Se analiza diferencialmente la percepción de la conducta violenta grupal por parte de jóvenes. La muestra fueron 418 jóvenes de entre 13-17 años residentes en Madrid, de los cuales el 57.4% había "pegado en los últimos 12 meses a una o más personas pertenecientes a otro grupo" (variable dependiente). Las variables independientes midieron cuatro aspectos referidos a la conducta violenta: valoración general, consecuencias, grade afectación personal y percepción del endogrupo principal. Se postularon siete hipótesis que fueron contrastadas mediante la prueba t de Student para diferencia de medias. Los resultados obtenidos en este estudieberían facilitar eesarrolle programas de prevención basados en la evidencia de los factores de riesgo y de protección de los jóvenes.
En las dos últimas décadas, el estudie bandas, pandillas o grupos juveniles violentos ha suscitado notable interés para investigadores de distintas ciencias sociales, en paralelo a la relevancia política y social que ha adquirido en los países occidentales ( Comité Económico y Social Europeo, 2009; Klein, Weerman y Thornberry, 2006 ). Complementariamente, los medios de comunicación han informado cotidianamente en todo el mundo sobre hechos de violencia juvenil grupal que se producen en centros educativos y en las calles. Tal resonancia mediática ha podido tener además el efecte magnificar el problema, generando un excese alarma social, retroalimentandos prejuicios y estereotipos en torna violencia juvenil ( Maqueda, 2010; White y Manson, 2006 ). Sin embargo, este tipe violencia es un fenómeno multifactoriaifície aprehender por dos razones fundamentales relacionadas entre sí: los problemas para consensuar su definición operativa y las dificultades para estimar su magnitud.
El problema de la definición
La Organización Mundiae la Saluefine la violencia física como “el uso intencionae la agresión física e amenazas de agresión contra uno mism contra otra persona, grup comunidad que tenga como consecuencia principal una alta probabilidae producir lesiones, la muerte, maesarroll privación” ( Krug et al., 2002 , p. 5). Por su parte, el Reino Unido caracteriza las “bandas” como grupe tres o más componentes, con una persistencia de tres o más meses, que permanece mucho tiempo en espacios públicos, que ha participado en actividades delictivas durante los últimos 12 meses y que tiene al menos una característica estructural como, por ejemplo, un nombre, un territorio, un líder, unas normas, etc. En España, la definición de banda juvenil se recoge en la Instrucción 23/2005, de 7 de diciembre, de la Secretaría de Estade Seguridad: sus componentes son jóvenes de entre 12 y 32 años que poseen estructuras de cohesión y disciplina internas, se comportan violentamente y causan alarma social. Para unificar criterios, la red Eurogang propuso una definición del concepte “banda”: “grupo juvenil, duradero, con orientación hacia la calle y hacia otros espacios públicos, con una identidad grupaefinida principalmente por la realización de actividades delictivas” ( Klein et al., 2006, p. 418).
Estos ejemplos muestran que gran parte son definiciones demasiado genéricas sobre violencia, por lo que algunos autores ( Moser, 2004 ) aconsejan caracterizar el tipe violencia investigada; en otras ocasiones la propia definición incluye otras actividades delictivas además de la violencia física, lo que dificulta eiseñe intervenciones destinadas específicamente a prevenir o tratar este problema.
La investigación sobre el tema en España indica que muchos actos violentos supuestamente individuales parecen inspirados por normas y hábitos grupales ( Martín, Martínez y Rosa, 2009; Scandroglio, López y San José, 2008 ). Así, en este estudio se analiza la conducta violenta motivada por la emergencia de la identidad endogrupal en comparación con la saliencia de otras identidades rivales istintas ( Martín et al., 2011; Scandroglio et al., 2008 ); esta violencia identitaria puede definirse como una agresión física cometida por una o más personas que, en tanto que miembros de un grupo, tratan de provocar intencionalmente daño físico a una o más personas identificadas como miembros de un grupo riva distinto. Sus características principales son: a) permite diferenciar este comportamiente la violencia dirigida hacia miembros del endogrupíscolos o que no muestran suficiente compromiso con el grupo y b) permite incluir las actividades violentas dirigidas indiscriminadamente contra cualquier persona (sin que importe su número) perteneciente a un grupo rival, priorizando con ella identidad grupal.
El problema de la cuantificación de la violencia grupal
La estimación de la incidencia y prevalencia de la violencia grupal juveni es en buena parte especulativa ( Melde y Esbensen, 2012 ) o no contempla su complejidad y extensión ( Comité Económico y Social Europeo, 2009; Klein et al., 2006 ). Concretamente, la mayoría de los datos disponibles se refieren a casos de delincuencia de menores o juvenil en general, pero su estudio no puede circunscribirse a los procesos legales concomitantes. Además, los datos procedentes de estadísticas policiales, judiciales y de los informes de autodenuncia ofrecen por si solos información parcia sesgada, resultando imposible poder acceder a muestras representativas de grupos juveniles violentos (al menos en libertad) que permitan una caracterización y singularización de su desarrollo.
España carece de registrficial alguno sobre agresiones de pandillas andas, e violencia grupal, racista o xenófoba. Para estimar la magnituel problema es necesario indagar en datos relacionados. Une ellos es la iniciación de procedimientos judiciales contra menores por delitos relacionados con la violencia grupal. La tabla 1 muestra datos extraídos de la memoria de la Fiscalía Generael Estade 2014 ( Ministerie Justicia, 2014 ) en la que puede comprobarse eescenso en todos los tipos delictivos de la criminalidae menores en los últimos años.
Tabla 1 ;
Incoación de procedimientos judiciales por delincuencia juvenil en España en los últimos cinco años, según tipe delito
2013 | 2012 | 2011 | 2010 | 2009 | |
---|---|---|---|---|---|
Lesiones | 9965 | 11748 | 13402 | 14157 | 17887 |
Robos con fuerza | 6935 | 7738 | 8156 | 8658 | 9673 |
Robos con violencia o intimidación | 6377 | 7386 | 7852 | 7474 | 8730 |
Hurtos | 6623 | 6853 | 7352 | 7002 | 8520 |
Daños | 3532 | 4576 | 4803 | 5791 | 7315 |
Libertad sexual | 1124 | 1217 | 1251 | 1363 | 1513 |
Asesinato y homicidio | 42 | 65 | 68 | 67 | 90 |
Salud pública | 665 | 680 | 788 | 819 | 928 |
Nota . Fuente: Memoria de la Fiscalía Generael Estado ( Ministerie Justicia, 2014).
Los delitos posiblemente más relacionados con la violencia grupal cometidos por menores (14-17 años) en España y en la Comunidae Madrid, según la última estadística detallada, se recogen en la tabla 2.
Tabla 2 ;
Númere infracciones penales relacionadas con la violencia grupal cometidos por menores (14-17 años) en 2012
Total España | Comunidae Madrid | |
---|---|---|
Del homicidio y sus formas | 44 | 2 |
Lesiones | 2416 | 226 |
Contra la libertad | 781 | 55 |
Torturas e integridad moral | 1450 | 120 |
Contra la libertad e indemnidad sexuales | 267 | 16 |
Contra la seguridad colectiva | 1607 | 67 |
Contra erden público | 906 | 72 |
Nota . Fuente: Explotación del Instituto Nacionae Estadística del Registro Centrae Sentencias de Responsabilidad Penae los Menores.
Caracterización diferencial entre grupos violentos y no violentos
La mayoría de los adolescentes participan en actividades muy similares, incluidas las de naturaleza antisocia delictiva ( White y Manson, 2006 ), pero su frecuencia, duración e intensidaependen en gran medida del grupel que formen parte. Todos los grupos de adolescentes e jóvenes pueden involucrarse en peleas en alguna ocasión, peros motivos y el contextonde se dan estas conductas dependerán del tipe grupo al que pertenezcan. Los miembros de grupos violentos suelen involucrarse en peleas con mucha más frecuencia y muestran unos niveles de comportamientos delictivos mayores que los miembros de grupos no violentos ( Alleyne y Wood, 2010). White y Manson (2006) hallaron en un estudio comparativo una alta frecuencia de actos violentos en jóvenes que no eran miembros de grupos violentos; sin embargo, al comparar su violencia con la de jóvenes pertenecientes a grupos violentos, las diferencias fueron muy no en la dinámica de la violencia, la causa, la localización, la frecuencia, la intensidad, el use armas, las lesiones y la influencia de drogas. Bouchard y Spindler (2010) postulan que, más que el heche pertenecer a este tipe grupos, la clave para explicar la diferencia del nivee comportamientos delictivos de ambos grupos está en cómo se organizan. Concretamente, la cohesión y la permeabilidae los grupos violentos y no violentos son cuestiones importantes con resultados contradictorios que, por tanto, deberían ser investigados ( Hughes, 2013).
Klein (1995) y Taylor (2008) consideran que haber sufrido previamente violencia y la necesidae seguridad son dos características estrechamente asociadas a la pertenencia a grupos violentos, de forma diferencial al reste grupos. Peterson, Taylor y Esbensen (2004) se manifestaron en el mismo sentido tras analizar la aplicación de un programa de prevención de la integración en bandas (GREAT program), descubriendo igualmente que aproximadamente la mitae todos los miembros de la banda citó la protección, el respeto y la amistad como motivos principales para unirse a estos grupos. La hipótesis de la victimización de las bandas y grupos violentos ha recibido reciente apoyo con el estudie Fox, Rufino y Kercher (2011) , que compara los delitos informados por dos muestras de jóvenes pandilleros y no pandilleros recluidos en prisión, para concluir que la pertenencia a una banda estaba asociada a la comisión más frecuente de diversos tipos de delitos; igualmente, los miembros de pandillas informaron con mayor frecuencia ser víctimas de todo tipe delitos, a excepción del robo.
Une los estudios más completos sobre las diferencias entre grupos violentos y no violentos se debe a Alleyne y Wood (2010) , quienes encontraron una mayor frecuencia en la comisión de delitos menores y delitos contra las personas en miembros de pandillas y jóvenes periféricos (con relación con pandilleros) que en jóvenes no violentos, pero no hallaron diferencias en la comisión de delitos contra la propiedad. Tampoco encontraron diferencias en los juicios morales que ambos realizaban para justificar la violencia grupal; los miembros de grupos violentos tenían un discurso singular: usaban eufemismos al hablar de sus comportamientos agresivos, tendían a culpabilizar a las víctimas y recurrían más frecuentemente a justificar moralmente su violencia, a la difusión de su responsabilidad, a comparaciones ventajosas, a deshumanizar a las víctimas y a distorsionar las consecuencias de sus agresiones.
En relación con la composición de los grupos y la permanencia en ellos, White y Manson (2006) encontraron que los grupos violentos suelen más numerosos, con una media y varianza de edad más elevadas y más duraderos que los colectivos formados por jóvenes no violentos; Klein et al. (2006) y Wood y Alleyne (2010, 2013) obtienen datos similares. En cuanto al génere sus miembros, los grupos violentos son más homogéneos que los no violentos, sienda proporción de chicos muy superior a la de chicas ( Penny, Lee y Moretti, 2010; Voisin y Neilands, 2010 ).
Otros estudios cualitativos realizados en la última década en Madrid ( Martín et al., 2011; Martín et al., 2009; Scandroglio et al., 2008 ) han encontrado un conjunte características asociadas a los grupos violentos de esta comunidad, como son una considerable cohesión grupal (producto en parte de la necesidae sus miembros de apoyo social y de defensa ante agresiones externas), la tendencia a ejercer presión sobre sus miembros (tanto para la asunción de las normas internas como para la realización de las actividades propias del grupo), la baja permeabilidad, con pocas incorporaciones y salidas, y una gran centralida importancia del grupo violento en la vida de sus miembros, especialmente en lo que se refiere a las actividades de ocio.
El presente estudio
Este artículo parte de la suposición de que el conocimiente las variables y condiciones que diferencialmente facilitan eesarrolle grupos que ejercen violencia grupal ayudará a planificar intervenciones y políticas de prevención ( Comité Económico y Social Europeo, 2009; Wood y Alleyne, 2013 ).
Desde estas premisas, este estudio exploratorio está estructurado en siete hipótesis para indagar sobre las diferencias actitudinales y la percepción de los endogrupos de una muestra de menores madrileños, clasificados en dos grupos en función de que lleven a cab no, durante los 12 meses anteriores, la conducta violenta grupal.
Consideramos necesario aclarar los términos “violento” y “no violento” que serán utilizados a continuación: el primero hace referencia a los jóvenes que declararon haber llevado a cabo, en los últimos 12 meses, la conducta violenta grupal; el término no violentesigna a sujetos que declararon no haber llevado a cabicha conducta. Estos términos, por tanto, no pueden ni deben hacerse extensivos al future las personas a las que se les aplica.
Concretamente, las hipótesis a comprobar son las siguientes:
* 1.
Los menores violentos mostrarán una valoración más positiva hacia esta conducta que los menores no violentos ( Klein, 1995; Martín et al., 2011 ).
* 2.
Los menores violentos percibirán unas consecuencias más positivas que los menores no violentos ( Moeller, 2001; Peterson et al., 2004 ).
* 3.
Los menores violentos mostrarán un mayor grade afectación por la conducta violenta grupal (victimización) que los menores no violentos ( Fox et al., 2011; Taylor, 2008 ).
* 4.
La composición de los grupos violentos y no violentos mostrará un patrón diferencial: los grupos de los menores violentos serán más numerosos y mostrarán una mayor homogeneidad en relación con el sexe sus componentes y una media de edad más alta, que los grupos no violentos ( Penny et al., 2010; Voisin y Neilands, 2010 ).
* 5.
Los menores violentos percibirán a sus grupos como menos permeables que los menores no violentos ( Bouchard y Spindler, 2010; Hughes, 2013 ).
* 6.
Los menores violentos percibirán a su grupo como más centra importante que los menores no violentos ( Scandroglio et al., 2008; White y Manson, 2006 ).
* 7.
Los menores violentos percibirán a su grupo como más cohesionado que los menores no violentos ( Hughes, 2013).
Método Participantes
La muestra se compuso inicialmente de 469 participantes; con la aplicación de diversos filtros indicados en el apartade controles de calidaos participantes definitivos fueron 418 menores (76.7% varones y 23.3% mujeres) de entre 13 y 17 años, residentes en la Comunidae Madrid. De ellos, 240 (57.3%) declararon haber “pegado, durante los últimos 12 meses, con mi grupo a una o más personas pertenecientes a otro grupo” ( M = 10.96 veces en el último año, M = 2.02 veces durante el último mes), mientras que 178 participantes (47.6%) respondieron negativamente a la misma pregunta.
Consideramos necesario aclarar los términos “violento” y “no violento” que serán utilizados a continuación. En el primer caso se hace referencia a los jóvenes que declararon haber llevado a caba conducta violenta estudiada al menos una vez en el último año; el término no violentesigna a sujetos que declararon no haber realizada conducta en el mismo período. Los términos utilizados, por tanto, no pueden ni deben hacerse extensivos al future las personas a las que se les aplica.
Cada participante fue informade los objetivos de la investigación y de las garantías de anonimate su identidad y confidencialidae sus declaraciones. El protocole consentimiento informado fue aprobado por el Comité de Ética de la Universidad.
Instrumento
Los datos del estudio han sido recogidos mediante una selección de ítems de un cuestionario individual, autocumplimentado y completamente estructurado, diseñado para el análisis de la percepción psicosociae la violencia grupal juvenil.
La construcción del cuestionario se realizó empíricamente. Las variables e ítems de respuesta fueron identificados a partir de tres análisis cualitativos de contenido previos realizados mediante entrevistas semiestructuradas a tres colectivos: a) 16 menores infractores (todos varones, entre 14 y 18 años) pertenecientes a grupos violentos que sufrían penas privativas de libertad en Centros de Ejecución de Medidas Judiciales por eelite agresión, b) 27 menores y jóvenes, de entre 15 y 25 años, todos ellos en libertad en el momente ser entrevistados y c) 15 agentes sociales expertos en el trabajo con grupos juveniles violentos. El procedimiente estos análisis cualitativos y sus resultados pueden consultarse en Martín et al. (2009) y Martín et al. (2011).
Para establecer comparaciones fiables, el instrumento constaba de una parte común, que incluía las variables relacionadas con aspectos sociodemográficos y la conducta de estudio, y una parte específica sobre la percepción del endogrupo. La característica principae este último grupe variables es que, si bien ebjete evaluación es similar en ambas categorías de sujetos, su formulación varía en función de la realización o no realización de la conducta violenta: la pregunta sobre experiencia conductual filtraba a los participantes a una nueva página en la que los ítems sobre el endogrupo se formulaban sobre la base de “el grupo con el que te sientes más unido”, en el case los jóvenes no violentos; los mismos ítems fueron formulados sobre la base de “el grupo con el que vas a pegar”, en el case los jóvenes violentos, a la vez que se indagaba si este era el grupo con el que se sentía más unido, (“¿el grupo con el que vas a pegar es con el que te sientes más unido?”) eliminandel análisis los cuestionarios de quienes respondieron negativamente.
Variables
La variable dependiente es la realización de la conducta violenta grupal en el último año, que se trata de relacionar estadísticamente con las siguientes variables independientes: a) valoración generae la conducta, b) consecuencias percibidas de la realización de la conducta, c) grade afectación personae la conducta y d) percepción del endogrupo violent no violento. Las formulaciones concretas de cada una de ellas y las escalas utilizadas (todas ellas tipikert de 7 puntos) se muestran en las tablas de resultados.
Conducta. La formulación de la conducta estudiada fue “pegar, con mi grupo, a una o más personas que pertenecen a otro grupo…”. Para identificar a los jóvenes con experiencia conductual se incluyó la pregunta “¿has pegado alguna vez, con tu grupo, a una o más personas que pertenecen a otro grupo?”. En caso afirmativo, se solicitaba su frecuencia de realización en el último año y en el último mes.
Valoración generae la conducta . Se pidió a los participantes que valoraran la conducta analizada (“pegar, con mi grupo, a una o más personas que pertenecen a otro grupo…) mediante 7 ítems: “no resuelve-resuelve problemas”, “no sirve para nada-sirve para mucho”, “está en contra-está a favor de mis principios”, “es malo-es bueno”, “es injusto-es justo”, “me hace sentir mal-me hace sentir bien” y “es muy peligroso-no es nada peligroso”.
Consecuencias de la realización de la conducta. La formulación general utilizada para cada una de las 14 consecuencias formuladas, identificadas en estudios cualitativos previos ( Martín et al., 2011; Martín et al., 2009 ) fue “pegar, con mi grupo, a una o más personas que pertenecen a otro grupo + (consecuencia)” evaluada mediante una escala de 1 = totalmente falso a 7 = totalmente verdadero.
Grade afectación de la conducta violenta grupal . Se solicitó a los participantes que indicaran (1 = nada, 7 = mucho ) en qué medida “has sufrido” esta clase de violencia, “te sientes amenazado” y “te sientes protegido” respecto a ella.
Percepción del endogrupo. Se evaluó la opinión de los participantes sobre su grupe pertenencia, violent no violento, en los siguientes aspectos:
Composición: número totae miembros del grupo, edael miembre mayor y menor edad (a partir de la diferencia de años entre ambas se elaboró una nueva variable denominada “range edael endogrupo”) y el númere chicos y chicas que componen el grupo (a partir de las cuales se elaboró una nueva variable denominada “proporción de chicos en el endogrupo”).
Tiempe pertenencia. Se pidió a los participantes que indicaran el tiempo (en meses) que hacía que pertenecían al grupo.
Permeabilidad. Fue medida mediante las siguientes formulaciones: “cualquier persona que quiera entrar/abandonar mi grupo, puede hacerlo” (1 = fácilmente, 7 = difícilmente ) y “durante los 12 últimos meses, se han incorporado/han abandonado mi grupo” (1 = ninguna persona, 7 = muchas personas).
Centralidad. Se evaluaron los siguientes aspectos: númere grupos diferentes a los que pertenece el sujeto, con quién pasa su tiempibre (familia, pareja, solo, amigos del grupo y el apoyo social percibido, mediante el ítem “los problemas importantes trate resolverlos con la ayuda de…” (padres, pareja, hermanos, amigos del grupo, solo, otras personas).
Cohesión. Se pidió a los participantes que indicaran (1 = falso, 7 = verdadero ) si en su grupo “todos deseamos conseguir en el futuras mismas cosas”, “todos pensamos de la misma forma”, “pasamos juntos todo el tiempibre que tenemos” y “nos gustan las mismas cosas”.
Procedimiento
Los participantes fueron reclutados de dos formas diferentes. Por una parte, se realizó una aplicación masiva del instrumento en 7 centros de educación secundaria y de formación profesionae distintos barrios de Madrid con alta incidencia de violencia intergrupal según informes policiales; de esta aplicación se obtuvo una parte de los participantes que manifestaban realizar la conducta de estudio (concretamente, el 60% del totae los jóvenes violentos del estudio) y el 100% de los jóvenes no violentos. Además, se contactó con 7 asociaciones sin ánime lucro vinculadas a colectivos juveniles en riesge exclusión socia con problemas socio-educativos y 4 personas de los servicios sociales de zona para localizar a jóvenes que manifestaban realizar la conducta analizada y que aceptaron participar en la investigación. Como resultade estos contactos se obtuvo el 40% restante de los jóvenes violentos.
Todos los cuestionarios fueron anónimos y se cumplimentaron de manera individual con ayuda del entrevistador. En el contexto académica aplicación se realizó en las aulas, teniendo especial cuidade que la distancia física entre los participantes preservara su anonimato. El procedimiento para la aplicación del cuestionario a los jóvenes en libertad fue el siguiente: una vez localizados los participantes que manifestaban realizar la conducta violenta, los investigadores contactaron con cada une ellos y aplicaron el instrumento, individualmente, en locales de las asociaciones colaboradoras.
El instrumento fue pilotado con una muestra de 13 jóvenes ( M edad = 16.28 años, DT = 1.09), que previamente habían manifestado haber “pegado, con mi grupo, a una o más personas que pertenecen a otro grupo” durante los 12 meses anteriores, y con 18 jóvenes ( M edad = 16.03 años, DT = 0.94) que declararon no haber realizado tal conducta durante el mismo período. El tiempe duración media de la cumplimentación de los cuestionarios fue de 24.32 minutos ( DT = 7.72 minutos).
Análisis de datos
Se realizó en cuatro fases: a) análisis de casos perdidos, que determinó la exclusión de los casos que incluían más de 5 valores perdidos, b) análisis de casos atípicos para identificar respuestas extremas en relación con la frecuencia de realización de la conducta violenta grupal, siendo excluidos los participantes que se situaron por encima del percentil 95 de la distribución de esta variable, c) prueba de Levine para igualdae varianzas, cuyo resultadeterminó en cada casa aplicación de distintos valores para la prueba t y la significación bilateral y d) análisis inferencial: con ebjetive explorar las características de los miembros de grupos juveniles violentos y no violentos y compararlas, se realizó una comparación de medias mediante la prueba t de Student para muestras independientes con un intervale confianza del 95%.
El procesamiento y análisis de datos se realizó con el paquete estadístico SPSS Statistics 19.0.
Controles de calidad
Inicialmente la muestra estuvo compuesta por 469 participantes, quedando excluidos 51 menores por los siguientes motivos: a) 16 por dudas sobre el consentimiento informado (firmas sin rúbrica, ilegibles o sin identificación del tutor), todos ellos pertenecientes a la submuestra de “violentos”, b) 25 como resultadel análisis de casos perdidos, de los cuales 18 se identificaban como “violentos” y 7 como “no violentos” y c) 10 como resultadel análisis de casos atípicos, todos ellos “violentos”.
Resultados
De cada comparación entre violentos y no violentos, se ofrece la media y la desviación típica de las puntuaciones obtenidas. Los resultados están ordenados por puntuaciones descendentes de la prueba t . Aade este dato, se incluye el nivee significación bilateral (para la suposición de varianzas iguales o no, dependiende los resultados de la prueba de Levine).
Valoración generae la conducta violenta
Como puede observarse en la tabla 3 , existen diferencias significativas entre los menores violentos y no violentos en todos los ítems formulados. La valoración de la conducta violenta grupal por parte de los menores que pertenecen a esta clase de grupos es más positiva en todos los ítems analizados, siendestacable la diferencia en la mejor percepción de los aspectos instrumentales de esta clase de agresión.
Tabla 3 ;
Variables relativas a la conducta analizada
Violentos | No violentos | Prueba t | Sig. bilateral | |||
---|---|---|---|---|---|---|
M | DT | M | DT | |||
Valoración general a : | ||||||
No resuelve problemas–resuelve problemas | 4.58 | 2.03 | 1.86 | 1.37 | 15.47 | .000 |
No sirve para nada–sirve para mucho | 4.13 | 2.06 | 1.73 | 1.17 | 13.94 | .000 |
Está contra mis principios–está a favor de mis principios | 3.75 | 1.85 | 1.68 | 1.01 | 13.49 | .000 |
Es malo–es bueno | 3.08 | 1.41 | 1.41 | 0.83 | 12.03 | .000 |
Es injusto–es justo | 3.70 | 1.66 | 2.01 | 1.36 | 11.11 | .000 |
Me hace sentirse mal–me hace sentirse bien | 3.53 | 1.51 | 1.93 | 1.11 | 10.60 | .000 |
Es muy muy peligroso–es nada peligroso | 3.15 | 1.58 | 1.91 | 1.06 | 9.05 | .000 |
Consecuencias percibidas b | ||||||
Defender mis propias ideas | 5.13 | 2.09 | 2.67 | 1.88 | 11.44 | .000 |
Evitar que me peguen | 5.01 | 2.10 | 2.85 | 2.16 | 10.26 | .000 |
Evitaría que tuviese miedo | 4.65 | 2.27 | 2.66 | 1.90 | 9.73 | .000 |
Sentirme protegido | 4.83 | 2.03 | 2.78 | 2.02 | 10.25 | .000 |
Tener problemas con las personas que aprecio | 3.45 | 2.26 | 5.39 | 1.91 | -9.52 | .000 |
Haría que me respetasen | 5.02 | 1.88 | 3.17 | 2.03 | 9.62 | .000 |
Tener remordimientos | 3.36 | 2.26 | 5.39 | 2.05 | -9.56 | .000 |
Sentirme apoyado por mi grupo | 5.10 | 1.89 | 3.12 | 2.11 | 9.36 | .000 |
Castigar a quien lo merece | 5.22 | 1.86 | 3.36 | 2.19 | 9.14 | .000 |
Proteger a otras personas que aprecio | 5.61 | 1.78 | 3.84 | 2.21 | 8.80 | .000 |
Tener problemas con la policía | 5.35 | 1.70 | 6.40 | 1.37 | -6.97 | .000 |
Me crearía enemigos | 5.23 | 2.00 | 6.40 | 1.39 | -7.02 | .000 |
Hacer que me hiriesen | 4.99 | 2.14 | 6.00 | 1.48 | -5.69 | .000 |
Herir gravemente a alguien | 5.13 | 2.08 | 6.07 | 1.56 | -5.26 | .000 |
Gade afectación personal c | ||||||
¿En qué medida te sientes amenazado/a? | 4.32 | 2.32 | 1.68 | 1.19 | 15.14 | .000 |
¿En qué medida la has sufrido? | 4.11 | 2.23 | 1.92 | 1.16 | 13.02 | .000 |
¿En qué medida crees estar protegido/a? | 4.98 | 1.75 | 4.46 | 1.95 | 2.85 | .005 |
Nota. Escalas:
a ;
1-7
b ;
1 = falso, 7 = verdadero
c ;
1 = nada, 7 = mucho.
Consecuencias de la conducta grupal
Existen diferencias significativas (ver tabla 3 ) entre ambos grupos en todas las consecuencias esperadas de la conducta violenta grupal, excepto en la de “evitar que me tomen por un cobarde”. Los menores violentos tienden a percibir con mayor grade veracidad consecuencias instrumentales como “evitar que me peguen”, “castigar a quien lo merece”, “sentirme protegido”, “sentirme apoyado”, “proteger a las personas que aprecio”; además tienden a considerar más verdadero que la violencia grupaes “permite defender mis ideas”.
Grade afectación personae la violencia grupal
Los menores violentos declaran (ver tabla 3 ) haber sufrido en mayor medida la violencia grupal, se sienten más amenazados personalmente, pero también más protegidos que los menores no violentos.
Percepción del endogrupo
Composición de los endogrupos violento y no violento . Como muestra la tabla 4 , los grupos violentos a los que pertenecen los menores consultados parecen tener una proporción mayor de chicos que de chicas. En relación con la edad, el grupo violento presenta un range edad más amplio: tanto sus miembros de más edad comos menores presentan una media de edad más elevada que los informadores pertenecientes a grupos no violentos. Complementariamente, los menores violentos llevan un tempo significativamente mayor perteneciendo a sus grupos que los menores no violentos.
Tabla 4 ;
Variables endogrupales
Violentos | No violentos | Prueba t | Sig. bilateral | |||
---|---|---|---|---|---|---|
M | DT | M | DT | |||
Composición | ||||||
Númere miembros | 14.70 | 11.27 | 13.79 | 9.59 | 0.868 | .386 |
Edael mayor | 20.17 | 4.18 | 16.56 | 2.48 | 10.040 | .000 |
Edael menor | 15.54 | 2.49 | 13.76 | 1.72 | 8.560 | .000 |
Range edad | 4.64 | 3.73 | 2.77 | 2.42 | 6.140 | .000 |
Númere chicos | 10.71 | 8.36 | 7.62 | 6.43 | 4.240 | .000 |
Númere chicas | 3.99 | 4.50 | 6.17 | 5.00 | -4.620 | .000 |
Proporción de chicos | 75.24 | 22.57 | 54.83 | 26.77 | 8.150 | .000 |
Tiempe pertenencia | ||||||
¿Cuántos meses hace que perteneces a tu grupo? | 50.95 | 35.76 | 46.96 | 31.79 | 1.220 | .223 |
Permeabilidad | ||||||
Cualquier persona que quiera abandonar mi grupo, puede hacerlo… a | 5.50 | 2.15 | 6.26 | 1.42 | -4.370 | .000 |
Cualquier persona que quiera entrar en mi grupo puede hacerlo… a | 4.41 | 2.21 | 5.20 | 1.64 | -4.220 | .000 |
Durante los últimos 12 meses se han incorporado a mi grup | 3.08 | 1.92 | 3.85 | 1.94 | -4.090 | .000 |
Durante los últimos 12 meses han abandonado mi grup | 2.26 | 1.65 | 2.09 | 1.52 | 1.120 | .264 |
Centralidad | ||||||
Númere grupos diferentes a los que perteneces | 2.19 | 1.69 | 2.61 | 1.76 | -2.490 | .013 |
¿Con quién pasas el tiempibre? c | ||||||
Familia | 4.04 | 2.19 | 5.36 | 1.41 | -7.390 | .000 |
Pareja | 5.17 | 2.10 | 3.72 | 2.25 | 6.320 | .000 |
Solo | 3.10 | 1.76 | 3.91 | 1.79 | -4.190 | .000 |
Amigos del endogrupo | 5.20 | 1.98 | 5.18 | 1.53 | 0.090 | .921 |
Los problemas importantes trate solucionarlos con ayuda de d … | ||||||
Padres | 3.15 | 2.05 | 4.83 | 1.89 | -8.680 | .000 |
Pareja | 4.74 | 2.18 | 3.85 | 2.31 | 3.750 | .000 |
Otras personas | 2.67 | 1.98 | 3.09 | 1.83 | -2.230 | .026 |
Hermanos | 3.62 | 2.20 | 3.90 | 2.19 | -1.310 | .190 |
Amigos del endogrupo | 4.95 | 1.99 | 5.09 | 1.67 | -0.800 | .420 |
Solo | 3.79 | 2.06 | 3.72 | 1.94 | 0.340 | .737 |
Cohesión e : “En mi grupo… | ||||||
…todos deseamos conseguir en el futuras mismas cosas” | 4.46 | 2.28 | 3.15 | 1.83 | 6.540 | .000 |
…todos pensamos de la misma forma” | 4.36 | 2.13 | 3.51 | 2.01 | 4.130 | .000 |
…pasamos juntos todo el tiempibre que tenemos” | 4.81 | 1.93 | 3.97 | 1.97 | 3.190 | .002 |
…a todos nos gustan las mismas cosas” | 4.10 | 1.95 | 3.48 | 1.96 | 3.190 | .002 |
Nota. Escalas:
a ;
1 = fácilmente, 7 = difícilmente;
b ;
1 = ninguna persona, 7 = muchas personas;
c ;
1 = nada, 7 = mucho;
d ;
1 = nunca, 7 = siempre;e 1 = falso, 7 = verdadero.
Permeabilidael endogrupo . Los menores no violentos perciben (ver tabla 4 ) a sus grupos más permeables tanto en lo referente a la facilidad para ingresar en ellos como para la salida de aquellos miembros que así leseen, con la excepción de que no se hallaron diferencias significativas en el númere personas que abandonaron el grupo en los últimos doce meses.
Centralidae los endogrupos violento y no violento . El númere grupos diferentes que suelen tener los menores violentos encuestados es menor que ee los no violentos. Estos últimos tienden a pasar más tiempibre solos o con su familia, mientras que los menores violentos lo comparten con mayor frecuencia con su pareja. En relación con el apoyo social percibido, los menores violentos solicitan ayuda para resolver sus problemas importantes con más frecuencia a la pareja, mientras que los no violentos piden con mayor asiduidad apoyo a su familia, a sus hermanos y a otras personas (ver tabla 4).
Cohesión y presión de los endogrupos violento y no violento. Los resultados (ver tabla 4 ) ponen de manifiesto que la cohesión grupal es mayor en los grupos violentos que en los no violentos. Los violentos consideran más verdadero que los miembros del endogrupo “pensamos de la misma forma”, “nos gustan las mismas cosas”, “pasamos juntos todo el tiempibre” y “deseamos conseguir las mismas cosas que el reste su grupo”.
Discusión
Los resultados muestran que es posible diferenciar a menores que ejercen violencia grupae quienes na ejercen. A continuación se analizan detalladamente las hipótesis formuladas.
Como sugería la hipótesis primera, los menores violentos encuestados presentan una valoración más positiva de la conducta que los menores no violentos; las diferencias son mayores en relación con su utilidad en general y para resolver problemas y la consonancia con sus principios. Estudios previos ( Klein, 1995; Taylor, 2008 ) hallaron también que los jóvenes pandilleros consideran deseable unirse a grupos violentos que les dan protección frente a otros grupos.
Complementariamente, de acuerdo con la hipótesis segunda, los menores violentos anticipan que la conducta violenta tiene efectos más positivos que los percibidos por los no violentos. Inclusos efectos potencialmente negativos (problemas con la policía, crearse enemigos, herir o ser herido) son considerados menos probables por los menores que declararon haber realizada conducta violenta. Tal y como hallaron Peterson et al. (2004) en su estudio sobre bandas, los miembros de grupos violentos pueden integrarse en ellas buscando protección y respeto.
La hipótesis que postulaba que los miembros de grupos violentos sufren también diferentes formas de violencia elincuencia ( Fox et al., 2011; Taylor, 2008 ) también se ha visto apoyada por los resultados. Los menores violentos no solo protagonizan las agresiones grupales sino que también sufren amenazas y agresiones de otros grupos en mayor medida que los menores no violentos, pero también se sienten más protegidos de las agresiones de otros grupos que los menores no violentos, probablemente debido al efecto protector del grupo ( Peterson et al., 2004).
La cuarta hipótesis postulaba que los grupos violentos y no violentos mostrarían diferencias en su composición. No se ha podido confirmar el mayor tamañe los grupos violentos ni tampoco el mayor tiempe pertenencia a ellos de sus miembros, como encontraron White y Manson (2006), Klein et al. (2006) y más recientemente Wood y Alleyne (2013) . Por otra parte, la mayor proporción de chicos en los grupos converge con estudios previos de otros autores ( Penny et al., 2010; White y Manson, 2006 ).
Respecto a la quinta hipótesis, los resultados confirman que los menores violentos perciben a sus grupos como menos permeables que los no violentos, datos congruentes con los obtenidos en diversos estudios ( Hughes, 2013; Martín et al., 2011 ). La centralidae los grupos de los menores violentos y no violentos no ha resultado corroborada por los datos. Aunque los menores violentos pertenecen a un menor númere grupos, no pasan más tiempibre con el grupo violento que los menores no violentos con su endogrupo, ni tampoco el apoyo social percibido procedente del grupifiere significativamente en violentos y no violentos (aunque es el más frecuente en ambos). La superior importancia de la pareja entre los violentos, tanto en la frecuencia con la que pasa con ella el tiempibre como en el apoyo social que ofrece, precisa un análisis más concrete la influencia de las chicas en la violencia grupal.
Finalmente, la séptima hipótesis ha quedado confirmada plenamente por los resultados: los menores violentos perciben mayor cohesión grupal que los no violentos, un resultado similar al alcanzado en los estudios cualitativos de Martín et al. (2009), Martín et al. (2011) y por el trabaje Scandroglio et al. (2008).
Conclusiones
Es posible deducir de este estudio que los jóvenes que han ejercido recientemente violencia grupal presentan características peculiares respecto a quienes no ejercen esta clase de agresiones, tanto en la interpretación que realizan de ella como en el componente identitario que la motiva o justifica. Ambos, conducta y endogrupo violento, están relacionados con valores instrumentales y afectivos, sobre todo con su eficacia para generar un sistema de apoyo social, no exclusivo, pero satisfactorio. A la vista de estos resultados parece necesario profundizar en los factores que operan para que los menores violentos no encuentren, rechacen o nes sean proporcionadas formas prosociales de desarrollo personal y social.
Creemos que el estudie la conducta violenta grupal (que incorpora el componente identitario) puede constituir una vía complementaria a la investigación tradicional que ha focalizado su interés en la existencia y evolución de grupos delictivos o antisociales; al menos este estudio ha permitido peculiarizar a los jóvenes que realizan tal conducta. Las dudas existentes sobre las definiciones operativas de los conceptos de banda, pandilla o grupelictivo, sobre todo en el ámbito europeo ( Aldridge, Medina y Ralphs, 2012 ), hacen posible replantear los estudios desde la interpretación que hacen de la conducta violenta los miembros de grupos que la ejercen, sean éstos delictivos, antinormativos o normalizados. El énfasis en la conducta reduce el grade ambigüedae la variable dependiente y permite reconducir los fundamentos teóricos de las variables independientes hacia las teorías de la “identidad social” e la “autocategorización del yo”, que resultan compatibles con enfoques matematizados, predictivos y explicativos de las teorías actitudinales contemporáneas, tantesde una perspectiva racional como heurística ( Ajzen y Fishbein, 2005 ). Así, es posible postular que la conducta violenta grupal está interaccionando con la construcción de las identidades personal y social, una hipótesis que ha tenido apoyo empírico en estudios recientes españoles ( Martín et al., 2011; Martín et al., 2009; Scandroglio et al., 2008 ) y avanzar a propuestas de análisis de ciclo vital ( Melde y Esbensen, 2012).
Desde la perspectiva aplicada, podemos concluir, de acuerdo con Maxson y Matsuda (2012) , que la prevención primaria debería comenzar entre los 13 y los 15 años e incorporar a las chicas y a la familia, para que al tiempo que se debilitan los lazos con grupos potencialmente violentos se fortalezca el apoyo social alternativo. Debemos confiar en que estos resultados empíricos proporcionen herramientas para eesarrolle programas preventivos basados en evidencias empíricas de los factores de riesgo y de factores protectores ( Brien, Daffern, Chu y Stuart, 2013 ).
Los resultados alcanzados tienen varias limitaciones. La primera se refiere a la muestra empleada, intencional y por tanto no representativa de fenómeno estudiado, aunque resulta altamente improbable conseguir una muestra representativa cuanda conducta de interés y el contexto grupal que la motiva es anti-normativ indeseable socialmente. Por tanto, el presente estudiebe interpretarse como una aproximación a la conducta violenta grupal y a algunos de sus principales factores influyentes que no saturan el universo interpretativo ni de experiencias, pero permiten falsar hipótesis concretas derivadas de estudios precedentes, estadounidenses y europeos, una metodología que tiene escasos antecedentes en España, ningune ellos centrado específicamente en la conducta violenta grupal.
Se ha pretendido establecer una comparación de menores “violentos” y “no violentos” residentes en los mismos barrios y comunidades (con la mayor incidencia de agresiones grupales según informes policiales), para igualar algunas condiciones ambientales y sociales de gran relevancia, conforme a estudios previos ( Alleyne y Wood, 2010; White y Manson, 2006 ). Estas comunidades comparten características (estatus socioeconómicaj mediajo y alta presencia de inmies latinoamericanos), pero no podemos postular que sean equiparables y es probable que existan dinámicas sociales singulares que ejercen diferente influencia en cada submuestra.
En relación con la probabilidae mentir e sesgar las respuestas, siempre es probable, pero creemos que se ha reducido tal amenaza adoptando varias medidas. En primer lugar en la formalización de la captación y durante la cumplimentación de los datos, tratande asegurar las garantías de confidencialidad, anonimato y derecho a retirarse en cualquier momente la investigación. Por otra parte, se han aplicado criterios rigurosos en los análisis de casos perdidos y atípicos que permitió eliminar los registros de los participantes que pudieron no entender las preguntas, no estaban motivados o respondieron de forma extrema sobre la conducta violenta grupal realizada.
Y respecto a la metodología de análisis, se ha preferido aplicar una técnica exploratoria bivariante de bajo nivee inferencia, tratande falsar, por primera vez en España, hipótesis concretas sobre la percepción de la conducta violenta grupal (identitaria) y de los endogrupos principales (violentos y no violentos) de estudios realizados en Estados Unidos y otros países europeos. La dificultad para lograr la participación de una muestra suficientemente amplia (sobre tode jóvenes violentos) para cumplir los supuestos metodológicos multivariantes, que además permita cierta comparación con los jóvenes no violentos al menos en lo que corresponde a la residencia en los mismos barrios y comunidades, nos ha llevado a priorizar la aproximación exploratoria bivariante.
Conflicte intereses
Los autores de este artículeclaran que no tienen ningún conflicte intereses.
Financiación
Esta investigación ha sido financiada por el Ministerie Ciencia e Innovación (Ref. PSI2008-05221/PSIC) y la Fundación Diagrama Intervención Psicosociaentrel Programa Operativucha contra la Discriminación “Madrid Joven Integra” (Fondo Social Europeo, objetivo 3, Comunidae Madrid).
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1Univ. Autónoma de Madrid, Dep. Psicología Social y Metodología, España ,2Univ. Autónoma de Madrid, España
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Abstract
Se analiza diferencialmente la percepción de la conducta violenta grupal por parte de jóvenes. La muestra fueron 418 jóvenes de entre 13-17 años residentes en Madrid, de los cuales el 57.4% había "pegado en los últimos 12 meses a una o más personas pertenecientes a otro grupo" (variable dependiente). Las variables independientes midieron cuatro aspectos referidos a la conducta violenta: valoración general, consecuencias, grado de afectación personal y percepción del endogrupo principal. Se postularon siete hipótesis que fueron contrastadas mediante la prueba t de Student para diferencia de medias. Los resultados obtenidos en este estudio deberían facilitar el desarrollo de programas de prevención basados en la evidencia de los factores de riesgo y de protección de los jóvenes.