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Cuando reflexionamos sobre el género detectivesco en Latinoamérica pensamos inmediatamente en la producción literaria procedente de países como Argentina, México y Cuba, los cuales tienen una gran tradición en este género con autores como Ricardo Piglia, Paco Ignacio Taibo II y Leonardo Padura, por mencionar algunos. No obstante, considero importante explorar el desarrollo de este género en otras partes del continente. En Puerto Rico, por ejemplo, si bien la novela negra no ha sido cultivada extensamente debido a la obsesión de numerosos autores por escribir sobre la identidad puertorriqueña y sobre el estatus político de la Isla en relación con los Estados Unidos, existen obras consideradas dentro del género detectivesco. Benjamín Torres Caballero1 es de los pocos críticos que se han dado a la tarea de hacer una cartografía de la novela detectivesca puertorriqueña. La génesis de lo detectivesco en la Isla se ve marcada por El cerro de los buitres (1984) de Wilfredo Mattos Cintrón, quien publica años más tarde la serie completa del detective Isabelo Andújar: El cuerpo bajo el puente (1989), Las dos caras de Jano (1995), Las puertas de San Juan (1997) y Desamores (2001). No obstante, no es hasta la década de los 90 que otros escritores comienzan a publicar novelas detectivescas: Como el aire de abril (1994) de Arturo Echavarría, Pasión de historia (1994) de Ana Lydia Vega, Sol de medianoche (1995) de Edgardo Rodríguez Juliá.
A la vasta lista de Torres podríamos añadir a los autores más prolíferos del nuevo siglo: Marta Aponte con la serie completa del detective Gabriel Marte, compuesta por El cuarto rey (1996), Fúgate (2005), Sobre mi cadáver (2013); Francisco Velazquez y aventuras del detective Dolores Cardona; y Máx Chárriez con su serie Profecías. Este último grupo de narraciones, que podríamos decir forma parte de un intento de rescate del género negro en Puerto Rico, está compuesta por las novelas Ojos como de hombre (2011) y Huesos secos (2013). Las obras del novel escritor puertorriqueño nos presentan al detective Manuel Sánchez Osorio, miembro del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Puerto Rico. Leer la primera novela de Chárriez me motivó a escribir un trabajo mientras cursaba mi último año de la maestría en la Western Michigan University. Como parte de mi investigación, me di...