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Introducción
En el plano de las ideas, uno de los grandes retos para la creación del pensamiento propio en América Latina ha sido la occidentalización del saber. En este sentido, la educación ha sido el instrumento primordial para la colonización del saber. Ello ha implicado la enajenación y alienación de las conciencias a los paradigmas del eurocentrismo. Se ha comentado en incontables ocasiones que las naciones latinoamericanas han importado modelos "extranjeros" que se han implementado como "camisas de fuerza", las cuales friccionan y se rompen inevitablemente con las realidades diferentes que tratan de explicar. Tal fue el caso del liberalismo decimonónico, y hoy en día de la ideología avasallante del neoliberalismo en el escenario de la globalización. Ante este escenario, surge la interrogante: ¿es posible romper con la colonización del saber? Si bien la visión occidental sigue siendo hegemónica en la definición de las políticas educativas en América Latina, existen políticas alternativas, conectadas especialmente con la emergencia de los Nuevos Movimientos Sociales que desafían los paradigmas de la hegemonía neoliberal. Veamos.
La Teoría del Desarrollo y su perspectiva educativa en el siglo XX
En la segunda mitad del siglo XX se replanteó la necesidad de construir saberes que rompieran con el colonialismo del pensamiento occidental (implantado prácticamente desde el "descubrimiento", conquista y colonización de América). En la década de 1950 surge la denominada "Teoría del Desarrollo", que procuró desde tierras americanas superar la condición de subdesarrollo y dependencia que afecta a nuestras naciones. El argentino Raúl Prebisch, destacado economista de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL),1 realizó un diagnóstico de los principales obstáculos para el desarrollo de los países latinoamericanos y concibió su integración a la división internacional del trabajo a partir de la noción de "centro-periferia". Bajo esta ecuación, las naciones centrales monopolizaron el desarrollo industrial y tecnológico, mientras los países periféricos desempeñaban el rol de proveedores de materia prima.
Desde una perspectiva histórica, América Latina explotó a través del modelo primario-exportador sus riquezas (oro, plata, azúcar, café, banano, tabaco, cacao, hierro, henequén, guano, cobre, zinc, bauxita, petróleo, etc.)2 Se trataba de aprovechar las "ventajas comparativas" que el modelo "hacia afuera" proveía: explotación de la materia prima y de la abundante y barata fuerza de trabajo. Conforme a la división internacional del...