Introducción: La enfermedad inflamatoria intestinal (EII), es el resultado de factores genéticos y de estilo de vida como la alimentación. Objetivo: Conocer el impacto de la nutrición tanto para la prevención como tratamiento de la EII. Métodos: Se realizó una búsqueda de la bibliografía en MEDLINE incluyendo metaanálisis, revisiones sistemáticas y ensayos clínicos a partir de 2018. Resultados: Los hábitos de alimentación previo al desarrollo de la enfermedad, son importantes ya que los alimentos tienen la capacidad de modular el funcionamiento del sistema inmunológico; diferentes estudios han encontrado que la dieta occidental, en especial el consumo de carne roja, se asocia con mayor riesgo de desarrollar EII, asimismo, el consumo de refrescos aumenta el riesgo un 69%. Por el contrario, se ha observado que la dieta mediterránea y vegetariana tienen efectos antiinflamatorios lo cual representa un factor protector. En diferentes estudios, se observó que la ingesta adecuada de zinc influye directamente sobre la respuesta inmunológica innata y adaptativa, así como en el mantenimiento de la barrera epitelial, asociándose inversamente con el riesgo de desarrollar EII. Durante el periodo activo de la enfermedad, es común encontrar cuadros de malestar general, fiebre, náusea, vómito y diarrea lo cual compromete la ingesta de macro y micronutrientes. Del mismo modo, algunos fármacos utilizados para el tratamiento de EII pueden inducir estos mismos síntomas alterando aún más la ingesta de alimentos. La absorción y digestión de nutrientes se ve comprometida durante la fase activa. La inflamación y ulceraciones de la capa mucosa del intestino impide que se lleve a cabo adecuadamente el proceso de absorción de nutrientes. Asimismo, la resección quirúrgica de segmentos comprometidos de intestino da lugar a una menor superficie de absorción de nutrientes, afectando el proceso de digestión y aumentando el riesgo de encontrar episodios de diarrea. Esto impacta directamente en las reservas corporales observándose deficiencia de micronutrimentos, depleción de tejido adiposo, muscular y óseo. Conclusiones: Se debe poner especial atención en la nutrición y patrones de alimentación para prevenir la enfermedad y durante el curso de la misma ya que se puede ver comprometido el estado nutricio del paciente e impactar las reservas corporales.
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