Resumen: En este trabajo se empleó un diseño completamente al azar con cinco tratamientos (0-50-100-150-200 kg N ha-1) y cinco repeticiones. Los resultados que prevalecieron en el efecto de la utilización del N en el cultivo de quinua fueron las disponibilidades menores en el suelo, como es el caso del 0 kg N ha-1. La dosis óptima fue de 62 kg ha-1. El mayor contenido de N se evidenció en el tratamiento con 150 kg N ha-1, con 1.9% en el área vegetativa (tallos, hojas) y 2.7% en el grano, absorbiendo 274.7 y 173.9 kg N ha-1 respectivamente. La producción de biomasa fue de 56.3 g pl-1 (14.97 t ha-1), un rendimiento de 22.9 g pl-1 (6.40 t ha-1), reflejando un índice de cosecha de 0.43. Además, las variables agronómicas fueron 107.21 cm de altura, 11.24 mm de diámetro de tallo, 22.80 cm longitud de raíz y una media de 1519 hojas.
Palabras-clave: Fertilización nitrogenada; urea; quinua; biomasa; rendimiento
Abstract: In this work, a completely randomized design with five treatments (050-100-150-200 kg N ha-1) and five repetitions was used. The results that prevailed in the effect of the use of N in the cultivation of quinoa were the lower availabilities in the soil, as is the case of 0 kg N ha-1. The optimal dose was 62 kg ha-1. The highest N content was evidenced in the treatment with 150 kg N ha-1, with 1.9% in the vegetative area (stems, leaves) and 2.7% in the grain, absorbing 274.7 and 173.9 kg N ha-1 respectively. The biomass production was 56.3 g pl-1 (14.97 t ha-1), a yield of 22.9 g pl-1 (6.40 t ha-1), reflecting a harvest index of 0.43. In addition, the agronomic variables were 107.21 cm in height, 11.24 mm in stem diameter, 22.80 cm in root length, and an average of 1519 leaves.
Keywords: Nitrogen fertilization; urea; quinoa; biomass; performance
1.Introducción
La quinua (Chenopodium quinoa Willd.) es un cultivo andino milenario domesticado por las antiguas culturas andinas sudamericanas (Gómez & Aguilar, 2016). Esta planta conocida como "Cereal Madre" aporta nutricionalmente un sinnúmero de vitaminas, minerales, y un alto contenido de proteína (Caballero et al., 2015; Recalde, 2007). Debido a las características anteriormente mencionadas y a su gran plasticidad fenotípica, su producción ha logrado expandirse rápidamente y traspasar fronteras regionales y continentales durante la última década. Entre los principales productores de quinua a nivel mundial orbitan países como Perú y Bolivia, responsables de 86 011 y 70 763 toneladas (t) respectivamente para el año 2018. Por su parte, Ecuador llegó a ser considerado el tercer mayor productor de quinua; no obstante, a razón de la reciente expansión del cultivo, se torna dificultoso clasificar su producción en la actualidad (Hinojosa et al., 2021).
Tradicionalmente, el cultivo de quinua en Ecuador ha tenido lugar en la región interandina, entre los 2400 y 3400 msnm a través de distintos sistemas de producción (Hinojosa et al., 2021), con rendimientos relativamente constantes e inferiores a promedios obtenidos en otros países (1.36 t/h) (Alvarado & Martínez, 2015; Mestanza et al., 2019). Aquello debido a que mayoritariamente, se suele cultivar aplicando niveles tecnológicos poco competitivos (Coca et al., 2016), estableciendose en suelos áridos y semiáridos con bajos contenidos de nutrientes (Soto et al., 2015), y comúnmente sin fertilización previa por parte del pequeño y mediano productor. Esta ausencia de prácticas de manejo adecuado de los nutrientes del suelo y por ende de la nutrición del cultivo, constituye en uno de los factores más críticos que dan respuesta a los bajos rendimientos registrados (Alfonso et al., 2017), y es que en aquellas condiciones edáficas es esperable que tanto la morfología de la planta como la cantidad de proteína en los granos y sobre todo el rendimiento resulten afectados (Gonzales et al., 2015).
Dependiendo de los suelos, algunos nutrientes requeridos por la quinua pueden estar disponibles en abundancia y otros algo más restringidos (Huanca & Rojas, 2020), situación que en muchos de los escenarios termina incidiendo negativamente sobre los parámetros productivos del cultivo, especialmente cuando se trata del nitrógeno (N), (Miranda, Carlesso, Huanca, Mamani, & Borda, 2008). Pues dicho elemento posee gran importancia cuantitativa, es el nutriente de mayor impacto y el que genera una mayor tasa de retorno económico para el productor (Campillo, Toro, & Contreras, 2018). Su importancia es tal, que después del agua, es considerado como el factor limitante del crecimiento más importante para las plantas y por tanto para la producción agrícola, al influir directamente en la producción vegetal (Mendoza, Olivas, Mejía, & García, 2016), permitiendo un aumento de la superficie fotosintética, favoreciendo metabólicamente el crecimiento vegetativo, y permitiendo la formación de proteínas en sus tejidos, además de brindar un mayor vigor a la planta (Basantes, Lazo, & Obando, 2015; Mendoza et al., 2016).
Sin embargo, a pesar de la gran importancia que el N puede llegar a tener sobre la quinua, existen antecedentes que sugieren que la fertilización nitrogenada ha sido poco evaluada pese a la existencia de datos que comprueban que dicho cultivo presenta respuestas favorables en términos del rendimiento de grano y eficacia en el uso de N, a la aplicación de N (Gonzales et al., 2015). Es importante destacar que la eficiencia del uso de N está basada en la absorción y en su utilización por parte de la planta (Dibb, 2000). En condiciones del altiplano central, para alcanzar producciones de 1,8 t de grano y 4,8 t de materia seca, se recomienda suministrar 60 kg ha-1 de nitrógeno al cultivo. Inclusive diversas investigaciones indican que el cultivo de quinua responde favorablemente a niveles de nitrógeno superiores a 80 kg ha-1, por lo que el suelo además de suministrar adecuada humedad, debería tener la capacidad de proporcionar dicha cantidad del nutriente (Miranda et al., 2008).
Por esa razón, y con miras a evitar aplicaciones innecesarias de fertilizante, las cuales se traducen en pérdidas económicas para el productor, además del remanente de residuos que en ocasiones contaminan los cuerpos de agua (Alfonso et al., 2017) es necesario alcanzar planes de manejo del N que respondan a las necesidades nutricionales del cultivo de quinua, en las condiciones agroclimáticas presentes en cada una de las localidades donde se establezca. En esta ocasión se evaluaron dichos parámetros en una plantación localizada en el cantón Mocache, ubicado en la zona norte de la provincia de Los Ríos, donde recientemente se han venido estableciendo lotes experimentales de quinua (Pinargote, 2018; Zambrano, 2018) que han permitido adaptar un genotipo introducido, y que mediante el presente estudio permitió evaluar la eficiencia de utilización del N en función de cinco distintos niveles, y con ello identificar la dosis optima de disponibilidad de nitrógeno de acuerdo a la mayor productividad y determinar el nitrógeno absorbido, biomasa, rendimiento e índice de cosecha en condiciones de campo al momento de la cosecha.
2.Metodología
La investigación se llevó a cabo en el Campus "La María" predios de la Universidad Técnica Estatal de Quevedo, localizada en el kilómetro 7 ½. de la vía Quevedo El Empalme, Cantón Mocache, provincia de Los Ríos, cuya ubicación geográfica es de 1° 3'18" de latitud sur y 79° 25' 24" de longitud oeste, a una altura de 77,60 metros sobre el nivel del mar, el ensayo tuvo una duración de 4 meses en época seca (agosto-diciembre) del año 2018. La precipitación anual es de 2271.29 mm, temperaturas de 26 °C, con una humedad relativa de 87,71% (INIAP, 2018).
El área total del ensayo en campo comprendió 416 m2 de superficie. Las parcelas se establecieron en dimensiones de 2.5 m x 1.0 m, es decir, 2.5 m2 con un distanciamiento entre parcela de 2 m. La siembra se realizó por medio del método de chorro continuo con una densidad de siembra de 10 kg ha-1 y un distanciamiento entre hilera de 0.30 m. El material vegetal utilizado para esta investigación fue el genotipo O3. Las parcelas se encontraron distribuidas aleatoriamente en un diseño completamente al azar (DCA), con cinco tratamientos y cinco repeticiones.
La fuente nitrogenada utilizada en el ensayo fue urea al 46% con fertilizaciones en el cultivo de C. quinoa a los 20-50-80 días después de la siembra (DDS). En la Tabla 1, se detallan los niveles de N usados en la investigación.
Las evaluaciones se realizaron a los 90 días DDS y al momento de la cosecha. A los 90 días se evaluó el crecimiento vegetativo de las plantas de C. quinoa, para lo cual fue necesario extraer 10 unidades experimentales (plantas) por parcela, de las cuales se determinaron: altura de la planta (cm), diámetro del tallo (mm), longitud de raíz (cm) y número de hojas. Al momento de la cosecha se extrajo el mismo número de unidades experimentales de las cuales se obtuvieron datos correspondientes a materia fresca y biomasa; para ello, las plantas fueron secadas de manera natural hasta alcanzar una humedad de 13%. Además, a partir de allí, se procedió a realizar el trillado de las panojas, separar las semillas de las impurezas y obtener datos de rendimiento e índice de cosecha, este último se obtuvo mediante la proporción existente entre la biomasa que se cosecha (grano) respecto a la biomasa total.
Para la concentración de N en los tejidos y granos se empleó el método de Kjeldahl mediante el proceso de digestión, destilación y titulación. En la eficiencia de uso del nitrógeno (EUN) se determinó la relación entre la biomasa producida por cada mg de N disponible en el suelo, estimándose en la multiplicación entre la eficiencia de absorción (EAbN) y la eficiencia de utilización del N (EUtN).
La dosis optima de N en el cultivo de C. quinoa se determinó mediante la intercepción de la curva de rendimiento y la eficiencia de uso llevados a porcentajes, indicando el punto donde existió un mayor rendimiento y eficiencia de uso de nitrógeno con una dosis adecuada.
3.Resultados
La EUN, puede ser analizada e interpretada con la característica de absorber el fertilizante aplicado de manera más eficiente para un mejor desarrollo y aumento en la producción de los cultivos como el de quinua, optimizando los recursos (N) mediante un mejor uso (absorción y utilización). Según los valores presentados en la Tabla 2, existieron diferencias altamente significativas entre las variables propuestas. La EAbN se vio afectada con respecto a las diferentes disponibilidades de N, reduciéndose con el incremento de las dosis de N aplicadas, obteniendo un decrecimiento del 57% en los tejidos y 19% en el grano. La EUtN, es la capacidad que tiene la planta de incorporar los nutrientes a los procesos metabólicos responsables de la productividad en el cultivo de C. quinoa mediante la cantidad de biomasa producida en función del N absorbido por los tejidos y el grano, los mismos que fueron afectados significativamente (P<0.01) por las diferentes disponibilidades de N, mostrando Ti los valores más altos con 62.4 y 46.2 kg kg-1 en los tejidos y granos respectivamente, a diferencia del T4 (150 kg N ha-1) que presentó valores más bajos con 54.1 y 36.9 kg kg-1, obteniendo una reducción del 13% en los tejidos y el 20% en los granos. Valores similares fueron obtenidos por Berti et al., (2000), quienes evaluaron 4 dosis de nitrógeno y 2 genotipos de quinua obteniendo una EUtN del 50%, con una dosis de fertilización de 150 kg N ha-1. Mientras que, estos valores fueron superiores a los presentados por Caballero et al., (2015), quienes con la aplicación de 120 kg N ha-1, presenciaron una EUtN no mayor a 35 kg kg-1 sin la limitación de agua para el cultivo, y, en las condiciones de secano obtuvo un promedio de 28.1 kg kg-1. Además, Sánchez (2015), obtuvo una EUtN de 48.2 kg-1 con una aplicación de 80 kg N ha-1.
Por otra parte, la mayor EUN en las plantas de C. quinoa se presentó en tratamientos con dosis más bajas, no obstante, fue decreciendo conforme se presentaban dosis más altas de N disponible en el suelo, llegando a disminuir en un 60, 40 y 56% en relación a las dosis aplicadas de 0 y 200 kg N ha-1. Según Deza (2018), en su investigación en la cual evaluó dos densidades de siembra y dos sistemas de fertilización presentó una EUN de 46.02% en el rendimiento y una EUN de 41.17 - 64.73% en la biomasa en el genotipo LM8977. Según (López, 2009), la eficiencia de uso de nitrógeno es un concepto fisiológico que permite evaluar la capacidad que poseen las plantas para tomar nitrógeno del suelo e incorporarlo a los procesos metabólicos responsables de la productividad primaria o a los frutos y, al mismo tiempo, permite identificar y seleccionar de las poblaciones de plantas, genotipos sobresalientes por estas características. (Hoffman, Fassana, Mazzilli, Berger, & Ernst, 2013) a su vez indican que mantener una elevada EUN es importante, no solo por la productividad parcial de este nutriente o por su impacto en la rentabilidad del sistema agrícola, sino por el control del potencial de contaminación.
La Figura 1, muestra el rendimiento del grano y la EUN relativa en función del N disponible en el suelo, donde indica que el rendimiento obtuvo una tendencia creciente y la EUN presentó una tendencia decreciente, logrando estimar el punto de unión de ambas curvas, lo cual determina la mayor productividad con la mejor EUN. La dosis optima de N se dio en 62 kg de N con un rendimiento del 65% (4.17 t ha-1) de rendimiento total.
La Figura 2 muestra el mayor rendimiento de grano en función del N disponible en el suelo, donde indica que el rendimiento obtuvo una tendencia creciente hasta la aplicación de 110 kg N ha-1 con un rendimiento del 90% del rendimiento total.
La concentración de N en la biomasa del cultivo de C. quinoa fue dependiente a las diferentes disponibilidades de N, mostrando diferencias altamente significativas entre los tratamientos, obteniendo un mayor porcentaje de concentración de nitrógeno en los tejidos del T3 (100 kg N ha-1) con 1.82% y en el T4 (150 kg N ha-1) con 1.9%, a diferencia del grano que la concentración de N fue mayor en las disponibilidades mas altas como en el caso del T4 con 2.7% y T5 (200 kg N ha-1) con 2.67%, alcanzando una mayor concentración de N en la planta de C. quinoa con el T4 con 4.57% seguido del T5 con 4.42% (Tabla 3).
Valores inferiores fueron publicados por Berti et al., (2000) quienes determinaron cuatro dosis de fertilización nitrogenada en C. quinoa obteniendo un contenido de nitrógeno de 0.83 y 1.26% a los 225 días en los genotipos FARO y UDEC1O. Valores superiores fueron presentados por Sanchez (2015), quien evaluó el porcentaje de nitrógeno en inflorescencia de 63 líneas mutantes de quinua obteniendo un valor que varía de 1.16 - 2.67%, encontrando el mayor contenido de nitrógeno en la línea mutante MQLM8935, donde hace referencia a lo expuesto por Fonseca (1985), que mencionó que al igual que en los cereales, en la etapa final del cultivo de quinua se disminuye el contenido de nitrógeno de la envoltura floral por la translocación del nitrógeno a las envolturas florales del grano.
La absorción del N forma parte fundamental del desarrollo, crecimiento y productividad de las plantas de C. quinoa, mostrando diferencias altamente significativas entre los tratamientos, destacándose en la absorción de N el T4 con 279.67, 173.9 У 453.55 kg N ha-1 en los tejidos, granos y total respectivamente con la aplicación de 150 kg N ha-1 a diferencia del T1 (o kg N ha-1) que con la absorción del N disponible en el suelo alcanzó una absorción de 168.91, 53.37 y 222.28 kg N ha-1 en los tejidos, granos y total respectivamente, registrando diferencias de 40, 70 y 51 % entre la aplicación de 0 y 150 kg N ha-1 (Tabla 3). Estos valores fueron superiores a los presentados por Caballero et al., (2015), quienes en su investigación evidenciaron una absorción de 127 kg N ha-1 con la aplicación de 120 kg N ha-1 en plantas de quinua. Cifras inferiores a las obtenidas por Deza (2018), quien en su investigación presenció una absorción de N de 276.38 kg N ha-1 en quinua.
La Tabla 4 muestra que el análisis de varianza entre los tratamientos registró diferencias altamente significativas en todas las variables, siendo los tratamientos T3 (100 kg N ha-1) y T4 (150 kg N ha-1), aquellos que destacaron en el rendimiento de biomasa seca, con un peso aéreo promedio de 51.26 g pl-1 y un peso radical de 2.85 g en el caso de T3, mientras en T4 correspondió a 53.49 g pl-1 de peso aéreo y un peso radical de 2.86 g. Obteniendo una biomasa total de 54.11 g pl-1 en T3 y 56.3 g pl-1. En este trabajo los valores fueron inferiores a los de Mahmoud (2017), quien evaluó diferentes fechas de siembra y la salinidad del agua de riego con una fertilizacion base, obteniendo un valor de 1026.8 g m2 (120.1 g pl-1) de biomasa. A diferencia de Deza (2018), quien obtuvo valores superiores con una produccion de biomasa de 4968.8 kg ha-1 (388.19 g pl-1) con una fertilizacion de 100 kg de N ha-1, 90 kg de P2O5 ha-1 y 100 kg de K2O5 ha-1.
En la Tabla 4 también se muestran los resultados para la variable rendimiento de grano, siendo T4 (22,87 g pl-1) el tratamiento que mostró un mayor rendimiento. En un estudio realizado por (Caballero et al., 2015), se reportan valores menores en el rendimiento del grano de C. quinoa con la aplicación de diferentes niveles de estiércol que contenían entre 125, 250 y 500 kg de N ha-1, alcanzando un mayor rendimiento a partir de dosis de 60 kg de estiércol que contenían 500 kg de N ha-1 con 13.4^2.31 g pl-1. De forma semejante, García et al, (2017), en su investigación obtuvieron un rendimiento en grano de 210 y 228 g m2 (10.5 - 11.4 g pl-1) con una fertilización química de (15N-15P-15K). De forma opuesta ocurrió en la investigación desarrollada por Zambrano (2018), quien obtuvo valores superiores a los planteados en la Tabla 4, alcanzando un rendimiento de 35.49 g pl-1 al evaluar el mismo genotipo (O3) a una densidad de siembra de 0.3 x 0.2 m entre los meses de agosto - diciembre del año 2017. Por otro lado, (Schmöckel, Lightfoot, Razali, Tester, & Jarvis, 2017) afirman que los ácidos nucleicos y las proteínas son los constituyentes de mayor importancia para el protoplasma de las células. Por esta razón, la deficiencia de nitrógeno inhibe la división celular con una marcada reducción en el crecimiento de órganos, como tallos y hojas. Según la Tabla 4, la variable índice de cosecha presentó diferencias altamente significativas con las diferentes disponibilidades de N en el suelo, logrando una mejor translocación de los nutrientes al grano en el T4 con 0.43 a diferencia del T1 con un 0.23 de la producción total de la planta. Esta respuesta fue similar a la obtenida por Pinargote (2018), quien evaluó el mismo genotipo y en las mismas condiciones climáticas con una fertilización base alcanzando un IC de 0.44. Deza (2018) evaluó dos densidades de siembra y dos sistemas de fertilización obteniendo un IC de 0.47 bajo riego por goteo y 0.43 en secano, y Mamani (2011), obtuvo un índice de cosecha de 0.43 con una aplicación de 30 t ha-1 de estiércol.
En los datos correspondientes a la Tabla 5, se muestran diferencias altamente significativas entre tratamientos para la variable materia fresca total, donde T3 con 96.64 g pl-1 y T4 con 92.40 g pl-1 obtuvieron una mayor producción de materia fresca con dosis de 100 y 150 kg N ha-1 respectivamente. Valores superiores obtuvieron Fita et al., (2015), en la producción de peso fresco a la cosecha con un valor de 45250 kg ha-1, cifras que se muestran menores a los obtenidas por (Pinargote, 2018), quien al evaluar el genotipo O3 a los 60 días obtuvo un valor promedio de 108,88 g pl-1 de biomasa aérea y un peso radical de 9.20 g.
Considerando los valores promedios de la Tabla 6, se pudo constatar que existieron diferencias estadísticas significativas entre tratamientos en la variable altura de la planta, y diferencias altamente significativas en las variables diámetro del tallo y número de hojas con la aplicación de N. Siendo los tratamientos T4 (150 kg N ha-1) y T3 (100 kg N ha-1) los encargados de obtener mejores resultados en el crecimiento vegetativo a los 90 días en las plantas de C. quinoa con 107.21 cm de altura, 11.24 mm de diámetro y un número de hojas de 1519 en el T4 y 106.40 cm de altura, 11.23 mm de diámetro y un número de hojas de 1363 en el T3.
Datos similares fueron registrados por Zambrano (2018), quien evaluó el mismo genotipo encontrando una altura de 107.91 cm, y un diámetro del tallo de 11,8 mm a los 90 días. Valores similares fueron reflejadas en la investigación realizada por Deza (2018), quien empleó distintas densidades de siembra en distintos genotipos, lo cual arrojó alturas entre 106 a 122 cm. Esto indica que la aplicación de N adecuada contribuye al desarrollo de los órganos vegetales en las plantas de C. quinoa, lo cual concuerda con Berti et al., (2000), quienes determinaron cuatro dosis de fertilización nitrogenada en C. quinoa, obteniendo valores superiores en la altura de la planta en un rango de 121.7 -142.7 cm con una dosis de 150 kg N ha-1 en las condiciones climáticas de Chillan-Chile.
4.Conclusiones
La eficiencia de utilización de N se vio afectada frente a mayores disponibilidades de N en el suelo. La dosis óptima de disponibilidad de N en el suelo que logró la mayor productividad en el cultivo de C. quinoa fue de 62 kg N ha-1.
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© 2021. This work is published under https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0 (the “License”). Notwithstanding the ProQuest Terms and Conditions, you may use this content in accordance with the terms of the License.
Abstract
The results that prevailed in the effect of the use of N in the cultivation of quinoa were the lower availabilities in the soil, as is the case of 0 kg N ha-1. The highest N content was evidenced in the treatment with 150 kg N ha-1, with 1.9% in the vegetative area (stems, leaves) and 2.7% in the grain, absorbing 274.7 and 173.9 kg N ha-1 respectively. [...]the agronomic variables were 107.21 cm in height, 11.24 mm in stem diameter, 22.80 cm in root length, and an average of 1519 leaves. Keywords: Nitrogen fertilization; urea; quinoa; biomass; performance 1.Introducción La quinua (Chenopodium quinoa Willd.) es un cultivo andino milenario domesticado por las antiguas culturas andinas sudamericanas (Gómez & Aguilar, 2016).
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1 Universidad Técnica Estatal de Quevedo, Facultad de Ciencias Pecuarias, 120501, Quevedo, Ecuador
2 Universidad Nacional de Loja, Facultad Agropecuaria y de Recursos Naturales Renovables,110701, Loja, Ecuador