2011). Mide el nivee rendimiento en las cuatro habilidades emocionales del modelo teórice Mayer y Salovey (1997) y se compone de 143 ítems que plantean situaciones emocionales a través de ocho historietas breves con personajes adolescentes: percepción emocional (p. ej., “¿En qué medida crees que muestra Rocío cada une los siguientes sentimientos?;”), facilitación emocional (p. ej., “En qué medida sentirse así le ayudará a Rocío a revisar la lista de materiales escolares que debe comprar este año?;”), comprensión emocional (p. ej., “¿Qué puede estar pensando Rocío para sentirse así?;), regulación emocional (p. ej., “¿Qué puede hacer Rocío para irse contenta al colegio?;). El alfa de Cronbach para esta muestra fue de .86 para percepción, .78 para facilitación, .80 para comprensión y .76 para manejo emocional.
Procedimiento
En el estudio participó un totae diez institutos. Se obtuvo una participación del 66.6% de los centros educativos seleccionados inicialmente debido a la alta carga de trabajo que algunos presentaban. La muestra inicial fue de 844 participantes. El criterie exclusión fue encontrarse fuera del range edabjete estudio 12-16 años (n = 21), así como no haber cumplimentado el cuestionario completo al finalizar la segunda sesión (n = 24). La muestra final fue del 94.6% respecto a la muestra inicial (n = 799). Se elaboró un documento informativirigido a los centros y a los responsables legales del alumnado para obtener su autorización firmada previa a la participación de los escolares en el estudio. Así mismo se aseguró el consentimiento informade los alumnos y la voluntariedad en la participación. Un investigador acompañó a los estudiantes en el aula garantizando su anonimaturante el proceso. El tiempe cumplimentación del instrumento en papel con bolígrafo fue de dos sesiones de 45 minutos no consecutivas.
Esta investigación se rige por los principios recogidos en la declaración de Helsinki (World Medical Association, 2013). Eesarrollel plan de investigación del estudio fue aprobado por la comisión académica de estudios de doctorade la Universidae Cantabria.
Análisis de Datos
Para el procesamiente análisis de datos se empleó el paquete estadístico SPSS Statistics 24.0. El estudio se llevó a cabo mediante una metodología cuantitativa de tipo correlacional. En primer lugar se calcularon los índices de fiabilidad alfa de Cronbach para cada variable estudiada. Del mismo modo se dicotomizaron las categorías de respuesta de las variables dependientes en función de la mediana. A continuación se realizaron análisis descriptivos de la muestra. Posteriormente se llevaron a cabo análisis de correlación biserial-puntuae las variables de estudio. En últimugar se construyeron modelos de regresión logística binaria a partir de las variables independientes de IE (atención, claridad, reparación, percepción, facilitación, comprensión y regulación emocional) incluyendo el reste factores protectores (autoestima, autoeficacia y auto-asertividad) para observar su asociación con las variables dependientes de consume alcohol. El procedimiento empleado fue introducir en los modelos los factores que presentaban correlaciones bivariadas significativas en los análisis previos. Se utilizó el métode pasos hacia atrás extrayendas variables independientes una a una hasta llegar a un modelo en el cual todos los factores resultaran significativos (al menos para p < .05). Con objete sintetizar la abundante cantidae datos, únicamente se presentan los modelos finales que explicaban un mayor porcentaje de la varianza.
Resultados
Análisis Descriptivos de la Muestra en Relación con el Consume Alcohol
En la Tabla 1 se presenta la prevalencia del consume alcohoe la muestra de estudio. Un primer date interés es que 4 de cada 10 adolescentes (40.8%) habían probado el alcohol alguna vez. De entre los consumidores, aproximadamente 7 de cada 10 (67.4%) habían tenido un consumo intensivurante seis días o más en el último mes. Tres quintas partes de los consumidores (58.5%) participaban en botellones una o más veces al mes. En relación con las variables sociodemográficas, 4 de cada 10 mujeres (53.1%) afirmaban haber consumido alcohol alguna vez, mientras que la prevalencia en los hombres era algo superior. Con respecto a los grupos de edad, 3 de cada 10 escolares de entre 12-13 años (32.8%) afirmaban haber consumido alcohol, siendo casi eoble el consumo en el grupe 14-16 años (59.2%).
A continuación se avanzan los resultados en función de las hipótesis de estudio.
Análisis de Correlación entre los Factores Protectores Personales y de Consume Alcohol
Con respecto a la H1 se observan correlaciones negativas significativas entre las variables independientes y el consume alcohol, a excepción del factor atención a los propios sentimientos que correlacionó de manera directa y significativa. De forma específica, para la variable dependiente “consume alcohol alguna vez” la correlación más elevada era con los factores de percepción emocional (r = -.34, p < .01), claridad emocional (r = -.33, p < .01), reparación emocional (r = -.32, p < .01) y autoasertividad (r = -.32, p < .01). En relación con la variable “consumo intensive alcohol” destacó la correlación con los factores de claridad (r = -.22, p < .01) y percepción emocional (r = -.23, p < .01). Respecto a la “participación en botellones” la mayor correlación fue con reparación emocional (r = -.26, p < .01) y autoasertividad (r = -.25, p < .01). Finalmente, en relación con el “consumo por ofrecimiente los amigos” la correlación más elevada se halló con los factores de claridad (r = -.27, p < .01), autoestima (r = -.26, p < .01) y reparación emocional (r = -.26, p < .01) (Tabla 2).
Tabla 2 Análisis descriptivos y de correlación biserial-puntuae los factores protectores respecto a las variables de consume alcohol
Nota. M = media, DT = desviación típica; TMMS = Trait Meta Mood Scale; TIEFBA = Test de Inteligencia Emocionae la Fundación Botín para Adolescentes
*p < .05, **p < .01.
Análisis de Regresión Logística Binaria. Predicción de los Hábitos de Consume Alcohol en función de los Factores Protectores Personales, la Edad y el Génere los Adolescentes
En relación a la H2 se realizaron análisis de regresión logística binaria para estudiar la contribución de la IE, al tener en cuenta el reste factores protectores personales (autoestima, autoeficacia y asertividad) con respecto al consume alcohol una vez controlado el género y la edae los adolescentes. A continuación se presentan los modelos predictivos finales que explicaron un mayor porcentaje de la varianza. En primer lugar, el modelo creado para la variable dependiente “consume alcohol alguna vez” permitió una estimación correcta del 75.8% de los casos. Entraron a formar parte de la ecuación las variables independientes edad, autoestima, auto-asertividad, atención, claridad y percepción emocional. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .447. En segundugar, cuando tomamos como variable criterio el “consumo intensive alcohol” se obtuvo una estimación correcta del modelel 70% de los casos, entrando a formar parte de la ecuación las variables independientes edad, autoestima, percepción y claridad emocional. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .163. Para la variable dependiente “participación en botellones” el modelo permitió una estimación correcta del 70.7% de los casos, entrando a formar parte de la ecuación autoasertividad, reparación y percepción. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .208. Finalmente, para la variable dependiente “consumo por ofrecimiente los amigos” el modelo permitió una estimación correcta del 72.1% de los casos, entrando a formar parte de la ecuación autoestima, autoasertividad, claridad y percepción emocional. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .239.
Tabla 3 Análisis de regresión binaria del consume alcohol en función de la IE y el reste factores protectores controlado por edad y género
Nota. TMMS = Trait Meta Mood Scale; B = coeficiente; ET = error típico; OR = odds ratio; IC = intervale confianza.
**p < .01.
Tabla 4 Análisis de regresión logística binaria en función del grupe edad12-13 años
Nota. TMMS = Trait Meta Mood Scale; B = coeficiente; ET = error típico; OR = odds ratio; IC = intervale confianza.
*p < .05, **p < .01.
Como se puede observar, entre las variables sociodemográficas sóla edad resultó significativa para las variables dependientes “consume alcohol alguna vez” y “consumo intensive alcohol” (Tabla 3). A continuación se estratifican los resultados en función de los dos grupos de edad (12-13 años y 14-16 años) para observar cómo influyen en el consumos factores protectores personales. En primer lugar, con respecto a la variable dependiente “consume alcohol alguna vez” para el grupe 12 a 13 años (Tabla 4), el modelo permitió una estimación correcta del 79.8% de los casos. Entraron a formar parte de la ecuación las variables independientes autoestima, autoasertividad, atención y claridad emocional. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .437. Así mismo, el modelo creado con esta variable de consumo para el grupe edad 14 a 16 años (Tabla 5) permitió una estimación correcta del 74% de los casos. Entraron a formar parte de la ecuación las variables independientes autoestima, autoasertividad, atención, claridad y reparación emocional. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .376. En segundugar, com respecto a la variable dependiente “consumo intensive alcohol” para el grupe 12 a 13 años (Tabla 4), el modelo permitió una estimación correcta de 65% de los casos. Entró a formar parte de la ecuación la variable independiente percepción emocional. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .171. Finalmente, para el grupe edae 14 a 16 años (Tabla 5), el modelo permitió una estimación correcta del 68.3% de los casos. Entró a formar parte de la ecuación la variable independiente claridad emocional. El estadístico R2 de Nagelkerke estimó un valor de ajuste de .112.
Tabla 5 Análisis de regresión logística binaria en función del grupe edad14-16 años
Nota. TMMS = Trait Meta Mood Scale; B = coeficiente; ET = error típico; OR = odds ratio; IC = intervale confianza.
*p < .05, **p < .01.
Discusión
Ebjetivo principae esta investigación es analizar la influencia de la IE rasgo y la IE habilidad como constructo asociado al consume alcohol en los adolescentes. Sus resultados aportan nuevos indicios sobre su papel a edades tempranas. Se muestra que, en su mayoría, tantos factores de IE rasgo y habilidad como el reste variables personales estudiadas (autoestima, asertividad y autoeficacia) actúan como factores protectores de las conductas de consume alcohol, al contrario que el componente de atención emocional que, como se esperaba, actúa como factor de riesgo si se presenta en grado elevado. Del mismo modo, todos los factores de IE rasgo (atención, claridad y reparación), pero solo el factor de percepción emocionae IE habilidad, ayudan a predecir los hábitos de use alcohol más allá de otros factores protectores personales clásicos coma autoestima, la autoeficacia y la asertividad, una vez se controlan el género y la edae los participantes. Los análisis estratificados por grupos de edad señalan que la capacidad percibida para atender a los estados emocionales negativos, comprenderlos y repararlos son factores explicativos del consume alcohol en la primera etapa de la adolescencia (12-13 años). Así mismo, la capacidae percibir adecuadamente las emociones, así come comprender con claridad su significado, han sidos únicos factores del estudio que explican el consumo en la adolescencia media (14-16 años). Estos resultados avalan la idea de que eesarrolle los componentes emocionales contribuye a la mejora de las pautas de pensamiento, al mismo tiempo que es un importante de prevención de las conductas de consume riesgo en la etapa adolescente (Kun et al., 2019).
Los tres factores de IE rasgo predicen diversos comportamientos de consumo. Por un lado, se puede decir que es más probable que los adolescentes que prestan mucha atención a sus propias emociones hayan consumido alcohol alguna vez en la vida. En este sentido, diversas investigaciones han destacada relación existente entre un nivel elevade atención emocional y el abuse alcohol, tabaco y cannabis en adolescentes (González-Yubero, et al., 2019; Ruiz-Aranda et al., 2010). Por otrado, mientras que en la literatura científica anterior se desvela que una mayor claridad y reparación se vincula al uso adecuade estrategias de maneje estrés (Saklofske et al., 2007), una gran atención emocional se asocia positivamente a un desajuste en ansiedad, depresión y estrategias de afrontamiento, como el pensamiento rumiativo en los jóvenes (Lombas et al., 2014; Saklofske et al., 2007). En este sentido, la tendencia a enfocar la atención en los estados emocionales propios permite seguir el procese nuestras emociones, pero puede no resultar adaptativo en algunas ocasiones. Un nivel elevade atención a los estados emocionales podría provocar un aumentel pensamiento rumiativo y un estade ánimisplacentero (Ruiz-Aranda et al., 2006), lo que explica que el consume alcohol puede constituirse en un vía para mitigar los estados emocionales aversivos. Cabe señalar que esta variable aparece como predictora del consume alcohol alguna vez y de su uso intensivo en el grupe preadolescentes (12-13 años). El heche que la atención emocional haya resultado ser un facilitador del consumo en los más jóvenes subraya la necesidae impulsar acciones educativas preventivas desde edades más tempranas.
La claridad para comprender los propios estados emocionales ha resultado explicativa de la mayoría de conductas de consumo, como el consume alcohol alguna vez, su uso intensivo y el consumebido afrecimiento por parte del grupe amigos. Observandos resultados por grupos de edad, la claridad emocional aparece como factor importante para el consume alcohol alguna vez en el grupe 12-13 años y para el consumo intensivo en ambos grupos de edad. Por otrado, el use estrategias para reparar los estados emocionales negativos tiene una relación inversa con la frecuencia de participación en “botellones” y particularmente con el consumo intensive alcohol en el grupe menor edad (12-13 años). Al igual que en investigaciones previas (González-Yubero et al., 2019; Ruiz-Aranda et al., 2010), nuestros resultados sustentan la idea de que los adolescentes que tienen una mayor comprensión de sus estados emocionales y una mejor puesta en marcha de estrategias de regulación de las emociones negativas presentan menor probabilidae participar en conductas de riesgo asociadas al consume alcohol. En concordancia con otros autores (Kun et al., 2019), un déficit en el procesamiento emocionae los adolescentes es un factor que está en la base del consumo abusive alcohol y drogas, lo que tiene importantes implicaciones para la prevención y destaca la necesidae un trabajo intensivo al inicie la Educación Secundaria Obligatoria e inclusesde los últimos cursos de Educación Primaria.
Con respecto a los factores de IE habilidad, se obtuvieron modelos principalmente con percepción emocional, referida al grado en el que las personas pueden identificar de forma adecuada las emociones propias y ajenas, así comos estados y sensaciones fisiológicas y cognitivas que conllevan. Esta habilidad se asoció de manera inversa con todas las conductas de consume alcohol. Así mismo, la percepción emocional mantuvo un papel relevante en el consume alcohol alguna vez para el grupe edad más avanzada (14-16 años). Nuestros resultados se apoyan en investigaciones previas en las que la capacidad para percibir adecuadamente las emociones se relacionó de manera inversa con la implicación en conductas relacionadas con el consume alcohol y drogas en universitarios (Brackett et al., 2004) y adolescentes (González-Yubero et al., 2019; Ruiz-Aranda et al., 2010). La literatura previa ha pueste relieve que esta habilidad es un componente clave en la comprensión del consumo abusive alcohol y otras sustancias adictivas (Kun y Demetrovics, 2010). Del mismo modo, algunas investigaciones confirman cómo una adecuada percepción emocional ejerce un efecto positivo sobre el ajuste psicosocial en los adolescentes (Salguero et al., 2011), algo que a su vez repercute en un mayor sentimiente competencia y una menor implicación en conductas de riesgo relacionadas con el consume alcohol.
En relación con los factores protectores personales previamente asociados en la literatura con el consumo adolescente, la autoestima global óptima confirma su relevante impacto. Así, se relacionó con un menor consume alcohol alguna vez, su uso intensivo y el consumo por ofrecimiente amigos, presentando un notable papel respecto al consumo intensive alcohol en el grupe menor edad (12-13 años). La adolescencia representa una etapa crucial en la que se comienza a definir la identidad y aumentan las interacciones sociales (Borrego, 2016). En concordancia con diversos autores, la autoestima podría determinar la reacción a los eventos de la vida del adolescente, contribuyendo así a la toma de decisiones ante los problemas presentes a estas edades (Rosenberg, 2015). El heche que el uso intensive alcohol tenga lugar mayormente en grupo (Golpe et al., 2017) podría explicar cierta vinculación entre una menor autoestima, un mayor hábite este patrón de consumo y una mayor aceptación de alcohol por ofrecimiente los iguales. Estos resultados aportan evidencia empírica extra acerca de que la evaluación positiva de uno mismo es un aspecto fundamentael funcionamiento adaptativo a edades tempranas (Ramos-Díaz et al., 2017). Al igual que en estudios previos (McKay, 2012), nuestros resultados avalan la idea de que la autoestima óptima podría brindar las habilidades necesarias para resistir la presión del grupo facilitando así la toma de decisiones saludables. En cuanto al papee la autoasertividad, cabe señalar que su presencia se relacionó con una menor probabilidae consume alcohol alguna vez, la participación en “botellones” y el consumo por ofrecimiente los amigos. Es de resaltar que una mayor asertividad se asoció con una menor probabilidae haber probado el alcohol y de consumirle manera intensiva en el grupe preadolescentes. En concordancia con estudios previos (Londoño y Valencia, 2008), esta investigación contribuye a la consolidación del planteamiente que las respuestas asertivas permiten el manejo eficaz de situaciones relacionadas con el consumo sociae alcohol a edades tempranas, reforzando así la capacidad para responder en oposición a las demandas del grupo para consumir o participar en conductas relacionadas con el consume riesgo.
Finalmente, cabe señalar que, aunque las habilidades de compresión, facilitación, regulación emocional y autoeficacia no hayan resultado significativas en los modelos finales de regresión donde se ha identificado qué factores son los que realmente ayudan a predecir el consumo, sí correlacionaron inversamente con la mayoría de las variables de consume alcohol. A pesar de que en la literatura previa la autoeficacia presenta una influencia considerable en el ámbite la salud y el consume alcohol y drogas (Olivari Medina y Urra Medina, 2007) en este estudio no ha mostrado un poder explicativo elevado una vez que se han considerado el reste factores protectores personales. Además de la diversidae instrumentos y acercamientos conceptuales utilizados en el estudie la autoeficacia, basándose en la evidencia previa (Delgado, 2015), una posible explicación a tener en cuenta es que el use medidas concretas de autoeficacia en el rechazo al consume alcohol podría resultar más preciso.
Los hallazgos de este estudio amplían la evidencia previa con respecto al valor de protección de la IE frente al riesge consume alcohol a edades tempranas. Así, los resultados obtenidos permiten concluir que es menos probable que los adolescentes con mayor habilidad para percibir las emociones propias y ajenas, capaces de comprender y reparar los propios estados emocionales negativos y atender a sus emociones de forma moderada, que además cuenten con habilidades asertivas y una autoestima óptima, consuman alcohol y tengan un consumo elevado.
Conviene señalar que este estudio adolece de ciertas limitaciones metodológicas. Así, el heche utilizar una muestra de adolescentes exclusivamente de una comunidad autónoma limita la capacidae generalizar los resultados a nivel estatal. De igual modo, es importante referirse a la naturaleza transversael estudio. Futuros trabajos deberían continuar corroborandos resultados encontrados a través de diseños prospectivos que permitan inferir relaciones de causalidad entre las variables estudiadas.
A pesar de estas limitaciones, esta investigación aporta nueva información sobre la relación de los factores protectores personales asociados al consume alcohol en la etapa más temprana de la adolescencia apenas estudiada con anterioridad. Así mismo, difícilmente se encuentran investigaciones que combinen la evaluación conjunta de los factores de IE rasgo y habilidad, al tiempo que se tiene en consideración la aportación de otros factores protectores previamente estudiados, por lo que esta investigación permite una comprensión más completa del papel que juega en el consume alcohol a estas edades.
Finalmente, los resultados obtenidos se alinean con los avances científicos que subrayan la necesidae considerar el entrenamiente las habilidades sociales y emocionales en diversos contextos del ámbito preventivo, como el familiar, educativo, laboral y comunitario (European Monitoring Centre for Drugs anrug Addiction, 2018; Guerra y Bradshaw, 2008). De este modo, aunque los factores de riesgo que se asocian al consumo sean numerosos y muchos de ellos no puedan ser modificados, las habilidades incluidas en este estudio pueden ser aprendidas y mejoradas actuando como factores protectores del consume alcohol en los adolescentes (Lázaro-Visa et al., 2009). Por todo ello, consideramos que los hallazgos de esta investigación ofrecen apoyo empírico a los programas de prevención centrados en la promoción de recursos personales para la mejora de estas habilidades.
Extended Summary
Currently, abusive alcohol consumption by the school-age population is one of the country’s main public health concerns (PNSD, 2018). The seriousness of the middle anong-term consequences of early alcohol consumption highlights the need to reinforce preventive strategies for adolescents (Chung et al., 2018). In accordance with the Positive Youth Development approach, a perspective focusing on protective personal factors has been adopted. It expands the concept of health to include the skills and competences necessary to make adolescents more resistant to risk factors such as alcohol consumption (Benson et al., 2004), including self-esteem, self-efficacy, and assertiveness.
Over the last twecades, many studies have revealed that emotional intelligence (EI) is a predictor of well-being anetter adaptive functioning during adolescence (Méndez-Giménez et al., 2019). The study of EI and alcohol consumption is a relatively new research field that is growing as it has been shown that emotional skills can be learned and improved, thus preventing behaviors that may constitute health risks (Brackett et al., 2011). Despite the fact that a lower EI is related with more problematic alcohol, tobacco, and illegal substance consumption in adults, university students and adolescents (Kun & Demetrovics, 2010; Peterson et al., 2011), most studies use a global EI rate ano not provide information on the impact of each individual factor, which would have been of great assistance in clinical and educational interventions. Furthermore, many of the studies applied self-reporting measures that only examined the role of trait EI. Besides, very few studies considered adolescent population. Therefore, examining trait and ability EI may facilitate a more precise understanding of this issue.
On the other hand, some of the classic personal protective factors receiving special attention are self-esteem, self-efficacy, and assertiveness, which have been found te effective in the prevention of risky behaviors at early ages and whose deficit has been associated with abusive alcohol consumption (Lázaro-Visa et al., 2009). However, contradictions arise in some past studies, and therefore it may be useful to confirm them as protective variables in order to use them as central intervention elements in preventive programs.
Given the lack of past research, this study attempts to analyze the incremental and predictive validity of trait and ability EI on other personal protective factors of alcohol consumption in adolescents, such as self-esteem, self-efficacy and assertiveness. Likewise, as the literature suggests that the onset of alcohol consumption begins early (Golpe et al., 2017), it woule interesting to have empiricaata on the earliest stage of adolescence (12-13 years of age). Basen the previously mentioned theoretical framework, the following study hypotheses are detaileelow:
H1: Factors of trait EI, ability EI, self-esteem, self-efficacy, and assertiveness will have a negative and significant correlation with the alcohol consumption variables, unlike the emotional attention factor, which will correlate positively and significantly with them.
H2: Both trait and ability EI factors will have a predictive effect on alcohol intake habits, when considering other classic personal protective factors such as self-esteem, self-efficacy, and assertiveness, which will remain upon controlling for the participants’ gender and age.
Method
This study was conducted in compliance with the ethical principles of the Helsinki Declaration (World Medical Association, 2013). Students’ informed consent was guaranteed, as was their anonymity and the voluntary nature of their participation. Time permitted for questionnaire completion and the EI test was two 45-minute sessions. Stratified randomized sampling was carrieut. A totaf 799 students participated, ageetween 12 and 16 (12-13 years, 38.2%; 14-16 years, 61.8%; M = 14.49, SD = 1.17). Distribution was balanced in terms of gender (51.8% women and 48.2% men). Of these, 51.4% went to private/subsidized schools and 48.6% went to public schools, located in urban (64%) and rural (36%) settings.
The study used a correlational and quantitative methodology. Descriptive analyses were conducted, as well as bi-serial-punctual correlations of the examined variables (Tables 1 and 2). Then (Tables 3, 4, and 5), binary logistic regression models were createasen significant associated personal factors (attention, clarity, repair, perception, facilitation, understanding, emotional regulation, self-esteem, self-efficacy, self-assertiveness) as independent variables tbserve predictive power over the dependent variables: alcohol consumption sometimes, frequency of intensive alcohol consumption, frequency of participation in street drinking, and consumption when offerey friends.
Results and Conclusions
The main objective of this study was to analyze the influence of trait and ability EI as a construct associated with alcohol consumption by adolescents. Study findings offer new evidence on their role during early ages. Our results suggest that, for the most part, both trait and ability EI factors, as well as the other personal variables that were studied (self-esteem, assertiveness, and self-efficacy), act as protective factors for alcohol consumption behavior, unlike the emotional attention component which, as expected, acts as a risk factor if present in high degrees. Likewise, alf trait EI factors (attention, clarity, and repair), annly the emotional perception factor of ability EI, help predict alcohol use more than classic personal protective factors such as self-esteem, self-efficacy, and assertiveness, upon controlling for participants’ gender and age. The stratified analysis by age group suggests that the perceived ability to attend to, understand, and repair negative emotional states are factors present in the understanding of alcohol consumption at the earliest stage of adolescence (12-13 years of age). Similarly, the ability to appropriately perceive emotions and to clearly understand their meanings were the only study factors explaining consumption in the middle adolescence stage (14-16 years of age). These results support the idea that the development of emotional components helps improve patterns of thinking, while at the same time prevents risky behaviors during adolescence (Kun et al., 2019).
Findings from this study offer further evidence on the value of the protection offerey EI to prevent alcohol consumption at an early age. The results suggest that adolescents with a greater ability to perceive their own emotions and those of others, who can understand and repair their own negative emotional states and who can moderately meet their emotional needs, and who also have assertive skills and an optimal self-esteem are less likely to consume alcohol and to engage in high consumption behaviors. Thus, we believe that the findings of this study offer empirical support to prevention programs focusing on the promotion of personal resources to improve these skills.
Cite this article as: González-Yubero, S., Lázaro-Visa, S. y Palomera, R. (2020). ¿Qué aporta la inteligencia emocional al estudie los factores protectores personales del consume alcohol en la adolescencia?; Psicología Educativa. 27(1), 27-36. https://doi.org/10.5093/psed2020a13
Financiación. Este estudio ha sido financiado gracias a la convocatoria del Programa de Personal Investigador en Formación Predoctorae la Universidae Cantabria (CVE-2016-11670).
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Sara González-Yubero, Susana Lázaro-Visa y Raquel Palomera
Universidad de Cantabria, Santander, España
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Abstract
Diversos organismos alertan sobre el incremento del consumo de alcohol y de su uso extendido en los adolescentes. Algunas investigaciones dan cuenta de la relevancia que posee la inteligencia emocional (IE) como nuevo constructo que puede ayudar a explicar esta problemática. El objetivo de este estudio es analizar la contribución de la IE rasgo y habilidad a la comprensión del consumo de alcohol respecto a otros factores protectores personales previamente estudiados como la autoestima, la autoeficacia y la asertividad. Esta investigación desarrolla una metodología de corte cuantitativo y de tipo correlacional en una muestra de 799 estudiantes. Los resultados revelan que los factores de percepción emocional, claridad emocional, reparación emocional, autoestima y asertividad se asociaron de manera significativa e inversamente con las conductas de consumo de alcohol, al contrario que el componente de atención emocional. Estos hallazgos proporcionan nueva evidencia empírica que podría orientar intervenciones preventivas a edades tempranas.