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Un día de crónica no hace daño a nadie, caminar por las calles imaginando como sería deambular por ellas si acaso no estuviesen allí, o sea, vagar un poco más allá del puro vértigo de la imaginación, arriesgándose a vivir otra experiencia que no es suya, una especie de estadía no estando, sintiendo con todo el espíritu cómo sería el mundo si por allí y en aquel momento no se estuviese en él. Claro que esto parte siempre de una presunción, considerando pertinente mi estadía en el mundo. No hay otra: el hombre ya viene de fábrica con esa débil arrogancia. Y el término no es correcto una vez que todo fue transformado en producto. En un mundo habitado por consumidores, no hay más distinción entre compradores y vendedores, porque todos actúan, o mejor, sufren la actuación del mercado, en fin: lo que nos diferencia es un dato meramente temporal: cuando somos compradores y cuando somos vendedores. De tal manera que nuestra personalidad está medida por la carga horaria de actuación en una y otra instancia. Ni eso: ya nosotros permitimos tal ambigüedad, o sea, somos y no somos al mismo tiempo. Esto quiere decir que abolimos este concepto primero de la individualidad en cuanto característica generadora de un ambiente múltiple en términos de tendencias, percepciones, interpretaciones, etcétera.
Listo. Hay que ver detalles, nada más. Por ejemplo, saber si la amistad puede funcionar como un producto aspiracional. Vivir con más libertad significa no creer en más nada, no compartir opiniones, radicalizar el status de su condición solitaria en el mundo. Borrar todos los rastros de conceptos como los de confiabilidad y discordancia explícita. Es esto lo que está por detrás de la máscara de una entrevista con David Shah,1 el simpático inglés, consultor de tendencias que, al diagnosticar el fin de la moda, nos lleva a una indagación: extinto el hábito, ¿se extingue la cultura en toda su amplitud? ¿Cómo entonces ser teólogo de nada en tierra de nada? ¿Cuáles son los hábitos de Shah? ¿Qué viste? ¿Con quién se encuentra? ¿En quién confía? En esta entrevista hace una apología de la "recontextualización", algo no tan simple como cambiar los muebles de posición en una sala, pero, al final, esencialmente eso. Las metáforas crean...